Jorge Molina Sanhueza
Cuando los miembros de la comisión del Senado de Estados Unidos recibieron los
primeros documentos de la investigación sobre las cuentas de Augusto Pinochet en el Banco
Riggs, se sorprendieron. Los datos de los números de cuentas y transferencias
olían a lavado de dinero y auguraban alcances insospechables para la
indagatoria. A medida que la investigación ha avanzado, la primera intuición de los
senadores ha sido confirmada.
Sin embargo, ninguno de ellos previó que sólo un número de cuenta bancaria del Riggs
se convertiría en la pista clave para el ministro Sergio Muñoz, que ha establecido que
el dinero de Pinochet es, en gran medida, dinero del fisco, usado para su beneficio
personal y de su familia.
La clave de esa pista son dos palabras que denominan a una antigua institución que
nació en la vieja España, conocida como la Casa Militar.
La Casa Militar era la organización interna del círculo más cerrado de Pinochet,
cuando ocupaba La Moneda, y contaba con millones de dólares de presupuesto como gastos
reservados para todo tipo de operaciones: desde el pago de informantes hasta el cuidado de
jardines.
Esta especie de departamento de finanzas administrativo de La Moneda tuvo una cuenta
bajo ese nombre en el Riggs Bank. En ella se depositaron millonarias sumas de dinero, que
fueron trianguladas a distintos bancos donde Pinochet -gracias a su calidad de cliente
VIP- usó variados alias para esconder su identidad.
La cuenta fue descubierta por las indagaciones, documentos, contactos y declaraciones
que ha tomado Muñoz desde el inicio de la investigación. De hecho, el magistrado
identificó a dos militares en retiro que fueron jefes de la Casa Militar por varios
años.
Los generales al ruedo
Se trata nada menos que de los generales (R) Jorge Ballerino y Guillermo Garín. A
ambos, el ministro Muñoz les tomó declaración indagatoria, es decir, prestaron
testimonio en calidad de inculpados, según confirmaron a LND fuentes ligadas a la causa.
Este hecho no es menor, procesalmente hablando, porque es el paso que todo juez realiza
con un declarante cuando evalúa someterlo a proceso.
El ministro Muñoz investiga a Ballerino y Garín no sólo por la cuenta de la Casa
Militar en el Riggs y por la presunta ayuda que prestaron a Pinochet para usar esos
dineros y esconderlos a través de triangulaciones, sino también porque tenían cuentas
en el Banco Atlántico de Estados Unidos.
El magistrado analiza la posibilidad de que tanto Garín como Ballerino pudieran tener
una participación en calidad de copartícipes de los delitos imputados a Pinochet, debido
al vínculo de confianza que había entre ellos.
Y la pista que los relacionaría la entregó el ministro en la resolución del pasado
10 de diciembre, donde rechazó levantar el embargo sobre los bienes del ex dictador; así
como también en los exhortos que envió a distintos países del mundo, entre ellos
Estados Unidos, donde solicitó información al Banco Atlántico de las cuentas de
Ballerino y Garín.
El ministro Muñoz sospecha que una parte considerable los millones de dólares de
Pinochet descubiertos hasta la fecha tienen un origen común, y que éstos pudieron haber
pasado por las cuentas de los ahora militares retirados.
Fuentes que conocen el proceso dijeron a LND que el magistrado dictó una serie de
diligencias relacionadas con ambos ex uniformados, algunas de las cuales están pendientes
y se refieren a oficios a bancos nacionales y extranjeros.
Lógica conspirativa
Lo que tiene acreditado el juez hasta ahora es que Pinochet mantuvo millones de
dólares escondidos en distintos bancos extranjeros y en un fondo fiduciario en el Banco
de Chile de Nueva York. También que creó distintas empresas para esconder esos bienes en
paraísos fiscales con acciones al portador, fórmula muy usada en las operaciones off
shore.
Entre ellas, destacan Ashburton Limited y Althorp Investment Limited. A éstas se
unieron otras para hacer más compleja la trama, como G.L.P. Limited y Taske Investment
Limited, las que a su vez tenían un correlato en Chile: Abanda Limited, Belview
Internacional Inc., Belview S.A., Eastview Finance, cuyo objetivo era camuflar la
verdadera identidad de Pinochet.
Muñoz también tiene presunciones fundadas de que Pinochet, además, es autor de
fraude tributario, malversación de fondos, negociación incompatible, entre otros
delitos. Y que su albacea, Oscar Aitken, le ayudó en esos propósitos, lo que significó
al fisco una pérdida de 2 mil 500 millones de pesos. Todo esto en la arista tributaria
del proceso, donde es querellante el Servicio de Impuestos Internos (SII).
Pero en la cuerda separada que dice relación con el origen del dinero -donde son parte
el Consejo de Defensa del Estado (CDE) y los abogados Carmen Hertz y Alfonso Insunza-,
Muñoz deberá usar la lógica del menos es más, es decir buscar la ruta más
corta para acreditar estos hechos.
En otras palabras, cuando tenga identificados todos los tentáculos de la red que
conforman las triangulaciones para esconder el dinero y así identificar su origen, Muñoz
deberá generar un punto en el proceso donde centrar sus convicciones y aplicar la ley.
Esto, porque la comprobación de posibles pagos por tráfico de armas u otros delitos
resulta sumamente compleja y muy larga como procedimiento.
Pero también pesa otro problema en la indagatoria de Muñoz. Pinochet, debido a su
avanzada edad, podría morir antes del cierre de la investigación, en cuyo caso tendría
que ser sobreseído y el único querellado que quedaría en la causa, sería Oscar Aitken.
De ahí que para el magistrado es importante que el SII amplíe la querella contra la
mujer del ex dictador, Lucía Hiriart. Cuestión que hasta ahora no ha sucedido.
Distintas fuentes coinciden en que resultará difícil que Muñoz logre dictar
sentencia, debido a que muchos de los delitos que tiene configurados estarían prescritos.
Pero este es un tema jurídico que siempre queda para el final de un proceso.
Triunfo vs. Comunicación
La semana para el caso Riggs estuvo movida. La defensa de Pinochet pretendió instalar
una estrategia comunicacional anunciando con bombos y platillos que Pinochet estaba
dispuesto a pagar las multas por infracciones a sus declaraciones tributarias con el
dinero de las mismas cuentas del Banco Riggs. La idea del abogado Pablo Rodríguez era que
el SII también retirara la querella contra el ex militar.
La finta, anunciada a través del diario La Tercera el domingo pasado, se convirtió en
una victoria pírrica, debido a que se encontraron con un muro en el gobierno,
principalmente con el ministro de Hacienda (S), Mario Marcel, quien rechazó de plano la
posibilidad y aclaró que el SII no tenía ni la más remota intención de retirar el
libelo, ya que el posible pago no anulaba la conducta delictiva de Pinochet en materia
impositiva. No está ni en las facultades ni en la voluntad del SII retirar esta
querella, declaró Marcel.
De hecho, la estrategia del abogado de Pinochet fue durante la semana el chiste más
repetido entre los abogados tributaristas que pululan por los pasillos de tribunales.
Esto, porque muchos de ellos, que tienen clientes con problemas formalmente similares,
esperaban con ansias que el SII tuviera sólo un asomo de acuerdo con Pinochet, para
repletar al organismo con iguales peticiones.
Claro está que la drástica posición de Marcel fue una ganancia para Muñoz, la misma
que tuvo ante el Pleno de la Corte de Apelaciones de Santiago, que rechazó la
presentación de Pablo Rodríguez de inhabilitarlo por haber participado en causas donde
había emitido opinión contra Pinochet. Esta resolución, en todo caso, puede ser apelada
ante la Corte Suprema.
Muñoz apareció el pasado jueves, pese a que está de vacaciones, por los tribunales
de justicia vestido de relajado estilo sport. El hecho llamó la atención, no sólo por
la ropa, sino porque era su cumpleaños. También porque luego de ingresar a su oficina,
salió vestido con su riguroso terno gris cruzado para dirigirse al máximo tribunal. Las
especulaciones sobre el motivo de la intempestiva visita corrieron como reguero de
pólvora. Sin embargo, trascendió que se trataba sólo un asunto administrativo
relacionado con sus vacaciones. En los pasillos de la Corte, nunca se sabe.