Puro Chile - 26 febrero 2007
ESTADOS
UNIDOS
BUSCANDO
EL PATIO TRASERO PERDIDO
Frida
Modak
Dentro
de diez días, el 8 de marzo, el presidente estadunidense iniciará una gira que
lo llevará a Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México. Sus emisarios llevan
ya quince días recorriendo los países a visitar y también otros, como
Argentina, al que quisieran volver a convertir en aliado incondicional, como lo
fue bajo el mandato de Carlos Menem. Los emisarios han sido los subsecretarios de
Asuntos Hemisféricos y de Asuntos Políticos del departamento de Estado, Thomas
Shannon y Nicholas Burns respectivamente.
Los
subordinados de Condoleeza Rice han sido bastante hablantines, lo que permmite
constatar, una vez más, que el gobierno de Estados Unidos es incapaz de aceptar
realidades que no concuerden con sus intereses y objetivos. Los subsecretarios
anunciaron que la gira de Bush se enmarca en lo que llamaron “panamericanismo
del siglo 21”, talvez para
oponerlo al socialismo del siglo 21, como si el panamericanismo
tuviera alguna vigencia en nuestros días y como si nadie supiera que la
gira del presidente del norte fue precipitada por el viaje que efectuó
recientemente por la región el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad.
La
existencia de una variedad de gobiernos latinoamericanos con distintos toques de
izquierdismo no le resulta preocupante a Washington, sólo le molesta y le irrita
el gobierno de Venezuela y en especial el presidente Hugo Chávez. Y cuando el
principal anfitrión de Ahmadineyad fue precisamente el mandatario venezolano,
en
la Casa Blanca perdieron la calma y se dieron cuenta de que no bastaba con el
Comando Sur, las agencias de espionaje y la impertinencia de sus embajadores
para mantener el control sobre lo que siempre han considerado su patio trasero.
De
los enviados del departamento de Estado, Burns resultó el más parlanchín. En
una entrevista con el diario brasileño “O Estado”,dijo que Brasil,
Argentina, Chile, Colombia, Perú y Ecuador son “amigos” de su país y
que el presidente Chávez alienta
la “división” de América del Sur, amén de que trata de crear, señaló,
un movimiento contra Estados Unidos. Burns abundó en elogios hacia Brasil y el
presidente Lula, pero sostuvo que no podían
conversar con el presidente Chávez ”si no nos integramos y trabajamos
juntos”. El meollo del asunto está en la energía y eso es lo que quiere
tratar Bush con Lula.
¿ETANOL
EN VEZ DE PETRÓLEO?
La
gira de Bush tiene un propósito claramente antichavista. Sus enviados
insistieron en decir en Brasil que ese es un gran país, con una agenda
responsable y que en cambio la relación con el presidente venezolano es “malísima”
según Burns, y que hay “diferencias” y “preocupación” por algunas de
sus decisiones. Una de las cosas que no le gustan a Washington es la política
petrolera nacionalista de Venezuela, país que es uno de sus principales
abastecedores del energético, dependencia a la que Estados Unidos Unidos querría
ponerle fin pero no lo puede hacer ni aún cuando estima que si deja de comprar
el petróleo venezolano el país sudamericano se colapsaría y el presidente Chávez
perdería poder.
En
palabras de Burns “La energía se transformó en un gran tema diplomático y a
veces desvirtúa y amplía el poder
de un país más allá del que probablemente podía tener. En algunos casos eso
es positivo. En otros, negativo. Diríamos que es negativo en los casos de Irán y
de Venezuela”. Estados Unido quiere asociarse con Brasil para ampliar la
producción de etanol y prescindir del petróleo, pero hasta ahora Lula ha dado
claras demostraciones de que no está dispuesto a respaldar acciones contra el
mandatario venezolano.
Estados
Unidos está retrasado en la producción de combustibles alternativos porque a
través del uso de la fuerza, militar y/o económica, había logrado mantener
los precios del petróleo en un nivel bajo. Las cosas han
cambiado, la OPEP revivió impulsada por Chávez y Washington se equivocó
al meterse en Irak en la creencia de que así controlaría todo el petróleo del
Medio Oriente.
El
bushismo insiste en buscar revivir la alianza de la época menemista con
Argentina. El presidente Kirchner dijo en agosto del año pasado que su país
“ya no tiene relaciones carnales con nadie: este es un país independiente”,
aludiendo a lo dicho por Ménem que definió las relaciones
argentino-estadunidenses como carnales. Y a mayor abundamiento, el miércoles de
la semana que termina Kirchner suscribió importantes acuerdos con el presidente
Chávez, pero lo más significativo fue el inicio de actividades para la
certificación de reservas por parte de la empresa argentina Enarsa en la faja
petrolífera del Orinoco. La brasileña Petrobras,junto a Ancap de Uruguay,
Petropar de Irán y Gazprom de Rusia, también son parte de este
proyecto llamado Orinoco Magna Reserva.
REGRESO
INDESEABLE
La
gira de Bush, como queda de manifiesto, busca dejar en claro, si puede, que América
Latina es parte de sus dominios, de ahí que hayan resucitado el panamericanismo.
Y dentro de ese concepto obsoleto, el presidente del norte
intentará convencer a Lula de asociarse con el imperio para producir etanol y
prescindir así del petróleo. La condición principal del negocio es sacar de la
jugada política al presidente venezolano y ahí es donde todo indica que el
estadunidense se equivoca, de la misma manera en que, aunque el viaje no incluye
a Argentina, sus emisarios no van a convencer a Kirchner de sumarse a una acción
de esa naturaleza.
Además,Bush
ya es un presidente fracasado, tendría que producirse un milagro para que
recuperara la capacidad de maniobrar como pudo hacerlo cuando invadió Afganistán
e Irak. Los países que lo acompañaron en esa aventura y que forman lo que
llaman “la coalición”, ya se están retirando de Irak, el más importante de
ellos es Gran Bretaña, aliado tradicional e incondicional de Washington.
Lula
y Kirchner, en cambio, tienen carrera política por delante. Al término de este
segundo mandato Lula tiene, por ahora, posibilidades ciertas de volver a ser
presidente cuando concluya el primer período de quien lo suceda. Kirchner tiene
que decidir si postulará a la reelección, la cual tiene asegurada con un
respaldo cercano al 70 por ciento de los argentinos. Y si decide no
postular, la candidata sería su esposa, que tiene trayectoria política propia.
Pero al margen del futuro político de los presidentes, este regreso
estadunidense a America Latina es tan nefasto como siempre ha sido su intromisión
en nuestros asuntos. Mientras menos se ocupen de nosotros, mejor nos va.
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