"Me cupo el honor
de haber compartido con él 14 años de lucha
antiimperialista desde el triunfo de la Revolución
Cubana", en 1959, sostuvo Castro, al dar a
conocer varias cartas "confidenciales" que
escribió a Allende.
La Habana. El ex mandatario cubano Fidel
Castro evocó este viernes al ex presidente chileno
Salvador Allende como "un ejemplo
verdaderamente clásico de la lucha por vías pacíficas
para establecer el socialismo", y divulgó
varias cartas confidenciales que le dirigió.
"Me cupo el honor de haber compartido con él
14 años de lucha antiimperialista desde el triunfo
de la Revolución Cubana", en 1959, sostuvo
Castro, al dar a conocer varias cartas "confidenciales"
que escribió a Allende entre 1971 y 1973 y en las
cuales "abordaba temas de interés con la mayor
discreción".
El escrito del líder histórico de la Revolución
Cubana, que ocupó dos páginas y media del diario
oficial Granma, devino colofón de un programa de
actividades políticas y culturales preparado en
Cuba para conmemorar el centenario del nacimiento de
Allende, el 26 de junio de 1908.
Allende fue investido presidente en noviembre de
1970, pero su mandato fue truncado por el golpe de
Estado militar del 11 de septiembre de 1973. Murió
"heroicamente defendiendo el Palacio de La
Moneda. Combatió como un león hasta el último
aliento", afirma Castro.
El ex gobernante cubano sostuvo que, según algunos
testimonios, Allende se quitó la vida para no caer
prisionero, en tanto otros aventuraron que la muerte
sobrevino por fuego enemigo, versiones que "no
siempre coincidían" porque se luchaba desde
diferentes puntos de la sede gubernamental,
bombardeada por la fuerza aérea.
"El Palacio ardía atacado por tanques y
aviones (...). No hay contradicción alguna entre
ambas formas de cumplir el deber. En nuestras
guerras de independencia hubo más de un ejemplo de
combatientes ilustres que, cuando ya no había
defensa posible, se privaron de la vida antes de
caer prisioneros", sostuvo Castro.
Allende se suicidó disparándose en la boca con el
fusil ametralladora que le regalara el propio
Castro, mientras La Moneda ardía en llamas. La
causa de su muerte fue objeto de controversia
durante algún tiempo. Ahora, las precisiones de
Castro parecen dirigidas a puntualizar un testimonio
suyo, de 1974, que forma parte del libro "Las
grandes alamedas: El combate del presidente Allende",
del periodista argentino Jorge Timossi, publicado en
la edición del jueves de Granma. ( http://www.granma.cubaweb.cu/2008/06/26/interna/artic01.html
)
En ese texto, Castro detallaba, presumiblemente
basado en relatos de protagonistas de aquellos
acontecimientos, que Allende fue herido en el estómago
y luego en el pecho "y ya moribundo es
acribillado a balazos" por efectivos militares
que habían logrado ocupar "un ángulo de la
planta alta" de La Moneda.
"Al ver caer al presidente, miembros de su
guardia personal contraatacan enérgicamente y
rechazan de nuevo a los fascistas hasta la escalera
principal. Se produce entonces, en medio del combate,
un gesto de insólita dignidad: tomando el cuerpo
inerte del presidente lo conducen hasta su gabinete,
lo sientan en la silla presidencial, le colocan su
banda de presidente y lo envuelven en una bandera
chilena.
"Aún después de muerto su heroico presidente,
los inmortales defensores del palacio resistieron
durante dos horas más las salvajes acometidas
fascistas. Sólo a las cuatro de la tarde, ardiendo
ya durante varias horas el Palacio Presidencial, se
apagó la última resistencia", dice el relato
de Castro inserto en el libro de Timossi.
En las cartas publicadas este viernes, Castro da
muestras de que seguir meticulosamente los
acontecimientos en Chile bajo el gobierno de la
Unidad Popular, da consejos y deja claro que en más
de una ocasión reiteró a Allende sus ofrecimientos
de "cooperar frente a las dificultades y
peligros que obstaculizan y amenazan el proceso".
"Hay mucho que decir todavía sobre lo que
estuvimos dispuestos a hacer por Allende, algunos lo
han escrito. No es el objetivo de estas líneas",
afirma en los tramos finales de su artículo, el
quinto que publica desde el 18 de junio.
En su carta del 29 de julio de 1973, Castro
recomienda a su amigo no olvidar "la formidable
fuerza de la clase obrera chilena y el respaldo enérgico
que te ha brindado en todos los momentos difíciles;
ella puede, a tu llamado ante la Revolución en
peligro, paralizar a los golpistas, mantener la
adhesión de los vacilantes, imponer sus condiciones
y decidir de una vez, si es preciso, el destino de
Chile".
En otra, fechada el 11 de septiembre de 1971, aclara
que el portador de la carta viaja para tratar los
detalles de la visita que realizaría ese mismo año
a Chile. "Va un esquema de recorrido y
actividades para que tú añadas, suprimas e
introduzcas las modificaciones que estimes
pertinentes", afirma en ese texto.
Castro rememoró que la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) de Estados Unidos organizó tres
acciones para intentar asesinarlo durante ese viaje,
aunque detalló sólo un caso, quizás el más
conocido.
"En una entrevista de prensa anunciada con
anterioridad, había una cámara suministrada por
una emisora televisiva de Venezuela equipada con
armas automáticas, manejada por mercenarios cubanos
que con documentos de ese país (Venezuela) habían
ingresado a Chile", aseguró.
Ese complot fracasó porque "el valor les falló
a los que solo tenían que apretar el gatillo
durante el largo tiempo que duró la entrevista y
las cámaras me enfocaron. No querían correr el
riesgo de morir. Me habían perseguido, además, por
todo Chile, donde no me volvieron a tener tan cerca
y vulnerable", asegura el ex gobernante.
Castro no especifica si estas misivas publicadas
como parte de su reflexión en honor al chileno
integran el paquete de documentos inéditos que el
historiador cubano Eusebio Leal entregó a la
Fundación Salvador Allende, con motivo de la
conmemoración del centenario.
Según medios de prensa chilenos, ese material, que
se mantuvo hasta ahora guardado en La Habana,
incluye cartas enviadas a Allende por Castro, por el
ex presidente peruano Juan Velasco Alvarado y por el
poeta Pablo Neruda, además de la que le dirigió el
luego asesinado general chileno Carlos Prats cuando
renunció a la jefatura del ejército.
Esos documentos habrían sido entregados por el
propio Allende, en 1973, a su hija Beatriz y a la
embajada cubana en Santiago, lo que permitió que se
salvaran del bombardeo a La Moneda y a su residencia
de Tomás Moro, el día del golpe militar.