4 de noviembre,segunda vuelta
electoral
¿VOLVERÁN
LOS MILITARES A GOBERNAR GUATEMALA?
Frida
Modak
Dentro
de quince días, el domingo 4 de noviembre, se efectuarán en
Guatemala las elecciones presidenciales correspondientes a la
segunda vuelta electoral. Se disputan el cargo Alvaro Colom, de
la Unidad Nacional de la Esperanza, UNE, y el exgeneral Otto Pérez
Molina, del Partido Patriota,PP.
La
primera ronda electoral, realizada el 9 se septiembre pasado, la
ganó Alvaro Colom con el
25.63 por ciento de los votos, contra el 21.35 por ciento de Pérez
Molina. De los 5 millones 990 mil 29 inscritos sólo votaron 3
millones 615 mil 867, lo que da una abstención del 40 por
ciento.
Para
esta segunda votación el cuadro habría cambiado, si las
encuestas reflejan la realidad, porque mientras unas dan un
empate técnico, otras le dan leve ventaja a Pérez y no falta
la que lo da como ganador hasta por un 7 por ciento, mientras la
intención de abstenerse va creciendo. Esto es reflejo de las
carácterísticas que ha tenido esta campaña electoral, que se
estima ha sido la más violenta desde 1985. Entre marzo de 2006
y septiembre de 2007 fueron asesinadas 56 personas
pertenecientes a entidades políticas, 18 de ellas de la UNE, 8
del PP y varios
cercanos a la postulación de Rigoberta Menchú.
Los
observadores políticos destacados en la capital guatemalteca
ven con preocupación
el desarrollo de una campaña electoral en la que los candidatos
no han confrontado sus ideas y programas. La UNE ha estado
dispuesta a participar en los debates que se han propuesto, no
así el PP, cuyo candidato a vicepresidente dijo que estaban en
la mejor disposición de hacerlo y enseguida justificó la
negativa a participar en la discusión de las propuestas de
ambas candidaturas en materia de seguridad diciendo que
estaría allí
un diputado de la UNE, al que calificó de “personaje de
confrontación y agresión”. Y respecto al
debate que organizaba Univisión, señaló que no
participarían porque “no encuadra en la agenda”.
MANO
DURA Y MANO SOLIDARIA
El
problema de la seguridad se ha convertido en el punto más
destacado en esta campaña. Como en todos los países, la
violencia va en aumento, a la par de la pobreza, mientras la
riqueza se concentra cada vez más y se acrecienta el poder del
narcotráfico. Estos problemas son
comunes a América Latina, porque son consustanciales al
modelo económico impuesto desde el norte desarrollado y para
superarlos se requiere de un cambio profundo y colectivo que no
se está intentando. Lo que abundan son las políticas
represivas que no van al fondo pero que favorecen a Estados
Unidos, que las impulsa. En este contexto, veamos que plantean
los dos candidatos.
Alvaro
Colom,
ingeniero industrial, Secretario General de la UNE, cargo que
equivale al de presidente, es sobrino de Manuel Colom Argueta,
que fuera alcalde de Ciudad de Guatemala, asesinado por los
militares en 1979,crimen cometido
junto al de Alberto Fuentes Mohr, y que causó impacto
internacional porque ambos representaban una opción democrática
en un momento en
que el país estaba inmerso en una sucesión de dictaduras
militares. En sus actos de campaña ha puesto de relieve las
diferencias con su oponente diciendo “Con el otro candidato no
tenemos nada que ver, mientras él ofrece mano dura ¿pero qué
es mano dura?, sólo sirve para golpear, yo les ofrezco una mano
solidaria,justa”.
De
él han dicho cosas que anteriormente se han
señalado también en otros países como, por ejemplo,
que va a quemar las iglesias si es elegido. Le ha pedido al
electorado que no se olvide de lo sucedido en el período
dictatorial: “Recuerden cuando las personas desaparecieron.
Entraban por la madrugada, en camiones se llevaban a los niños,
había miedo en la población y no queremos volver a sentirlo
otra vez, como en el pasado”. Colom ha dicho que no está en
contra del ejército, pero que su adversario “es un jefe de
pelotón”. Hay que recordar que en Guatemala, a raíz de la
violencia desatada por la intervención estadunidense que provocó
el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz en 1954, han
muerto 250 mil personas, en su mayoría indígenas, los que
constituyen el 61 por ciento de la población.
Entre
los asesinatos que han causado mayor conmoción en los últimos
años, además de los de Manuel Colom Argueta y Alberto Fuentes
Mohr, se encuentran
los de Monseñor Girardi, autor del informe “Recuperación de
la Memoria Histórica” y la desaparición forzada de la
escritora guatemalteca, catedrática de la UNAM y fundadora del
movimiento feminista mexicano Alaíde Foppa. A estos se agrega
el asalto e incendio de la embajada española en 1980, ordenado
por el régimen del general Lucas García, en el que murieron 36
personas, entre ellos el padre de Rigoberta Menchú, quien después
recibiría el Premio Nobel de la Paz.
Otto
Pérez Molina,
su biografía oficial, contenida en la página de su partido señala
que inició la carrera militar en 1966, que en 1982 se contó
entre quienes impidieron que el dictador Ríos Montt se
autoproclamara presidente de la república, hecho que consideran
como inicio del retorno a la vida democrática en 1985. Luego se
alude a sus estudios superiores de Defensa Continental en el
Colegio Interamericano de Defensa en Washington, al estudio del
programa de Alta Gerencia en
el INCAE-Escuela de Negocios de Harvard, con sede en
Costa Rica, y a la maestría en
Ciencias Políticas en la Universidad Francisco Marroquín.
De
los estudios se vuelve a su carrera militar poniendo el acento
en que se opuso al autogolpe protagonizado en 1993 por el
entonces presidente Jorge Serrano Elías. Luego Ramiro de León
Carpio lo nombró Jefe del Estado Mayor Presidencial, cargo que
ocupó entre 1993 y 1995, al año siguiente fue nombrado
Inspector General del Ejército y jefe de la delegación de su
país ante la Junta Interamericana de Defensa. Al firmarse los
Acuerdos de Paz en 1996, representó al
ejército y firmó en su nombre. En el campo político,
llegó al parlamento en el 2004 y es Secretario General de su
partido,equivalente a la presidencia.
Su
biografía es cuestionada por los organismos de derechos humanos
que apuntan que se ha omitido su desempeño como hombre de
confianza y miembro del estado
Mayor Presidencial del general Lucas García, quien encabezó el
que se considera el periodo dictatorial más sanguinario. Entre
1978 y 1982 se cometieron 538 masacres, fueron asesinados Colom
Argueta y Fuentes Mohr y se produjo la desaparición forzada de
Alaíde Foppa. En el informe de Monseñor Girardi se indica que
el destacamento
Nebaj Quiché, comandado por Pérez Molina, cometió 20 masacres
en las que murieron mil personas. El escritor estadunidense
Francisco Goldman lo relaciona con la muerte de Girardi en su
libro “El arte del asesinato político”.
Pérez
Molina ha reiterado en su campaña que aplicará mano dura
contra la inseguridad y hace pocos días sostuvo que “Si es
necesario aplicar un estado de excepción, uno verdaderamente
corto, lo vamos a hacer”. Los que temen el inicio de un nuevo
período represivo señalan que ya hay mecanismos legales para
sancionar los crímenes de lesa humanidad, incluso en forma
retroactiva, pero al mismo tiempo advierten del daño que le haría
al país un aislamiento internacional.