De Puro Chile - 11 octubre 2005
LA NUEVA DESESTABILIZACIÓN DE AMÉRICA LATINA
Frida Modak
Con frecuencia, altos funcionarios del departamento de Estado de Estados Unidos aseguran
que a su país no le preocupa la llegada de izquierdistas a los gobiernos
latinoamericanos. Si se piensa en que hoy el término izquierdista o socialista es
bastante difícil de definir, se puede llegar a la conclusión de que efectivamente esas
izquierdas no inquietan al imperio, pero no es así.
Aunque la mayoría de los presidentes izquierdistas aplican y defienden las políticas
neoliberales y la globalización, no hay garantías de que una nueva generación de
mandatarios izquierdistas siga esas mismas aguas porque las frágiles democracias se han
ido asentando
Antes la solución a estos problemas era más fácil para Estados Unidos. A lo largo del
siglo XIX los marines simplemente desembarcaron en numerosos países de América Latina,
en particular los caribeños y centroamericanos, para controlar la situación. En las
primeras décadas del siglo XX se registró un auge del pensamiento progresista y
bolivariano, con el surgimiento de líderes como Sandino y Farabundo Martí y la
influencia siempre vigente de José Martí, ya había movimientos populares claramente
definidos, pero la solución para el imperio fue la misma:la represión sangrienta que
costó decenas de miles de vidas, pero llevada a cabo esta vez por los gobiernos surgidos
de los cuartelazos que reemplazaron a la diplomacia de las cañoneras.
LA CONFRONTACIÓN CON LAS IDEAS
Pasando los años esa fórmula tampoco sirvió para enfrentarse, por ejemplo, a la
revolución cubana o al Ché Guevara, y aunque los vecinos del norte no entienden mucho de
filosofía e ideologías, concluyeron que había que darle contenido a los
regímenes militares. Esa fue en 1970 la recomendación de Nelson Rockefeller, inspirador
también de la creación de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, y de su
antecesora.Tras una gira latinoamericana en que fue repudiado, elaboró un informe que
tomaba como ejemplo al gobierno peruano encabezado por el general Velasco Alvarado, que
había puesto en marcha una revolución política, económica y social, originando una
corriente velasquista en los ejércitos de América del Sur.
Pero Velasco, cuyo gobierno fue cercado y anulado, no era el modelo sino un punto de
referencia para establecer regímenes militares amigos de Estados Unidos, ese
era el contenido. La nueva receta empezó por inducir desestabilizaciones
políticas y económicas, como en Brasil contra el Presidente Goulart y en Chile contra el
Presidente Allende, hasta provocar los golpes de estado e imponer gobiernos uniformados
que garantizaran lo que en el norte consideran su seguridad nacional y aplicaran las
recetas neoliberales. América del Sur se plagó de dictaduras, que se sumaron a las ya
existentes en Centroamérica.
Pero esas dictaduras fracasaron en su cometido esencial:anular la capacidad de pensar de
sus sociedades. Sus horrendos crímenes eran denunciados y condenados a nivel mundial, los
pueblos agraviados protestaban ya sin miedo en las calles y Estados Unidos se vio obligado
a promover negociaciones seudodemocratizadoras para sacar a los militares que había
instalado en el poder.
EN BUSCA DE OTRA FORMULA
Las democracias limitadas que surgieron de estas negociaciones no pusieron bajo
control a las castigadas organizaciones sociales, como Washington pedía a los
dirigentes políticos, hay reveladoras y hasta divertidas anécdotas al respecto. El
tejido social se fue recomponiendo y los gobiernos que se han sucedido en América del Sur
y Central desde fines de los 80 se enfrentan a nuevas demandas. Esto ha significado que
cada presidente haya tenido que ir un poco más allá de lo que se proponía y eso es lo
que inquieta al imperio.
Ya no puede volver a los regímenes dictatoriales, al menos por ahora, tampoco puede
iniciar nuevas desestabilizaciones económicas porque iría contra sus propios intereses,
la globalización le abrió las puertas a las empresas estadunidenses en todo el
subcontinente. Entonces, se está recurriendo a la técnica del desprestigio de
presidentes, altos funcionarios de gobierno, asi como de organizaciones que obstaculizan
los proyectos de Washington y al chantaje económico.
CASOS Y COINCIDENCIAS
Los acusadores del presidente Lula, de Brasil, nunca probaron sus dichos y han sido ellos,
no el mandatario, quienes han tenido que renunciar a sus cargos. Pero Lula admitió que
había irreguaridades, tomó medidas y si bien el daño parece menor, sus efectos sólo se
sabrán ahora que busca la reelección. Al presidente argentino Nestor Kirchner han
tratado de indisponerlo con sus pares sudamericanos, presentándolo como aliado de Estados
Unidos, intrigando con las diferencias naturales, por razones económicas, entre Argentina
y Brasil y etc.etc. A Ecuador lo presionan para que participe en el Plan Colombia y acaban
de descubrir en su territorio un supuesto campamento de descanso de las FARC,
pero con droga y plántulas de droga, una revista donde el general Jarrín dice que es
política de Estado no considerar terroristas a las fuerzas beligerantes colombianas y
cerquita de la revista una foto del Ché Guevara.
Casualmente, unos días después del hallazgo, un grupo de colombianos que
llegó hace unos meses al norte chileno pidiendo asilo político porque, según dijeron,
eran perseguidos por las FARC, ahora declaran que éstas los estarían amenazando en
territorio chileno ya que tendrían paso libre por Ecuador y Perú hasta llegar adonde
ellos se encuentran. Que se sepa, los refugiados son ilustres
desconocidos. Tan importante para la geopolítica del norte es asentarse en
Colombia, que a las FARC las han querido involucrar, entre muchas otras cosas, en el
asesinato de la hija del ex presidente paraguayo Raúl Cubas, en el que está implicada la
policía de ese país, y en un imaginario plan para matar al presidente de Honduras.
A Evo Morales, puntero en las preferencias para la elección presidencial de Bolivia,
ahora lo presentan como el supuesto tercer vértice de un triángulo temible,
junto a los presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez. De este último sería largo enumerar
todo lo que le atribuyen. En tanto, persiste la duda acerca de los soldados estadunidenses
estacionados en Paraguay, cuyo gobierno incumplió así los acuerdos del MERCOSUR en la
materia. Washington afirma que no establecerán una base militar allí, sino que van a
darle atención médica a algunas decenas de paraguayos, lo cierto es que están en una
ubicación estratégica para intervenir en Bolivia.
El presidente chileno Ricardo Lagos está siendo mezclado en irregularidades en la
concesión de contratos estatales, lo que lo tiene confrontado con el siempre mercenario
diario El Mercurio. Pero el objetivo estadunidense no es Lagos, sino la candidata
presidencial oficialista Michelle Bachelet, que podría considerarse parte de la nueva
generación de presidentes izquierdistas, por lo que Washington está intentando disminuir
la magnitud de su triunfo, que parece inevitable, a fin de restarle fuerza. En ese
empeño, el presidente colombiano se ha convertido en asesor del candidato de ultra
derecha, otra notable coincidencia. Y no es por casualidad, sino que tiene el mismo
propósito, la campaña que pretende destruir la imagen del Presidente Salvador Allende,
campaña que lleva el sello de la transnacional mercenaria que se ampara en la Casa
Blanca.
En Centroamérica, se pretende, con apoyo de la OEA y a propuesta de Condoleezza Rice,
instalar una Academia de Policía Continental, mientras en Guatemala se prepara una fuerza
internacional de 5 mil agentes de cinco países de América Latina para combatir el
terrorismo, plan que le entregaron hace unos días al secretario de defensa estaunidense
para que proporcione financiamiento. Mientras, los feroces y asesinos kaibiles
asesoran a policías y ejércitos del área.
A Costa Rica, que se preciaba de ser la Suiza de America, la han convertido en
territorio de narcotraficantes, por lo menos 40 toneladas de coca pasan por ahí
anualmente rumbo a Estados Unidos. Con eso y con la exhibición del ex presidente Miguel
Angel Rodríguez como corrupto, se han ido venciendo sus resistencias a las presiones de
Estados Unidos. Ocho países, entre ellos también Costa Rica, están siendo chantajeados
económicamente para que otorguen impunidad a las tropelías que, como se ha comprobado
cometen los soldados de la superpotencia.
Así opera la nueva desestabilización. |