El decano de la prensa
ecuatoriana pasó de manos de los banqueros a ser Periódico
de Estado por iniciativa del presidente Correa.
PERIODICO
DE ESTADO: EL TELEGRAFO AL PUEBLO ECUATORIANO
11 de agosto de 2007
¿Por qué un periódico de Estado?
Ante
la destrucción del aparato administrativo del país y
el propósito de recuperar un Estado soberano, a partir
de un nuevo sistema político, surge la necesidad de
organizar un periódico de Estado que refleje las
demandas de la Nación.
Toda la estructura del
poder que manipuló la administración estatal en las últimas
tres décadas, es políticamente responsable de un
Estado saqueado, incapaz de contrarrestar las amenazas a
la integridad nacional, la atroz desigualdad social, la
mutilación de la población, la baja productividad del
trabajo, y la ausencia de estrategias que convoquen las
fuerzas de la Nación para construir un destino de
progreso.
Gran responsable ha sido
la banca especulativa, orientadora de un minúsculo
grupo de grandes medios de comunicación que ha
degradado la función de la noticia y de la propia opinión,
al extremo de recrear el fenómeno del “linchamiento
mediático”. Controló el sistema político y las
decisiones de todas las funciones estatales, gobiernos,
parlamentos, jueces, instituciones de control; auspició
y desgastó liderazgos, partidos políticos, elecciones,
sufragios, exit-polls, fraudes; manipuló la opinión pública
con prejuicios e inexactitudes, y otros silenciosos
cometidos de abuso de su autoridad.
¿Cuándo los medios sustituyen a los
partidos?
Cuando
los partidos políticos caducan y los medios de
comunicación permanecen subordinados al poder, estos
asumen papeles propios de los partidos.
En América Latina y
Ecuador, la fragilidad de los partidos políticos ha
obligado intermitentemente al poder a asumir funciones
golpistas o electoralmente fraudulentas.
“De lejos”, las
multilaterales han fraguado bombardeos financieros,
ejercicios desestabilizadores e invasiones
democratizantes. Un sistema de supuesta calificación
internacional ha auspiciado la información y comprensión
de los sucesos y tramado la valoración de las finanzas,
créditos, operaciones contables, mediciones estadísticas.
Separar al Estado de
aquello que lo ha enajenado es condición esencial para
una política soberana.
Hoy, la vinculación
entre banca y medios se cuestiona con más fuerza. La
ciudadanía percibe que ha terminado el tiempo de una
forma de representación que permitió la enajenación
del Estado, la pérdida de su soberanía y recursos
fundamentales, la desinstitucionalización de sus
funciones.
En el presente, Ecuador
contiene una disputa que emerge desde el fondo del
pueblo por recuperar un Estado soberano. Aún el antiguo
poder está enquistado en el Estado, aunque la
representación de éste la ejerza el Presidente Rafael
Correa desde un designio electoral mayoritario y
propuestas electorales distintas a las de la inercia de
la decadencia.
¿Libertad de expresión es sinónimo
de libertad de prensa?
La
libertad de prensa no es tal si se la ejerce contra lo
que requiere la historia. Ecuador necesita constituir
pacíficamente un nuevo poder interesado en la producción.
Las demandas de libertad en este cauce brotan de la Nación:
un Estado soberano, un nuevo sistema político que lo
represente y objetivos históricos que lo guíen.
La libertad de expresión
no es solo atributo de empresas de comunicación. Estuvo
y estará presente en la historia e invariablemente será
mayor que la libertad de prensa. Los pueblos la crean en
los espacios, conflictos y procesos en los que se
reproducen, más allá de los mass-media.
¿Qué caracteriza a un periódico de
Estado?
Ahora
es posible y necesario un periódico de Estado.
En el mundo, la
tendencia hacia el mejoramiento de la administración
estatal se manifiesta en la diferenciación del Estado
como continente y aparato único de sus diversas
funciones, tales como la Ejecutiva, Legislativa,
Judicial, Electoral, Regional, Local, su
institucionalidad y otras.
Por eso, no se trata de
un periódico de una función estatal, sino de un medio
de comunicación perteneciente al conjunto del Estado.
¿Qué personería jurídica y forma de
financiamiento?
Organizar
«El Telégrafo» como medio de prensa estatal, sin
fines de lucro, supone una personería jurídica -a
definirse aún- correspondiente con ese objetivo:
institución poseedora de códigos de autoregulación,
responsable de su función y objetivos, respecto de los
cuales rendirá cuentas.
La Ley definirá su
función de servicio público estatal, que enmarque,
regule y establezca los criterios de control de los
medios de comunicación de esta naturaleza. Parte
fundamental será el derecho de acceso de la ciudadanía
a los medios de comunicación estatal y las obligaciones
de éstos frente a la sociedad y sus integrantes.
Este medio de comunicación
asumirá como fuente de recursos su propia circunstancia
empresarial, sujeta al más estricto control de los
organismos pertinentes, el propio medio y del Estado.
Tendrá como fuentes
principales: la publicidad de empresas o instituciones
del Estado, en los mismos marcos legales por los que se
asigna publicidad a los medios privados; la publicidad
de personas naturales y jurídicas del sector privado;
la venta de productos y demás que competen a su
naturaleza.
¿Qué principios guían la política
editorial de «El Telégrafo»?
Un
periódico estatal independiente de controles
comerciales y/o de políticas particulares, dirigido por
una administración electiva, alternativa, revocable.
Su independencia
profesional parte del reconocimiento de los intereses
del pluralismo social, cultural, ideológico y político
que constituyen la Nación.
Aspira a competir democráticamente
con los demás medios de comunicación y aliados del
sector privado que respondan al interés nacional.
Buscará asociaciones que protejan la multiplicidad de
puntos de vista que requiere el conocimiento de un
suceso.
Principio fundamental
será la crítica a las limitaciones del movimiento
estatal y sus funciones, de la sociedad y sus
representantes; reflejará las demandas que plantea el
colectivo social; ejercerá la autocrítica y la defensa
del lector.
No será un periódico
de oposición ni subrogará a los partidos políticos en
esa función. Cuidará en los matices la información
objetiva, plural y veraz. Será capaz de exhibir,
diferenciadas, la información objetiva de la
subjetividad de la opinión libre y necesaria en su
manifestación individual, colectiva o editorial.
Defenderá los valores
de la paz interna e internacional. No usará jamás la
fabricación de prejuicios ni la deformación del
argumento del opuesto para alardear de triunfos. No se
arrogará el papel de jurado que dicta veredictos o
sentencias a priori.
Instruirá en los
principios constitucionales y valores cívicos.
Promoverá y defenderá
la integridad y cohesión territorial.
Respetará la diversidad
étnica, lingüística y cultural de Ecuador.
Será espacio de debate.
Afirmará la integración social de minorías y difundirá
las necesidades de grupos sociales vulnerables o con
necesidades específicas. Condenará toda discriminación
ajena a los intereses del desarrollo.
Impulsará el
conocimiento del arte, la ciencia, la historia y las
culturas. Defenderá la ampliación de los derechos
individuales y colectivos.
Apoyará la organización
y crecimiento de la Unión de Naciones Sudamericanas, el
intercambio de información y el conocimiento mutuo de
los pueblos que la integran.
Promoverá los valores
de protección de ecosistemas y del medio ambiente.
Propugnará el progreso
tecnológico y la unión digital y multimedia de
Ecuador, Latinoamérica y el mundo.
«El Telégrafo»
favorecerá ser registro y testigo del tiempo de su
existencia.
Solo la aproximación de
la conciencia colectiva a la realidad de sus conflictos
y a su superación, guiará la palabra de El Telégrafo,
sin temor ni favor.
10
de agosto de 2007
www.altercom.org/article150697.html