Patricio Aylwin Azócar, ex Presidente de Chile,
habla sobre las cuentas secretas descubiertas en el Banco Riggs de Estados Unidos:
Aylwin: "Pinochet rompió la tradición de
austeridad de los mandatarios chilenos''
El ex Presidente asegura que siempre consideró que el general Augusto Pinochet había
sido "poco delicado" en sus manejos económicos y recuerda que esa fue una de
las razones que gatillaron, durante su período, el ejercicio de enlace y el boinazo.
Aquí confiesa que fue un error haber silenciado el caso de los "pinocheques" y
remata diciendo que "eso no pasó en mi gobierno. Nunca estuve por cambiar la
tranquilidad por la impunidad".
Claudia Alamo (La Tercera, 15 Agosto 2004)
Tiene la calma de esos hombres que sienten que ya pasaron a la historia y que, por lo
tanto, viven desapegados del poder. Esa ausencia de ansiedad por figurar o tener un
espacio en la vitrina de los políticos del día lo han consagrado como una suerte de
autoridad moral de la Concertación. Y aunque a sus 85 años Patricio Aylwin mantiene la
agudeza y la asertividad en sus juicios políticos, la verdad es que su mirada respecto
del país actual está teñida por una cierta insatisfacción. No le gusta el tono que han
tomado los debates en este tiempo ni menos la forma en que se incursiona en los asuntos
privados de las personas. Aquí defiende a Jovino Novoa, "aunque sea mi adversario
político", dice, y también reconoce que ha llamado al alcalde Hernán Pinto para
darle su apoyo. Fiel a la lógica que le impone su formación de abogado, cree que nadie
puede ser crucificado antes de que se pronuncien los tribunales. Es por eso que no le
gusta el estilo con que Adolfo Zaldívar ha manejado la Democracia Cristiana y su
política de marginar a quienes enfrenten procesos judiciales.
Desde su oficina en Providencia, el ex Presidente revisa también la figura del ex
comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet, bajo un nuevo prisma.
Augusto Pinochet está siendo investigado por cuentas millonarias en el Banco Riggs.
Desde aquí, fuera de las pasiones del día a día, ¿cómo ha analizado este caso?
Para serle franco, siempre creí que el general Pinochet no había sido delicado en los
temas económicos. Que no había sido un Portales o un Jorge Alessandri, que se
preocuparon de cuidar el patrimonio del Estado y de vivir una austeridad extrema. Lo del
Melocotón, por ejemplo, no fue bonito. Yo fui uno de los que redactamos, junto con Jorge
Lavandero y Adolfo Zaldívar, una presentación a la Corte Suprema pidiendo un ministro en
visita para que investigara el asunto del Melocotón y denunciándolo como delito.
Después de 14 años de democracia, usted se había hecho un juicio de la figura de
Pinochet. ¿Esa valoración ha cambiado a propósito de estas cuentas?
Siempre tuve la idea de que, en este aspecto, él no había sido consecuente con la
tradición de austeridad histórica de los presidentes de Chile, pero nunca pensé en un
enriquecimiento del nivel que se está hablando. Entonces, indudablemente que esto me crea
una nueva interrogante respecto de la personalidad del caballero. Esto que ocurre con el
general Pinochet, en cierto modo marcado por su protección al hijo, por el Melocotón y
por otras cosas que no quiero entrar a escudriñar, pero que me llaman la atención,
porque el general tiene demasiadas propiedades, cambia un poco la tradición que ha tenido
Chile respecto de sus gobernantes.
Puntualmente, ¿en qué lo cambia?
No me quiero señalar como ejemplo, pero la verdad es que el grueso de los presidentes
chilenos hemos terminado con lo mismo que teníamos antes de llegar a la Presidencia.
Pinochet marcó una diferencia en ese sentido. Y esto de las cuentas escapa de toda
lógica. Habrá que esclarecer de dónde salió todo eso.
A propósito del hijo mayor de Pinochet, en su gobierno hubo tensiones por los
llamados "pinocheques". ¿Cree que si eso se hubiese despejado en su momento las
cosas serían distintas ahora?
Mire, que Pinochet había abusado de su condición de gobernante en beneficio propio y
de su familia -hablo del respaldo que le dio a su hijo en el asunto de los cheques
famosos- quedó claro cuando se produjo el llamado ejercicio de enlace y el boinazo en mi
gobierno. Pero en ningún momento yo estuve por cambiar la tranquilidad por la impunidad.
En consecuencia, yo nunca di instrucciones al Consejo de Defensa del Estado para que se
cerrara ese tema. Siempre fui contrario de interferir la acción de la justicia.
Pero igual el tema se cerró.
Sí, pero no en mi gobierno.
¿Parece que fue muy crítico de que el tema se haya cerrado en el gobierno
posterior?
Sí, fui muy crítico. En su momento respaldé al consejero que, a raíz de ese caso,
presentó su renuncia al Consejo de Defensa del Estado.
A su juicio, ¿haber tapado el tema de los "pinocheques'', sentó un mal
precedente?
...Es el famoso problema de la "razón de Estado", que es un concepto
bastante importante en el ejercicio de gobernar, pero yo admito que para mí es una
cuestión discutible. Como hombre con formación más jurídica que política, jamás
estuve por invocar la razón de Estado en este caso. Mi sucesor estuvo por invocarla. La
historia nos juzgará.
La línea de investigación
El foco está centrado en resolver de dónde salieron esos dineros. Se habla de
donaciones. ¿Le hace sentido ese argumento?
Mientras no se pruebe, no tengo por qué especular. Independientemente de eso hay que
ver en qué momento se produjeron esas donaciones. Porque es distinto que esas donaciones
se le hayan hecho a un gobernante que está en pleno poder, a que esas donaciones se le
hayan hecho a un hombre que estaba preso en Londres y que necesita recursos para pagar sus
abogados. Porque la relación entre el monto de las donaciones y los montos de los gastos
que esa situación le impuso -incluso teniendo en cuenta que sus gastos de vida allá se
los financió enteramente el Ejército de Chile-, es un tema que hay que ver bien.
¿Qué pasaría, a su juicio, si esos dineros los hubiera recibido cuando era
comandante en jefe?
Me inclino, aunque no tengo derecho a afirmarlo, a pensar que una hipótesis que hay
que investigar es el interés extraordinario que el general tenía en una operación de
estrategia militar del famoso cohete Rayo. No sé cuánto dinero había comprometido ahí
y qué implicancias haya tenido eso en el ámbito financiero, pero es una línea de
investigación.
¿De qué fecha hablamos?
Cuando yo asumí el gobierno, uno de los temas en que el Ejército estaba muy
interesado y que Pinochet me planteó como un asunto muy importante para la Defensa
Nacional era la investigación y relación que tenía con una empresa británica que
estaba elaborando un nuevo tipo de armas que, según decía, sería muy importante para la
Defensa Nacional.
¿Pero qué lo lleva a pensar que ésa podría ser una línea de investigación hoy
día?
Porque aun cuando él dejó la Comandancia en Jefe, siguió tremendamente interesado en
ese proyecto. Sus viajes a Inglaterra siempre estuvieron relacionados con ese proyecto. De
hecho, ese era el proyecto que él invocaba como justificación para ir a Londres. Creo
que hay que ver si ese proyecto tuvo implicancias financieras importantes. Yo no tengo
antecedentes para decir que sí o que no, pero cuando estos días se ha hablado de que las
platas podrían venir de ahí, creo que es una hipótesis digna de investigar.
La nueva política
Otro tema que ha marcado la agenda en estos días es la retractación de Gema Bueno.
Imagino que para usted los temas que hoy marcan pauta en la política deben ser, a lo
menos, extraños.
Bueno, la primera reacción que uno tiene frente a este caso es de cierta repugnancia.
Lo tremendo es que cuando se cae en este debate público sobre la vida privada de las
personas se puede llegar a lo que estamos viviendo: que a una persona la pongan en la
picota, al parecer, sin ninguna justificación.
¿Apoya a Jovino Novoa?
Parto del principio de que toda persona es inocente, a menos que sea condenada. No me
dejo intimidar por los rumores. Sé que hoy día lo popular es condenar, pero el daño que
se les hace a las personas es tremendo. No soy amigo personal de Novoa. Fui compañero en
el colegio en San Bernardo del padre de Jovino Novoa, pero no tengo ningún vínculo
especial con él. Pero le aseguro que si hubiese sido compañero de trabajo de Novoa,
habría firmado una declaración de apoyo por él. No tengo ninguna razón para
defenderlo, pero en principio yo lo creo inocente. Tiene ideas distintas a las mías, es
mi adversario político, pero no por eso me voy a hacer eco de cualquier chisme. Aquí el
riesgo es que ensuciamos la vida política, la convivencia entre los chilenos.
¿Qué lecciones deberían sacarse de este caso?
Soy un hombre que tiene sus años. Hice mi vida política en otro estilo y donde la
vida privada era privada. Si esa vida privada causaba escándalo, se originaba un castigo
ético y social. Pero estaba el principio de que cada uno era dueño de su vida privada.
Los jóvenes de ahora dicen que eso es hipocresía. Yo no lo creo. Mi impresión es que si
vivimos escudriñando, terminamos denigrando y rebajando el nivel de la convivencia
colectiva.
El alcalde Hernán Pinto (DC) también ha aparecido involucrado en este caso. ¿Qué
le provoca a un democratacristiano como usted el nivel de las acusaciones que se
investigan?
Conozco a Pinto y lo considero mi amigo. Lo llamé para expresarle mi esperanza de que
todo se esclareciera tal como él lo sostiene y mi comprensión por el mal rato que está
pasando. No soy yo el llamado a juzgar su conducta privada, y si los tribunales están
investigando, creo que debemos esperar que éstos establezcan la verdad. Si ha cometido
los hechos que se le imputan, tendrá que afrontar las consecuencias, pero mientras eso no
haya ocurrido, me parece que escudriñar en lo otro tiene algo de morboso.
Aquí hay dos temas: una es una eventual homosexualidad que se le imputa y la otra
es una acusación en el sentido de que él pudo haber cometido abuso de menores...
Mire, aunque yo no tengo ninguna simpatía por los homosexuales, creo que ese es un
problema personal de cada cual.
¿No es homofóbico?
No lo soy, aunque sí le reconozco que es un asunto que no me gusta y que me genera
repugnancia, pero no soy quién para convertirme en su juez. Ahora, si eso se traduce en
que aquí ha habido daños a terceros, en explotación de menores, indudablemente que es
una conducta delictuosa que debe ser condenada por los tribunales. No nos anticipemos
nosotros a convertirnos en jueces.
A su juicio, ¿es necesario que la condición sexual de los hombres públicos se
transparente ante la opinión pública?
No veo ninguna razón para ello. No creo que esa característica personal pueda ser
determinante en la respetabilidad, la confianza y la seriedad con que una persona actúa
en el desempeño de sus funciones públicas. Me parece que si lo planteamos en ese plano,
también tendríamos que hacer lo mismo no sólo respecto de los políticos, sino que de
los abogados, los doctores o cualquier otro profesional y se entraría en un plano de
discriminación absurdo.
La DC ha tomado distancia de Pinto y espera que la justicia se pronuncie. Por otro
lado, Adolfo Zaldívar ha dicho que él no está por promover candidaturas homosexuales.
¿Apoya esa posición?
Preferiría no opinar. He tenido mis diferencias con Adolfo precisamente por su estilo.
Adolfo adopta actitudes de Catón, el personaje de la historia de Roma que se dedicaba a
escudriñar los defectos éticos de sus adversarios. No me gusta ese estilo.
La UDI cerró filas con Jovino Novoa, y la DC tomó distancia de Pinto mientras la
justicia no dé su veredicto. Políticamente, ¿qué es mejor?
Desde el primer momento discrepé de la línea adoptada por la DC. No en este caso
puntual, pero cuando la directiva marginó a los diputados Pareto y Jiménez antes de que
hablaran los tribunales, sentí que la DC los condenó de antemano. No es que yo sea manga
ancha y esté dispuesto a cerrar los ojos porque ellos son amigos y hay que ampararlos.
No. Lo que creo es que toda persona tiene derecho al beneficio de la duda y a conservar su
honra mientras no se pruebe lo contrario.
¿No cree que la DC actuó con lógica electoral y tomó distancia para evitar que
el partido pagara costos por errores de otros?
Sí, pero eso va en contra de dos valores: del valor de la justicia, en que nadie puede
ser condenado si no es previamente juzgado por un tribunal. Y segundo, contra el valor de
la caridad, del amor al prójimo, que entraña el respeto a la dignidad de cada persona.
Pero en períodos electorales, ¿no le parece que fue una lógica política
correcta?
Las reacciones de un político, sobre todo de un político cristiano, no pueden ser
determinadas sólo por las consecuencias electorales.
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