Estremecedores relatos de ex prisioneras víctimas de torturas sexuales
Dos militantes del MIR, Alejandra Holzapfel y Beatriz Bataszew,
contaron por primera vez las agresiones que sufrieron en el cuartel de la
DINA que comandó el prófugo Raúl Eduardo Iturriaga Neumann.
Alejandra no pudo contener sus lágrimas. Se hizo un gran silencio.
“Yo después estudié medicina veterinaria, pero no pude dedicarme a eso.
La imagen del perro Volodia nunca me la pude sacar de mi mente”. Terminó
la frase entre sollozos. En el cuartel de la DINA de Irán con los Plátanos,
en Macul, agentes de la Brigada Purén, que comandaba el prófugo
Iturriaga Neumann, hicieron que el perro la violara.
Alejandra Holzapfel y Beatriz Bataszew, miristas que sufrieron la
tortura sexual, rememoraron ayer en la sede de la Corporación de Promoción
y Defensa de los Derechos del Pueblo, Codepu, su paso por la llamada
“Venda Sexy”, el cuartel de Iturriaga y sus agentes. Dicen que no
pueden dar certeza de que vieron cara a cara a Iturriaga, “porque
siempre nos tuvieron vendadas”, pero recuerdan que quien se sentaba detrás
de un escritorio dándoselas de jefe “era un chico, más bajo que
nosotras”, y piensan que pudo ser él.
“Ese chico tenía siempre una banca donde se subía para violar a las
prisioneras”, recuerdan Alejandra y Beatriz. “Y me acuerdo que le daba
asco que las mujeres tuviéramos la menstruación”, dice Alejandra. Las
prisioneras descubrieron entonces algo que podía reducir el apetito
perverso de aquel “chico” y otros agentes. “Tratábamos de dejar
siempre en el baño señas, trapos y cosas así, que indicaran de que
varias de nosotras teníamos la regla”, recuerda Alejandra.
Miran sorprendidas cuando se les comenta que, en sus declaraciones
procesales, insistentemente el prófugo Iturriaga Neumann declara que si
bien reconoce haber sido jefe de la Brigada Purén que reinaba en Irán
con Los Plátanos, sostiene que esa brigada se dedicaba sólo a
“procesar información sobre salud, educación, agricultura y minería”.
“Lo que él fue y es, es un cobarde, porque siempre nos torturaron
vendadas. El nunca nos dio la cara, siempre trabajó oculto, igual que
ahora”, responde Beatriz alzando la voz.
LA VENDA SEXY
No tienen respuesta cuando se les consulta por qué creen que fue
precisamente en ese recinto, la “Venda Sexy” -también conocida como
“La Discoteque”, por la música a alto volumen que los agentes ponían
para que no se escucharan los gritos de los prisioneros-, donde se
concentró la violencia sexual contra las mujeres ejercida por la Brigada
Purén.
Era primera vez que Alejandra Holzapfel relataba en público por qué
no pudo ejercer la medicina veterinaria que estudió en la universidad
Karl Marx, en la desaparecida República Democrática Alemana. “No pude,
porque siempre tengo la imagen del perro Volodia frente a mi”. Nadie lo
dice, pero es obvio que el nombre que los agentes dieron al perro fue para
denigrar la imagen del dirigente comunista Volodia Teitelboim.Beatriz dice
estar cansada “de que cada vez los jueces nos llamen y llamen a declarar
y debemos siempre repetir los tormentos y vejámenes a que nos sometieron.
Y hasta nos han tocado jueces que nos dicen...¡pero ustedes algo habrán
hecho entonces!”.
Por eso Alejandra se ha negado a volver a relatar sus vivencias ante
los magistrados “y eso me ha costado que ordenen mi detención”. LN