Audiencias
para ganar tiempo
ESTADOS
UNIDOS NO SE IRA DE IRAK
Frida
Modak
El
lunes 10 de este mes, el mismo día que se iniciaban en la Cámara
de Representantes estadunidense las audiencias para analizar
la situación imperante en Irak, el diario The Wall Street
Journal anunciaba que Estados Unidos planea construir una base
militar cerca de la frontera iraquí con Irán y
puestos fortificados en las carreteras que comunican
ambos países, además se instalarán máquinas de rayos
X y sensores para detectar explosivos en un punto de
cruce. Todo esto a pretexto de que existe infiltración de
“combatientes” -otro calificativo indefinido en el
lenguaje de guerra del norte-
que
usarían armas de fabricación iraní, lo que las autoridades
de Irán niegan.
Al
mismo tiempo, los estadunidenses ya han empezado a usar su
mega-embajada en Irak, que es la sede
diplomática más grande que existe en el mundo. En
realidad es una ciudad-fortaleza en cuyo interior pueden vivir
y “trabajar” miles de personas que al mismo tiempo tendrán
tiendas, albercas, cines, restaurantes, gimnasios, escuelas y
todo lo que se les antoje. También habrá soldados y todas
las medidas de seguridad imaginables.
Entonces
¿de qué se está hablando en las audiencias del congreso?.
Todo indica que se está en medio de un debate pre-electoral
entre republicanos y demócratas. Los primeros necesitan
salvar la imagen del gobierno de Bush porque de lo contrario
en noviembre de 2008 no sólo perderían la elección
presidencial, también corren el riesgo de perder sus escaños
en las próximas parlamentarias. Las preguntas y los
cuestionamientos al general David Petraeus, comandante de las
fuerzas estadunidenses en Irak son ilustrativas de lo que
decimos.
El
general, por su parte, busca desmentir los cargos que se le
hacen en el sentido de estar presentando un informe acordado
con el gobierno. Para ganar credibilidad ante los congresistas,
puso sobre la mesa sus medallas y condecoraciones y al iniciar
su exposición declaró”Yo escribí este testimonio por mi
cuenta. No ha sido examinado ni compartido con nadie en el
Pentágono, en la Casa Blanca o en el Congreso”. El portavoz
de la Casa Blanca, a su vez, sostuvo que la Presidencia no le
dijo al general lo que tenía que plantear en la audiencia y
agregó “No hemos coincidido con él, no lo hemos preparado,
no hablamos con él y no protagonizamos papel alguno en este
asunto”. En este ambiente se han desarrollado las audiencias.
LA
PROPUESTA DE PETRAEUS
El
general procuró darle el gusto a todos. Descartó una
retirada rápida de las tropas, porque “tendría,
probablemente, consecuencias catastróficas”. Coincidió en
ese aspecto con el Presidente Bush. Luego sostuvo que se habían
hecho progresos, que la violencia había disminuido en Irak en
las últimas semanas y que “los objetivos originales del
refuerzo de tropas se han cumplido en términos generales”,
pero también dijo que “los problemas de Irak exigirán un
esfuerzo de largo plazo. No hay respuesta fáciles ni
soluciones rápidas. Aunque creemos que este esfuerzo puede
tener éxito, llevará tiempo.”
Buen
estratega, al menos en lo político, después de salvar los
intereses de la Casa Blanca y el
partido Republicano, el general buscó dejar contentos
a los demócratas, que piden el retiro de las tropas y que en
diversas oportunidades habían fijado el próximo mes de marzo
como inicio. Petraeus anunció que si aceptaban sus
proposiciones, una unidad de marines de 2 mil 200 hombres
dejaría Irak este mismo mes, que en diciembre saldría una
brigada de combate compuesta por 4 mil soldados y que en
agosto del próximo año saldrían otras cuatro brigadas y dos
batallones de marines, unos 30 mil efectivos en total.
En
estos momentos, con el aumento de tropas que hizo el gobierno
en enero pasado, en Irak hay 168 mil soldados estadunidenses,
no hay que olvidar que los hay también de otras
nacionalidades. Lo que el general propone implica reducirlos a
los 130 mil que había antes del aumento. En concreto, no hay
una reducción propiamente tal, porque aunque Petraeus cree
que ”no hay una solución militar para un problema como el
de Irak”, tal como lo consignamos en estas páginas el 15 de
julio, estima también que la presencia de los militares
estadunidenses ”es necesaria para mejorar la seguridad, pero
no es suficiente” porque el problema requiere una solución
política y obviamente esa solución no es la que pretende la
administración Bush ni será la que postulen los demócratas
si ganan en noviembre del próximo año. Irak es un
punto estratégico para los intereses geopolíticos
del decadente imperio estadunidense.
LOS
PRESIDENCIABLES
En
las audiencias realizadas en la Cámara de Representantes
también compareció el embajador de Estados Unidos en Bagdad
Ryan Crocker, quien no causó mayor impacto aunque dijo que el
éxito en la democratización de Irak era “alcanzable”
pero no segura, lo que demandaría ”implicación y
compromiso de Estados Unidos”, lo que confirma el propósito
no declarado de no soltar esa plaza estratégica. Los dichos
del embajador y de Petraeus respecto a Irán aumentaron las
sospechas generalizadas de que se puede desencadenar una acción
militar contra ese país cuando las circunstancias políticas
estadunidenses lo permitan.
Eso
nos lleva a los postulantes a la nominación presidencial de
los dos partidos, que opinaron sobre lo expuesto en las
audiencias. El senador Barack Obama, demócrata y
con grandes posbilidades de integrar la fórmula de su
partido opinó que “Cambiar la definición de éxito para
mantener la política equivocada es el camino equivocado para
nuestras tropas y
nuestra seguridad nacional. El momento de terminar esta
escalada y de empezar a traer a nuestras tropas a casa es
ahora y no dentro de seis meses más”. Eso es lo que ha
ofrecido el general.
El
republicano Rudolph Giuliami, que aparece como el mejor
posicionado en su partido dijo “ Esto es sólo el comienzo,
por eso es que necesitamos escuchar las estimaciones del
general Petraeus y otros que se encuentran en el terreno para
que podamos decidir el mejor curso de acción hacia adelante”.
En concreto, ni ellos ni los otros postulantes que opinaron
sobre el tema insinuaron siquiera un cambio real.
Mientras
tanto, el 60 por ciento de los estadunidenses quiere que se
fije ya una fecha para el retiro de las tropas de Irak y
apenas el 5 por ciento confía en que Bush pueda ganar la
guerra. Y lo que es más grave para el mandatario, han surgido
demandas para que se investigue su actuación y la de su
vicepresidente en
los sucesos del 11 de septiembre de 2001, a la vez que los
estadunidenses dicen estar cansados de los espectáculos que
les montan cada año con motivo de esa fecha, espectáculos
que tienen por objeto mantener la presión psicológica para
que el gobierno continúe con sus guerras, que tienen
objetivos distintos a los
declarados oficialmente.