De La Nación - 8 junio 2005
La política de EEUU en su máximo punto de
hipocresía
Cuando se va al portal de acceso del Senado, que ofrece testimonios online, el discurso
de Galloway no está allí (aunque el informe que lo acusa está disponible en un archivo
que se puede bajar e imprimir). ¿Libertad de expresión? ¡Qué hipocresía!
Por Heather Mallick
El atributo que mejor define a Estados Unidos en la actualidad no es
ciertamente la libertad, pese a las interminables reivindicaciones en contrario. No es
siquiera materialismo o militarismo: es hipocresía. La hipocresía es rampante en la
forma en que EEUU lidia con el resto del mundo y, por cierto, en su propia,
autodestructiva democracia. El ejemplo más descarado se registró en fecha reciente
cuando se exhibieron en el diario británico The Sun fotos de Saddam Hussein
en paños menores. El diario es propiedad de Rupert Murdoch, y créanme, no hay ciénaga
en la que los diarios de Murdoch no decidan hundirse. Desde hace décadas The
Sun ha dejado a los británicos boquiabiertos, asombrados y disgustados.
En el más asombroso despliegue de hipocresía que ha emergido de un país que se
considera a sí mismo excepcional, el ejército de EEUU se quejó de que las
fotos parecían una violación de la Convención de Ginebra sobre trato humano a los
detenidos. Sin embargo, esa convención ha sido considerada pintoresca por
Alberto Gonzales, quien es ahora secretario de Justicia de EEUU. Las autoridades
norteamericanas no han procesado todavía, o siquiera culpado a algún alto oficial del
ejército por colocar a prisioneros desnudos en pirámides de cuerpos, por atacarlos con
perros o por humillarlos a nivel sexual hasta que, según se ha dicho, sólo anhelan la
muerte. Sólo aquellos situados en los escalones más bajos de la jerarquía son
castigados.
Aparentemente, está bien que EEUU viole las convenciones en
Guantánamo o en Bagram o envíe prisioneros a otras partes del mundo para ser torturados
por gobiernos que buscan el favor norteamericano. Pero cuando le sirve a los propósitos
de la Casa Blanca, de repente la Convención de Ginebra brilla en toda su humanidad y
gloria. Las dos caras de una misma moneda. La lista de hipocresías norteamericanas es
demasiado larga como para poder imprimirla en este artículo. La nación de Irak es ahora
el reino de la hipocresía. Los estadounidenses están presuntamente intentando
democratizar una ex dictadura, pero correspondió al violento y bifronte Presidente ruso
Vladimir Putin señalar que las elecciones en EEUU son apenas emblemas de democracia.
El gobierno de Bush dice que no invadió a Irak para quedarse con el petróleo, pero
una auditoría divulgada el 23 de mayo revela que los ingresos de crudo destinados a la
reconstrucción del país fueron despilfarrados por la Autoridad Provisional de la
Coalición, y luego por los líderes que tomaron el poder de manos de las autoridades
norteamericanas. Entre las acusaciones figuran el contrabando, transacciones a las cuales
es imposible seguir la pista, y contratos otorgados sin licitación alguna. Sólo un
cínico puede sugerir que la guerra tuvo como propósito principal el petróleo y
posiblemente rivalidades en el seno de la familia Bush. Aun así, ¿dónde está el dinero
proveniente del petróleo que puede ayudar a reconstruir un país devastado?
EEUU exige que todos los países que le traen disgustos eliminen sus
armas nucleares, mientras retiene las suyas. EEUU exalta su amor por la globalización y
por la libertad de comercio a nivel mundial, mientras defiende sus propios subsidios y
enreda en demandas que se prolongan muchos años a todo país que cuestiona sus
procedimientos mercantiles, esperando que el asunto sea olvidado. El mercado externo ha
estado inundado durante mucho tiempo por bienes protegidos por fuertes subsidios
norteamericanos.
EEUU está de acuerdo en que sería algo muy bueno si otros países redujeran la
contaminación atmosférica, pero no tiene intención alguna de hacerlo en su territorio.
Bush se muestra muy entusiasmado hablando de nuevas fuentes de energía. Carbón, dice con
alegría, y energía nuclear. Cuan nuevo, cuan limpio, cuan hipócrita. Los
norteamericanos dicen que deploran la corrupción de corporaciones extranjeras,
especialmente aquellas que operan en Irak. Pero el esfuerzo de guerra norteamericano es
ayudado por empresas que han sido frecuentemente multadas por sus prácticas corruptas.
Aún más, los norteamericanos critican la especulación surgida del programa de la ONU de
petróleo por alimentos durante el régimen de Saddam Hussein, mientras mantienen un
misterioso silencio sobre las firmas estadounidenses que se asegura son culpables de lo
mismo.
El gobierno de Bush intentó recientemente echar la culpa del
escándalo de petróleo por alimentos a un hombre que les causa gran disgusto, el
legislador británico George Galloway, quien ha estado luchando durante una década para
frenar el infanticidio causado por las sanciones de las Naciones Unidas. Galloway se
presentó ante un subcomité del Senado para discutir el tema, y destruyó las mentiras de
EEUU acerca de Irak. El acusó al gobierno de Bush de operar la madre de todas las
cortinas de humo. Usted tiene la libertad de expresar su propia opinión, le
aseguró un senador norteamericano. Cuando se va al portal de acceso del Senado, que
ofrece testimonios online, el discurso de Galloway no está allí (aunque el informe que
lo acusa está disponible en un archivo que se puede bajar e imprimir). ¿Libertad de
expresión? ¡Qué hipocresía!
Newsweek ha retirado su acusación de que el Corán fue profanado por
soldados estadounidenses en Afganistán. Eso es desconcertante, porque la Cruz Roja ha
advertido de manera reiterada al Pentágono que el Corán ha sido tratado sin respeto en
Guantánamo. Pero ahora la Casa Blanca dice que Newsweek ha causado un
daño perdurable a la imagen de EEUU. Vamos a tratar de seguir la lógica: el
informe de Newsweek dañó la reputación del país, aun cuando el ejército
de EEUU sabe que la historia es cierta. Pero torturar presos iraquíes en Abu Ghraib es el
acto de algunas manzanas podridas, en tanto las fotos de Saddam en
calzoncillos son una desagradable violación de la Convención de Ginebra, que, hasta ese
momento, el gobierno consideraba de todas maneras pintoresca.
En ningún momento el gobierno de EEUU ha admitido las contradicciones inherentes en su
propia conducta y actitudes. Es como si la palabra hipocresía no figurase en
el vocabulario norteamericano. Sin embargo, la palabra es vastamente usada en todo el
mundo para aludir al gobierno de Bush. Es traducida en muchos idiomas, ninguno de los
cuales se habla dentro de una Casa Blanca aislada y paranoica. Hipocresía es
la contraseña, mientras el mundo mantiene vigilancia.
©The New York Times Syndicate
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