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"Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza hacia la conquista de un mundo mejor".
(Salvador Allende)
Para José Gómez López y Eugenio Lira Massi, compañeros de sueños
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Las víctimas del general
Elegido democráticamente en 1970, el presidente Allende resistió hasta la muerte en el palacio de La Moneda el 11 de septiembre de 1973. Sus últimas palabras, retransmitidas por dos radios leales a todo el país, fueron las siguientes: “Mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor… Mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que por lo menos será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”. Veinticinco años después, las víctimas siguen clamando justicia.
Hortensia Bussi,
83 años de edad. Esposa del presidente de Chile Salvador Allende, muerto durante la defensa de la residencia prisidencial en 1973.

Es difícil entender que la persona que encabezó el golpe de Estado y que desencadenó la peor tragedia de la historia de Chile se convierta hoy en un senador vitalicio. Es culpable de todo el dolor y la muerte que se produce en mi país durante 17 años de dictadura. La llegada de Pinochet al Senado me produce indignación, rabia e impotencia porque a esa alta institución del Estado siempre han llegado las grandes figuras de la democracia chilena. Manifiesto mi repudio a esa situación. El general Pinochet fue el responsable de la DINA (policía política), autora material de torturas, secuestros, asesinatos y exilio de miles de chilenos. La DINA dependía de la Junta Militar, de la que Pinochet era presidente, y no del Ministerio del Interior, como sostienen sus defensores. Tarde o temprano tendrá que ser enjuiciado. Yo lamento que este juicio no se haya realizado en mi país y también la actitud del Gobierno chileno actual, que no está apoyando las investigaciones judiciales realizadas en España, que sí cuentan con el respaldo del Parlamento Europeo, del Ministerio de Justicia norteamericano y de las organizaciones de derechos humanos chilenas. La transición nos trajo una democracia muy limitada, imperfecta y con mucha censura. Los partidos de la Concertación, una coalición gobernante formada por democristianos, socialdemócratas y socialistas, no han actuado con dignidad ni valentía y siguen teniendo miedo a Pinochet y a las fuerzas armadas. En Chile se auspicia el olvido y la amnesia colectivas. Pero mientras no haya justicia habrá un gran descontento y frustración en el país, especialmente entre los jóvenes”.