TERCERA PARTE (pp. 44-77)
LA ESTRATEGIA IMPERIALISTA
" Los pueblos y naciones oprimidos no deben,
en modo alguno, confiar su liberación a la sensatez del imperialismo y sus lacayos. Sólo
podrán lograr la victoria fortaleciendo su unidad y perseverando en la lucha".
(Mao Tse-tung, "Declaración contra la agresión al Sur de Viet Nam y la matanza de
su pueblo por la camarilla EE. UU.-Ngo Dinh Diem", 29 de agosto de 1963).
El proceso que actualmente vive Chile no se puede
comprender con facilidad si no damos un vistazo, aunque sea esquemático, a los intereses
del imperialismo en América Latina y en Chile, en particular .
El imperialismo norteamericano, cercado por la lucha heroica
de los pueblos del mundo que se oponen a él donde- quiera que ose poner sus garras,
maltrecho por la propia lucha del pueblo norteamericano, y acosado por sus contradic-
ciones con los capitalistas monopólicos europeos y japoneses, lucha por prolongar su
agonía.
En América Latina, la lucha de los pueblos por zafarse de
las garras del imperialismo y por echar al basurero de la historia a las oligarquías
nacionales, es tan fuerte, que la burguesía se divide en sectores que luchan entre sí y
aún contra algunos sectores imperialistas, con los cuales tienen serias contradicciones
capitalistas; estos sectores idean una política reformista y "nacionalista "
que los ponga aparentemente en pugna con todo el imperialismo, consiguiendo de éste
algunas concesiones, al mismo tiempo que tratan de arrastrar la lucha del proletariado
para que sirva de apoyo a su propia riña, desviándola de los intereses de clase del
proletariado, y dando un tiempo más de vida tanto al imperialismo como al sistema
capitalista dependiente de él, que hay en nuestros países. Los casos recientes son
múltiples, y baste citar por ahora los casos del Perú y de Bolivia.
A su vez, el
imperialismo, enfrentado a la lucha de las amplias masas latinoamericanas y a sus
contradicciones con algunos sectores de las burguesías de esos países, trata de
defenderse, de burlar la lucha de obreros, carnpesinos y demás trabajadores, hace
concesiones temporales y, al mismo tiempo, trata de consolidar su dominio estratégico
sobre el continente americano.
Para ello, desde hace algunos años, está
aplicando en América Latina la estrategia de preparar las condiciones para un retiro
táctico del dominio de las materias primas y de los servicios, para introducirse en la
industria, a fin de explotar el trabajo de los obreros latinoamericanos. En América
Latina, el imperialismo se está viendo obligado a renunciar o a compartir la propiedad de
las fuentes de materias primas, para, por otro lado, promover el control de todo el
aparato industrial del continente, ejerciéndolo a través del financiamiento, la
técnica, la co-dirección y los mercados.
En 1969, uno de los mayores pulpos
imperialistas, Nelson Rockefeller, hizo una visita a nuestro continente, ganándose el
repudio de nuestro pueblo, pero, al mismo tiempo, dando forma a una estrategia yanqui bien
precisa. Voy a citar unos cuantos párrafos del Informe que Rockefeller sometió a Nixon,
después de su visita, y que el jerarca yanqui está aplicando ahora, en especial para
nuestro país. Dijo Rockefeller:
"Al mismo tiempo, hallamos que están ocurriendo profundos cambios en el hemisferio,
cambios que no han sido comprendidos totalmente. Es evidente que estos cambios nos
afectarán a todos nosotros, y que debemos librarnos de algunos de nuestros estereotipos y
de nuestro pensar condicionado si vamos a comprender y responder con inteligencia y
pragmatismo a las fuerzas del cambio."
"'Las relaciones con el Hemisferio
Occidental no pueden permanecer estáticas; las fuerzas del cambio
-y nuestros
mejores intereses, así como los del hemisferio en su totalidad'- no lo
permitirían."
"Como resultado, en Estados Unidos y a través
del hemisferio occidental, la legitimidad del sistema político democrático y del sistema
económico de empresa individual, están siendo desafiados. "
"... el nacionalismo florece en la mayor parte de
la región con fuertes matices anti Estados Unidos."
"La escena está dominada por la inestabilidad
política y social, la creciente presión en favor de respuestas radicales a los problemas
y una creciente tendencia a una independencia nacionalista de los Estados Unidos. "
Y el pobre multimillonario yanqui hace una afirmación
dramática :
" debemos reconocer que Estados Unidos no puede
controlar las fuerzas del cambio", y agrega que, entonces, hay que tratar de
influirlas, porque ellas "pueden afectar nuestros intereses nacionales".
Rockcfeller es claro cuando, después de mucha alarma,
sintetiza :
"La fuerza moral y espiritual de los Estados Unidos en
el mundo, la veracidad potítica de nuestro liderazgo, la seguridad de nuestra nación, el
futuro de nuestro progreso social y económico, están ahora en juego. "
En otras palabras, frente al despertar combativo de los
pueblos, el dominio del imperialismo tambalea. Y Rockefeller quiere ver la manera de
afirmarlo. Y da recetas:
"Debe dársele forma a una nueva relación entre EE. UU y las otras repúblicas
americanas, con el reconocimiento de que la devoción a nuestra comunidad de intereses a
largo plazo requerirá a menudo el manejo sensible de nuestras diferencias a corto plazo.
"
(Un ejemplo: si en un país como Chile, frente a la
insostenible presión popular, se deben nacionalizar Anaconda y Kennecott, pero al mismo
tiempo se da entrada a los capitales yanquis en la industria nacional -o sea, "una
comunidad de intereses a largo plazo" con el imperialismo-, pues el imperialismo
permite, a regañadientes, que Anaconda y Kennecott sean expulsadas de Chile; aunque a un
buen precio (una "indemnización conveniente"), y trata de no transformar el
problema entre dos compañías yanquis y el gobierno chileno en un problema entre el
gobierno yanqui y el gobierno chileno ).
Más adelante, Rockefeller aclara sus ideas respecto a la
actual dependencia de América Latina :
"Pero estas fuerzas de interdependencia económica
están cambiando, y deben cambiar. Un creciente flujo de comercio, en ambas direcciones
(se refiere a Estados Unidos y América Latina), de productos industriales, debe
suplementar el actual intercambio de bienes manufacturados y productos primarios".
Y afina sus ideas: "Resulta claro, entonces, que
nuestro interés nacional requiere el mantenimiento de nuestra especial relación... lo
que debemos hacer es echar una mirada a largo plazo a nuestros intereses y objetivos,
manteniendo siempre el sentido de nuestras propias prioridades y de la especial relación
que esperamos lograr con el Hemisferio Occidental".
"Creemos que Estados Unidos debe encaminarse cada vez más hacia una
relación de auténtica asociación."
Para Rockefeller, esta asociación se resume en
acelerar el proceso de sociedades mixtas con los latinoamericanos en que "la
inversión privada extranjera pueda proveer conocimientos técnicos esenciales y
capital".
Resultan de una similitud sorprendente estas ideas de un jefe imperialista yanqui, con
las de un ministro del gobierno popular chileno, dichas en Lima, Perú, el 11 de
mayo de 1971, en la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo. El
Ministro era Américo Zorrilla (uno de los obreros, en el gabinete, y hablaba
exactamente sobre el mismo tema que Rockefeller: las inversiones imperialistas.
Dijo Zorrilla :
"En el marco del proceso revolucionario chileno,
desempeñan su rol tanto el financiamiento externo como las inversiones de capitales
extranjeros, los que, orientados hacia los fines prioritarios que señalen las necesidades
de nuestra economía y como complemento de nuestro propio esfuerzo interno, producirán
sin duda efectos de un dinamismo mayor que los que tradicionalmente han generado. "
Aquí hay afirmaciones increíbles: dice que las inversiones
extranjeras, y cuando se habla de Chile se debe decir inversiones yanquis, han producido
"tradicionalmente" un "dinamismo" en la economía nacional. Basta
citar una fuente burguesa, como CEPAL, para decir con ella que las inversiones yanquis
"han retrasado el desarrollo económico del hemisferio", succionando miles de
millones de dólares de esas economías.
Y Zorrilla sigue haciendo afirmaciones absurdas, como la de
que las inversiones yanquis serían un "complemento"
de nuestro propio esfuerzo interno. ¿Qué complemento? ¿Los consorcios monopolistas
yanquis son un "complemento" para el desarrollo del "gobierno
revolucionario" chileno? Entonces, ¿de qué clase de "revolución" está
hablando el señor Zorrilla? Si quiere decir "complemento" para explotar a los
obreros, campesinos y trabajadores de todo Chile, concedido. Tiene razón.
Pero el Ministro dijo más todavía en su discurso :
"Para estas inversiones extranjeras está abierto el
ancho campo de las áreas mixtas y de propiedad privada, previo el acuerdo con el Estado
que asegure tanto los legítimos intereses de aquéllas, como su debida orientación en
beneficio del desarrollo del país."
Aquí, de nuevo, una de esas afirmaciones que hacen pensar dos veces. El Ministro asegura
que las inversiones imperialistas yanquis tienen "legítimos intereses" en
nuestro continente, los cuales deben ser respetados. Ni siquiera vale la pena comentar
esto. Lo importante aquí es que, como Rockefeller lo pedía, Zorrilla ofrece la asociación
con los consorcios imperialistas.
Por último, el Ministro ZorrillIa anunció que
las condiciones para los capitales extranjeros eran las aprobadas en el Pacto Andino
(llegar a las asociaciones en un plazo de 15 años, a partir de este año), las
cuales "constituyen una garantía para la justa ecuación de los intereses del
inversionista, que puede disfrutar de las ventajas del mercado subregional, en armonía
con los intereses nacionales individualmente considerados y de la subregión en su
conjunto".
Aquí ya todo está absolutamente claro :
Primero, Zorrilla reitera que los consorcios
imperialistas tienen "justos" intereses que cuidar en Chile y en América
Latina. Los intereses del saqueo y del fraude. "Mil dólares por muerto: ese es el
precio de lo que se llama imperialismo", decía la Segunda Declaración de La
Habana, que el señor Zorrilla suscribió... ¡hace ya tanto tiempo!
Segundo, señala Zorrilla derechamente que a los
consorcios imperialistas les conviene el Pacto Andino, porque "podrán
disfrutar" de las "ventajas" del mercado subregional. ¡Sí, señor! Eso es
exactamente el gran problema de los consorcios yanquis hoy día: más mercados. ..más
mercados.
Tercero, dice que los intereses imperialistas podrán
marchar en "armonía" con los intereses nacionales (de Chile y los países del
Pacto Andino). Los intereses imperialistas "en armonía" con los intereses de
sus colonias: increíble.
Una armonía que, por supuesto, según el razonamiento
medular de Zorrilla, reglamentará el Estado. ¿Qué Estado? ¿El de la burguesía o el
del proletariado? Por supuesto que el del proletariado no, porque no hay intereses
"armónicos", de ninguna clase, entre el proletariado y los consorcios
imperialistas. Entonces, ha de ser el Estado burgués. Ahora ya se entiende todo, porque
los intereses de muchos sectores de la burguesía de una colonia sí son
"armónicos" con los de los consorcios imperialistas.
El Ministro Zorrilla, en Lima, dió una adecuada
respuesta a Nelson Rockefeller, que dos años antes, en su Informe, se lamentaba:
"El problema fundamental es la falla de los
gobiernos a través del hemisferio de reconocer ampliamente la importancia de la
inversión privada. Así es que no se han dado pasos realistas para alentar la inversión
privada, para crear una estructura dentro de la cual pueda operar y que le asegure servir
los mejores intereses de la comunidad entera."
El Ministro de Hacienda del gobierno
"revolucionario" chileno reconoció en Lima esa "importancia " ;
adhirió a una nueva "estructura " y concordó con el señor Rockefeller en que
así los consorcios imperialistas podrán "servir los mejores intereses de la
comunidad entera".
En este instante de concordancia de opiniones entre
Rockefeller y Zorrilla, es bueno recordar otra voz concordante: Kautsky.
Decía Lenin:
"Kautsky ha roto con el marxismo al defender para
la época del capital financiero un "ideal reaccionario", la "democracia
pacífica", "el simple peso de los factores económicos", pues este ideal
arrastra objetivamente hacia atrás, del capitalismo monopolista al capitalismo no
monopolista, y es un engaño reformista".
"En vez de analizar y de poner al descubierto en toda
su profundidad las contradicciones del imperialismo, vemos únicamente la
"aspiración inocente" reformista de evitarlas, de deshacerse de ellas".
"Los sabios y los publicistas burgueses ordinariamente
defienden el imperialismo en una forma un poco encubierta, velando la dominación completa
del imperialismo y sus raíces profundas, esforzándose en colocar en primer plano las
particularidades y los detalles secundarios, esforzándose en distraer la atención de lo
esencial por medio de proyectos de "reformas" faltos de toda seriedad, tales
como el control policíaco de los trusts o de los bancos, etc.".
Un poco como lo que pretende Zorrilla, poner
bajo control del Estado burgués de una colonia a los trusts del imperialismo,
asociándose con ellos.
Pero, ¿por qué Zorrilla está de acuerdo con
Kautsky y Rockefeller? .
Rockefeller piensa como lo hace, porque es un
representante legítimo del imperialismo.
Kautsky pensaba como lo hacía, porque era un
agente de la burguesía en el seno del proletariado de un país imperialista.
Zorrilla, ¿qué es entonces? La diferencia con
Kautsky está en que Chile es una colonia.
La Estrategia Imperialista
Pero, volvamos a Rockeleller y su Informe.
En ese Informe, como ocurre siempre, el político Rocke-
feller estaba descubriendo como acertadas las medidas que los consorcios yanquis ya
estaban aplicando en América Latina desde hace algunos años: cambiar la forma de la
dominación, estancando y aún retirando sus inversiones en minería y servicios y
aumentándolas de manera espectacular en la industria manufacturera latinoamericana.
Así, a partir de Rockefeller, lo que comenzó fue una
sistematización de la experiencia ya recogida por los consorcios en América Latina.
Nos parece que nosotros también debemos hacerlo.
Para facilitar el trabajo, vamos a examinar por separado
tres aspectos en relación con la dominación imperialista en nuestro continente :
I. el desarrollo de las contradicciones dentro del imperialismo.
2. el desarrollo de las contradicciones dentro de las burguesías de los países
colonizados. (Caso de Chile).
3. el desarrollo de la lucha de las amplias masas en los países colonizados. ( Caso de
Chile) .
1 Dentro del Imperialismo
Para partir de una base de razonamiento sólido, vamos a
recurrir, en la definición científica del imperialismo, al "Imperialismo, Fase
Superior del Capitalismo", de Lenin; lo cual, además de ahorrarnos palabras, nos
aclara mejor las ideas. Decía Lenin:
"Lo que caracteriza al viejo capitalismo, en el cual
dominaba plenamente la libre concurrencia, era la exportación de mercancías. Lo
que caracteriza al capitalismo moderno, en el que impera el monopolio, es la exportación
de capital".
"La política colonial y el imperialismo existían ya
antes de la fase actual del capitalismo y aún antes del capitalismo. Roma, basada en la
esclavitud, llevó a cabo una política colonial y realizó el imperialismo. Pero los
razonamientos "generales" sobre el imperialismo, que olvidan o relegan a segundo
término la diferencia radical de las formaciones económico-sociales, se convierten
inevitablemente en banalidades". .."Incluso la política colonial capitalista de
las fases anteriores del capitalismo se diferencia esencialmente de la política
colonial del capital financiero".
"Por eso, sin olvidar la significación condicional y
relativa de todas las definiciones en general, las cuales no pueden nunca abarcar en todos
sus aspectos las relaciones del fenómeno en su desarrollo completo, conviene dar una
definición del imperialismo que contenga sus cinco rasgos fundamentales siguientes, a
saber:
"1. la concentración de la producción y del capital
llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, que
desempeñan un papel decisivo en la vida económica;
2. la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este
"capital financiero", de la oligarquía financiera;
"3. la exportación de capital, a diferencia de
la expor- tación de mercancías, adquiere una importancia particular;
"4. la formación de asociaciones internacionales
mono- polistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo;
"5. la terminación del reparto territorial del
mundo entre las potencias capitalistas más importantes.
"El imperialismo es el capitalismo en la fase de
desarro- llo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los mo- nopolios y del capital
financiero, ha adquirido una impor- tancia de primer orden la exportación de capital, ha
empe- zado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto
de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes".
Hasta aquí un conjunto de ideas que definen desde el punto
de vista económico al imperialismo, cosa que por ahora nos basta.
Respecto a los países dominados por este imperialismo,
Lenin decía que:
"Puesto que hablamos de la política colonial de
la época del imperialismo capitalista, es necesario hacer notar que el capital financiero
y la política internacional correspondiente, la cual se reduce a la lucha de las grandes
potencias por el reparto económico y político del mundo, crean toda una serie de formas
de transición de dependencia estatal. Para esta época son típicos no sólo los
dos grupos fundamentales de países: los que poseen colonias y los países coloniales,
sino también las formas variadas de países dependientes políticamente independientes,
desde un punto de vista formal, pero en realidad, envueltos por las redes de la
dependencia financiera y diplomática".
Ahora bien, también Lenin señalaba que la
"máxima solidez" de los monopolios se adquiere cuando "reúnen en sus
manos todas las fuentes de materias primas", y con ello explicaba el furor con
que los grupos internacionales de capitalistas dirigen "sus esfuerzos a arrebatar al
adversario to- da posibilidad de competencia, a acaparar, por ejemplo, las tierras que
contienen mineral de hierro, los yacimientos de petroleo, etc ". Por último,
respecto a la exportación de capital afirmaba :
"Mientras el capitalismo es capitalismo, el
exceso de capital no se consagra a la elevación del nivel de vida de las masas en un
país determinado, ya que esto significaría la disminución de las ganancias de
los capitalistas, sino al acre- centamiento de estos beneficios mediante la exportación
de capital al extranjero, a los paises atrasados. En estos paises atrasados el beneficio
es ordinariamente elevado, pues los capitales son escasos, el precio de la tierra
relativamente poco considerable, los salarios bajos, las materias primas baratas. La
posibilidad de la exportación de capital está determinada por el hecho de que una serie
de países atrasados se hallan ya incorporados a la circulación del capitalismo
mundial",
Cuando comenzó la invasión de los consorcios
norteame~ ricanos a América Latina, su objetivo principal era la ob- tención del dominio
de las fuentes de las materias primas, por medio de la propiedad. Para obtener y
defender esa propiedad, recurrieron a sus fuerzas armadas estatales (in- fantes de
marina), a la corrupción de gobernantes y al do- minio por el dinero de muchas de las
fuerzas armadas de los países del continente,
En todo caso, aún ese interés fundamental por las
ma-
terias primas, estaba dentro de la condicionante principal de los monopolios yanquis de
tener que exportar capital.
La mecánica de explotación era llevar a Estados Unidos
materias primas a bajo costo, y vender desde Estados Uni- dos manufacturas a alto precio.
Con eso, desarrollaban los monopolios exportando capital y aumentando la producción
interna de manufacturas.
Pero, precisamente por el saqueo a las colonias por la
explotación de materias primas, éstas no estaban en condi- ciones de comprar en EE, UU.,
si no recibian dinero adicional para ello. EE. UU. entonces concede créditos a esos
países, para financiar la compra de productos norteamericanos.
Por supuesto, los países compran con esos
créditos, pero no al Estado yanqui, sino a los consorcios yanquis. Estos, se ven
obligados a seguir exportando capital, y parte de aquél que les llega desde los países
latinoamericanos, lo regresan a ellos para invertirlo en industrias manufactureras en la
región. Otra parte va a Europa Occidental, Japón, Australia, Africa del Sur, Filipinas,
etc.
El desarrollo de los consorcios manufactureros en el
ex- terior de Estados Unidos es así velocísimo.
Pero también es veloz la disminución de entradas de
capitales a los Estados Unidos, y se produce un déficit gi- gantesco. El Estado
norteamericano urge a sus consorcios para que ayuden a financiar el déficit remesando al
país todas las utilidades y amortizaciones obtenidas en el exterior y aún que repatrien
capitales.
Los consorcios acceden y el saqueo se transforma en
fe- roz. Un caso que ilustra esto es lo que hicieron la Anaconda y la Kennecott en Chile,
como lo vimos en la Segunda Parte, en que repatriaron TODO SU CAPITAL, más 230 millones
de dólares con cargo a un capital ya inexistente.
Para seguir operando en los países dependientes, y
cumpliendo en parte con las exigencias de su Estado de re-
patriar capitales, los consorcios recurren al capital "nativo" para expandirse.
Y así, según cifras de la CEPAL, en los últimos años, los consorcios yanquis han
financiado su cre- cimiento en países como Chile, con el 68% de capitales
producidos en el mismo país (reinversiones y fondos
naclonales) .
Esto redobla de otra manera el saqueo imperialista.
Las economías nacionales tambalean, y EE. UU. tiene que conceder más créditos
financieros para que esos países sigan comprando en EE. UU. (a los consorcios) y paguen
las amortizaciones de sus créditos anteriores.
En suma, los consorcios se fortalecen a medida que la balanza de pagos de EE. UU. empeora.
Exportan más capita- les para poder cumplir con la ley de hierro del capitalismo de que
consorcio que no se expande muere. Hay así en los países del continente un
fortalecimiento grande del desarrollo manufacturero de las filiales yanquis. Llegan
incluso a introducirse en la manufactura de las propias materias primas que dominan, como
en el caso de Chile, en que se apoderan de MADECO y Cobre Cerrillos, manufactureras de
cobre.
Frente al espectacular desarrollo de los consorcios ma-
nufactureros en el exterior, deja de ser vital para ellos la propiedad de las
fuentes de materias primas, ya que dominan financieramente el mercado internacional del
mundo capitalista. Quedan en capacidad de negociar con los diversos sectores burgueses de
las naciones latinoamericanas que están en contradicción capitalista con ellos y, al
mismo tiempo, de encontrar un aliado para intentar enfrentarse a la cre- ciente lucha del
proletariado y de las amplias masas.
Pero tienen una debilidad frente a sus contradictores
capitalistas nacionales: son consorcios cuyo mercado está abrumadoramente mayoritario en
cada país de América La- tina o en varios de ellos, y necesitan de esos mercados
para poder subsistir. Cada gobierno burgués regional, o un grupo de ellos, entonces,
están en mejor situación para ganar la primera batalla: acuerdan las condiciones del
Pacto Andino para los capitales extranjeros, en sociedad mixta con los consorcios yanquis.
Una aparente derrota; sólo aparente, porque el socio yanqui está, a su vez, en
abrumadora supe- rioridad tecnológica, financiera y de dominio de mercados mundiales como
para volver a imponer condiciones a sus socios nativos, con una perspectiva de
dominar todo el mercado latinoamericano.
Al mismo tiempo, las crisis presupuestarias de los EE. UU.
continúan, porque la exportación de capitales y sus guerras imperialistas no le permiten
balancear el presupuesto (este año pasa de los 18 mil millones de dólares ); por lo
mismo ejerce presión sobre los consorcios para que disminuyan el flujo de exportación de
capitales y aumenten las remesas de utilidades y amortizaciones. Los consorcios se
defienden, buscando capitales latinoamericanos para expandirse, y una manera de
hacerlo es asociándose o con los Estados de cada país o con los capitalistas privados en
ellos, en la llamada área mixta. Así, siguen expandiendo su red de penetración, su
telaraña financiera, en todo el continente. El saqueo aumenta, las luchas del pueblo se
hacen más fuertes. El imperialismo tambalea y con él, tambalea también el dominio de
sus socios nativos. Algunas de las afirmaciones en la enumeración del desarrollo de las
contradicciones en el seno del imperialismo, al pasar de la etapa del dominio total
de las fuentes de materias primas a la etapa de dominio y creación de nuevos
mercados para su capital y sus manufacturas, y de penetración en la industria
latinoamericana, necesitan ser probadas.
Vamos a empezar por las causas del déficit fiscal de
los Estados Unidos:
En abril de 1969, T. Grayton Upton, vicepresidente del
BID norteamericano, en la ciudad de Pittsburgh, decía :
"'Desde el período de postguerra, Estados Unidos
ha te- nido un continuo déficit en su balanza de pagos debido más a la exportación
de capital que al mayor volumen de impor- taciones que de exportaciones".
.." A pesar de este deficit constante, durante la década del cincuenta no se
adoptaron medidas severas encaminadas a corregirlo, porque se pensó que, dada su
magnitud, sería fácil de controlar".
Esto demuestra que si los imperialistas pudieran
utilizar el análisis del marxismo para el desarrollo capitalista, podrían prever con
tiempo cuándo van a caer de nuevo en un hoyo. Y continúa Upton:
" A principios de la década del sesenta,
el déficit ad- quirió considerable volumen como consecuencia de una se- rie de factores
interrelacionados, entre los cuales figuraron, en primer lugar, el aumento de los gastos
de la guerra de Vietnam, la disminución del saldo activo en el balance comercial y el mayor
flujo externo de capital".
En vista de ello, en 1965, "el gobierno decidió estable- cer un programa de
limitaciones voluntarias a la inversión directa en el extranjero". Pero, al llegar a
1968, la situación empeoraba y, "en consecuencia, el gobierno estableció limites
obligatorios a la inversión y fortaleció las normas del programa voluntario de
créditos". .."Se han impuesto restricciones a todos los inversionistas directos
no bancarios que participan en empresas extranjeras con más de 10 por ciento de los
votos, de las utilidades o del capital".
Por otra parte, el crédito, necesario para seguir
finan- ciando las exportaciones de EE. UU. a América Latina y aumentando la dependencia,
no sufrió alteraciones. Lo dice Upton:
"Nuestra encuesta también abarcó a las
principales instituciones bancarias y financieras, de Estados Unidos, con intereses en
América Latina. La mayoría de ellas concuerda en que el crédito a la región no ha sido
restringido explícitamente por las nuevas disposiciones, sino que, de hecho, lo ha
aumentado, como lo indican las estadísticas". Todo esto, según nuestras
afirmaciones anteriores, lleva a los consorcios imperialistas a saquear más a la región,
obteniendo financiamiento de los propios países en que están.
En uno de los documentos especiales repartidos por la
CEPAL, en su XIV Período de Sesiones en Santiago, en mayo pasado, se da un cuadro
estadístico que dice " Aporte neto de capitales privados de EE. UU." al
financiamiento de equipos e instalaciones de las empresas manufactureras norteamericanas :
Para los años 1960-62: 42% de capital yanqui
Para los años 1963-65: 35% de capital yanqui
Para los años 1966-68: 32% de capital yanqui
Es decir, los consorcios manufactureros norteamericanos en
América Latina se financian con 68% de recursos obte- nidos en el país que explotan. En
el período 1960-62, este financiamiento era del 58%. En 7 años subió a 68%. Este 68% se
descompone en 29%, correspondiente a reinversión de utilidades obtenidas en el paÍs, y
39% de recursos del país en que actúan.
Es decir, estos consorcios
obligan al país saqueado a financiar su propia expoliación.
También afirmamos que
estos consorcios se instalan principalmente para explotar los mercados en que actúan. El
mismo documento antes citado, de CEPAL, dice :
"Las filiales que
actúan en el sector manufacturero vendieron más del 90% de su producción en los
mercados locales de América Latina y cerca del 80% en Canadá y Europa".
y agrega: "
América Latina ha reemplazado, en parte, las importaciones desde los Estados Unidos por
la produc-- ción local de las filiales estadounidenees". Además, afirma :
"Entre 1957 y 1965, América Latina perdió importancia como mercado para las
exportaciones de manufacturas estadouni- denses y mantuvo casi la misma que tenia como
mercado pa- ra las filiales estadounidenses".
Esto señala claramente
que, una vez más, los consorcios monopolistas imperialistas contribuyen desde varios
ángulos a desfinanciar a EE. UU., aumentando la rapidez de descomposición de su propio
sistema. Sí, porque de acuerdo a las estadísticas, su propia actividad en el exterior de
EE. UU., además de exportar capitales, disminuye la capacidad de exportación de las
industrias dentro de Estados Unidos.
Por último, dice
que "las empresas (manufactureras yanquis) van a los países en busca de poder
adquisitivo y, con escasas excepciones, las empresas se han orientado hasta ahora al
mercado interno".
Lo anterior demuestra su necesidad
de aumentar el mercado interno, la capacidad de compra de ese mercado.
También afirmamos
en nuestro esquema, que integra- ciones regionales como el Pacto Andino, favorecen las
necesidades de mercados de los consorcios norteamericanos de la manufactura. El documento
de CEPAL señala:
"Los
procesos de integración regional, que están destinados a ampliar los mercados, estimular
la especialización y, por consiguiente, disminuir los costos de producción, constituyen
un estímulo adicional para el establecimiento de las empresas internacionales. La
corriente de exportación de productos manufacturados entre los países miembros de la
región estará parcialmente determinada por la distribución de las filiales en los
distintos países. Así, países que por sí solos no habrían ofrecido ningún atractivo
a las empresas internacionales podrán interesarles como sede de plantas destinadas a
abastecer la región".
y agrega algo importantísimo :
""La mayor flexibilidad y la total independencia
de las empresas internacionales respecto a los intereses particulares de los países, les
da una ventaja evidente con respecto a las firmas nacionales en la conquista de mayores
mercados."
Igualmente, dijimos en nuestro esquema, que el crecimiento
de los consorcios manufactureros norteamericanos en el exterior era
""espectacular", provocando desequilibrios graves en el interior de EE. UU.
El documento de CEPAL lo ilustra así :
"La inversión total en el exterior en el sector
manufac- turero, entre 1950 y 1968, crece a una tasa casi tres veces superior a la
capacidad de producción de la industria en los Estados Unidos (promedio anual de 12.4% de
crecimiento para el exterior y de 4.8 para el interior). En América Latina, donde la
expansión es más lenta que en otras regiones, crece a una tasa igual al doble {9.50%)
que en los Estados Unidos".
"Con excepción, tal vez, del sector productos
alimenticios puede suponerse que la mayoría de las grandes empresas (norteamericanas) que
actúan en el exterior se encontrarían en 1980 con que, por lo menos, la mitad de su
volumen total de actividad se originaría fuera de los EE. UU. Este desplazamiento del
centro de gravedad del volumen de producción hacia el exterior, implica que la evolución
económica de los demás países tendrá una importancia creciente para esas unidades
productivas que ejercen un papel decisivo en la orien- tación de la economía
estadounidense. Para los demás países supone un aumento de su poder de negociación
frente a las empresas internacionales estadounidenses, sobre todo si coordinan su acción
en el orden regional",
El estudio mencionado señala que este proceso de "ne-
gociación " podría llegar a esto: que, al revés de lo que su- cedía hasta hoy, en
vez de que las empresas yanquis en la re- gión definan y determinen el tipo y el volumen
de bienes a producir, el país en que actúen determine la escala y las características
de esa producción. Lo cual, por supuesto, no cambia la esencia de la presencia de los
consorcios imperia- listas en América Latina : necesidad de exportar capital, desarrollar
y dominar nuevos mercados.
Por último, la afirmación principal contenida en el
es- quema del autor, es que los consorcios norteamericanos están desviando sus recursos
hacia la manufactura en América La- tina, quedando en condiciónes de ceder la propiedad
(a buen precio, por supuesto) de las fuentes de materias primas.
Respecto a esto, el estudio de la CEPAL afirma:
"La baja tasa de crecimiento de la inversión
estadounidense en los sectores extractivos de América Latina y la remesa prácticamente
total de las utilidades, sugiere la hipótesis de que se estaría materiatizando lo que
podría denominarse una retirada estratégica de esos sectores".
Y parece ser que hay algo más que sugerencias. En
noviembre de 1969, la sección de finanzas al servicio de los consorcios de la Princeton
University, publicó un estudio de Albert O. Hirschman, que se titulaba "How to
divest in Latin America, and Why" ("Cómo desinvertir en América Latina, y por
qué") ; en él justifica la necesidad de retirarse del sector extractivo y sugiere
formas de hacerlo.
Vamos a examinar algunas estadísticas, para mayor
precisión :
INVERSIONES DIRECTAS DE EE. UU. EN EL MUNDO
Cifras en
miles de
millones
de dólares |
|
|
|
|
Año |
Manufacturas |
Minería |
Petróleo |
Otros |
1960 |
11.1 |
3.0 |
10.8 |
7.0 |
1968 |
26.4 |
5.4 |
18.8 |
14.2 |
Si traducimos estas inversiones por
sectores, en porcentajes del total para cada año, el cuadro nos queda así:
DISTRIBUCION PORCENTUAL DE LAS INVERSIONES DE EE. UU. EN EL MUNDO
Años Manufacturas Minería
Petróleo Otros Total
1960 35%
9%
34%
22% 100
1968
41%
8%
29%
22% 100
Está bastante claro que solamente las manufacturas
subieron en importancia en el período. Si consideramos que en el porcentaje clasificado en
petróleo figuran inversiones prácticamente manufactureras como son las de refinación,
distribución y transporte (en América Latina, 26% del sector; en Europa,
91 %, en
Canadá, 56% del sector), tendríamos que en 1968, más de 52% de las inversiones
directas mundiales de los EE. UU. estaban en la manufactura.
Y, lo que nos interesa, en la minería disminuyeron su
interés inversionista, a sólo 8% del total invertido.
Dentro de ese 8% en disminución de los consorcios
yanquis, está el caso de la Anaconda y la Kennecott en Chile.
Dentro del 50% en aumento de las manufacturas, están los
casos de Radio Corporation Of América, Armco Steel, Dow Chemical, General Tire, etc.,
etc., que se quedan en Chile asociados con el Estado. Pero, vamos reduciendo el campo de
acción de nuestras cifras.
Ahora, para América Latina.
INVERSIONES DIRECTAS DE EE. UU. EN AMERICA LATINA
Año Manufacturas Minería Petróleo
Otros
1960 1.51
1.33
3.12
2.34
1968
3.99
1.87
3.64
3.48
(Cifras en miles de millones de dólares).
Si traducimos estas inversiones directas yanquis por
sectores, en porcentajes del total de cada año, tenemos lo siguiente :
DISTRIBUCION PORCENTUAL DE LAS INVERSIONES DE EE. UU. EN AMERICA LATINA. --
Años Manufacturas Minería Petróleo
Otros Total
1960 18.4%
16%
37.4% 28.2% 100 1968
30.8%
14.4% 28.0%
26.8% 100
Como se ve, el crecimiento en las inversiones del
sector manufacturero de los yanquis en América Latina, es mucho más espectacular que su
propio promedio para el mundo.
Si uno calcula la velocidad de crecimiento anual en
las inversiones manufactureras yanquis en este período, obtiene una cifra de 12,8%. Cifra
que es superior al promedio de todas las inversiones yanquis en manufacturas en el mundo,
cuya velocidad de crecimiento es de 11,5%.
Lo mismo ocurre con la minería. Para América Latina,
ese crecimiento de las inversiones fue de 4,5% anual, que es inferior al
crecimiento promedio mundial de los intereses mineros yanquis: 7,6 % anual.
En suma, hasta aquí, vemos que en sus inversiones di-
rectas globales en el mundo Estados Unidos se desplaza desde la minería hacia la
manufactura.
Que en América Latina, no solamente ocurre lo mismo, si- no
que además, las inversiones en minería ceden terreno a otras regiones, porque en nuestro
continente se invirtió me- nos que el promedio mundial.
Según estudios, esas regiones que están recibiendo esas
más grandes inversiones mineras son Africa del Sur, Austra- lia, etc. (1).
Pero hay algo más con respecto a este fenómeno "manu-
facturero yanqui latinoamericano". De acuerdo con el Survey of Current Business, en
los últimos 20 años ha ocurrido lo siguiente:
Crecimiento promedio anual de algunas inversiones
Lugares
Tasa de crecimiento promedio anual
1950-1960 1960-1968
Inversiones de EE. UU. en
Manufacturas en el exterior
13,2% 11,5%
Inversiones de EE. UU. en
Manufacturas en América Latina 7,0%
12,8%
Inversiones de EE. UU. en
Manufacturas en Brasil
12,3%
8,9%
Se incluye Brasil en este cuadro, porque es en ese país donde EE. UU. tiene el mayor
porcentaje de inversiones directas en manufacturas (69% del total en el país) de la
región. Así, vemos esto:
Mientras en la segunda década las inversiones en manu-
facturas crecen a un ritmo más lento en todo et exterior, las mismas inversiones en
América Latina dan un salto adelante. Y ahora, dentro de América Latina, las inversiones
en un país preferido por los consorcios manufactureros de EE. UU., crecen a un ritmo más
lento, lo cual señala que son otros países latinoamericanos los que están recibiendo
ese nuevo contingente de inversiones en manufacturas. ¿Está Chile entre esos otros?
Está. y el detalle de eso lo veremos en la Cuarta
Parte de este estudio.
Esta nueva política de dominio norteamericano en el
continente, que lo lleva a dejar de lado sus negocios extractivos, por supuesto, rebaja
por ahora el monto de las utilidades "contabilizadas" de sus consorcios; pero,
por otro lado, va conformando una estructura industrial "norteamericanizada "
con características de dominio colonial más sólido, ya que los "socios"
yanquis se ponen en el corazón del desarrollo económico latinoamericano y, al mismo
tiempo, se asocian preferentemente con la burguesía burocrática a través de organismos
estatales.
Es, como decia Rockefeller, una política de dejar de
lado las viejas concepciones y "estereotipos", y sacrificar aparentemente
intereses de corto plazo, para conseguir ganancias coloniales a largo plazo.
Aquí terminamos las demostraciones del esquema de
parte de las contradicciones que se generan en el seno del imperialismo al aplicar su
política en el mundo capitalista, particularmente en América Latina.
2) EN EL SENO DE LAS BURGUESIAS DE LOS PAISES
COLONIZADOS
Habíamos llamado a este aspecto "el desarrollo
de las contradicciones dentro de las burguesías de los países coloni- zados (caso de
Chile)", entendiendo por pais colonizado en América Latina actual, la definición de
Lenin, de "país dependiente". Un concepto previo, importante de no olvidar, es
el de que "la exportación del capital influye sobre el desarrollo del capitalismo en
los paises en que aquél es invertido, acelerándolo extraordinariamente. Si, por este
motivo, dicha exportación puede, hasta cierto punto, ocasionar un cierto estancamiento
del desarrollo en los países exportadores, esto se puede producir únicamente a costa de
la extensión y del ahondamiento ulteriores del desarrollo del capitalismo en todo el
mundo." (Lenin,, "El imperialismo...)
A su llegada a América Latina (y en especial en el caso de
Chile) los consorcios imperialistas se aliaron con la oligarquía agricola, minera y
comercial, que constituía el sector de clase dominante en la época. Como su interés
fundamental era el dominio de las fuentes de materias primas, conseguían esto a través
de la simple ocupación militar o amenaza de ocupación militar para obligar a las
oligarquías nacionales a aceptarlos en las mejores condiciones posibles ( para los
yanquis), como en el caso de América Central, o llegaban a tratos vergonzosos con esas
oligarquías, comprándolas con sobornos o cargos decorativos en sus propios consorcios
(pero bien pagados).
Para Chile, este estilo tiene algunos ejemplos notables,
como el caso del salitre (con el imperialismo inglés), en que sobornaron aún hasta altos
mandos de la Marina; y la larga historia del Partido Radical con los consorcios del cobre
( en especial la Anaconda), en que se llegó al extremo de pre- miar a un presidente
radical, haciéndolo vicepresidente de un consorcio electrónico (Radio Corporation of
América).
Así, se llegaba a una alianza
imperialista-oligarquías na- cionales y burguesía burocrática para reprimir toda mani-
festación popular de lucha contra esos consorcios y su explotación. (en Chile, casos del
salitre, cobre, etc.)"
Pero, el mero dominio de las fuentes de materias
primas no agota la necesidad de exportar capitales del imperialismo, y éste penetra en
otros sitios de la economía nacional, como comercio, distribución dc combustibles y
manufacturas de productos simples. Comienza la etapa más veloz del desarrollo del
capitalismo en la colonia. El país comienza a industrializarse y crece con fuerza una
burguesía capitalista desarrollada y, por supuesto, también una oligarquía financiera y
monopolista, esta última en mucho mayor interrelación con los consorcios imperialistas.
Es el momento en que el
crecimiento de un desarrollo capitalista expande sectores burgueses cuyos intereses
comienzan a entrar en conflicto con los intereses de los consorcios norteamericanos (
disputa del mercado interno). Cuando el crecimiento de ese sector burgués es más lento
que el de la oligarquía financiera y monopolista "en alianza industrial" con el
imperialismo (casos de Brasil y Argentina), se produce una situación en que una dictadura
feroz, represiva y prolongada, puede mantener caminando todo el sistema, por un tiempo.
Por el momento, las necesidades de expansión de mercado de los consorcios manufactureros
en países como los citados, no son tan fuertes y permiten postergar las necesidades de
una reforma agraria para el desarrollo capitalista del campo. Al mismo tiempo, como el
efecto sobre las economías de las colonias es de un desarrollo capitalista desigual y
deformado, en sectores restringidos, y como en países como los citados, de predominante
producción agrícola, la oligarquía terrateniente es muy fuerte, el desarrollo
capitalista se demora mucho más en poner en jaque su dominio lalifundista. Así, esta
oligarquía de carácter semifeudal sigue participando en papel principal en la dictadura
de clases sobre los obreros, campesinos y demás trabajadores. El imperialismo apoya esas
dictaduras feroces para mantencr su explotación.
Sin embargo, obligadamente, el
desarrollo capitalista, aún de esos países, conducirá al momento en que las
contradicciones entre los sectores burgueses capitalistas desarrollados y ciertos
sectores oligarcas monopolistas con los consorcios imperialistas, provocará una nueva
crisis a estos últimos porque deberán enfrentar también un
"nacionalisrno" como el que está ocurriendo en otros países.
Claro que hay que tener en cuenta que esto no tiene un desarrollo lineal, plano,
horizontal, porque depende del com- ponente principal de la lucha de clases: la lucha del
proleta- riado en alianza con el campesinado, y otros sectores, por sus propios intereses.
Esto conforma un cuadro de unidad y lu- cha de los sectores burgueses antes mencionados
con el imperialismo, que puede retrasar o acelerar el enfrentamiento entre lobos de estos
sectores dominantes. Por último, ambos sectores dominantes recurren a los agentes de la
burguesía en el seno del proletariado (revisionistas y toda clase de oportunistas) para,
en un momento dado, tratar de arrastrar las luchas del pueblo hacia el apoyo de un sector
burgués en pugna contra otro y aún contra ciertos intereses secundarios de]
imperialismo.
En el otro caso, y que más nos interesa aclarar, porque es
el de Chile, el fortalecimiento de la burguesía capitalista desarrollada es más fuerte
que el de la oligarquía financiera y monopólica. En Chile, como caso concreto, con una
economia agrícola y minera primero, y enseguida predomi- nantemente minera, con descenso
notable del componente agrícola, la oligarquía latifundista se hace cada vez más débil
al transcurrir del tiempo. Pierde importancÍa decisiva en el aparato estatal, deja de
estar íntimamente entrelazada con los mandos de las fuerzas armadas.
Por otra parte, los consorcios imperialistas, como ya lo vimos,
se expanden como mancha de aceite en el sector ma- nufacturero. El desarrollo del país se
hace principalmente industrializante.
La burguesía capitalista desarrollada lucha por obtener
más ventajas, por adueñarse totalmente del poder, para ello, tiende a aliarse con los
consorcios imperialistas para acome- ter contra la oligarquía agrícola en primer
término, por ser la más débil, promoviendo una reforma agraria que desarrolle el
capitalismo en el campo para ampliar los mercados. Pero al mismo tiempo, otros sectores de
la burguesía capitalista desarrollada, que están en contradicción capitalista con los
consorcios yanquis operando en el país, entran en contradicción con esos consorcios.
Y en el centro del imperio,
Estados Unidos, como lo veíamos, para poder dar oxígeno a los consorcios ( exportación
de capitales y financiamiento de las exportaciones desde EE. UU. de esos mismos
consorcios), se produce un desfinanciamiento gravísimo. Hay aumenlo de la cesantía,
inflación y mayor explotación a la clase obrera norteamericana; la sociedad, en su
conjunto, se corrompe, se pudre. La lucha de clases se hace aguda y el país imperial
comienza a transformarse en un estado fascista y policial en su propio seno. Los
consorcios, así, en aparente expansión económica en todo el mundo, se encuentran
debilitados porque su propia expansión económica debilita su Estado, que carece de
capacidad de maniobra para defenderlos en ultramar. Su situación frente a las demandas
"reivindicativas" de sectores de las burguesías capitalistas desarrolladas de
sus colonias, es débil relativamente.
Al mismo tiempo, para
dar su lucha intentando tomarse "todo el poder", que hasta ahora compartía con
la oligarquía, la burguesía capitalista desarrollada tiene que apoyarse en el resto de
la clase propietaria del país, y las amplias masas, aplastados por el dominio
imperialista, ofreciendo un "reordenamiento" económico. En este instante, ya no
sólo está combatiendo contra la oligarquía agrícola (como en la época de Frei), sino
contra sectores de la oligarquia financiera y monopolista.
Para desarrollar su lucha sin obstáculos, tiene que
conciliar con el imperialismo, y, al mismo tiempo, tratar de desviar las luchas del
proletariado para que le sirvan de apoyo. Por eso, no sólo concilia con el imperialismo
dándole entrada en el corazón dc la economía (la industria) con lo cual prepara las
condiciones para que estos consorcios yanquis lleguen a ser más poderosos que antes de su
retirada de la propiedad de las fuentes de materias primas. Hace más que eso: se une al
revisionismo, para que éste intente desviar las luchas del proletariado, levantando las
banderas de un falso antimperialismo y de un falso proceso revolucionario, y envuelva al
reformismo con un disfraz de "vía hacia el socialismo".
Como el desarrollo económico del país, precisamente
por estar dependiendo de los consorcios imperialistas, es débil, deformado, con lugares
sumamente frágiles y vulnerables a toda clase de crisis, es el aparato estatal
(burguesía burocrática y aparato militar) el que toma el papel de "gran
combatiente" por los nuevos intereses de sectores de clase: estatiza monopolios
textiles, negocia con los EE. UU. y les compra su "propiedad" de las fuentes de
materias primas, se asocia con los consorcios yanquis en la siderurgia, metalurgia,
electrónica, etc., compra a los accionistas, grandes y pequeños, la propiedad de los
bancos, y señala al pueblo que "su participación en la revolución" se limita
a organizarse para "producir más"... y, principalmente, echa a andar con paso
rápido la reforma agraria capitalista.
Esta, por lo demás, es la única salida para el
ulterior crecimiento de la burguesía capitalista desarrollada, ya que, por supuesto, no
pueden retroceder de la etapa monopólica de la economía, de control del mercado por unos
pocos oli- garcas, a la etapa primaria del capitalismo, el de la libre concurrencia. Tiene
que dar un paso más adelante, que es el capitalismo de Estado, es decir, el reparto
planificado y "ra- cional" del mercado y, por supuesto, la explotación racional
y planificada de todos los trabajadores de la ciudad y el campo.
Como referencia útil, es bueno citar aquí un par de
párrafos de Engels, en "Del socialismo utópico al socialismo científico",
cuando establecía claramente que frente a las nacionalizaciones, antes de llamarlas a
todas socialistas, ha- bía que aclarar qué clase de nacionalización era y a qué cla-
se servía. Y agregaba :
"De un modo u otro, con o sin trusts, el
representante oficial de la sociedad capitalista, el Estado, tiene que acabar haciéndose
cargo del mando de la producción. La necesidad a que responde esta transformación de
ciertas empresas en propiedad del Estado empieza manifestándose en las grandes empresas
de transportes y comunicaciones, tales como el correo, el telégrafo y los
ferrocarriles". ..
..."Pero las fuerzas productivas no pierden su condición
de capital al convertirse en propiedad de las sociedades anónimas y de los trusts o en
propiedad del Estado. Por lo que a las sociedades anónimas se refiere, es palpablemente
claro. Por su parte, el Estado moderno no es tampoco más que una organización creada por
la sociedad burguesa para defender las condiciones exteriores generales del modo
capitalista de producción contra los atentados, tanto de los obreros como de los
capitalistas aislados. El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una máquina
esencialrnente capitalista, es el Estado de los capitalistas, el capitalista colectivo
ideal. Y cuántas más fuerzas productivas asuma en propiedad, tanto más se convertirá
en capitalista colectivo y tanta mayor cantidad de ciudadanos explotará. Los obreros
siguen siendo obreros asalariados, proletarios. La relación capitalista, lejos de
abolirse con estas medidas, se agudiza. Más, al llegar a la cúspide, se derrumba. La
propiedad del Estado sobre las fuerzas productivas no es solución del conflicto, pero
alberga ya en su seno el medio formal, el resorte para llegar a la solución".
De lo que se trata aquí es de que el Estado adopta
medidas de regulación de la economía, incluso de la propiedad, en beneficio de los
intereses de la burguesía en su conjunto. Además, como el Estado ha estado siempre al
servicio del sistema capitalista en su conjunto, aún cuando hiera los intereses de
ciertos sectores monopolistas, si ese Estado sigue siendo burgués (es decir, no está en
manos del proletariado), está sirviendo a los intereses de la burguesía monopolista en
su conjunto, y del imperialismo, para Chile en su conjunto.
Así, los enemigos principales del proletariado
y todos los demás sectores explotados, en la etapa del capitalismo de Estado, siguen
siendo el imperialismo norteamericano y los oligarcas nacionales. Y es así porque, siendo
éste aparente nuevo orden siempre un viejo orden de desarrollo capitalista,
necesariamente conduce al fortalecimiento de la burguesía monopolista en su conjunto,
como sector de clase, y a su dependencia creciente del imperialismo.
Es importante decir en este momento que es el aparato
burocrático militar el que define el carácter de clase de un Estado con más claridad.
El Estado chileno tiene un aparato burocrático-militar burgués. y si no fuera así, no
se explicarían los frecuentes y dramáticos llamados del Presidente Allende a las FF. AA.
a "mantenerse en el respeto irrestricto a la Constitución y las leyes". La
Constitución y las leyes burguesas, por supuesto.
Pues bien, Engels afirmaba más arriba que "el Estado
moderno no es tampoco más que una organización creada por la sociedad burguesa para
defender las condiciones ex- teriores generales del modo capitalista de producción contra
los atentados, tanto de los obreros como de los capitalistas aislados"...
Pues bien, en su Primer Mensaje al Congreso Nacional,
del 21 de mayo de 1971, el Presidente Allende señala en la página 91, al hablar de la
especialización del personal militar que "son las tareas que inciden directamente en
su eventual apoyo a las actividades del país que pudieran resentirse por calamidades
públicas, o huelgas en servicios vitales".
¿Cuáles son los servicios vitales? Según se ha definido tantas
veces en las declaraciones presidenciales acerca de la participación de las FF. AA. en el
desarrollo económico de Chile, servicios vitales son aquellos donde participan las
Fuerzas Armadas.
¿En cuáles están, además de los clásicos de comunicaciones y
servicios de utilidad pública? Pues, en el cobre, en el acero, en la siderurgia, en la
CORFO, en la zona agrícola de Malleco, Cautín y Valdivia, etc.
O sea, si parte de los cientos de miles de
trabajadores que hay en esos sectores (sin contar los bancos estatizados), luchan por sus
intereses de clase, sus lugares de trabajo pueden ser ocupados por las FF. AA... las FF.
AA. del Estado burgués.
Y ni hablar de la serie de sociedades mixtas vitales (electrónica, acero, etc.),
para la economía nacional, del Estado con los consorcios norteamericanos. Si allí hay
huelgas... podrían ser ocupadas por las FF. AA... ¿y a quienes estarían protegiendo
esas FF .AA. ? ...¿ A los intereses de los trabajadores o de los consorcios yanquis
asociados con el Estado que los explotan?
En suma, las contradicciones que introduce la
presencia del imperialismo en el seno de la burguesía de los países colonizados ( Chile)
lleva a una riña entre diversos sectores de esa burguesía, aún entre sectores de la
propia oligarquía. Al mismo tiempo, debilita por momentos la presencia del imperialismo,
que debe aceptar ciertas restricciones momentáneas (salida de las fuentes de materias
primas, condiciones especiales para las inversiones en la industria -Pacto Andino--), pero
con perspectivas de reasumir un dominio mayor de las economías dependientes. Las riñas
entre sectores de la burguesía, los lleva a estados de franca beligerancia (como en el
caso de la oligarquía agraria), que los hace irreconciliables por una etapa --como se dio
en el caso de las elecciones presidenciales, en que los sectores de la oligarquía más
amenazados por el reformismo, no se pusieron de acuerdo para enfrentar al sector
reformista más decidido. Por último, el crecimiento capitalista en la colonia estudiada,
produce un ascenso en el poder de los sectores burgueses capitalistas que tienen
contradicciones con los consorcios imperialistas, y la lucha reformista adquiere un barniz
de antimperialismo, que es útil, en todo caso, tácticamente, para la lucha del
proletariado y demás explotados contra sus enemigos principales.
3) EL DESARROLLO DE LA LUCHA DE LAS
AMPLIAS MASAS
Desde el primer instante en que el invasor
imperialista
pone un pie en territorio colonial, la inmensa mayoría del pueblo se levanta en lucha
contra ese dominio de las fuentes de materias primas.
El imperialismo, acosado por las luchas de liberación de los pueblos, debilitado por sus
propias contradicciones in- ternas y la lucha en contra suya de su proletariado, incapaz
de invadir militarmente TODO el mundo colonizado, reserva la invasión militar
solamente para zonas muy críticas -Corea, Medio Oriente, Viet Nam, Santo Domingo, Laos,
Camboya, para dar ejemplos en orden temporal en los últimos 20 años.
Para otras zonas menos críticas, donde la lucha popular
todavía no pone en peligro inmediato su dominio, el imperialismo recurre a un arma de
lucha que ya definiera Lenin para el propio seno de los países imperialistas:
"Es evidente que una superganancia tan
gigantesca (ya que los capitalistas se apropian de ella, además de la que exprimen a los
obreros de su "propio" país) permite corromper a los dirigentes obreros
y a la capa superior de la aristocracia obrera. Los capitalistas de los países
"avanzados" los corrompen, y lo hacen de mil maneras, directas e indirectas,
abiertas y ocultas.
"Esta capa de obreros aburguesados o de
"aristocracia obrera", completamente pequeño-burgueses en cuanto a su manera de
vivir, por la cuantía de sus emolumentos y por toda su mentalidad, es el apoyo principal
de La Segunda Internacional, y, hoy día, el principal apoyo social (no militar) de
la burguesía, en el seno del movimiento obrero, los lugartenientes obreros
de la clase capitalista, los verdaderos portadores del reformismo y del chauvinismo. En la
guerra civil entre el proletariado y la burguesía se ponen inevitablemente, en número no
despreciable, al lado de la burguesía, al lado de los "versalleses" contra los
"comuneros".
"Sin haber comprendido las raíces económicas de ese
fenómeno, sin haber alcanzado a ver su importancia política y social, es imposible dar
el menor paso hacia la solución de las tareas prácticas del movimiento comunista y de la
revolución social que se avecina". (Prólogo a las ediciones francesa y alemana,
1920, de "El Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo").
Este proceso de corrupción pasa hacia las camarillas que tratan de reprimir el movimiento
obrero desde adentro en los países colonizados.
Sin embargo, a medida que el dominio imperialista en el
continente se va transformando de extractivo en manufacturero. el capitalismo crece y, por
supuesto, el proletariado se va haciendo enorme. Su número aumenta y su organización
mejora y sus combates son más decididos. La lucha antimperialista enciende todo el
continente, de diversas maneras. En nuestro país, obliga a la burguesía monopolista y al
imperialismo a hacer concesiones, a hacer reformas, a acorralarse cada vez más contra el
precipicio de la historia.
La burguesía capitalista desarrollada, en contradicción
con los consorcios imperialistas por los mercados, levanta la bandera de la "libre
concurrencia" contra el "dominio del mercado" del monopolio. Es decir,
levanta la bandera del capitalismo, y se sirve de los agentes de la burguesía en el seno
del proletariado, para tratar de engañar y arrastrar a las masas en la lucha entre
algunos intereses burgueses y el imperialismo. Trata de poner la lucha de las amplias
masas bajo sus propias banderas capitalistas.
Por un momento, transforma una buena parte de la lucha del
proletariado por sus intereses de clase, en una lucha de apoyo a un sector de la
burguesía contra algunos intereses del imperialismo y los oligarcas.
En esta tarea, ese sector burgués recibe sustancial
apoyo de la camarilla de traidores al movimiento comunista mundial: de los revisionistas
que, sirviendo los intereses del socialimperialismo en su pretendido reparto del mundo con
los imperialistas, se unen en un país como el nuestro al sector burgués en ascenso, y
comparten parte del poder con los enemigos del pueblo, a fin de tratar de retrasar la
revolución por la liberación nacional y por el fin del dominio de las clases
explotadoras sobre los explotados. Con ello cumplen dos propósitos bien claros:
Primero, reprimir la lucha revolucionaria del pueblo contra sus enemigos principales: el
imperialismo y los oligarcas nacionales en su conjunto.
Segundo, dar una carta más de maniobra al
socialimperialismo en su relación de unidad y lucha con el imperialismo por el dominio de
las riquezas del mundo, al tener una parte del poder en uno de los países del "patio
trasero" de los Estados Unidos.
Hasta sería posible decir que lo que los imperialistas
tienen en Yugoslavia con respecto al mundo bajo el dominio socialimperialista, los
revisionistas tienen en Chile con res- pecto al mundo imperialista.
Sin embargo, esa victoria en una batalla de la larga guerra
por la liberación nacional, no logra desarticular la lucha del proletariado por sus
propios intereses: miles de obreros, conscientes del engaño, siguen llevando adelante la
organización de sus luchas contra el imperialismo y los oligarcas; miles de campesinos
han calado hondo la verdadera esencia de la actual ley de reforma agraria, y se unen, se
organizan y luchan por aplicar "su" reforma agraria y bajo "sus"
condiciones. Miles de trabajadores siguen luchando y organizándose, aprovechando cada
coyuntura, cada trizadura que se produce en la unidad y lucha entre las camarillas de los
revisionistas, camarillas oligárquicas y de sectores de la burguesía y camarillas
representantes de los imperialistas en Chile. (2).
En el curso de su lucha, todos estos amplios sectores
trabajadores van comprendiendo la verdad indiscutible de la afirmación de Lenin, cuando,
refiriéndose a los escritos de Marx resumiendo la experiencia de las batallas proletarias
en Europa en 1848 y 1851, decía: " Aquí la cuestión se plantea ya de un modo
concreto, y la conclusión a que llega es extraordinariamente tangible: todas las
revoluciones anteriores perfeccionaron la máquina del Estado, y lo que hace falta es
romperla, destruirla"... "Esta conclusión es lo principal, lo fundamental, en
la doctrina del marxismo sobre el Estado".
En suma, que la lucha del proletariado y la inmensa ma- yoría de la población nacional
contra el imperialismo y los oligarcas nacionales, pasa por la destrucción previa de la
máquina burocrático-militar del Estado burgués. Nada se saca con que esa máquina pase
de manos de unos a otros, porque eso ocurre solamente en las revoluciones anteriores,
cuando se "perfecciona " el dominio de clase de los poseedores sobre los
desposeídos. Acá, el problema es otro: los desposeídos pasarán a dominar a los
poseedores, y para eso, tienen que destruir primero la gigantesca maquinaria que sus
enemigos perfeccionaron por siglos para explotarlos.
NOTAS:
(1) El dia 19 de mayo de 1971, la agencia Associated Press, transmitía desde Anaconda,
Montana, el siguiente cable:
"Las minas de Anaconda en los Estados Unidos tienen las
suficientes reservas de cobre como para satisfacer las necesidades de la compañia por un
periodo de 25 años, y sus reservas potenciales adicionales pueden cumplir los
requerimientos calculados para otros 40 años, dijo el presidente de la compañia, Jay
Parkinson, ante una reunión anual de accionistas. El funcionario añadió que las
reservas en territorio estadounidense se suman a otras importantes "en propiedades
que se encuentran en etapa de exploración, y en nuestras propiedades canadienses y
mexicanas, y al mineral potencial en Australia". Observó que 1970 habia sido un año
dificil y desalentador, debido a la caída general de la actividad comercial combinada con
la expropiación de minas chilenas y la retirada de Perú. Aunque las ganancias
correspondientes a 1970 declinaron en alrededor de 21 millones de dólares -casi un dólar
por acción- Parkinson observó que las ganancias de las operaciones realizadas fuera de
América del Sur aumentaron en más de un 50% con relación a 1969, y declaró que
"esto es sólo el comienzo de lo que hemos proyectado para el futuro".
(2) En julio de 1971, la Dirección de Carabineros elevó un informe al Senado, sobre las
ocupaciones de industrias y predios agrícolas por parte de los trabajadores, en los
últimos años. Para los predios agrícolas, se daban las siguientes cifras: año 1969,
118 ocupaciones; 1970, 365 ocupaciones; para los primeros seis meses de 1971, la cifra
sube a 650 ocupaciones de predios agrícolas. Para las ocupaciones de industrias, el
informe señalaba: año 1969, 23 ocupaciones; año 1970, 133 ocupaciones; y para los seis
primeros meses de 1971, 339 ocupaciones de industrias por obreros. |