De Rebelión - 5 julio 2005
Chile: la cuenta del país que no es
Un país subdesarrollado donde las desigualdades aumentan
por José Cademartori
Chile, un caso de desarrollo logrado,
donde los frutos llegan a todos los rincones y a todos sus hijos. Así describiendo
un país que no es, Lagos entregó su última cuenta.. Primero porque no se ha logrado tal
desarrollo, pues según todos los indicadores, Chile sigue muy atrás de las
naciones industrializadas del planeta con un ingreso promedio equivalente a la mitad del
menos desarrollado de Europa Occidental, Portugal. (PNUD,2004) ; y, segundo porque no es
cierto que los frutos llegan a todos los rincones y a todos sus hijos. Ya
nadie discute que Chile tiene una de las peores distribuciones de ingresos en el
continente y en el mundo, la misma que los obispos chilenos han calificado de escandalosa.
El Presidente dijo que esas diferencias han variado muy poco en los 14 años
de la Concertación. La verdad es que han empeorado. En la última década, los
multimillonarios chilenos ascendieron a la lista de los super ricos del mundo y los altos
ejecutivos de las grandes empresas quedaron entre los mejor pagados del planeta. Entre
tanto, según la OIT, sólo un tercio de los trabajadores chilenos tiene un trabajo
decente. La gran mayoría de nuestros compatriotas se quedaron atrás, en el tercer mundo,
condenados a compartir las migajas del crecimiento. Lagos nos conmina a la resignación
diciendo que este es un problema crónico y de lentos cambios, pasando por alto que,
durante Allende y en los gobiernos democráticos anteriores, Chile era con muchos menos
recursos que ahora, una de las naciones más igualitarias y democráticas del mundo,
donde, entre otras conquistas, la educación y las universidades eran gratuitas,
financiadas por el estado.
Cuanto cuestan los privilegios tributarios
Lagos sostuvo que las diferencias de ingreso entre los extremos son menores de lo
que muestran las cifras oficiales sobre desigualdades. Agrega los gastos fiscales en
educación, salud y subsidios a los ingresos de los pobres, para concluir que las
diferencias entre ricos y pobres disminuyeron de 14 a 7 veces. Pero Lagos incluye los
subsidios y otros beneficios fiscales para unos, pero al mismo tiempo excluye los
beneficios fiscales para los otros, los ricos y poderosos. Durante su mandato estos
privilegios aumentaron fuertemente a través de franquicias tributarias, cuyo paradigma
fue el escándalo de la Exxon, la transnacional más poderosa del mundo, que en sus veinte
años en Chile, nunca pagó un centavo de impuestos. La suma de estos privilegios le
cuestan al erario nacional 3.200 millones de dólares anuales, o sea el 23% de todo el
presupuesto fiscal. Y esto sin contar los multimillonarios créditos estatales a grupos
privados, (como el del Banco del Estado al grupo Luksic) ni las resoluciones que acogieron
la formación de poderosos monopolios u oligopolios privados en transporte aéreo,
farmacias, telecomunicaciones, comercio detallista y otras áreas, o las jugosas
concesiones privadas de obras y servicios, con compromisos de subsidios, si les va mal. La
verdad estricta es que Lagos, en el balance neto de su gestión, ha contribuido a aumentar
la concentración del poder económico en transnacionales y grandes empresas,
concentración que él mismo denunciara en otra
época.
600.000 cesantes y reajustes salariales al 1,6%
Como candidato aseguró que la economía crecería ininterrumpidamente al 7%. En la
práctica, en los cinco años pasados alcanzó el 3,8 %, y los salarios reales, apenas el
1,6%. En su concepto de la globalización neoliberal no entraban las crisis que durante
gran parte de su mandato nos arrastraron a la recesión, a un fuerte endeudamiento de las
pymes, a la intensificación del trabajo y a despidos que afectaron por primera vez a
profesionales y ejecutivos. No menos de 600.000 chilenos han permanecido cesantes en los
últimos cinco años. El ingreso de una parte de la población se redujo, el de otra parte
se congeló, mientras las grandes empresas seguían registrando aumentos en sus altas
ganancias. Pero, la adhesión al modelo neoliberal que Lagos comprometió en su viaje a
Nueva York lo inhibió a corregir estas iniquidades. Ahora vuelve a la retórica
insubsancial, a pesar de que el nuevo ciclo expansivo con altos precios del cobre, es
frágil e inestable. Sin embargo asegura que entramos a un crecimiento sólido y
sustentable, sin advertir el estancamiento de Europa y Japón y los déficits
norteamericanos que, según todos los expertos internacionales, amenazan con un derrumbe
del dólar y una crisis monetaria mundial sin precedentes. Nada propuso el Presidente para
afrontar estas crisis. Por el contrario, contrajo compromisos muy onerosos para Chile,
como es el TLC con EE.UU y Europa y hasta apoyó el nombramiento de funcionarios de las
grandes potencias en las cúpulas del Banco Mundial, FMI y OMC, en lugar de levantar un
frente común con los países perjudicados por la globalización.
Causas de la crisis energética y alza de tarifas
Nada dice tampoco de las verdaderas causas de la crisis energética, del porqué del alto
precio del petróleo y su relación con la invasión a Irak, ni de la inseguridad mundial
que crean las anunciadas guerras preventivas que prepara Bush. Lagos no
reconoció el grave error de haber confiado en el corrupto Menem y en las transnacionales
que nos garantizaban el abastecimiento del gas argentino. Confiados en las señales
del mercado y no en la seguridad nacional energética, se llegó a cerrar
nuestras minas de carbón. Ahora Lagos nos insta a repensar la conveniencia de
reutilizar nuestro carbón. La crisis energética es también consecuencia de las
privatizaciones del servicio eléctrico, las que ejecutaron de común acuerdo la Derecha y
la Concertación. Cuando las empresas eléctricas eran de propiedad pública, rara vez
hubo problemas de abstecimiento, las inversiones se planificaban a largo plazo, nunca
faltaron fuentes de financiamiento, las tarifas estaban al alcance de todos los usuarios y
Chile era el más electrificado del continente. Hoy, los consorcios privados exigen se les
asegure la máxima rentabilidad, la que se obtendrá a costa de mayores tarifas, o bien
por medio de subsidios gubernamentales. De lo contrario detienen las inversiones a que
están obligadas por contrato. Instalan plantas sin importarles la contaminación del
medio ambiente y tampoco garantizan la seguridad y continuidad del suministro, como lo
demuestran los reiterados apagones y cortes, con graves perjuicios para millones de
personas. En vez de denunciar el incumplimiento de los contratos y la anulación de las
concesiones, el gobierno cede al chantaje de las compañías. Lagos agradeció a los
parlamentarios por su apoyo a una nueva ley eléctrica que significará alzas entre el 10%
y hasta el 20% en las tarifas al consumidor.
La privatización de las obras públicas
La modernización de la infraestructura es uno de los temas favoritos de Lagos. Una cosa
es la modernización y recuperación de los ferrocarriles del estado así como la
ampliación del Metro cuya propiedad pertenece a los chilenos y nos beneficia a todos.
Otra cosa muy distinta son las autopistas, represas, obras sanitarias, puertos,
aeropuertos y telecomunicaciones, revisión automotriz y recolección de basuras; es
decir, obras públicas y servicios comunitarios concesionados o licitados con la
condición de asegurar buenas ganancias para grupos cercanos al poder. Las autopistas
urbanas de la capital, especialmente la Costanera Norte, la Autopista Central y el Plan
Transantiago, son otros tantos negocios monopolizados por influyentes concesionarios,
garantizados por el estado a costa de subsidios comprometidos o que se pagarán con un
encarecimiento del transporte para millones de usuarios. Arquitectos y urbanistas de
prestigio, ecologistas y vecinos rechazan los criterios privatistas o mercantilistas con
que se abordan estas obras que empeoran la calidad de vida de barrios extensos o aumentan
el caos de las ciudades. Estas no son mezquindades ni defectos
puntuales como se quejó el Presidente.
La corrupción y el jarrón de los 100 millones de dólares
Las concesiones del Ministerio de Obras Públicas y Transportes dieron origen a desvíos
de recursos públicos para financiar sobresueldos ilegales a Ministros y otros altos
funcionarios. Por los delitos de coimas y cohechos están procesados un subsecretario y
dos diputados de la Concertación. Un testigo clave apareció muerto. Sólo un acuerdo
secreto entre el gobierno y la UDI evitó una grave crisis política. De esto Lagos no
dijo una palabra. Tampoco se refirió al robo de certificados de depósitos que reveló la
asociación ilícita entre funcionarios de confianza de la CORFO y el grupo Inverlik, con
la complicidad de respetables bancos y empresas financieras. Este tráfico de
mercancía robada, le costó al estado más de 100 millones de dólares, una de las peores
pérdidas sufridas por el país, por la cual no hay hasta ahora restitución del dinero ni
responsables políticos. El consuelo que nos dejó el Presidente fue que en otros países
había más corrupción.
La deuda del gobierno con las pymes
El capítulo de la cuenta dedicado a las Pymes deja de manifiesto el contraste entre los
compromisos firmados por el candidato Lagos y los pobres resultados que exhibe. El
proyecto de certificación nacional no sustituye la certificación internacional que es lo
que verdaderamente las Pymes necesitan. El Fondo de Garantía de Créditos para Pequeños
Empresarios (Fogape) no los beneficia, no mejora las tasas de interés ni los plazos que
fijan los bancos. Las deudas, la competencia importada, la opresión de los monopolios
siguen sin solución. Por otro lado, los grandes empresarios de la SOFOFA se arrogan la
representación de las pymes, con la complacencia del gobierno. Ante la manifiesta
inoperancia gubernamental, los partidos y candidatos de la Concertación y de la Derecha
compiten por quien ofrece más a las pymes para atraer sus
votos.
Crisis ambiental y la inoperancia gubernamental
Una de las grandes deudas pendientes que deja Lagos es la protección del medio ambiente.
El nombramiento de Adriana Hoffman infundió esperanzas, pero después de su destitución,
las cosas siguieron igual. Otros seis años pasan sin que salga la ley del bosque nativo.
Su gobierno fue duramente criticado en las más de 50 observaciones que le hizo la OCDE,
el organismo oficial de los países industrializados. En su cuenta, Lagos hizo su
autocrítica y reconoció que la regulación ambiental y la fiscalización tenían que ser
reforzadas. Dramas que han impactado a la opinión pública como las enfermedades causadas
por los depósitos de plomo importado en Arica, la tala y exportación ilegal de los
bosques de alerces en el sur, el desastre ecológico del río Cruces, la polución
generada por La Farfana, la privación del agua a los campesinos andinos por la acción de
las mineras, el proyecto Pascua Lama que amenaza la vida de los valles intento de entre
otros, demuestran que la prioridad del Presidente no ha sido el cuidado de la naturaleza y
la salud, sino las utilidades de las grandes compañías.
Mercantilización y abandono de la educación de la educación pública
En materia educacional, la obligatoriedad escolar hasta 12 años, la generalización de la
jornada escolar completa, el aumento de las colaciones diarias y del reparto gratuito de
textos de estudio, son lentos avances de los últimos catorce años. Sin embargo,
Lagos sabe muy bien que estamos lejos de llegar a la cifra necesaria de recursos a
destinar por el Estado a la educación que recomienda la UNESCO, el 7% del PIB, cifra que
sí ha alcanzado Cuba y se apresta a lograr Venezuela. La nueva subvención de jornada
completa a escuelas públicas y privadas que propone, se financia no con mayores recursos,
sino con una redistribución de lo existente. Lagos no se refirió a los graves déficits
de conocimiento y comprensión de nuestros alumnos que han mostrado las pruebas Simce, las
de ingreso a las universidades y otras internacionales, las que dan cuenta de la baja
calidad de nuestra enseñanza, de la que se exceptúan, los colegios privados que atienden
a los hijos de familias pudientes. Culpa de la mala calidad a los profesores
ineficientes y quiere despedirlos mediante evaluaciones unilaterales. El presidente
saca en cara el aumento salarial que han tenido los maestros, pero no repara en la
antipedagógica jornada de 44 horas de clases que deben cumplir para alcanzar mejores
remuneraciones, ni tampoco en el exceso de alumnos por sala que deben atender. Nada dijo
del profundo abandono de las escuelas públicas, paralizadas por los déficit de los
municipios de las zonas campesinas y de los densos barrios pobres de la periferia urbana.
Los bancos decidirán quien va a la Universidad
El gobierno tergiversó la lucha que por años libran decenas de miles de universitarios
de todo el país. Los acusó de insolidarios por oponerse a los créditos para los
establecimientos privados. Pero, él sabía muy bien que esa no es la razón de las
movilizaciones, sino la protesta porque según la nueva ley son los bancos los que
administrarán los créditos y por tanto, ellos decidirán qué carreras financiar y
quienes podrán optar a ellas, anteponiendo el lucro financiero a las vocaciones
juveniles. El Presidente sabe que a los estudiantes los mueve la exigencia de más fondos
presupuestarios para las postergadas universidades públicas, mientras las privadas
prosperan y enriquecen a sus inversionistas, con la ayuda de generosos aportes estatales.
Los jóvenes pugnan por mayor participación de la comunidad y autonomía universitaria,
además de otro financiamiento más equitativo, como lo es el arancel diferenciado de
acuerdo con la capacidad económica de las familias.
El colapso de los servicios de salud
El Presidente considera el Plan Auge de Salud como otra de sus grandes obras. Lo califica
como centrado en las personas, de acceso universal y equitativo
solidario oportuno y eficiente. Demasiados elogios para un plan
muy discutido, resistido y criticado, por las comunidades de médicos, profesionales de
salud, comités de usuarios y parlamentarios de la propia Concertación. La prioridad dada
solamente a 25 patologías, por muy comunes que ellas sean, difícilmente podrá permitir
un mayor y oportuno acceso a la población, dada la incapacidad de los servicios. La
reforma se basa en los criterios mercantilistas en la gestión de la salud. La ley empieza
por aumentar las contribuciones obligatorias de los afiliados. Una gran parte de los
enfermos no indigentes continuarán enfrentados a altos aranceles, con bonificación
limitada en las isapres y altos costos en clínicas privadas o semipúblicas. Para muchos
las enfermedades catastróficas son la ruina o un insoportable endeudamiento. Entretanto,
la entrega de los servicios complementarios hospitalarios a concesionarios privados
demandará mayores recursos públicos, para financiar sus utilidades. El déficit de los
hospitales, servicios de urgencia y consultorios, la falta de profesionales, insumos
y equipos que se expresan en congestión, hacinamiento y largas esperas, sigue siendo tan
visible ahora como a comienzos del sexenio. Los servicios privados de emergencia
continúan exigiendo el cheque de garantía, burlándose de la ley que lo derogó. Por
mucho que se hayan aumentado los recursos, después de la bancarrota en que los dejó la
dictadura, los servicios públicos de salud están lejos aún de atender las necesidades
de los chilenos, a pesar de que sería posible si se financiara con una efectiva
redistribución del costo del financiamiento, de acuerdo con la real capacidad de los
sectores prósperos.
Las casas Copeva y las soluciones de 30 metros cuadrados
La condonación y rebaja de deudas habitacionales que Lagos anunció es un triunfo de
miles de familias afectadas a lo largo del país. La erradicación de los pobladores que
viven en campamentos ha demostrado su lado oscuro al comprobarse las desventajas del
traslado a los extramuros de la ciudad, a viviendas estrechas, construidas con materiales
de mala calidad, lejos de servicios comunitarios, de las fuentes de trabajo y con
mayores costos de locomoción. Las viviendas sociales o soluciones
habitacionales de 30 metros cuadrados con que se asegura haber detenido el déficit,
están lejos de ser la vivienda digna a que aspiran los chilenos. Decenas de miles de
familias en todo el país, como en el reciente caso de las poblaciones de Temuco, siguen
afectados por el síndrome de las casas copeva cuyas supuestas reparaciones no
resolvieron los daños estructurales con que fueron aceptadas por el Ministerio de la
Vivienda, a la vez que como a los damnificados de Puente Alto, se les exige reanudar el
pago de las deudas. Otro tanto sufren miles de habitantes de nuevas poblaciones,
construídas por la iniciativa empresarial, con calles y avenidas con deficientes sistemas
de alcantarillado o de aguas lluvia, cuyas inundaciones aumentan las enfermedades y crean
un caos en la circulación. Lo que Lagos y la Concertación no quieren ver es que el
problema de la vivienda es la consecuencia del libre mercado y del uso mercantilizado y
especulativo del suelo que conducen al alza de los costos y la agravación de los
problemas urbanos. Sólo una concepción social de la propiedad y del uso planificado y
regulado del suelo nos puede permitir una mejor calidad de vida para todos dentro y fuera
de las viviendas.
El fracaso de las AFP y el futuro de la tercera edad
Los gobiernos de la Concertación han defendido cerradamente la privatización de la
previsión, impuesta por Pinochet permitiendo que ella sólo haya redundado en una mayor
concentración de la rentabilidad de los grupos económicos que administran los ahorros de
los trabajadores. Tardíamente Lagos admite que los empleados públicos que fueron
obligados a entrar en las AFP sufren graves perjuicios a la hora de jubilar. Pero, el
Presidente omitió los diversos estudios que anuncian el colapso del sistema privatizado
porque centenares de miles de sus afiliados apenas tendrán acceso a una pensión mínima
y que otros muchos más no habrán cumplido el requisito para acceder a ella. Lo que Lagos
no dijo es cómo se haría para entregar una pensión digna a todos los chilenos de
tercera edad, sin una profunda reforma del sistema AFP, orientada a reemplazar su
carácter de fructífero negocio de las transnacionales,para instaurar una verdadera
seguridad social.
Fuerzas armadas doctrina y adiestramiento cuestionados
Las Fuerzas Armadas, dijo Lagos, han vuelto a ser las Fuerzas Armadas de
todos los chilenos y se han integrado plenamente a la vida democrática. Rindió
homenaje al Ejército y su Alto Mando para contrarrestar la ola de indignación en todo el
país por la tragedia de Antuco, donde la muerte innecesaria de decenas de conscriptos, ha
cuestionado una vez más el servicio militar obligatorio y los métodos brutales de
adiestramiento y adoctrinamiento, copiados del Pentágono. Contrariamente a lo dicho por
Lagos, queda mucho por hacer para depurarlas, democratizarlas y convertirlas en las
Fuerzas Armadas de todos los chilenos. A la vez, la costosa importación de sofisticado
armamento, financiado con la anacrónica ley del cobre, genera pretextos y suspicacias que
alientan el armamentismo entre nuestros vecinos.
Avances y retrocesos en DD.HH.
En materia de derechos humanos, el Presidente se vistió con las victorias alcanzadas por
la lucha de las organizaciones sociales y políticas. El informe de la Comisión sobre la
tortura y la prisión, las compensaciones hasta ahora otorgadas, los avances en la condena
judicial a los esbirros del pinochetismo no fueron triunfos fáciles. Encontraron a menudo
la resistencia del propio Jefe del Estado que en numerosas ocasiones ha tratado de salvar
a Pinochet y sus cómplices civiles, ordenó ocultar los nombres de los victimarios,
intentó cerrar los procesos judiciales, antes de tiempo o promovió la aplicación
encubierta de la amnistía pinochetista. Olvidar y dar vuelta la página ha
sido una de sus consignas. El balance no es tampoco favorable en el trato a los
movimientos sociales que al carecer de otros medios para hacerse escuchar, salen a la
calle a vocear sus derechos. Viejas y nuevas normas represivas sirven de pretexto para una
violencia policial innecesaria contra estudiantes, jóvenes, campesinos, mapuches,
pobladores, obreros en huelga. Continuamente hay víctimas entre los que se manifiestan
pacíficamente, como lo atestiguan las imágenes televisivas, mientras los vándalos y
provocadores encapuchados actúan impunemente. Lagos guardó silencio frente a las
irrefutables críticas del Relator de las Naciones Unidas, de su Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y de Amnesty International por las violaciones a los
derechos indígenas. Su gobierno aplica a los mapuches la ley antiterrorista del
pinochetismo que entre otras aberraciones viola el derecho al debido proceso. Se niega
también a reconocer constitucionalmente a los pueblos indígenas. Por otro lado,
continúan encarcelados largo tiempo quienes lucharon contra la dictadura. Lagos destacó
la construcción de diez nuevas cárceles de alta seguridad, el aumento considerable de
las fuerzas policiales y el reforzamiento del aparato judicial, ante las presiones de la
derecha que exige siempre más represión como solución a los problemas sociales que
genera su modelo de libre mercado.
La cultura como mercancía
Después del último sexenio, Chile sería una sociedad culturalmente más
rica, gracias al tremendo cambio que hemos
introducido, según el Presidente. La eliminación de la pena de muerte, de la
censura cinematográfica y el término de la discriminación contra los hijos ilegítimos
y las estudiantes embarazadas son ciertamente puestas al día, ante los retrocesos de la
dictadura. La ley del divorcio, en cambio, sufrió deformaciones por parte de la minoría
dogmática del parlamento que el Ejecutivo no vetó, por lo que difícilmente será una
ley operante. Pero, lo más importante, el Presidente dejó de lado, una vez más, las
consecuencias que en el ámbito cultural produce el modelo económico: la
mercantilización de la cultura, el dominio por monopolios privados, tanto por medio de la
opulenta publicidad comercial que controlan los avisadores, como de la entrega en
propiedad privada o en concesión, de los medios masivos de comunicación,- tv, radio,
cine, editoriales de libros y revistas, conecciones a internet. Lagos rechazó las
demandas de que el estado y el gobierno aseguraran el pluralismo informativo, el derecho a
expresión de las minorías, a permitir una distribución equitativa de la publicidad
estatal, o a ayudar a los medios modestos y sin fines de lucro a sobrevivir. Se negó
rotundamente a eliminar el IVA a los libros, que con la tasa acrecentada al 19%, una de
las más altas del mundo, coloca el arte y el conocimiento, fuera del alcance de gran
parte de la población. Por el contrario, los compromisos que aceptó en el TLC con EE.UU
y Europa, dió amplias facilidades para que los productos culturales
norteamericanos desplazen a los nacionales.
Independencia o subordinacióan
Lagos termina su mandato buscando desmarcarse de sus anteriores elogios irrestrictos a la
globalización transnacional impulsada por EE.UU, así como de la falsa creencia de que
Chile no tiene nada que hacer con los pueblos latinoamericanos. Hoy ningún país puede
ignorar los cambios políticos que están generando las luchas de nuestros pueblos. En su
despedida el Presidente retomó una consigna de la izquierda: América Latina es
nuestra patria grande y nuestra política exterior la hacemos desde nuestra región.
Insinúo también que a los foros internacionales hay que ir acompañados de países
similares a los nuestros para hablar con una sola voz. Ojalá así hubiera
sido. Pero, más allá de la retórica y de algunos otros gestos simbólicos, como el
rechazo en el Consejo de Seguridad a avalar la invasión a Irak, Lagos y la Concertación
creen en un imposible, una política de independencia subordinada, o, al menos, en acuerdo
con la estrategia de la potencia del norte. Es lo que persiguió con la designación de
Insulza, en la tarea imposible de convertir a la OEA en un sustituto de la unidad
latinoamericana y caribeña, que es un paso previo para tratar con EE.UU en condiciones
más favorables. Esta incompatibilidad se demostró una vez más, frente al golpe de
estado en Venezuela apoyado por EE.UU. El gobierno de Lagos lo justificó inicialmente,
debiendo posteriormente rectificarse, ante el retorno de Chávez y su amplio respaldo
popular. Su gobierno apoya la invasión a Afganistán. Votó en la NU en contra de Cuba.
Cedió también a las exigencias de Bush de enviar tropas chilenas para pacificar y
normalizar Haití, lo que constituye un primer paso en la acariciada estrategia del
Pentágono de utilizar tropas latinoamericanas en los conflictos internos de nuestros
países.
Maquillaje en vez de cambios constitucionales de fondo
Al comienzo de su administración Lagos dió a entender que una de sus tareas
fundamentales sería instalar en el país una constitución plenamente democrática. Al
referirse a las modificaciones constitucionales negociadas entre la Concertación y la
Derecha, el Presidente las calificó de paso histórico, afirmando que con
ellas se estarían completando las exigencias básicas de una constitución
democrática. Se pretende así legitimar cada vez más la institucionalidad dictatorial,
tal como se ha hecho con las llamadas leyes orgánicas sobre materias fundamentales o
decretos como el de amnistía o sobre inversión extranjera. Por mucho maquillaje que se
ponga, como con la legalización del lobby (la presión de los ricos sobre los políticos)
o el registro del dinero en las campañas electorales, la influencia decisiva del poder
económico en las decisiones del estado seguirá subsistiendo. Y mientras se mantenga el
desvergonzado sistema electoral binominal, criticado de palabra, pero consentido y
aprovechado en los hechos por la Concertación, la derecha continuará ejerciendo su
derecho a veto a cualquier reforma democrática en el futuro. Lagos renunció a los
principios enarbolados durante la lucha contra la dictadura. Olvidó las exigencias de una
verdadera democracia moderna en la que son los ciudadanos los únicos soberanos que
deciden qué clase de constitución desean tener, mediante una asamblea constituyente
elegida por el pueblo como único poder para redactarla y someterla a la ciudadanía; una
democracia moderna donde exista el plebiscito para dirimir cuestiones fundamentales o para
revocar a las autoridades electas, donde estén estampados los derechos humanos y sociales
que se deben garantizar, donde la propiedad privada esté subordinada al interés de
todos. Por mucho que se la disfrace, la constitución pinochetista conserva el sello del
autoritarismo y del modelo neoliberal con que fue engendrada y es el mayor obstáculo
jurídico para avanzar hacia un Chile más justo y solidario.
La transición inconclusa y el cambio de modelo
La última cuenta de Lagos es útil para comprender porqué la transición a la democracia
sigue siendo una tarea inconclusa, porqué la economía crece, pero no se desarrolla,
porqué este crecimiento no termina con el desempleo ni con el trabajo precario,
porqué el crecimiento es acumulación de riqueza privada y no colectiva, porqué hay más
producción, pero a costa de más depredación de la naturaleza y de la vida. El
Presidente deslizó algunas frases críticas a las desigualdades del mercado y la
necesidad de reformas en todos los órdenes. Pero, a juzgar por las reformas que él
promulgó divorcio, seguro de desempleo, plan auge, laborales - son más bien
formales o superficiales y no cumplen con las necesidades que dicen satisfacer. Se
enmarcaron en un modelo discriminador que las anula, mientras otras- mercado de capitales,
reformas tributarias, tratados de libre comercio, lo hicieron aún peor. Defendió
la idea de avanzar siempre lentamente y sujetarse a los consensos posibles (es decir, con
los sectores dominantes, por minoritarios que sean). Como si la evolución y la
revolución (pacífica, como la concibió Allende) no fueran ambas, etapas necesarias de
la historia. A Lagos, sus partidarios lo halagan como estadista, sin tener en cuenta que
la acción del gobernante progresista debe contribuir a generar nuevos consensos, a
trabajar por una nueva mayoría, no cualquier mayoría, sino una a partir de los de abajo
y no de los de arriba. Aunque le disguste que se lo digan, el gobierno de Lagos sólo
administró, con leves cambios, un modelo que venía de atrás, un modelo que en el
continente y en el mundo está mostrando signos evidentes de agotamiento y
derrumbe.
José Cademartori es economista y ex-ministro del gobierno Allende (1970-1973)
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