El paulatino desencanto de Washington con Frei ante las dificultades de su gobierno y
su incapacidad para contener el giro a la izquierda de la DC De la admiración a la desilusión
Pese a que EE.UU. se vio crecientemente frustrado con el hombre que debía ser el ejemplo
del líder progresista y anticomunista en América Latina, siguió apoyándolo para
detener el avance de la izquierda. Tras el triunfo de la UP en 1970, Washington intentó
que Frei apoyara los intentos de Nixon por bloquear la llegada de Allende al poder.
Fecha edición: 19-09-2004 De La Tercera
Loreto Daza
A medida que el gobierno de Eduardo Frei Montalva comenzaba a estrellarse contra la
realidad y la polarización política del país, los cables de la embajada de EE.UU.
fueron reflejando cada vez con más nitidez la desilusión con la personalidad y el
liderazgo del presidente al que tanto habían apoyado para que alcanzara el poder.
Si en 1962 los informes exaltaban "las grandes habilidades y carácter fuerte que
muestra como político", para 1968 los informes enfatizaban su falta de liderazgo y
emitían conclusiones tajantes. "La alternativa de Frei como referente para América
Latina ni siquiera lo fue para Chile", dice un cable fechado en 1970.
El 29 de marzo de 1968 el embajador Edward Korry envió un memorando titulado
"¿El fin de la revolución en libertad?". En el texto, el diplomático
afirmaba: "Estamos presenciando el fin del experimento de la revolución en libertad.
En vista de que EE.UU. ha ligado tanto prestigio y tantos recursos a la persona de Frei y
su programa, es esencial que comprendamos la nueva situación, para que cambiemos la
marcha de nuestras políticas". En el mismo documento, el embajador se quejaba de la
situación política y de la incapacidad de Frei de controlar al menos el Congreso.
"Por los próximos dos años y nueve meses de su mandato, Frei sólo puede luchar por
mantener una apariencia de dignidad personal y un aparente control sobre los
eventos", afirmaba.
Washington le criticaba a Frei su debilidad para imponer su visión de centro al
interior de su partido, y le reprochaba su incapacidad para disciplinar al ala más
izquierdista, que en 1969 partiría para crear el Mapu.
Las dudas habían surgido al menos dos años antes. El antecesor de Korry, Ralph
Dungan, le había advertido a Frei en un encuentro de 1967 sobre el peligro de que la DC
diera un vuelco a la izquierda. "Le comenté el impacto que provocaría el que grupos
de izquierda tomaran fuerza dentro de la DC", recuerda el ex diplomático hoy.
"Frei estaba tan preocupado como nosotros", agrega. Un cable de esa época
reproduce un revelador comentario del Presidente: "El considera que los comunistas
son el único partido eficiente en Chile".
Para EE.UU., la DC había perdido su rumbo. "¿Es este el partido que conocí una
vez? Lo que más molesta es su susceptibilidad para ser arrastrado por el camino de la
demagogia irresponsable", escribía Dungan a Washington en un cable de 1967.
Para 1968, Korry anunciaba a sus superiores en el Departamento de Estado que "Frei
ha alcanzado el límite de su capacidad para llevar adelante su programa de reforma social
y económica dentro de un marco democrático". Su visión era radical: "Hay
quienes creen que la única opción para Frei es la de operar temporalmente fuera del
marco democrático. Quienes apoyan este análisis creen que podría volcarse hacia los
militares, para imponer un programa que controle la inflación y establezca orden
económico y político".
Otro informe posterior de Korry profundizaba sobre el rol de las FF.AA. Frei le había
contado que en tres ocasiones los militares le preguntaron cómo reaccionaría ante un
golpe de Estado. "El contestó que no deseaba ver al país bajo un gobierno marxista,
y temía que una victoria de los conservadores podría provocar una reacción entre grupos
de izquierda que llevarían a enfrentamientos con la policía". El informe terminaba
con un comentario: "Frei ha dicho que nunca aprobaría un golpe para prevenir un
gobierno marxista o de Alessandri".
Otra vez Frei
A diferencia de 1964, el 4 de septiembre de 1970 no hubo celebraciones en la embajada
norteamericana. Korry informaba que podía "oír el bramido de los allendistas
proclamando su victoria en las calles". Los cómputos mostraban que Salvador Allende
había obtenido la primera mayoría relativa con el 36,3%. Por lo tanto, seis semanas
después, el 3 de noviembre de 1970, el Congreso debía confirmar al nuevo presidente.
Aquel silencio de la embajada ante el triunfo de la izquierda provocó inmediatas
suspicacias. Un cable advertía que "Gabriel Valdés -en tono de amenaza- dijo que el
que no reconozcamos la victoria podría significar que estamos manejándonos con sectores
de derecha para negar la victoria de Allende".
No estaba muy equivocado. Por esos mismos días el Presidente Richard Nixon dejaba en
claro a Richard Helms, director de la CIA, que "EE.UU. no podía aceptar el gobierno
socialista de Salvador Allende", y le ordenaba ocupar todos los medios para impedir
que el Congreso Pleno confirmara la elección de Allende.
Fue entonces cuando Washington apostó nuevamente por Frei, pero esta vez para que
bloqueara de alguna manera la victoria del candidato socialista.
Las propuestas que barajaba Washington eran promover un golpe de Estado que prolongara
el gobierno de Frei por seis años, o bien sobornar a miembros del Congreso para que
votaran a favor de Jorge Alessandri. Una vez materializada esta formalidad, el líder de
la derecha renunciaría y el camino quedaría pavimentado para una elección
extraordinaria en la que Frei, habiendo salvado la prohibición constitucional de la
reelección inmediata, sería el candidato.
Cuatro días después del triunfo de Allende, Korry informaba a Washington: "Para
el éxito de cualquier acción, Frei es esencial, ya sea en el Congreso o con los
militares".
Según un documento secreto de la CIA, inicialmente el líder DC estaba dispuesto a
considerar e incluso propiciar una vía constitucional que impidiera a Allende ponerse la
banda presidencial.
El 22 de septiembre el gobierno norteamericano autorizó a Korry para que informara a
Frei que podía contar con su ayuda financiera para planes como un alzamiento militar
seguido de una inmediata elección. El plan implicaba que el mandatario saliente debía
invitar a los militares a tomarse el poder, disolver el Congreso y volver a convocar
elecciones. El intructivo a Korry, sin embargo, tenía una salvedad: "La decisión
debe ser chilena".
Con el fin de presionar a Frei, la CIA recurrió a aliados en diversos países del
mundo para que exhortaran al presidente a tomar un rol más protagónico. Con todo, la
idea no prosperó. "El plan requería de la actuación de Frei en un rol que
demandaba decisión y hombría a un grado que hasta el momento ha eludido", decía un
cable.
El 29 de septiembre de 1970, el Comité de los 40 (que supervisaba las acciones de la
CIA) se reunió y concluyó que la apuesta por la reelección de Frei estaba sepultada y
que las alternativas constitucionales habían sido agotadas.
Según un documento de Korry, Frei no estaba dispuesto "a hacer el trabajo sucio,
pero sí a apoyar a EEUU para que incentive un golpe de Estado". "El le daría
la bienvenida a que EE.UU. haga el trabajo sucio en provocar un golpe".
El 8 de octubre de 1973, un mes antes de la sesión del Congreso, Korry escribió un
memo en el que admitía que la esperanza de que Frei se prestara para bloquear a Allende
estaba muerta.
La desilusión quedó expresada en una amarga frase del embajador: "Hemos sufrido
una dolorosa derrota. El liderazgo depende de la cabeza, el corazón y los cojones. En
Chile sólo cuenta la cháchara". |