Pinochet,
la CIA y los terroristas de la mafia
HERNANDO CALVO OSPINA* (23-08-03)
En la noche del 11 de septiembre de 1973 los
anticastristas realizaron por las calles de Miami una manifestación de apoyo al golpe de
Estado del general Augusto Pinochet al presidente Salvador Allende. Quizás fueron los
únicos en el mundo. Estos cubanos, muchos de ellos formados como especialistas en
actividades terroristas en las escuelas de la CIA a lo largo de los años sesenta, veían
a Pinochet como un aliado estratégico en su guerra contra el Gobierno de La Habana. En
tanto los golpistas requerían de su experiencia dentro de la criminal maquinaria
internacional que se conocería como "Plan Cóndor".
Atentado contra el ex canciller Orlando Letelier ocurrido el 21 de septiembre de 1976.
La Dirección de Información Nacional,
DINA, supra-aparato especial de inteligencia política creado por Pinochet y bajo su mando
inmediato, se propuso con el "Cóndor" establecer formas de coordinación con
otros organismos de seguridad, en particular con aquellos de las dictaduras argentina y
paraguaya, pero también con los de Brasil, Bolivia, Venezuela y Uruguay. Además de los
terroristas cubanos, al "Cóndor" fueron sumados grupos políticos extremistas
que podían prestar colaboración logística y operativa. Así, Chile se convirtió en el
santuario de terroristas croatas, fascistas españoles, italianos y del OAS francés,
nazis, y otros de Latinoamérica. En el "Condor" se coordinaría todo ello para
"perseguir y extirpar el peligro marxista" donde se encontrara, como lo
constató el informe realizado por la Comisión de Verdad y Reconciliación de Chile.
Según esta Comisión, otras investigaciones
independientes, y el propio Departamento de Estado, el general Vernon Walters, subdirector
de la CIA, estaba no sólo al tanto de ello sino que su Agencia aportó a la maquinaria
criminal. La bendición al "Cóndor" la dió Walters desde abril de 1974 .
En lo que respecta a los cubanos, en
diciembre de 1974 un documento interno del FBI hacía referencia a las "relaciones
especiales" que se iban creando con la dictadura; otro informe del 29 de abril de
1976 confirmaba un encuentro entre varios terroristas cubanos y el propio Pinochet,
celebrado el 17 de marzo de 1975.
Pocos días antes, en febrero, durante una
de las primeras acciones conjuntas planificadas por la DINA, no se lograba asesinar en
México a los dirigentes chilenos exiliados Carlos Altamirano y Volodia Teitelboim.
Además de los terroristas cubanos, al frente del operativo se encontraba el
estadounidense Michael Townley, operativo de la CIA y la DINA.
Townley y Virgilio Paz, cubano de la CIA,
viajan desde México a Madrid donde encuentran a Stefano Delle Chiaie, dirigente del grupo
terrorista italiano Avanguardia Nazionale, y con el apoyo de la policía secreta
franquista, preparan el asesinato de Bernardo Leighton. El 6 de octubre de 1975, en Roma,
es baleado éste líder democracristiano chileno junto a su esposa. Los tiros los dejan
inválidos. Vale anotar que durante las pocas horas que Pinochet estuvo en España,
además de asistir al entierro del "generalísimo" Francisco Franco, también se
entrevistó con el terrorista Stefano Delle Chiaie.
En marzo de 1976 se decide asesinar en Costa
Rica a Andrés Pascal Allende, entonces jefe del MIR. Se falla en el intento. El jefe del
comando, Orlando Bosch, es detenido y dejado en libertad poco después. Bosch, operativo
especial de la CIA, a pesar de estar buscado por el FBI por atentados y muertes en Estados
Unidos, pudo llegar a Santiago de Chile en diciembre de 1974 acompañado del embajador
chileno en Washington. Bosch saldría y entraría a Chile hasta fines de 1976.
Los terroristas actuaban y se movían
impunemente con una facilidad asombrosa. Las alarmas empiezan a sonar al producirse varios
atentados en Estados Unidos que, aparentemente, no tenían que ver con el
"Condor" pero sí con los cubanos involucrados en él. La gran cantidad de
grupúsculos terroristas cubanos, cuyos miembros estaban ligados de una u otra forma a la
CIA, dificultaban su control. Es así como la CIA, dirigida por el futuro presidente
George Bush, presiona para que se unan en el Comando de Organizaciones Revolucionarias
Unidas, CORU (1). En junio de 1976 nacía en República Dominicana una de las más
criminales redes del terrorismo internacional que ha existido en el continente.
Lógicamente el CORU pasó a ser parte orgánica del "Plan Condor", con la
"orden" de no actuar en territorio estadounidense.
Como parte del "Cóndor", los
terroristas cubanos lograron buenas relaciones con la dictadura argentina, la cual ya
había cooperado con la Junta chilena para el asesinato del general chileno Carlos Prats y
su esposa, el 30 de septiembre de 1974 en Buenos Aires. Los servicios represivos
argentinos y la DINA facilitarían el intento de secuestro al Embajador cubano en Buenos
Aires, realizado por anticastristas. Poco después, en agosto de 1976, lograrían
secuestrar y desaparecer a dos diplomáticos cubanos en la misma ciudad. Los crímenes
habían sido preparados por los terroristas cubanos Virgilio Paz y Guillermo Novo. Novo
tenía fama por haber, entre otros, disparado una bazuka a la sede de la ONU en New Yok en
momentos que el Che Guevara intervenía. Los crímenes habían tenido el visto bueno de su
compatriota Luis Posada Carriles, operativo especial de la CIA, y ex jefe en la policía
política venezolana. El comando lo lideraba Gaspar Jiménez, ya involucrado por la misma
época en un atentado a la Embajada cubana en París.
El acto más conocido de la siniestra
colaboración entre la DINA y los terroristas cubanos, es el asesinato del ex ministro de
Allende y personaje clave de la oposición a Pinochet, Orlando Letelier, ocurrido en
Washington el 21 de septiembre de 1976. La poderosa bomba colocada en el vehículo
también destrozó a su colaboradora estadounidense. Tal hecho estremeció a la Nación,
al ser la primera vez que ello sucedía en el corazón del poder estadounidense. Todos los
ojos estaban puestos sobre la dictadura chilena, pero el camino para llegar se repletó de
obstáculos. A pesar que George Bush había prometido la colaboración de la CIA, fueron
el fiscal federal y el FBI quienes dilucidaron el asesinato después de muchos meses de
investigaciones. Como se ha demostrado, el papel jugado por la CIA fue el entorpecer todo.
Cuando ya se creía que el crímen iba a quedar impune, se descubre lo que todos
imaginaban: La DINA planificó y encargó a Townley y a los cubanos de realizarlo. Posada
y Bosch escogieron a sus compatriotas Dionisio Suárez, Virgilio Paz, Alvin Ross y los
hermanos Novo para intervenir en el operativo.
Townley, quizás el principal terrorista con
el cual contó la DINA, fue extraditado de Chile en 1978. Gestionó una reducción de pena
negociada y actualmente está en el Programa Federal de Protección a Testigos y con una
nueva identidad. Apenas pagó cinco años de cárcel.
Orlando Bosch, luego de cumplir prisión en
Venezuela por ser responsable intelectual de la voladura de un avión civil de Cubana, en
las costas de Barbados, el 6 de octubre de 1976, justo después del asesinato de Letelier,
entró a Estados Unidos donde fue preso. A pesar de la oposición del Departamento de la
Justicia, el ya presidente George Bush intervino personalmente para que se le concediera
libertad condicional. Uno de los que intercedió ante el Presidente fue su propio hijo,
Jeb, quien estaba en camino a Gobernador de la Florida, y sabía que ello le reportaría
los votos de los anticastristas.
Luis Posada Carriles también fue a la
cárcel en Venezuela por la voladura del avión. Se fugó con la complicidad de las
autoridades de ese país, y reapareció como asesor de la "Contra" nicaragüense
por cuenta de Washington, siendo una de las "sorpresas" que destapó el
escándalo conocido como "Irangate". Siempre en libertad, y después de liderar
varios actos terroristas contra Cuba, preparados desde países centroamericanos, cae preso
en noviembre del 2000 en Panamá durante la X Cumbre Iberoamericana. Posada intentaba
dinamitar la universidad donde el presidente Fidel Castro daría una conferencia. Con él
son detenidos Guillermo Novo y Gaspar Jiménez.
Los hermanos Novo habían quedado libres
después de unos pocos años de cárcel por el crímen de Letelier, pasando a trabajar
para la Fundación Nacional Cubano-Americana, organización creada por el Consejo Nacional
de Seguridad de Ronald Reagan en 1981. José Dionisio Suárez y Virgilio Paz huyeron doce
años, tiempo en que el FBI los incluía en el programa televisivo "America's Most
Wanted" por su alto grado de peligrosidad. A pesar de estar condenados a cadena
perpetua son dejados en libertad contra la voluntad del Departamento de Justicia: El
presidente George W. Bush autorizó su excarcelación, justo 18 días antes de otro
terrible 11 de septiembre, pero ahora del 2001. Como aseguró, entre otros, la periodista
e investigadora Ann Louise Bardach (2) esa decisión la tomó el Presidente como una forma
de "pago" al "favor" recibido por los grupos extremistas cubanos de
Miami. No se debe olvidar que fue en la Florida donde se decidió la actual presidencia
estadounidense, y la influencia de la Fundación fue decisiva dado el poder económico y
político que maneja en la Florida.
El 20 de mayo del 2002, el presidente W.
Bush habló en Miami ante un numeroso auditorio anticastrista sobre la aparente lucha que
contra el terrorismo adelanta su Nación. El acto estaba organizado por la Fundación. En
la sala se encontraban Bosch, Suárez y Paz.
Parece que las alas del "Condor"
ya no vuelan, pero siguen protegiendo.
* Tomado de Rebelión. Hernando Calvo
Ospina, es periodista y escritor colombiano, residente en Francia.
Notas
1) Francisco Martorell. "Operación
Cóndor, el vuelo de la muerte". LOM Ediciones. Santiago, 1999. Stella Calloni.
"Los años del lobo. Operación Cóndor". Ediciones Continente. Buenos Aires,
1999.
2) John Dinges y Saul Landau: Assassination on
Embassy Row. Pantheon Books, New York, 1980.
3) The Guardian, Londres. 2 de diciembre,
2002. |