Domingo 10 de octubre de 2004
EL DATO CLAVE QUE EL
SENADOR CALLÓ DURANTE TRES DÉCADAS
Ávila devela el misterio tras la muerte de Víctor Jara
Sergio Espinosa
"Decidí dar el nombre de Mario César Manríquez porque creo
legítimo que así como ha ocurrido con centenares de otros casos, en éste no se prive a
la opinión pública de conocer un antecedente tan importante para esclarecer lo que le
pasó a Víctor Jara".Foto:El Mercurio |
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Detenido en el Estadio Chile en los mismos días en que
estuvo allí el artista antes de ser encontrado muerto, el senador despejó hace dos
semanas una de las principales incógnitas de este caso: el nombre del oficial que estaba
a cargo de la seguridad del recinto, con quien será careado próximamente.
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Nelson Ávila Contreras militaba en las filas del Mapu el 11 de septiembre de 1973. En esa
misma época, Víctor Jara era uno de los cantantes más populares del Chile
revolucionario. Con ficha en el Partido Comunista, figuraba como un activo colaborador del
gobierno de la UP. Ávila fue detenido el mismo 11 en las inmediaciones de La Moneda y
conducido junto a un centenar de prisioneros al Estadio Chile al día siguiente, lugar
donde permaneció tres días. A Jara lo apresaron el 12 y también lo trasladaron al
recinto deportivo.
Pero los destinos de ambos seguirían caminos divergentes. El actual senador logró
comunicarse con su suegro, Enrique Silva Cimma, y saldría con vida de su angustiante
encierro. El artista no tendría esa suerte: su cuerpo acribillado apareció en Lo Espejo
poco después y se iniciaría un largo camino judicial buscando respuestas que no
llegaban.
Tres décadas después, el parlamentario se ha convertido en un testigo clave para
desentrañar uno de los crímenes más emblemáticos de esa época. Aquí explica por qué
se demoró tanto en hacerlo, preocupado de que esta circunstancia no se interprete como
una estrategia de marketing por el reciente lanzamiento de su candidatura presidencial.
- ¿Vio a Víctor Jara en ese recinto?
- No lo vi físicamente, pero se comentaba que lo tenían en algún lugar del estadio. En
una ocasión en que fui conducido a los baños, uno de los soldados le comentó a otro que
habían arrojado a Víctor Jara en una dependencia contigua al pasillo. Alcancé a ver
varios cuerpos que, me dio la impresión, habían sido arrojados allí todavía con vida,
porque hubo dos que se movieron.
- ¿Algún otro detenido lo vio?
- Sí, hubo personas que dicen haberlo visto y suponían que lo tenían en alguna
dependencia especial.
- Uno de los misterios más grandes en esta causa ha sido el nombre de la persona que
estaba a cargo del Estadio Chile en esa fecha ¿Usted sabe quién?
- Sí. Fui citado al tribunal que lleva la causa y el juez Juan Carlos Urrutia me hizo
esta misma consulta. Me sorprendió mucho saber que habían sido infructuosas sus
gestiones en orden a saber quién tenía a su cargo ese lugar de reclusión. Mayor fue mi
sorpresa cuando me enteré de que diversas autoridades no dieron ninguna pista a este
respecto. Me sentí en el deber de dar a conocer este antecedente por la enorme relevancia
que tiene para la investigación del juez.
- ¿Y quién es esa persona?
- En ese momento estaba a cargo de la seguridad el comandante o coronel - no estoy seguro
de su grado- Mario César Manríquez Bravo. Pude enterarme que fue ascendido a general y
que en el año '74 se habría desempeñado como relacionador público del Ejército.
- ¿Cómo le consta que es él?
- Porque lo había conocido con anterioridad. Tuve la oportunidad de alternar con él y me
llamó la atención su caballerosidad. Era una persona muy atenta, con una personalidad
afable y hasta simpática. En el estadio lo reconocí inmediatamente. Incluso me acerqué,
pero hizo como que no me conoció. Era la persona de más alto rango que uno observaba en
el recinto y que, sin ninguna duda, estaba al mando de esa operación.
- ¿Sabe quién mató a Víctor Jara?
- Ese antecedente yo no lo tengo.
- ¿Alguien podría haberlo matado sin la autorización de ese oficial?
- Habría resultado imposible. Pero aun cuando él estaba al mando de la custodia a los
prisioneros, no podría tener la responsabilidad total de lo que allí ocurrió, porque
gozaba de un respaldo institucional. Después de lo que hizo en el Estadio Chile, Mario
César Manríquez fue ascendido a general. En esos días tiene que haberse sabido de la
muerte de Víctor Jara, y si las autoridades superiores no hubiesen estado de acuerdo,
habría sido sancionado o alejado de las filas del Ejército. Al revés, fue premiado. Por
lo tanto, su actuación respondía a una instrucción expresa.
- ¿Lo vio ordenando que golpearan o dispararan contra algún prisionero?
- No le escuché dando órdenes así. Lo veía a la distancia y cuando lo encaré fue para
recordarle quién era yo.
- Pero está seguro de que es el responsable de la seguridad del Estadio Chile, y por lo
tanto de la muerte de Víctor Jara...
- De lo que no tengo ningún grado de duda es que el comandante en ese momento, señor
Mario César Manríquez Bravo, era el oficial que estaba ejerciendo el mando en ese
recinto de reclusión.
- La viuda del cantante intentó dos veces que la justicia investigara el caso, pero la
causa se sobreseyó porque no había a quién acusar. ¿Por qué dejó pasar más de 30
años para declarar?
- Porque no había sido objeto de ninguna clase de requerimiento. Debo confesarle que
ésta es la primera vez que hago un recuerdo de ese episodio, porque siempre me resultó
doloroso revivir esos momentos. Es como escarbar una herida y verla sangrar de nuevo.
- Pero usted estaba enterado de los intentos por esclarecer el crimen...
- Nunca me imaginé que no les había sido posible conseguir el nombre del oficial que
tenía a su cargo el establecimiento. Jamás pasó por mi mente una cosa así. Para mí
fue una enorme sorpresa cuando me lo planteó el juez.
- ¿Cómo tomó su declaración?
- Como una gran contribución. Tomé la decisión de conceder esta entrevista, que por
primera vez me hace abordar en forma pública episodios tan dolorosos, porque siento que
muchos compañeros de armas de este oficial están sufriendo las consecuencias de haber
sido alcanzados por la mano de la justicia y no me parece lógico que en un caso tan
emblemático y relevante como éste, no ocurra lo propio con esta persona.
- Usted será sometido a un careo con él. ¿No teme que su historia se caiga?
- Es imposible que mi testimonio se venga abajo. ¿Usted cree factible decir que en
Morandé 441 está el edificio del Congreso Nacional y lo declara en ese sentido, y usted
tema que su testimonio se derrumbe? Es imposible.
- El informe de la autopsia refleja un ensañamiento brutal con el cuerpo del cantante:
tenía 44 orificios de bala...
- Lo que se vivía en el Estadio Chile era que en algún lugar estaba Víctor Jara y todo
el mundo, por una mera intuición, se lamentaba anticipadamente acerca de lo que podría
ser su suerte. Yo creo que sobre Víctor Jara recayó un odio expresado en una política
de Estado en ese momento. No bastaba la ocurrencia o maldad de una persona.
- El juez le tomará testimonio a Augusto Pinochet sobre este caso. ¿Cree que también es
responsable?
- La responsabilidad, como acontece en el ámbito público, radica siempre en quien
dirige. En este caso, es inescapable la que corresponde al jefe de Estado de ese momento.
Quienes actuaron en estos crímenes tienen una responsabilidad, pero es sólo parte de la
que necesariamente deben asumir los más altos mandos. Estas personas fueron inyectadas de
odio como una política de Estado y así actuaron en un momento determinado. No trato de
exculparlas, sino de ser objetivo en cuanto a la exacta delimitación de las
responsabilidades.
- ¿Piensa que el Ejército maneja información que no ha querido entregar?
- Ésta es una prueba más de que el Ejército, como institución, ha sido reticente para
brindar a los magistrados todas las facilidades que permitan efectuar investigaciones
exitosas.
- ¿Alguna vez se podrá individualizar al autor material del crimen?
- Todo depende de la colaboración que brinde a la justicia este señor. Él es la clave,
no tengo dudas.
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