Desde Caracas - 5 diciembre 2007
Venezuela:
¿Qué significa la derrota en el referéndum?
Por
Jorge Rossel
Aproximadamente
a la 1 de la madrugada, después de una larga demora,
la Comisión Electoral Nacional de Venezuela anunció
los resultados del referéndum sobre la reforma
constitucional. La propuesta de cambio constitucional
fuer derrotada por un estrecho margen: 4.504.354 votos
en contra (50,70%) y 4.379.392 (49,29%) a favor del SÍ.
Poco después, el presidente Chávez apareció en
televisión aceptando los resultados. Dijo que las
reformas propuestas no se habían aprobado "por
ahora", pero que él continuaría la lucha por la
construcción del socialismo.
El resultado, como se podía esperar, fue recibido con
júbilo por la oposición de derechas y todas las
fuerzas reaccionarias. Por primera vez en casi una década
habían conseguido una victoria. Hubo escenas de alegría
en zonas acomodadas de clase media de Caracas. "¡Al
final hemos demostrado que se puede derrotar a Chávez!
¡Por lo menos hemos detenido el giro hacia el
comunismo! ¡Hemos dado a la chusma una lección!"
La alegría de los reaccionarios es prematura y
exagerada. Una mirada a los resultados demuestra que
la fuerza electoral de la oposición apenas ha
aumentado, si se comparan los resultados (después de
contabilizar el 88% de los votos) con las elecciones
presidenciales de 2006, la oposición ha conseguido sólo
100.000 votos más, pero Chávez ha perdido 2,8
millones de votos. Estos votos no fueron a la oposición
sino a la abstención. Este hecho significa que el
apoyo a la contrarrevolución no ha aumentado de
manera significativa desde su punto más alto de hace
un año.
Cómo
"informa" la burguesía a la opinión pública
Varios factores han
contribuido a este resultado. La burguesía tiene en
sus manos instrumentos poderosos para moldear a la
opinión pública. Organizaron una absoluta movilización
de los medios de comunicación reaccionarios para
realizar una campaña histérica de mentiras y
calumnias contra Chávez, la revolución y el
socialismo. Esta campaña alarmista sin duda tuvo un
efecto en los sectores más atrasados de la población.
La presión fue despiadada. La Iglesia Católica,
encabezada por la reaccionaria Conferencia Episcopal,
predicó desde sus púlpitos contra Chávez y el
"comunismo ateo". En Últimas Noticias, uno
de los periódicos más leídos en Venezuela y uno de
los que más leen los bolivarianos, apareció un
anuncio de dos páginas en el que se decía que el
Estado te quitaría a tus hijos y que ellos pertenecerían
al Estado, que se eliminaría la libertad de confesión
religiosa.
En Carabobo, el periódico regional Notitarde, publicó
una encuesta en primera línea con el siguiente
titular: "Hoy tú decides y la decisión será
para siempre" y justo debajo de una fotografía
una carnicería vacía con una bandera cubana y una
imagen de Castro con el siguiente titular: "Así
es cómo hoy es la Cuba socialista".
Estos ejemplos demuestran la hipocresía mendaz de la
campaña de los medios de comunicación
internacionales cuando dicen que "no hay libertad
de prensa hoy en Venezuela". Esta campaña
ruidosa alcanzó su crescendo hace unos meses cuando
el gobierno decidió no renovar la licencia de RCTV,
una cadena de televisión de derechas que era un nido
célebre de conspiradores contrarrevolucionarios que
jugaron un papel clave en el golpe de abril de 2002.
El problema no es que la revolución haya limitado los
derechos democráticos de la oposición o pisoteado la
"libertad de prensa".
El
problema es que la revolución ha sido demasiado
generosa con sus oponentes, excesivamente tolerante,
muy paciente, demasiado caballerosa. Ha dejado
excesivo poder en manos de la oligarquía y sus
agentes. Ha puesto un arma en sus manos y que la están
utilizando de modo muy efectivo para sabotear la
revolución, descarrilarla y por último destruirla.
La abstención
Todo esto es cierto pero no responde a la pregunta de
por qué ha ganado el "no". El elemento
principal en la ecuación fue la abstención: un gran
número de chavistas no se han molestado en ir a votar.
La pregunta que se debe hacer es la siguiente: ¿por
qué no han votado? Los burócratas y cínicos de
clase media culparán a las masas por su supuesta apatía.
Esa idea es totalmente falsa. Las masas han votado
sistemáticamente a Chávez en cada elección y referéndum.
Votaron masivamente en diciembre pasado, pero ahora
hay síntomas de cansancio. ¿Por qué?
Después de todo lo que se habla sobre el socialismo,
la oligarquía aún está firmemente atrincherada,
utiliza su riqueza y poder para sabotear y socavar la
revolución. Los golpistas de 2002 aún están en
libertad. Los medios de comunicación de derechas son
libres para extender mentiras y calumnias contra la
revolución. Asesinan a activistas campesinos y no
pasa nada.
A pesar de las reformas del gobierno, que sin duda han
ayudado a los pobres y desfavorecidos, la mayoría aún
vive en la pobreza. El problema de los sin techo sigue
sin resolverse. El sabotaje de los terratenientes y
capitalistas está provocando escasez de productos básicos.
Todo esto tiene un efecto sobre la moral de las masas.
La aplastante mayoría de las masas aún apoyan a Chávez
y la revolución, pero hay claros síntomas de
cansancio. Después de nueve años de agitación, las
masas están cansadas de palabras y discursos,
desfiles y manifestaciones, también de interminables
elecciones y referendos. Quieren menos palabras y una
acción más decisiva: acción contra los
terratenientes y capitalistas, acción contra los
gobernadores y funcionarios corruptos.
Sobre todo, quieren acción contra la quinta columna
de chavistas de derechas que llevan camisetas rojas y
hablan de socialismo del siglo XXI pero que se oponen
al verdadero socialismo, que sabotean la revolución
desde dentro. A menos que se purgue el Movimiento
Bolivariano y el PSUV de estos burócratas y
arribistas reformistas, no se podrá hacer nada.
La quinta columna
Los burócratas de nuevo demostraron su total
incapacidad de organizar una campaña seria de masas.
No consiguieron responder a las mentiras de la oposición.
No fueron capaces de explicar los muchos puntos de la
reforma constitucional que habrían beneficiado a la
clase obrera, como la jornada laboral de 36 horas
semanales. ¿Cómo lo iban a hacer cuando ellos mismos
se oponen a este tipo de medidas socialistas? Este
sabotaje por parte de la quinta columna es bien
conocido por la base del movimiento, también por sus
enemigos. La revista Time comentaba con desdén:
"Incluso algunos aliados de Chávez quieren poner
frenos al tren radical del presidente. Muchas de las
reformas propuestas, dicen ellos, tienen menos que ver
con atribuir poderes al pueblo que con la concentración
de poder en manos de Chávez. Entre las iniciativas:
eliminar el límite de mandados presidencial; poner el
ahora autónomo Banco Central bajo el control del
presidente; y la creación de vicepresidentes
regionales. Los líderes provinciales como Ramón Martínez,
gobernador del estado de Sucre y socialista, considera
esta última idea como una profusa centralización de
la autoridad federal, además de una traición a la
revolución bolivariana de Chávez (llamada así por
el héroe de la independencia sudamericana del siglo
XIX: Simón Bolívar). 'Esta revolución se supone que
crearía más pluralismo en Venezuela", dice Martínez.
'Nosotros no queremos un mega-estado como la Unión
Soviética"".
Cualquiera que lea estas líneas comprenderá
inmediatamente por qué no hubo una campaña seria.
Ramón Martínez no es un socialista sino un dirigente
de Podemos, esos renegados que se escindieron del
Movimiento Bolivariano en víspera del referéndum
para llevar a cabo una violenta campaña por el
"no". Su comportamiento no debería
sorprender a nadie, no fue un caso aislado. En Apure,
el gobernador no hizo nada para organizar la campaña,
y muchos otros se comportaron de una manera similar.
Los burócratas simplemente repitieron la misma campaña
desastrosa y vacía que organizaron hace un año en la
campaña presidencial.
Un compañero en Mérida describía la situación de
esta manera: "Fue una campaña estúpida, los
carteles sólo decían que si votabas a Chávez era
por 'amor" mientras que la campaña de la derecha
era violenta. Decían que le quitarían todo a la
gente, si tenías dos automóviles, te quitarían uno,
que los recién nacidos serían arrebatados por el
estado "socialista"".
Después de que se anunciara el resultado, hubo un
programa en directo con las líneas telefónicas
abiertas al público en RNV, una de las emisoras de
radio estatales, y la mayoría de los que llamaron
culpaban a la burocracia por la ausente campaña a
favor del SÍ. Muchos mencionaron la actitud de los
gobernadores alcaldes "chavistas" que no
solo no organizaron la campaña, sino que la
sabotearon activamente. Estos burócratas temían la
aprobación de estas reformar más que la oposición.
Correctamente, veían que las masas considerarían
este referéndum como parte de un largo y atrasado
ajuste de cuentas no sólo con la clase dominante,
sino también contra los elementos reformistas y
burocráticos dentro de la dirección del movimiento
bolivariano.
La táctica de Baduel
Las
declaraciones de la oposición después del resultado
fueron muy significativas. El primer orador fue uno de
los dirigentes de los estudiantes reaccionarios, en
tercer lugar estaba Rosales, el candidato opositor al
presidente que perdió contundentemente frente a Chávez
el pasado mes de diciembre. Pero el segundo orador no
era otro que el general Baduel, el anterior ministro
de defensa de quién hemos escrito hace poco.
¿Qué dijo Baduel? Habló de la reconciliación
nacional y ofreció negociar con Chávez. Renunciaba a
todas las intenciones de organizar un golpe. En pocas
palabras, ofreció una cara sonriente y la mano
amistosa. Esta es una táctica bastante inteligente y
confirma nuestra impresión de que Baduel es un
contrarrevolucionario inteligente. La nueva táctica
de la oposición refleja también la verdadera
correlación de fuerzas que, a pesar del resultado del
referéndum, es aún muy desfavorable para los
contrarrevolucionarios.
La revolución no debería confiar en ninguna de las
caras sonrientes de la contrarrevolución. Debemos
recordar las palabras de Shakespeare: "¡hay
sonrisas que hieren como puñales!" La oferta de
reconciliación es una trampa. No puede haber
reconciliación entre revolución y contrarrevolución
porque no puede existir reconciliación entre ricos y
pobres, explotadores y explotados.
La única razón de este cambio de táctica es que la
oposición no puede derrotar a Chávez mediante la
acción directa. Son demasiado débiles y lo saben.
Los elementos más estúpidos de la oposición ahora
están borrachos de éxito. Pero después de una noche
de borrachera llegará la mañana con una mala resaca.
La "victoria" se ha ganado por un estrecho
margen. A pesar de los grandes esfuerzos de la oposición
sólo han conseguido movilizar unos 100.000 votos más.
Además, esta lucha no se puede ganar sólo con los
votos.
Los burgueses barrigones, sus esposas e hijos, el
pequeño tendero, el estudiante "mocosos
consentidos de los ricos", los oficinistas del
gobierno, resentidos con la "chusma", los
pensionistas nostálgicos de los "buenos y viejos
días" de la Cuarta República, los especuladores,
ladrones y estafadores, los viejos devotos de ambos
sexos manipulados por la jerarquía reaccionaria de la
Iglesia, los ciudadanos de la sólida clase media
cansados de la "anarquía": todos estos
elementos parecen como una fuerza formidable en términos
electorales, pero en la lucha de clases su peso es prácticamente
cero.
La correlación de fuerzas de clase
La verdadera correlación de fuerzas de clase se pudo
ver en los mítines de fin de campaña del referéndum.
Como en diciembre de 2006, la oposición movió cielo
y tierra para movilizar a su base y consiguió reunir
una gran multitud. Sin embargo, al día siguiente, las
calles del centro de Caracas estaban llenas de una
manera de camisetas rojas y pancartas. Los dos mítines
revelaron que la base activa de los chavistas es cinco
u ocho veces más que grande que la base de la oposición.
La imagen es incluso más clara en el caso de la
juventud. Los estudiantes de la oposición son las
tropas de choque de la oposición. Han sido la
principal fuerza organizadora de provocaciones
violentas contra los chavistas. En su manifestación más
grande congregaron a 50.000 personas, según el cálculo
más optimista. Pero los estudiantes chavistas en su
manifestación reunieron a 200.000 o 300.000 personas.
En este sector decisivo de la lucha, la juventud, las
fuerzas activas de la revolución superan con creces a
las fuerzas de la contrarrevolución.
En el lado de la revolución está la aplastante mayoría
de los trabajadores y campesinos. ¡Esta es la cuestión
decisiva! Ni una bombilla se enciende, ni una rueda
gira, ni un teléfono suena sin el permiso de la clase
obrera. Esta es una fuerza colosal una vez se organiza
y moviliza por la transformación socialista de la
sociedad.
¿Y el ejército? ¿Qué pasa con el ejército? Los
reformistas como Heinz Dieterich siempre están con la
misma historia como si se tratara de un disco rallado
en un viejo gramófono. Sí, el ejército es una
cuestión decisiva. Pero el ejército siempre refleja
las tendencias que hay dentro de la sociedad. El ejército
venezolano lleva viviendo una década de tormenta y
tensión revolucionaria. ¡Y eso deja su sello!
No hay ninguna duda de que la aplastante mayoría de
los soldados rasos, hijos de trabajadores y campesinos,
son leales a Chávez y la revolución. Lo mismo se
aplica a la mayoría de los sargentos, suboficiales y
oficiales más jóvenes. Pero cuanto más ascendemos
en el escalafón militar menos clara es la situación.
En las últimas semanas hubo rumores de conspiraciones
y algunos oficiales fueron detenidos. ¡Es una
advertencia seria!
Entre los oficiales, muchos serán leales a Chávez,
otros simpatizarán con la oposición o serán
secretos contrarrevolucionarios. La mayoría
probablemente sean soldados de carrera apolíticos,
cuyas simpatías se inclinan a uno u otro lado
dependiendo del clima general de la sociedad.
El hecho de que el general Baduel haya decidido
adoptar un tono cauteloso y conciliador demuestra que
en la actualidad no existe una base seria para un
golpe de estado. Los contrarrevolucionarios serios (incluidos
los asesores de la CIA) son conscientes de que por
ahora la situación no está madura para una operación
como la de abril de 2002. ¿Por qué no? Porque
cualquier intento de dar un golpe en esta etapa sacaría
de nuevo a las masas a las calles dispuestas a luchar
y morir si es necesario para defender la revolución.
En estas circunstancias, el ejército venezolano
actualmente no sería un instrumento muy fiable para
un golpe. Llevaría a una guerra civil que los
contrarrevolucionarios no confían en ganar. Y no hay
dudas de que en esta ocasión una derrota de la
contrarrevolución en una lucha abierta significaría
la liquidación inmediata del capitalismo en
Venezuela.
Por estas consideraciones prácticas Baduel ha
adoptado la posición que ha tomado. En realidad
intenta ganar tiempo, espera que las condiciones
objetivas cambien a favor de la contrarrevolución y
en contra de la revolución. Hay que admitir que estos
cálculos son correctos. ¡El tiempo no está del lado
de la revolución!
El papel pernicioso de las sectas
Baduel ahora defiende la convocatoria de una asamblea
constituyente. Resulta irónico que sea la misma
reivindicación que está defendiendo el PO argentino
y otras sectas ultraizquierdistas. Estos últimos se
encontraron agitando al lado de la contrarrevolución
en la campaña del referéndum, pero no debería ser
una gran sorpresa.
El papel de Orlando Chirino y otros llamados "trotskistas"
que defendieron el voto nulo fue absolutamente
pernicioso. Estas damas y caballeros están tan ciegos
por su odio a Chávez que ya no son capaces de
comprender la diferencia entre revolución y
contrarrevolución. Esta circunstancia les incapacita
totalmente como una fuerza progresista, menos aún
revolucionaria. Pero dejemos que los muertos entierren
a sus muertos.
Los contrarrevolucionarios e imperialistas comprenden
la situación con mucha más claridad que los payasos
y estúpidos sectarios. Las masas han despertado a la
vida política por Chávez y le son tremendamente
leales. La burguesía ha intentado todo lo posible
para deshacerse de Chávez pero ha fracasado. Cada uno
de los intentos contrarrevolucionarios se ha hecho
pedazos frente a la roca del movimiento de masas.
Por lo tanto, han decidido armarse de paciencia e
intentan ganar tiempo. Chávez ha sido elegido para un
período de seis años y por tanto tienen cinco años
más por delante. El primer paso de la burguesía era
garantizar que no puede presentarse a las próximas
elecciones. Esa era la importancia del referéndum
desde su punto de vista, calculan que si pueden
librarse de Chávez de una manera u otra el movimiento
se dividirá en pedazos y se desintegrará,
permitiendo así que el poder regrese a sus manos.
La oposición es cauta porque es consciente de su
debilidad. Sabe que no es lo suficientemente fuerte
para pasar a la ofensiva. Pero sobre la base de un
"acuerdo nacional" intentan diluir el
programa de Chávez. Si lo consiguen, desmoralizará a
la base chavista, mientras que los burócratas y
reformistas saldrán fortalecidos.
Es una táctica inteligente, pero hay un problema. A
pesar del resultado del referéndum, tienen que
aguantar a Chávez hasta 2012-13 y no hay otras
elecciones importantes en el horizonte. En una situación
como Venezuela en cinco años pueden cambiar muchas
cosas. Por eso quieren una asamblea constituyente, si
ellos pueden ganar otro referéndum cambiarán la
constitución para permitir unas elecciones
anticipadas que esperan ganar, probablemente con
Baduel como candidato.
¿Por qué tienen tanta confianza en ganar? Por que la
revolución no ha llegado hasta el final, porque las
palancas importantes de la economía se han dejado en
manos de los mayores enemigos de la revolución, y
también porque hay un límite a lo que pueden tolerar
la masas sin caer en un ambiente de apatía y
desesperación.
¡Son necesarias medidas decisivas!
Hace algunos años, en mayo de 2004, escribí un artículo
titulado: Tesis sobre la revolución y contrarrevolución
en Venezuela, en él escribía lo siguiente:
"Basarse exclusivamente en la disposición de las
masas a hacer sacrificios es un error. Las masas
pueden sacrificar su hoy por un mañana sólo hasta
cierto punto. Siempre hay que tener en mente una idea,
en última instancia, la cuestión económica es
decisiva".
Esta observación hoy mantiene toda su vigencia. En su
artículo del 27 de noviembre de 2007, Erik Demeester
daba cifras de un reciente informa de Datanalisis (1)
[el servicio de estadísticas venezolano] que revelaba
lo que ya muchas personas saben. "La escasez de
productos alimenticios básicos se está volviendo
intolerable. Este estudio señala que la leche, la
carne de vaca y el azúcar son muy difíciles de
encontrar. Otros productos como el pollo, el aceite de
cocina, el queso, las sardinas y las alubias también
son muy escasos. El análisis se basa en entrevistas a
800 personas en unas 60 tiendas diferentes,
supermercados y mercados, tanto del sector privado
como de la red pública de distribución: Mercal. El
73, 3 por ciento de los lugares visitados no tenían
leche en polvo a la venta. El 51, por ciento ya no tenían
azúcar refinada, el 40 por ciento no tenía aceite de
cocina y el 26,7 por ciento no tenía alubias, un
producto básico en Venezuela.
"Dos tercios de los clientes declararon que en un
grado u otro padecían escasez de comida donde
habitualmente compraban. Colas de horas, algunas veces
de cuatro horas, para comprar algo de leche no eran
algo excepcional. Esta situación recuerda a la de
Chile cuando el sabotaje económico se utilizó contra
el gobierno de izquierdas de Unidad Popular en los años
setenta".
Para las masas la cuestión del socialismo y la
revolución no es abstracta sino en realidad muy
concreta. Los trabajadores y campesinos de Venezuela
han sido extremadamente leales a la revolución. Han
demostrado un alto grado de madurez revolucionaria y
disposición a luchar y hacer sacrificios. Pero si la
situación se prolonga durante demasiado tiempo sin
una ruptura decisiva, las masas comenzarán a cansarse.
Empezando por las capas más atrasadas e inertes
empezará a desarrollarse un ambiente de apatía y
escepticismo.
Si no hay un final claro a la vista comenzarán a
decir: hemos escuchado todos estos discursos antes,
pero nada fundamental ha cambiado. ¿De qué sirve
manifestarse? ¿De qué sirve votar si vivimos igual
que antes? Este es el mayor de los peligros para la
revolución. Cuando los reaccionarios vean que la
marea de la revolución comience a bajar entonces
pasarán a la contraofensiva. Los elementos avanzados
de los trabajadores se encontrarán aislados. Las
masas ya no responderán a sus llamamientos. Cuando
llegue ese momento la contrarrevolución golpeará.
Aquellos que defiende que la revolución ha ido
demasiado lejos y rápido, que es necesario detener
las expropiaciones y llegar a un acuerdo con Baduel
para salvar la revolución, están totalmente
equivocados. La razón por la que un sector de las
masas se están desilusionando no es porque la
revolución haya ido demasiado lejos y rápido, sino
porque va demasiado lenta y no hay ido lo
suficientemente lejos.
La creciente escasez de productos básicos y la
inflación afectan principalmente a las zonas de la
clase obrera, que forman la base del chavismo. Esta
circunstancia es la que socava la revolución no
"ir demasiado lejos". No se puede hacer
media revolución. Si aceptamos el consejo de los
reformistas de la escuela de Heinz Dieterich
seguramente destruiremos la revolución. Actuaríamos
como un hombre que está sentado en la rama de un árbol
y la sierra.
Las elecciones y la lucha de clases
Los marxistas no nos negamos a participar en las
elecciones. Esa es la posición del anarquismo no del
marxismo. En general, la clase obrera debe utilizar
cada resquicio democrático que esté disponible para
reunir a sus fuerzas, conquistar una posición tras
otra al enemigo de clase y prepararse para la
conquista del poder.
La lucha electoral ha jugado un papel importante en
Venezuela para unir, organizar y movilizar a las masas.
Pero tiene sus límites. La lucha de clases no se
puede reducir a estadísticas abstractas o aritmética
electoral. Ni el destino de una revolución está
determinado por leyes o constituciones. Las
revoluciones se ganan o se pierden no en los despachos
de abogados o en elecciones parlamentarias, sino en
las calles, en las fábricas, en los pueblos y barrios
pobres, en las escuelas y barracones del ejército.
Ignorar este hecho es un peligro.
Los reformistas creen que la clase obrera siempre debe
cumplir las sutilizas legales. Pero hace tiempo que
Cicerón dijo: Salus populi suprema est lex (La ley
suprema es el bien del pueblo). Nosotros deberíamos añadir:
la ley suprema es el bien de la revolución. Los
contrarrevolucionarios no han demostrado ningún
respeto por la ley o la constitución de 2002, y si
hubieran triunfado habrían abolido inmediatamente la
constitución de 1999. Ahora todos están gritando por
la defensa de esa misma constitución.
Incluso después de la derrota del referéndum, Chávez
tiene suficientes poderes para llevar a cabo la
expropiación de los terratenientes, banqueros y
capitalistas. Tiene el control de la Asamblea Nacional
y el apoyo de los sectores decisivos de la sociedad
venezolana. Una ley capacitante para expropiar la
tierra, los bancos y las grandes empresas privadas
provocaría un apoyo entusiasta de las masas.
El nivel de abstención que ha permitido la estrecha
Victoria de la oposición es una advertencia. Las
masas exigen una acción decisiva y no palabras. Puede
que esta derrota tenga el efecto contrario, puede
elevar las masas a niveles nuevos de lucha
revolucionaria. Marx dijo que la revolución necesita
el látigo de la contrarrevolución, y lo hemos visto
en más de una ocasión durante estos últimos nueve años
en Venezuela.
No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos y
no se puede luchar con un brazo atado a la espalda.
Una revolución no es un juego de ajedrez con reglas
bien definidas. Es una lucha entre intereses de clase
mutuamente antagónicos e irreconciliables. Son
necesarias medidas decisivas para defender la revolución
y desarmar la contrarrevolución.
La victoria del "no" en el referéndum
actuará como un golpe saludable. La base chavista está
furiosa y culpa a la burocracia, a la que
correctamente culpan de este revés. Existen acciones
para purgar a la derecha del movimiento. ¡Es
absolutamente necesario! Nuestras consignas deben ser:
¡Ningún paso atrás! ¡Ningún acuerdo con la
oposición!
¡Por el avance de la revolución!
¡Expulsión de los burócratas y arribistas!
¡Expropiación de la oligarquía!
¡Armar a los trabajadores para luchar contra la
reacción!
¡Viva el socialismo!
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