Fallo de juez Zepeda establece amenazas contra su familia, y detalles inéditos de los
hechos que antecedieron a su muerte en el Hospital Militar, que lanacion.cl
relata ahora a sus lectores.
El primer auto de procesamiento dictado en el juicio por la muerte
en prisión en 1974 del ex ministro de Allende, José Tohá, estableció quienes lo
interrogaron y torturaron, o al menos quienes dieron las órdenes de los tormentos, pero
dejó en el aire una gran duda, la más importante del caso, pues no dio luces sobre la
verdadera causa de muerte: suicidio -como afirmó la versión oficial- o asesinato, como
incluso lo indican partes relevantes del propio dictamen del juez Jorge Zepeda.
Aun así, en el fallo de 22 páginas surgieron detalles de los últimos días de Tohá
desconocidos hasta ahora, que lanación.cl relata a sus lectores.
Entre ellos, se cuentan las amenazas que el entonces doctor Patricio Silva Marín hizo a
los familiares de esta alta autoridad del gobierno de Salvador Allende. (Marín según la
resolución, aunque el entonces director, o subdirector del Hospital Militar sería Silva
Garín, probablemente el mismo que, con esos dos apellidos, todavía es director de
Gestión Clínica de ese recinto).
De acuerdo al hermano del ex ministro, Isidro Tohá, el director del
Hospital Militar Patricio Silva, le aconsejó a su cuñada Raquel Morales Etchevers, que
no visitara a su esposo en el recinto. Dice Isidro Tohá en el proceso que a él, el
doctor Silva le señaló que las gestiones que han realizado ante diversas
autoridades, sólo han agravado la situación de su hermano, quien ahora es tratado con
mucha más dureza y aún interrogado con la ayuda de un siquiatra de apellido
Sepúlveda.
De acuerdo al expediente del proceso y al documento de encausamiento dictado por
Zepeda, el doctor Silva lanzó a Isidro Tohá otra advertencia aún más dura, cuando
éste le demandó que el Hospital Militar debe velar por la vida de mi
hermano. Mire, el señor Tohá ahora debe atenerse a las consecuencias de sus
actos políticos, sostiene que le respondió Silva.
Pero el entonces enfermero y cabo segundo Juan Cabello Leiva, quien se desempeñaba en
el cuarto piso del recinto médico, donde se encontraba el ministro, le aconsejaba a la
esposa de Tohá todo lo contrario: tiene que visitarlo, porque para él tiene mucha
importancia eso.
El enfermero conocía el delicado estado de salud del personero. Y sabía cómo lo
regresaban cada noche al Hospital Militar, después de haberlo llevado casi en forma
clandestina a la Academia de Guerra Aérea para aplicarle tormentos. El señor Tohá
llegaba muy mal, me contaba que lo trataban mal, que no lo torturaban físicamente, sino
que sicológicamente. Recuerdo que el señor Tohá era admirable por la
educación que tenía, yo conversaba bastante con él y trataba de consolarlo,
agrega.
Contradicciones de la versión oficial
La autopsia al cadáver realizada por el forense Alfredo Vargas Baeza por la tarde de
ese mismo día 15 de marzo de 1974 (la muerte del ministro Tohá ocurrió antes de las 12
del día) siguió la línea de la versión oficial, de la Segunda Fiscalía de Ejército
con su fiscal Rolando Melo Silva, y de la Junta Militar con Pinochet a la cabeza: el
suicidio.
Un extraño suicidio con los pies apoyados en el suelo, atado por el cuello con su
cinturón a una cañería que pasaba por dentro del closet de la habitación, la que a una
persona de estatura normal, como la de la ex agente Luz Arce Sandoval, le llegaba
apenas a los ojos, como lo declaró en el proceso.
De hecho, Luz Arce ocupó la misma pieza de Tohá en el Hospital Militar, la 303, unos
meses después, cuando Manuel Contreras la mandó a internar para que la curaran de un
balazo que le habían dado durante una sesión de tortura, ablandándola para
que de militante socialista se transformara en una colaboradora de la DINA.
Los elementos científicos que contradicen la versión oficial, están
publicados (en la nota de La Nación de ayer viernes. Principalmente, las
declaraciones del médico criminalista en ese entonces de la Policía de Investigaciones,
quien examinó el cadáver, Alfonso Chelén Araya).
El ex dictador Augusto Pinochet estuvo permanentemente enterado de la suerte que
corría el ministro Tohá. Pero si no pasa nada, no pasa nada, les dijo
Pinochet a Moy de Tohá e Isabel Morel de Letelier un día de septiembre de 1973, después
de que el sábado 15 habían trasladado a Tohá desde la Escuela Militar a la Isla Dawson.
Ambas se habían encontrado con Pinochet en un pasillo del Ministerio de Defensa.
Cómo que no pasa nada, si a mi marido lo trasladaron a Isla Dawson, le
respondió Moy, según lo declaró en el proceso.
Pinochet se sorprendió de que ella supiera lo del traslado, porque se suponía que era
secreto, y le dijo que volviera al otro día para hablar. Pero al día
siguiente Pinochet se ofuscó porque ella llegó además con la esposa del ex canciller
Orlando Letelier y con Irma de Almeyda, la esposa del dirigente socialista Clodomiro
Almeyda. Los tres habían sido enviados a Isla Dawson. Ellas pudieron enviarle a cada uno
una maleta con ropa de abrigo.