De
Puro Chile - 20 agosto 2008
CARMEN LAZO CARRERA, UNA VIDA EJEMPLAR
Homenaje a su memoria de:
Ozren Agnic Krstulovic,
Su compañero, discípulo y amigo.
Santiago - Chile
Estoy sacando fuerzas de donde no tengo y
profundamente impactado, como estoy cierto lo están todos
los que forman la familia auténticamente socialista, las
mujeres que vieron en ella un ejemplo de claridad y virtudes,
así como sus ocasionales adversarios ideológicos. A los 87
años de edad –casi faltando un mes para cumplir los 88-
ha fallecido una de las mujeres que lo dio todo por la causa
de la justicia, la verdad y la defensa de los más humildes.
Carmen Ascensión Lazo Carrera, descendiente directa de los
próceres que lucharon por la independencia de Chile.
Carmen, ‘la negra
linda’ para quienes la quisimos y admiramos, deja una
huella imborrable en la historia política de Chile, tanto
por su fecunda labor desde el Municipio de Santiago, como
por la vehemencia con que supo elaborar y defender los
innumerables proyectos de ley que presentó en la Cámara de
Diputados de Chile.
Carmen nació en el inhóspito mineral de
Chuquicamata un 19 de septiembre de 1920, en el hogar de
Manuel Lazo Aguilera y Jesús
Carrera Carrera. Desde su más temprana infancia, la negrita
conoció los pesares que acompañan a los trabajadores del
cobre, especialmente en la dura época que daba más valor a
una carretilla, un chuzo o una pala que a la vida de un
minero. Mujer sensitiva y apegada a los principios que
recibió de sus padres, Carmen Lazo decidió entregar su
vida por los más desposeídos. Tal es así, que con apenas
13 años de edad y una madurez sorprendente en una muchacha
tan joven, ingresa a las filas del único partido político
en que militó durante toda su vida: el Partido Socialista
de Chile. Nada menos que 74 años sin interrupciones y que
ciertamente es un ejemplo para aquellos políticos
oportunistas que cambian de tienda, según soplen los
vientos favorables a sus intereses, con la misma facilidad
que cada cual se cambia la camisa, la corbata o la ropa
interior…
El año 1943, Carmen fue elegida regidora (actualmente
se les llama concejal) siendo la mas joven representante en
el Municipio de Santiago. En aquella época, el cargo de
regidor de Santiago era más relevante que el de cualquier
diputado por cualquier provincia de Chile. Carmen Lazo se
destacó por su tremenda y abnegada labor en poblaciones
donde los llamados ‘pitucos’
de antaño, no se atrevían a ingresar. Los Nogales, El Zanjón
de la Aguada, Población Arauco y Pedro Montt, por recordar
algunos lugares, eran los sitios de Santiago donde la
pobreza y el desánimo campeaban a causa de la indigencia
de sus moradores y lo oscuro de su pobre existencia. La
joven regidora socialista era
acogida con
cariño, invitada a tomar una tacita de té con una
marraqueta y a veces un plato humilde pero afectuoso.
Recuerdo que el año 1961 Carmen fue nominada
candidata a diputado para representar al Partido Socialista
por la provincia de Santiago, donde no me cabe duda alguna
que habría sido electa al parlamento; sin embargo, cambió
la certeza de un seguro sillón en la Cámara para colaborar
en la campaña de su compañero Salvador Allende, designado
por el Partido Socialista
para que fuera candidato a senador por la única zona
donde era imposible, según las estadísticas, que Allende
fuera electo. Carmen sabía que nada tenía que hacer en
Valparaíso, pero sus convicciones eran más fuertes que el
interés personal y le acompañó en
la aventura. Ella
sabía que cada voto que consiguiera con su carisma y
brillante oratoria, era uno más
en ayuda a su amigo y compañero de ruta.
Cuatro años mas tarde y en plena euforia de
la ‘Revolución
en Libertad’ ,
su Partido la nominó nuevamente para representarlo por
Santiago, cuando la democracia cristiana arrasó en las
elecciones generales de ese año 1965. Carmen Lazo, la
negrita de 34 años de edad ya era una fogueada y respetada
política de izquierda y por cierto fue electa ese año y
por dos períodos sucesivos más, hasta que el golpe militar
de Pinochet clausuró el Congreso Nacional y la incluyó en
la infame lista negra de los ‘terroristas’
requeridos a presentarse ante las autoridades militares,
al igual que su esposo y compañero, Miguel Angel Morales
Lobos, quien además de subsecretario general del Partido
Socialista, fue el primer intendente de Santiago durante el
mandato de Salvador Allende.
Carmen, previendo cual sería su destino en manos de
aquellos que torturaron y asesinaron sin misericordia a los
mas cercanos colaboradores, parlamentarios y simpatizantes
del presidente Allende, no tuvo más opción que buscar
asilo político en la Embajada de Colombia. Provista del
salvoconducto gestionado por Colombia y apartada de sus
familiares, partió al exilio en ese país. El año 1975,
gobernando en Venezuela el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez,
se traslado a Caracas, Venezuela, país en el que le era más
factible luchar en contra del dictador chileno, a la vez que
le era más propicio hacer claridad, al menos en nuestra América
morena, de la desigualdad existente entre quienes
usufructuaban de un cómodo exilio gracias a la solidaridad
internacional y la dura existencia de miles de chilenos que
arrastraron sus miserias en el suplicio incesante de una
expatriación sin misericordia. Jamás Carmen Lazo tuvo
ayuda alguna en Venezuela para sobrevivir, pese a contar con
la amistad y el respeto de los más altos dignatarios
venezolanos. Me consta, por las largas charlas que compartíamos
invariablemente cada viernes en Caracas, en el modesto
departamento que era su morada. Recuerdo cada palabra suya,
de afecto y aliento para quienes soportábamos las mismas
penurias económicas, pese a que las mías eran algo menos
crueles gracias a la solidaridad que recibí de la Embajada
de Yugoslavia, cuando mi carestía económica me obligaba a
solicitar alguna ayuda.
La perdí de vista al trasladarme a Ecuador y nos
reencontramos en la
patria cuando se nos permitió el regreso; ella en 1987 y yo
al año siguiente. Carmen, con algunos años más a cuestas,
era la misma de siempre: luchadora, combativa, alegre y
espontánea, características que la acompañaron hasta el día
de su muerte, el 18 de agosto, siempre batallando por
quienes
la necesitaron. La
negrita linda no fue acogida como se merecía y nada pidió
para sí con las autoridades que asumieron la conducción de
Chile una vez retornada la democracia y arrojado Pinochet
del poder. Dos veces, en elecciones generales de
parlamentarios, Carmen Lazo fue postulada por su partido
para un lugar en la Cámara de Diputados. El país había
experimentado cambios siderales; la gente no recordaba a esa
valerosa mujer que lo había dado todo y no fue favorecida
con las preferencias necesarias para ser electa diputado.
A su muerte, se la llena de homenajes y recuerdos de
lo que fue su vida, pero poco y nada se hizo por ella cuando
a sus años requería de la solidaridad nacional para con
esa mujer que lo entregó todo por su ideario. Vivía de una
modestísima pensión, junto a su marido en una humilde casa
de calle Santa Victoria. ¿Por qué los chilenos somos tan
desagradecidos y faltos de solidaridad? ¿Tanto nos afectó
la dictadura y sus consecuencias? Lo que Carmen nunca aceptó
fue el gran mal de nuestros tiempos: trepar a costa de los
demás, usar el chaqueteo y pisotear a quien sea con la
finalidad de satisfacer intereses bastardos y personales.
Hoy ya no está con nosotros, pero su figura estará siempre
presente en los corazones de quienes la conocimos y
respetamos. Que su vida sea el espejo en que se mire cada
chileno y su ejemplo valga para que las nuevas generaciones
sean mejores que las nuestras.
Carmen Lazo, descansa en paz.