De Puro Chile - 18 septiembre 2005
ALEMANIA
ENTRE LA CONTINUIDAD Y EL GATOPARDISMO
Frida Modak
Los alemanes deberán decidir hoy de cuál de las dos alianzas
políticas tradicionales saldrá el nuevo Canciller, porque éste no se elige en votación
directa, lo hace después el Bundestag, parlamento federal, considerando el resultado
electoral. Este parlamento no puede ser disuelto ni autodisolverse, ni siquiera por
unanimidad, así como tampoco es posible que un canciler renuncie al cargo o que el
parlamento lo destituya.
La única manera de terminar en forma anticipada el período del Canciller es si el poder
legislativo aprueba un voto de desconfianza al gobernante en ejercicio y designa a otro en
su lugar, como ocurrió en 1982. Este procedimiento se denomina voto de desconfianza
constructivo. Pero si ninguno de los dos logra el voto de confianza, el Presidente de la
República, por sugerencia del canciller, puede disolver el parlamento y convocar a nuevas
elecciones.
Esta última es la situación existente hoy en Alemania, donde volverán a confrontarse
demócrata cristianos y social demócratas, los que se han disputado el gobierno desde el
término de la segunda guerra mundial. La Unión Cristiano Demócrata, CDU, y la Unión
Social Cristiana, USC, que es la fracción bávara de la primera, asumieron en 1949 el
primer gobierno de posguerra en la recién creada República Federal de Alemania, RFA, en
el occidente del país.
La división del territorio alemán fue inevitable ante la falta de acuerdo entre los
aliados acerca de su futuro. El ejército ruso fue el primero en entrar a Alemania,
llegando hasta Berlín, la capital, y bajo su influencia quedó la otra parte del país,
la Republica Democrática Alemana, RDA, creada también en 1949, en la región oriental.
La soberanía de las dos Alemanias se reconoció en 1955, la occidental se incorporó a la
Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, encabezada por Estados Unidos, y la
Oriental al Pacto de Varsovia que agrupaba a los países del campo socialista liderados
por la Unión Soviética. La RDA cayó en 1989 y la reunificación alemana se produjo en
1990, en coincidencia con el colapso del campo socialista.
ANGELA MERKEL
La candidata demócrata cristiana resume en su trayectoria las divisiones territoriales y
la tradicional disputa política del país. Al crearse en 1949 la RFA, su primer canciller
fue el demócrata cristiano Konrad Adenauer, quien contó con todo el respaldo económico
estadunidense para convertir a ese país es una vitrina del desarrollo y la prosperidad,
reconstruyéndolo a través del Plan Marshall y con grandes inversiones extranjeras.
Adenauer gobernó hasta 1969, año en que ganaron los social demócratas encabezados por
Willy Brandt, quien renunció en 1974, pero su partido continuó en el poder hasta 1982.
Ese año regresaron los demócrata cristianos con Helmut Kohl, cuyo gobierno cayó en 1999
en medio de un escándalo de sobornos.
Fue Kohl quien sacó a Angela Merkel del anonimato. Nacida en Hamburgo, RFA, su padre, un
pastor luterano, la llevó a la RDA, donde transcurrió su vida. Lleva el apellido de su
primer esposo, físico como ella, y aunque el matrimonio terminó en forma poco cordial,
se ignora por qué sigue siendo Merkel y no cambió a Sauer, apellido de su segundo
esposo. No tiene hijos. En 1989 empezó a figurar en política, cuando Kohl la designó
ministra para la Mujer y la Juventud y después ministra del Medio Ambiente. Dicen que la
escogió porque no la consideraba un peligro para él, pero cuando éste cayó, Merkel
aprovechó la coyuntura.
Quienes la conocen bien señalan que en política actúa como científica, busca sus
objetivos en forma gradual, su estilo no es brillante y ella no es elegante. Unos creen
que será otra Thatcher y sus cercanos aseguran que no habrá otra dama de hierro y que
tendrá dificultades para imponer sus reformas económicas.
Pero su principal problema será superar los prejuicios en su contra por provenir de la
región oriental de Alemania. La ex RDA ha progresado, pero ahora enfrenta problemas que
son comunes con la parte occidental del país y sus habitantes son discriminados. Si
Merkel gana, modificará la política exterior para acercarla a Estados Unidos y
eliminará el eje París, Berlín, Moscú que se opuso a la guerra de Irak.
GERHARD SCHRÖDER
El actual canciller alemán pertenece a uno de los partidos políticos europeos que
alcanzó los grados de influencia más altos en el mundo mientras vivió su líder Willy
Brandt, quien desde la alcaldía de Berlín y en plena guerra fría lanzó su Ostpolitik,
la apertura al campo socialista, que puso en práctica desde ese cargo y cuando fue
canciller entre 1969 y 1974, año en que se descubre que su secretario particular era
espía de la Alemania oriental.
Fuera así o no, la integridad de Brandt lo llevó a renunciar, pero asumió otra
responsabilidad, la de presidente de la Internacional Socialista, a la que le dio nueva
vida y la proyectó hacia América Latina, el Caribe y Africa. Los gobiernos social
demócratas y socialistas democráticos, que no son lo mismo, se multiplicaron. La
relación que estableció con el campo socialista liderado por los soviéticos alcanzó
niveles que no han sido bien estudiados. Hasta los dirigentes latinoamericanos de la
democracia cristiana internacional le pidieron diálogo.
Abatido por el cáncer, Brandt dejó grandes herencias político-ideológicas. Cifró sus
esperanzas en el español Felipe Gonzalez, que encabezó esos estudios, pero González
optó por entenderse con Estados Unidos, la renovación ideológica de la Internacional
Socialista quedó atrás y ésta perdió la influencia que tenía.
Shröder pudo recuperar ese bagaje, pero no tuvo la capacidad o la valentía de hacerlo y
las reformas neoliberales que impulsó lo tienen a punto de perder el gobierno. Sus
ofertas y las de la Merkel se parecen, él es la continuidad y ella el gatopardismo, que
todo cambie para que siga igual. |