Nota de
Róbinson Rojas: Los cómplices de Pinochet, en uniforme y de civil, han defendido en
bloque a su cabecilla para evitar que sea juzgado por asesino, torturador y terrorista
nacional e internacional. Ahora, cuando el maleante mayor está acusado de ladrón, los
delicados caballeros que ni siquieran pestañeaban cuando ordenaban violar con perros
amaestrados a los presos políticos, se han quebrado en dos bandos...han dejado ver sus
rostros tras la máscara de seres humanos que muestran en el Club de la Unión o en la
guarida de los generales...Tienen la piel delicada estos individuos cuando se trata de
dinero...Esta crónica del periódico que los representa, los defiende, los encubre y
miente para hacerlo, lo dice todo.
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Domingo 8 de agosto de 2004 , El Mercurio
EL CASO DE LAS CUENTAS DEL GENERAL (R)
COMIENZA A QUEBRAR LAS CONFIANZAS:
Las grietas que dividen al pinochetismo
Equipo Reportajes
Dos hechos marcaron esta semana un profundo quiebre entre los antiguos adherentes del
ex comandante en jefe. La reunión del cuerpo de generales en retiro del Ejército más
tensa que se recuerde y una cita reservada entre los miembros de la Fundación Pinochet
evidenciaron las profundas diferencias que existen entre ellos frente a la investigación
que afecta a Augusto Pinochet y su familia.
EQUIPO REPORTAJES
Alas 15.00 hrs. del jueves 5, cerca de 80 generales en retiro del Ejército se
congregaron, como lo hacen el primer jueves de cada mes, en el Club Militar de Lo Curro.
Pero si habitualmente el ambiente que rodea estos encuentros es cordial, esta vez fue la
excepción. Ciertamente, los temas de discusión no eran agradables.
Las conversaciones se centraron en el "ring" que se vivió en el Palacio de los
Tribunales entre la escolta del general (r) Manuel Contreras y unos periodistas. Pero,
especialmente, en la situación que enfrenta el general (r) Augusto Pinochet a raíz de
los ocho millones de dólares que se le descubrieron en una cuenta del Banco Riggs en
Estados Unidos. Era la primera vez que abordaban el caso, que ha provocado un fuerte
remezón en el mundo castrense.
La concurrencia - superior a la que se estila en estas citas- se congregó primero en el
auditorio ubicado en el primer piso. Allí diversos asistentes expusieron su parecer.
Según reconoce una fuente cercana a la Fundación Pinochet, desde el comienzo se notaron
dos posturas que se fueron convirtiendo en dos bloques nítidamente diferenciados. Uno
formado mayoritariamente por generales "jóvenes" y otro que engrosaban los
oficiales de mayor edad.
Mientras los primeros eran de la idea de dejar que la Justicia investigue las platas del
ex comandante en jefe y mantenerse al margen del tema en el intertanto, los segundos se
mostraban partidarios de salir en su defensa, para revertir ante la opinión pública la
imagen de que está solo. Si los primeros sostienen que lo trascendente es defender la
obra del gobierno militar y al Ejército, antes que a Pinochet y su familia, los segundos
creen que ambos temas son indivisibles.
La última intervención fue la del ex inspector general del Ejército, general (r) Sergio
Espinosa Davies. "Uno aprende en las juntas calificadoras que las personas son buenas
hasta que dejan de serlo. Por lo tanto, pienso que no hay que apresurar juicios ahora,
sino esperar lo que diga la Justicia. Lo que no puede esperar es la defensa del gobierno
militar", acotó.
A la salida, y mientras se dirigían a almorzar al comedor del segundo piso, el director
ejecutivo de la Fundación Pinochet, general (r) Luis Cortés Villa, se acercó a Espinosa
y en un tono molesto le reprochó su discurso, que interpretó como una deslealtad.
"Me sorprende lo que dijiste", espetó con fuerza. "¡No acepto que me
grite!", le respondió el aludido. El tono de voz de ambos fue subiendo hasta que
finalmente fue necesario separarlos, ante la evidencia de que la discusión amenazaba con
pasar a mayores.
Ni siquiera durante la larga detención de Pinochet en Londres había ocurrido algo así.
Reunión en Vitacura
Seguramente a Cortés Villa todavía no se le quitaba el mal humor cuando de esa reunión
tuvo que partir a otra, el mismo día. A las 17.30 horas, los directores de la Fundación
Pinochet se dieron cita en la amplia casa del empresario y presidente de la entidad,
Hernán Briones, para analizar el mismo tema.
Curiosamente, de los 13 directores no llegaron más de siete. Ni siquiera asistió el
propio Marco Antonio Pinochet. Sí lo hizo el vocero de la familia, general (r) Guillermo
Garín. Esta vez no hubo gritos ni amenazas de golpes, pero por espacio de más de dos
horas Cortés observó cómo se evidenciaban los mismos dos bandos que se formaron entre
los generales en retiro horas antes.
Por un lado, el que integraba él mismo, que busca transmitir a la gente que Pinochet no
está aislado y es necesario apoyarlo al menos en lo humano o bien resaltar su obra. Eso
sí, evitando inmiscuirse en el pantanoso tema de las platas porque el senador Marco
Cariola, el ex ministro Carlos Cáceres y el propio Marco Antonio lo hicieron y el
resultado está a la vista: este último debió declarar esta semana ante el ministro en
visita Sergio Muñoz y los otros es probable que también sean requeridos. Entre quienes
lo secundan en este planteamiento está el vicepresidente de la fundación, Hernán
Guiloff.
Pero en la residencia de Candelaria Goyenechea con Américo Vespucio, en Vitacura, se
contrapuso la opinión del otro bando. Aquel que prefiere seguir guardando silencio y
acatar la decisión del equipo de abogados de Pinochet. El propio Briones - quien está
enfermo y no puede salir de su casa- milita en las filas de este último grupo. "Él
confía en que todo se aclarará, por lo tanto cree que hay que dejar que la Justicia
hable y que las instituciones funcionen", sostiene un testigo de la reunión.
En el pinochetismo más duro han comenzado a criticar el escaso interés que muestran
miembros de la propia fundación para contrarrestar los cuestionamientos a su líder.
Recuerdan con decepción que a la conferencia que planificó la entidad el 28 de julio en
el Estadio Manquehue, sobre los límites entre Chile y Bolivia - y que se pretendía
convertir en una instancia de adhesión y respaldo al general (r)- , sólo asistieron dos
directores: Guiloff y Andrés Vial.
El jueves, la reunión se cerró con una suerte de empate. Se acordó mantener la
estrategia del silencio, pero también diseñar una estrategia comunicacional que deberá
ser evaluada la próxima semana para resolver en definitiva.
Pese a todo, un civil muy próximo al ex gobernante admite amargamente que "al igual
que los generales en retiro, el pinochetismo está quebrado".
El responsable de que nadie pueda hablar ha pasado días difíciles. Desde su oficina en
el centro de Santiago, el abogado Pablo Rodríguez Grez ha logrado ordenar las vocerías,
reduciéndolas a cero, pero la propia familia Pinochet comenzó a cuestionar esta
estrategia, mientras veían cómo su padre es atacado por diversos flancos sin posibilidad
de equilibrar las cosas; si no con pruebas, al menos mediáticamente.
En la última semana, cada uno de los cinco hijos contrató a sus propios abogados para
que los representen en una causa que amenaza con prolongarse por bastante tiempo. El
jurista Gustavo Collao - quien tiene el patrocinio de poder del general (r) desde sus
días en Londres- y Rodríguez sólo defenderán al matrimonio Pinochet Hiriart. Con todo,
tanto Lucía Hiriart como el resto debieron comprometerse con el magistrado a no hacer
declaraciones cuando fueron interrogados por éste, cada uno a su turno, el martes 3 en un
recinto de Investigaciones (ver recuadro).
En la propia defensa - que integran, además de Rodríguez y Collao, Ambrosio Rodríguez y
José María Eyzaguirre, ninguno de los cuales participó en la reunión en casa de
Briones- no saben hasta cuándo podrán mantener la mordaza, mientras intentan poner en
orden el aún poco claro estado financiero de su cliente.
Pero el propio Rodríguez no ha estado exento de las críticas de los pinochetistas más
acérrimos. El jueves, en el Club de Lo Curro algunas voces criticaban lo que consideran
una defensa tibia del abogado, interpretándolo como un eventual distanciamiento suyo del
caso.
"Esas críticas son muy injustas. Pablo y José María se han concentrado en analizar
la información financiera y han trabajado con mucha lealtad, sin cobrar un peso y con un
fuerte desgaste personal", defiende un senador que los conoce.
El foco en los US$ 2 millones
En medio de este fuego cruzado, en el entorno de los Pinochet aseguran que Rodríguez ha
comenzado a esbozar como una de las líneas de la defensa circunscribir el problema de las
platas del Riggs sólo a los casi dos millones de dólares que acreditadamente fueron
traspasados a Chile a través de 38 cheques nominativos con el nombre de Pinochet o de él
y su esposa.
Sobre el resto del dinero, creen que son declaraciones que el banco estadounidense hizo
sobre los haberes del ex senador que, en base al propio informe que elaboró el Senado de
ese país, se desprende que están llenas de contradicciones y aseveraciones falsas, como
cuando consigna que el patrimonio de Pinochet asciende a US$100 millones.
Respecto de ese 1,9 millones, las explicaciones comenzarían a apuntar en parte al
"capitalismo popular" que él mismo impulsó mediante las privatizaciones de
empresas que esta semana comenzaron a ser revisadas en la Cámara de Diputados. Al
respecto, un estrecho colaborador de Pinochet recuerda que, sólo con la privatización de
Endesa, a fines de los años '80, las acciones que compró el entonces comandante en jefe
- con cargo a su desahucio y unos ahorros- le habrían reportado casi un millón de
dólares en utilidades. Algo que el ministro Sergio Muñoz estará muy interesado en
dilucidar.
INTERROGATORIOS
El cara a cara de Muñoz y los Pinochet
A las 08.00 hrs. del martes, el ministro Sergio Muñoz inició una hábil jugada para
dejar en claro que había iniciado la investigación del caso Pinochet con entusiasmo y
energía. En el transcurso del día interrogó extensamente a Lucía Hiriart y luego
siguió con cada uno de sus cinco hijos, con el fin de determinar su conocimiento sobre
las cuentas del general (r) Pinochet.
De todos, el interrogatorio con Marco Antonio fue el primero y el más largo. Según
algunos, por culpa de las declaraciones que hizo en un comienzo para explicar el origen de
los US$8 millones. Allí se encontró con una sala donde no sólo estaba el juez, sino
también su actuaria y varias personas que parecían ser detectives. Encima del escritorio
se encontraban recortes con todas las afirmaciones que había hecho sobre el tema. Muy
correcto, pero muy hábil, Muñoz hablaba poco, básicamente para formular preguntas
abiertas que obligaran a su interlocutor a explayarse.
El empresario le respondió lo mismo que ya ha dicho: que fue una gran sorpresa todo esto
y que sólo se enteró a través de la prensa de lo del Riggs. Ante algunas de sus
respuestas, Muñoz movía la cabeza como si tuviera dudas y otras veces como si sólo
estuviera confirmando cosas que ya sabía.
En el caso de Lucía Hiriart, su declaración no tomó las tres horas que afirmó la
prensa esta semana, sino bastante menos, pese a que la hicieron esperar un largo rato. Con
ella el magistrado también se mostró cortés, pero sin ninguna cordialidad especial.
"Se ahorró cualquier frase de buena crianza y fue al grano", señala un
cercano.
Amigos de la familia admiten que todos le tienen el suficiente respeto a Muñoz como para
no hacer nada que pueda molestarlo. Él les pidió que se abstuvieran de hacer
declaraciones y ellos, pese a que quieren lo contrario, se mostraron dispuestos a acatar
la recomendación. A tal punto, que todos - Muñoz y los hermanos Pinochet- se indignaron
con Augusto hijo porque lo responsabilizaron de haber filtrado el interrogatorio, que se
pretendía mantener en reserva.
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