Fuente: THE
CLINIC
25.11.2004 (Pág. 9)EL
MEA CULPA DE UNA PERIODISTA
MARÍA ANGÉLICA DE LUIGI FUE UNA DE LAS MEJORES
PLUMAS DEL CUERPO DE EL MERCURIO DURANTE LOS '80. BRILLANTE E INCISIVA REPORTERA
POLÍTICA, NUNCA ESCRIBIÓ NI INVESTIGÓ SOBRE DERECHOS HUMANOS.
HOY ESA OMISIÓN LE PESA COMO UNA CULPA. ÉSTE ES
SU TESTIMONIO.
ÉSTOS SON SUS FANTASMAS.
Por María Angélica de Luigi,
Ex periodista de El MERCURIO
Lo siento.
Mi tiempo ha estado dentro del tiempo de los otros,
como perra al mediodía en el Paseo Ahumada.
Yo solo me estiré al sol, remoloneando, entre los
zapatos que perseguían y los zapatos que arrancaban por Huérfanos, por Pudahuel y La
Victoria.
Soñaba lo normal: ternuras, erotismos, una casita,
un buen colegio para el hijo.
Mientras Mónica González, Patricia Verdugo, la
Camus, la Monckeberg, la dulce y angustiada Elena Gaete, del Apsi, arriesgaban la vida, yo
me daba gustos de perra fina bajo los aleros de El Mercurio.
Gustitos: escribir bien, forzar preguntas
inteligentes, poner en aprietos, colar entrelineas sofisticadas.
¿Alguien planteó en alguna pauta en El Mercurio
que había que hacer un reportaje a los cuarteles de la Dina?
Yo tampoco.
No puedo culpar a nadie. Nunca se me censuró.
Perra.
Mientras a otras chilenas les rompían la vagina
con animales, botellas, electricidad, les daban puñetazos y mataban a sus hijos y padres,
yo le leía cuentos a mi hijo, pololeaba, iba a las cabañas de los periodistas en El
Tabo, usaba suecos y minifalda, carreteaba, ¿era feliz?
Lo siento.
Yo estuve entre los buenos y entre los malos de la
guerra fría de Cheyre.
Entre los malos: me conmovió Allende, su discurso
social, la reivindicación del pobre, el vino tinto y la empanada.
Trabajé por él, voté por él, estuve en la
Alameda con pancarta para defender su triunfo después del asesinato de Schneider.
Entre los buenos: mandé a la mierda a los
compañeros del CUP cuando se convirtieron en camarilla para perseguir periodistas,
censurar informaciones y amenazar con matar al momiaje. ¿Te acuerdas, comadre, el
cachetón que te mandé por ser tan resentida y odiosa?
Pero tú si que te acuerdas, Pelao Carmona, donde
estés, de esa conversación sofocante en un sillón del viejo Congreso en 1973:
"Angélica, lo que se viene es un gorilazo, aquí se viene la CIA con todo, va a ser
un baño de sangre".
Y yo: "Ya estai con tu paranoia del
imperialismo y la custión, pelao".
Y después te encontré en un párrafo de crónica,
ametrallado en una calle de Santiago.
Guevona.
Pelao, te juro, si ahora tuviera la oportunidad de
vivir todo de nuevo, me gustaría figurar entre tus malos.
Lo siento.
¿Qué valor tiene decir "lo siento",
así, al voleo?
Pedir perdón a todos, a nadie.
Prefiero personificar: te pido perdón a ti,
periodista Olivia Mora, que cuando naciste traías una bandera de Allende, que fuiste
izquierdista de alma, que te la jugaste y nunca fuiste sectaria, que nunca quisiste matar
a nadie sino hacer justicia social.
Perdona por lo que tuviste que sufrir en el Estadio
Nacional, en el exilio, con el asesinato de tu primer marido, el Pepe Carrasco (amigo loco
que creíste en mí como periodista).
Y, Olivia, perdona por no haber hecho nada para
cortar la cadena de horror que se llevó a uno de tus hijos.
Fui una perra.
Guevona.
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