Republicano Norm Coleman y el demócrata Carl
Levin solicitarán a la fiscalía de ese país que investigue al banco Riggs
Senadores de EEUU pedirán que
justicia norteamericana indague cuentas de Pinochet
La Tercera: 18-07-2004
Michele Chapochnick
El pasado jueves, cuando el subcomité de Investigaciones del Senado de Estados Unidos
reveló la existencia de al menos seis cuentas secretas de Augusto Pinochet en el banco
Riggs, la silenciosa y detallada indagación parlamentaria llevada a cabo por 18 meses
sorprendió al gobierno chileno y puso otra vez el nombre del general en la prensa
internacional. Pero lo que está por desatarse en Washington y Santiago puede arrojar
mucha más luz al modo en que el ex gobernante manejó su dinero, y develar la forma en
que obtuvo y ocupó varios millones de dólares.
El próximo martes el Consejo de Defensa del Estado, por una solicitud de la
Cancillería, analizará la información acumulada y definirá si la usa para iniciar
acciones legales en Chile. Al mismo tiempo, los senadores estadounidenses que condujeron
la investigación, encabezados por el republicano Norm Coleman y el demócrata Carl Levin,
pedirán al fiscal general de EE.UU., John Ashcroft, que inicie una investigación penal
al banco Riggs por la forma en que manipuló las cuentas de Pinochet. Así lo anunció un
cercano asesor de Coleman a La Tercera. "Los senadores están decididos a no
dejar la investigación hasta aquí. El próximo paso será enviar los documentos y todas
las pruebas al Departamento de Justicia para que éste investigue, lleve el caso del Riggs
y Pinochet a los tribunales, y determine si se cometieron delitos. No van a quedarse
pasivos frente al tema", dijo la fuente el pasado viernes en Washington.
El origen de la investigación
El origen de la información sobre Pinochet se remonta a abril de 2002. La OCC -una
agencia que fiscaliza la banca- efectuaba una investigación de rutina en el Riggs para
determinar si estaba aplicando las nuevas normas contra el lavado de dinero impuestas tras
los atentados del 11 de septiembre cuando descubrió casualmente las cuentas del general.
El Riggs, un banco que atiende principalmente a millonarios, gobiernos extranjeros y al
95% de las embajadas en Washington, había obviado el nombre del militar dos años antes,
cuando se le había exigido entregar la lista de "políticos potencialmente
cuestionables" que fuesen sus clientes. Por eso, la OCC inició una investigación
directa sobre las cuentas de Pinochet, que arrojó tres conclusiones.
La primera fue que el Riggs no informó de su relación con el general, pese a que la
ley obligaba a hacerlo. La segunda estableció que no emitió un "reporte sobre
actividades sospechosas" respecto del envío a Chile de 38 cheques de US$ 50 mil cada
uno a nombre de Pinochet, que éste cobró en bancos de Santiago. Y que tampoco alertó a
las autoridades sobre el traslado de fondos desde Inglaterra a EE.UU. justo cuando el juez
Baltasar Garzón había emitido una solicitud internacional para que sus fondos fuesen
congelados. La tercera concluyó que el banco no verificó correctamente si el origen del
dinero del general era legítimo.
Pese a estos resultados, la OCC no tomó acciones legales contra el Riggs, porque éste
había colaborado con la investigación y corregido sus procedimientos. La información
sobre Pinochet fue archivada, pero la presión sobre el banco regresó poco después,
cuando a comienzos de 2003 el senador Levin pidió volver a escrutar al Riggs. El
parlamentario demócrata había tomado nota de los manejos irregulares de las cuentas de
la embajada de Arabia Saudita y la desviación de un millón de dólares de los fondos
fiscales de Guinea Ecuatorial hacia cuentas de su Presidente.
Hace seis meses, la comisión se encontró con los datos de Pinochet y decidió
investigarlos por su cuenta. A los documentos que había obtenido la OCC sumó otros
proporcionados por el banco, e interrogó, entre otros, a Carol Thompson, la ejecutiva que
atendía personalmente al gobernante chileno viajando a Chile y contestando sus llamados
telefónicos.
Las pesquisas establecieron que Pinochet abrió sus cuentas en 1994, después de que el
principal accionista del Riggs lo visitara en Chile. El general tuvo tres cuentas
personales, y el banco también le ayudó a crear dos empresas de papel en Bahamas para
manejar sus fondos. Hasta el 2002, cuando las cuentas fueron cerradas, el general mantuvo
entre US$ 4 millones y US $8 millones como saldo.
Un asesor de la comisión investigadora afirmó a La Tercera que las
revelaciones sobre Pinochet les permitieron "tener un caso". Aunque el
propósito del informe no era develar las cuentas del general, la sólida documentación
permitió probar que incluso una figura internacional tan controvertida y simbólica como
el ex gobernante chileno podía burlar las normas y manejar en secreto su fortuna en
EE.UU.
"El objetivo era probar que, pese a los ataques terroristas, sigue siendo difícil
controlar el movimiento de fondos en los bancos norteamericanos", precisó el
personero. "Pinochet fue nuestro pez gordo. Era tan ideal que temíamos dar algún
paso en falso. Decidimos mantener las averiguaciones bajo secreto, hacer las cosas con
cautela y acumular pruebas que convirtieran nuestras conclusiones en hechos
irrefutables", recordó el viernes otro miembro del equipo, integrado por seis
investigadores y que trabaja en la oficina 199 del Russel Building, a pasos del Capitolio.
Investigaciones
En Chile, en tanto, los consejeros del CDE definirán el próximo martes qué hacer con
la documentación. Los abogados del organismo ya recibieron los antecedentes recopilados
en EE.UU. y dedicaron, por orden de Szczaranski, el fin de semana a analizarlos. Fuentes
consultadas afirman que lo más complejo para Pinochet será explicar cómo y cuándo
obtuvo el patrimonio que mantuvo depositado en el Riggs, y que -según un documento del
banco- alcanzaba al 12 de septiembre de 2001 US$ 8 millones. También, probar que ese
dinero tributó correctamente antes de salir del país, o bien cuando una parte de él,
por US$ 1,9 millón, regresó a Chile en forma de 38 cheques de 50 mil dólares cada uno y
que el general cobró en bancos de la plaza.
La eventual investigación en Washington tendrá como foco el Riggs, pero también
puede terminar descubriendo más detalles de las cuentas y sus fondos. Una de las cosas
que aún no se conocen es qué fue del dinero después de que el banco cerró las cuentas.
Según uno de los investigadores, una pesquisa judicial "puede chequear los registros
bancarios para seguir su rumbo después del 2002 y verificar si fue a parar a otra
institución".
Personeros consultados en Washington y Santiago afirman que las investigaciones pueden
sumergirse en el patrimonio de Pinochet, que hasta ahora no había sido indagado en
profundidad. La pregunta que se hacen sus adversarios es cómo pudo reunir esa suma de
dinero. En los últimos 30 años sus ingresos fueron, de acuerdo con los cargos que
ocupó, más bien moderados. Como Jefe de Estado recibió, entre 1973 y 1990, un sueldo
próximo a $ 1,5 millón. Como comandante en jefe, entre 1990 y 1998, obtuvo unos $ 2
millones. Desde el '98, cuando asumió como senador vitalicio, hasta que renunció a su
asiento, en julio de 2002, gozó de una dieta de aproximadamente $ 8 millones. Desde esa
fecha recibe dos pensiones. Una como ex Presidente (similar a la dieta parlamentaria) y
otra como general en retiro (semejante a su último sueldo como oficial activo).
Dos visiones
Si las investigaciones en Chile y EE.UU. progresan, la figura del ex gobernante
volverá a instalarse en la agenda. El episodio llega, además, en un mal momento para
Ricardo Lagos, que este lunes se reunirá en la Casa Blanca con el Presidente George W.
Bush. y la idea era que el caso no copara su gira a Washington y Nueva York.
Más allá de esta coyuntura, subsisten dos visiones en La Moneda. Una tesis indica que
Lagos ya consiguió "despinochetizar" el país y normalizar las relaciones entre
el Ejército y el mundo civil, y que un resurgimiento del general sería más bien un
problema que una oportunidad. Otra hipótesis afirma que el Presidente seguirá su guión
y dirá que este es un problema de los tribunales, y que situar a Pinochet otra vez en el
banquillo nunca está de más, porque cohesiona a la Concertación y siembra dudas sobre
sus partidarios en la derecha.
La UDI, en la voz de su presidente, el senador Jovino Novoa, llamó el viernes a la
cautela y criticó a la Concertación por haberse negado dos veces a formar una comisión
investigadora para los escándalos en el MOP, pero apresurarse a pedir una para las
cuentas de Pinochet.
La pregunta es si el gremialismo, con dos elecciones ad portas, le ofrecerá
solidaridad o se mostrará neutral para no pagar costos electorales.
Todo pareciera apuntar hacia la última alternativa. |