América
Latina
ANTE
EL CAMBIO DE GOBIERNO EN EU
Frida
Modak
A
pocas horas de que culminen las elecciones primarias del
partido Demócrata es ya un hecho que Barack Obama es el
candidato presidencial de esa colectividad, aunque la
senadora Hillary Clinton no lo haya querido admitir. A pesar
de eso y aunque parece que tampoco será la compañera de fórmula
de Obama, porque ella misma se ha encargado de demostrar que
es un incordio, también consideraremos sus planteamientos
sobre América Latina porque contribuyen a demostrar que
ninguno de los dos, como así tampoco el republicano John
McCain conocen esta parte del continente americano.
El
tema de las relaciones de América Latina con Estados Unidos
está planteado desde la independencia de nuestros países
de la corona española y no estamos evocando solamente a Simón
Bolívar. También en el resto de las nuevas naciones se
miraba con recelo el interés que por ellas mostraba Estados
Unidos. Lo manifiestan en su intercambio epistolar José de
San Martín, el Libertador de Argentina, y Bernardo O´Higgins,
considerado el Padre de la Patria de Chile. Ambos señalaban
que había que tener cuidado de que Estados Unidos no se
convirtiera en la nueva potencia colonial. Pero antes de que
los estadunidenses lo lograran, fue el imperialismo británico
el que controló bienes y recursos naturales y provocó
guerras en defensa de sus intereses, aunque sin duda fue
Estados Unidos el que estableció la mayor hegemonía sobre
nuestros países.
Mediante
golpes de estado y/o desestabilizaciones han cambiado
gobiernos e impuesto modelos económicos y dictaduras, todo
supuestamente en defensa de la democracia. Esto sucede cada
vez que en América Latina avanzan movimientos populares o
revolucionarios a los que Estados Unidos combate por todos
los medios. Entonces se habla de que en América Latina las
dictaduras son recurrentes Washington, asume la tarea de
“democratizarnos” y nosotros lo aceptamos en
circunstancias de que lo recurrente es el anhelo democrático,
que
cada cierto tiempo nos es coartado.Y en este círculo
vicioso, del que no hemos sido capaces de salir,entregamos
riqueza y generamos pobreza, justificando la imagen que los
países llamados desarrollado tienen de nosotros.
Y
así es como Clinton, Obama y McCain nos ven. La ex primera
dama, con gran arraigo entre la población latina de su país,
dijo que su propósito hacia América Latina era ayudar a
los pobres, como lo había hecho algunas veces cuando su
esposo era presidente. John McCain ha dicho que mantendría
el embargo contra Cuba y que presionará a su gobierno para
que libere a los presos políticos, legalice a todos los
partidos políticos y sindicatos “ofrezca libertad de
prensa y realice elecciones supervisadas a nivel
internacional”. Agregó que impediría que Bolivia y
Venezuela siguieran el camino de Cuba y fortalecería las
relaciones con Brasil, Chile y Perú. De paso criticó a Obama
por decir que se reuniría con los gobernantes cubanos y por
oponerse al TLC con Colombia, país al que definió como un
rayo de esperanza en América Latina.
Obama,
que
parece el más calificado de los tres, sabe poco de América
Latina, sus planteamientos obedecen a una visión general de
lo que podría ser su política exterior, intentando
diferenciarla de la de Bush, y optó por rescatar las políticas
de John y Robert Kennedy sugiriendo incluso una reaparición
de los Cuerpos de Paz, que en la práctica hicieron tareas
de inteligencia. A McCain le interesan los votos de los ex
cubanos de la Florida y a Obama que lo sigan viendo como el
heredero de los Kennedy, pero el que gane tendrá que
considerar después las políticas trazadas por el poderoso
aparato burocrático conocido como el establishment, lo que
se puede ejemplificar con el caso cubano.
LICITANDO
LA INTERVENCIÓN
El
hostigamiento estadunidense a la Revolución cubana, próxima
a cumplir 50 años, ha sido constante. La infiltración de
terroristas, Playa Girón, el bloqueo, la ley de ajuste cubano,
las leyes Helms-Burton y Torricelli, son
algunas demostraciones de ello y también del fracaso de
esas agresiones. El actual presidente George Bush ha sido
talvez el más estridente, posiblemente porque la familia fue
afectada con las expropiaciones decretadas por el gobierno
cubano, pero no por eso ha sido más exitoso que sus
antecesores. Llegó al cargo gracias a los manejos
electorales de su hermano, entonces gobernador de la
Florida, y por lo visto le creyó más de la cuenta a los ex
cubanos residentes en ese Estado, que en su mayoría están
envueltos en acciones terroristas y tráficos varios.
El
caso es que Bush decidió implementar un nuevo plan para
desestabilizar a Cuba, creando una serie de instancias a las
que le fueron otorgados muchos millones de dólares que se
entregaban a través de la USAID, la Agencia para el
Desarrollo Internacional, que casualmente tiene como director
para América Latina a José Cárdenas, ex miembro del
directorio de la llamada Fundación Nacional Cubano
Americana. Este nuevo plan, tiene por objeto apoyar a los
llamados disidentes y darles “elementos
de trabajo”, como celulares, computadoras, materiales
impresos y otros, para los cuales no rige el bloqueo, pero que
dada su finalidad no pueden entrar abiertamente.
Se
ha recurrido entonces a organizaciones no gubernamentales a
las que se financia para que pretextando ser organizaciones
humanitarias introduzcan dinero y demás
artículos a Cuba. Pero se detectó una gran corrupción
porque los encargados de administrar esos recursos y las
mismas ONG, gastaron el dinero en abrigos de pieles,
cachemiras, lencería, comidas en restaurantes de lujo,
apuestas y otros, según un informe de la Oficina de
Contabilidad Gubernamental, que dio a conocer el diario The
Washington Post. Una de estas organizaciones es el Centro
para Cuba Libre, dirigida por un individuo llamado Frank
Calzón, quien se ha visto en aprietos porque trascendió que
su ex colaborador Felipe Sixto, que se había ido a la Casa
Blanca como asesor presidencial, tuvo que renunciar acusado
de “uso impropio de fondos de la USAID”.
A
raíz de esto, la USAID decidió convocar a las ONGs a una
licitación de los fondos destinados a la intervención en
Cuba. La convocatoria fue bastante secreta, con el objeto de
que fueran seleccionadas muchas de las que ya estaban
participando del plan, pero parte importante de los fondos
será ahora para las ONG de ex países socialistas
dispuestas a intervenir en Cuba. Aunque no se conozca un plan
similar para otras naciones latinoamericanos cuyos gobiernos
no son del agrado de Washington es evidente que también se
realizan acciones del mismo tipo.
Hace
ya varias décadas que la Fundación Nacional para la
Democracia, NED por sus siglas en inglés,creada en tiempos
de Reagan, viene desempeñando estas mismas actividades en
todo el llamado Tercer Mundo, del que somos parte. Sus fondos
se reparten a través del Instituto Internacional
Republicano, el Instituto Internacional Demócrata, la
organización sindical estadunidense AFL-CIO y una
organización empresarial. Ahora que América Latina está
recuperando autonomía y avanza hacia su unificación en la
diversidad,debe prestar atención a estos elementos y a los
que agreguen con el fin de evitar que se salga de control,
porque a Estados Unidos le es indispensable para mantener
una cuota de poder y competir con Europa y el otro polo que
representan Rusia,India y China.