CHILE
ENTRE LA BACHELET Y PIÑERA O LAVIN, ¿CUAL ES LA DIFERENCIA RESPECTO AL MODELO ECONOMICO?
La necesidad de rectificar el modelo
La Nación, Viernes 3 de Junio de 2005
Por Roberto Pizarro
Me gusta el discurso de Zaldívar [Presidente de la Democracia Cristiana] de rectificar el
modelo. Si no se puede cambiar, pues que se rectifique. Entiendo la preocupación del
Presidente de la DC ya que la estrategia económico-social de los gobiernos de la
Concertación no se diferencia de la implementada por los economistas de Pinochet. Los
gobiernos democráticos modernizaron el país, recuperaron las libertades, acogieron a los
luchadores por los DDHH, permitieron el reencuentro entre civiles y militares y eliminaron
los enclaves autoritarios de la Constitución. Pero el énfasis en el crecimiento, la
macroeconomía, la internacionalización y la focalización social ha generado
escandalosas desigualdades. La economía se caracteriza hoy por una alta
concentración patrimonial. Como nunca en nuestra historia, existen en Chile personas,
familias y grupos económicos que aparecen en los rankings de los más ricos del mundo,
como Luksic, Angelini y Matte. La monopolización de la banca, los supermercados, las
farmacias y los almacenes comerciales es apabullante. Al mismo tiempo, la desigualdad del
ingreso llama la atención internacional y remece a la Iglesia. El crecimiento y la
focalización del gasto social redujeron la pobreza, pero las desigualdades no resisten
test, tienen a la delincuencia en aumento y obstaculizan el dinamismo económico a mediano
plazo.
Según la encuesta Casen, los ingresos de los hogares de 13 millones de chilenos varían
entre 64 mil pesos y 568 mil pesos mensuales. 85% de los hombres, mujeres y niños deben
proveerse techo, comida, transporte, educación y enfrentar las enfermedades con ingresos
insuficientes en una economía en que hay que pagar el acceso a salud y educación. Ambas
ofrecen servicios públicos gratuitos, pero su precariedad no satisface los estándares.
Si se quiere rectificar el modelo, es insuficiente un poquito más de AUGE en salud o
créditos adicionales para los estudiantes pobres. Rectificar el modelo exigiría un
replanteamiento de la salud y la educación. Porque resulta evidente que los ingresos de
85% de los chilenos apenas alcanzan a cubrir las necesidades básicas de alimentación y
vivienda.
En segundo lugar, habría que atender la insuficiencia previsional. El negocio de las AFP
contrasta con la dramática realidad de las 700 mil personas que reciben pensiones menores
al salario mínimo y las 372 mil que tienen pensiones asistenciales de 40 mil pesos. Con
tales ingresos no se puede tener una vejez digna, tampoco la pueden tener las 450 mil
personas que no tienen pensión alguna.
En tercer lugar, significaría apuntar a un equilibrio entre los empresarios y los
trabajadores, que actualmente favorece a los primeros. El Estado debe promover una
legislación que favorezca, de verdad, la negociación colectiva y garantice un sistema de
inspección del trabajo que impida las arbitrariedades y los abusos patronales.
En cuarto lugar, rectificar el modelo obligaría al Estado apoyar, de verdad, a los
pequeños empresarios. BancoEstado no se debiera dedicar a los préstamos a los grandes
capitalistas sino a que las Pymes tengan acceso a condiciones similares. Y está la Corfo
y varias otras instituciones para apoyar masivamente -no con experiencias pilotos- la
asistencia tecnológica y la capacitación. Avanzar en esto es la garantía para reducir
el desempleo.
En quinto lugar, se debe terminar con la vulnerabilidad de los pequeños agricultores y
proveedores modestos a los supermercados que fijan precios monopsónicos y pagos a largo
plazo por sus mercaderías; y significa terminar con las tasas de interés usureras que
cobran los almacenes comerciales a los consumidores que compran a crédito.
En sexto lugar, se tiene que terminar con la indefensión de los hogares ante las
arbitrariedades de las empresas de utilidad pública. Las tarifas se modifican de forma
inexplicable y, frente a los cuestionamientos, el peso de la prueba siempre radica en el
cliente y no en la empresa de teléfono, agua, electricidad o gas. Para los chilenos que
ganan altas sumas estas arbitrariedades no son sustanciales, porque pueden pagar o pueden
enviar gestores a resolverlas. No sucede lo mismo con los humildes.
En séptimo lugar, rectificar el modelo obligaría a establecer una institucionalidad
medioambiental que no se encuentre sujeta, como en la actualidad, a presiones políticas y
empresariales. Sólo así se puede asegurar la protección de los recursos y el
medioambiente y romper esos perversos vasos comunicantes entre la política y los
negocios. Rectificar el modelo significaría que la actividad productiva supere su extrema
concentración en los recursos naturales. Cuidar y procesar estos recursos agregándoles
mayor valor, es un seguro para las generaciones venideras y es el pilar para mejorar el
empleo, los salarios y la distribución del ingreso. Las preocupaciones de Adolfo
Zaldívar es meritoria. Corresponde ahora llenar de contenido sus afirmaciones para que el
discurso y el programa que se le ofrezca a la ciudadanía no se quede en las palabras.
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