31 mayo 2005ALEMANIA
NEGATIVO
PARA AMERICA LATINA
EVENTUAL TRIUNFO DE LA CDU
Frida
Modak
La derrota electoral sufrida el
domingo pasado por el Partido Social Demócrata alemán,SPD, no fue una sorpresa. Hace ya
tiempo que la considerada economía más fuerte de Europa estaba en problemas y las
salidas propiciadas por el canciller Gerhard Scröder habían generado divisiones al
interior del partido gobernante y nuevas alianzas entre los sectores progresistas y los
trabajadores.Obviamente que entre los progresistas no se cuenta la Unión Cristiano
Demócrata, CDU por su sigla en alemán, ganadora de los comicios.
Para
darse una idea de la magnitud de los problemas económicos,hay un dato que lo dice todo:en
enero de este año el nivel de desempleo llegó al 12.1 por ciento de la población
económicamente activa, el más alto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, según lo
reportó en febrero la Agencia Federal de Empleo en Nuremberg. El presidente de esa
Agencia sostuvo que no se trataba de un aumento real del desempleo, sino que la cifra era
una consecuencia estadística de la reforma del mercado laboral, conocida como Hartz IV,
que equipara a los desempleados crónicos con los receptores de un subsidio mínimo que el
Estado paga a quienes no tienen otra fuente de subsistencia.
Pero
la explicación no fue aceptada por sindicalistas y disidentes del SPD que, en desacuerdo
con las reformas impulsadas por Schröder se habían constituído a fines de enero de este
año en un partido político, cuyo estreno electoral fue en las elecciones del domingo
pasado en Renania del Norte-Westfalia. Obtuvieron el 2.2 por ciento de los votos, por lo
que no tienen representación parlamentaria, pero en el cuadro político que se perfila
podría aliarse con el Partido del Socialismo Democrático, PDS,que surge del poscomunismo
de Alemania Oriental, lo que fue la RDA.
Esta
alianza ha recibido después de los comicios del domingo el respaldo de Oscar Lafontaine,
ex presidente del Partido Social Demócrata, al cual renunció con el propósito de
enfrentar a Schröder en las elecciones que se realizarian el 18 de septiembre,
una vez que el actual canciller no logre el voto de confianza que pedirá en
los próximos días.
LA CDU
Si
Schröder no modifica su política neoliberal y contraria al estado de bienestar, se le
pronostica una derrota, pero el triunfo no sería para la alianza que promueve Lafontaine
sino para la Unión Cristiano Demócrata, con antecedentes más que conocidos por haber
sido, desde el término de la Segunda Guerra Mundial, el operador de Estados Unidos en
Europa primero y en América Latina después.
Sus
figuras más conocidas fueron Konrad Adenauer, el primer gobernante de la Alemania
Occidental en la posguerra, y Helmuth Kohl, que se mantuvo largos años en el gobierno y
debió salir bajo acusaciones de soborno. Fue Kohl quien prohijó a Angela Merkel,
presidenta de la CDU, quien, proviene de la que fue la Alemania socialista. Si su partido
gana, ella sería la nueva canciller y Estados Unidos habrá obtenido un nuevo operador
político que sustituya al español José María Aznar, derrotado en las elecciones del
año pasado y quien asumió el rol desempeñado antes por Adenauer y Kohl, pese a su
inferioridad intelectual y política.
Hace,
entonces, más de un año que Estados Unidos no tiene quien actúe en su nombre y con el
dinero de la llamada Fundación Cubano-Americana, en sus intentos de provocar e insultar
al presidente cubano en las reuniones de las Cumbres Iberoamericanas, tampoco tiene un
mandadero que le lleve instrucciones de Washington a los gobernantes latinoamericanos como
lo hacía Aznar. Pero el asunto no se limita sólo a eso.
COMPLICIDAD CON LAS DICTADURAS
En
los años sesenta del siglo pasado, Estados Unidos tuvo que admitir, debido a la
irrupción de la Revolución cubana, que sus tradicionales cuartelazos no le ayudarían a
mantener bajo control a América Latina. John Kennedy lanzó la Alianza para el Progreso,
un plan de reformas insignificantes e insuficientes, y apoyó a políticos democristianos
como Eduardo Frei Montalva en Chile, quien en 1964 derrotó a Salvador Allende con una
campaña del terror, como se la denominó, pero que seis años después tuvo que
entregarle el gobierno.
Había
que buscar otra alternativa y Nelson Rockefeller hizo un informe a favor de gobiernos
militares con contenido, como era el del general Juan Velasco Alvarado en Perú, pero
advirtió que debían ser gobiernos de militares amigos de Estados Unidos y así
surgieron, particularmente en América del Sur, las dictaduras de defensa de la seguridad
nacional estadunidense que, sumadas a las ya existentes en América Central plagaron el
subcontinente.
Y
ahí la democracia cristiana, agrupada ya en la Internacional Demócrata Cristiana, a
través de una de sus dependencias, la Organización Demócrata Cristiana de América,
ODCA, se ligó a las dictaduras, supuestamente para darles nociones de democracia a los
militares represores, pero en realidad para inducirlos a apoyar gobiernos demócrata
cristianos que asesinaban y torturaban por igual, como el de Napoleón Duarte en El
Salvador.
Todas
estas acciones eran dirigidas por el ex canciller venezolano Arístides Calvani, quien
como Secretario Ejecutivo de la ODCA creó partidos, dividió otros y de esa manera impuso
presidentes hasta que murió en el accidente del avión en que viajaba a Tical, Guatemala.
Desde entonces la democracia cristiana fue de retroceso en retroceso, sobre todo por su
complicidad con los regímenes dictatoriales, hasta que apareció Aznar a intentar
reflotarla y rebautizó a la organización como Internacional De Centro. Caído Aznar el
canal democracia cristiana-Estados Unidos perdió fluidez, el triunfo de la CDU alemana
podría devolvérsela ahora que Estados Unidos no se enfrenta al comunismo ni al
socialismo, sino a la independencia económica de una América Latina que se integra. |