El significado de nuestra idea
sobre la ética suele complicarse con referencias eruditas a Aristóteles y a otros
pensadores de la cultura occidental. Términos difíciles, teleológicos, axiológicos y
deontológicos, contribuyen a complicar un concepto que cotidianamente debiera sentirse y
entenderse con sencillez.
En una simplificación no reduccionista, los
contemporáneos hispanos Adela Cortina y Diego Gracia -entre otros pensadores-
racionalizan la ética en el trato que los humanos recibimos o damos desde situaciones de
'poder'. El trato a nuestros semejantes, compatriotas, conciudadanos, lectores... El trato
de gobernantes a gobernados, de ricos a pobres, ocupantes a ocupados, invasores a
invadidos y, obviamente, informantes o informadores a los ciudadanos informados, en su
doble condición de destinatario pasivo del trabajo subjetivo del periodista y, a la vez,
sujeto de su trabajo informativo, puesto que sobre ellos 'informa'.
El mismo Aristóteles sostuvo que 'informar' involucra
una cuota de poder, la facultad de 'imponer formas'. Lo dijo en una época en que la
minoría de los 'ciudadanos de Atenas' ejercía su propio 'periodismo' en plazas y
mercados, viviendo en una sociedad en que la generación de riqueza estaba a cargo de mano
de obra esclava, de otros humanos pero sin los mismos derechos civiles que los atenienses.
Etica aplicada
Entre la escasa bibliografía de reflexiones sobre
ética aplicada al periodismo latinoamericano, existe un texto, aún no publicado como
libro, con que el mexicano Gerardo Albarrán del Alba obtuvo en 2002 la 'suficiencia
investigadora' para su doctorado en Derecho a la Información (ver Contextos Jurídicos,
político y social del defensor del lector en www.saladeprensa.org). Hernán Uribe Ortega abordó también el tema
en Chile en La invisible mordaza, el mercado contra la prensa (Editorial Cuarto Propio,
1999). En general, la literatura más accesible proviene del sector empresarial y de la
Fundación Nuevo Periodismo de Colombia, fundada originalmente por Gabriel García
Márquez, hoy financiada por UNESCO y Cementos de México, Cemex, corporación
transnacional de Lorenzo Zambrano. Las regulaciones internacionales han dado -en cambio-
gran auge a la bio-ética, la ética de la vida, aplicada a la medicina en lo que hoy se
denomina 'la industria de la salud', privada por cierto.
El entendimiento nos permite extrapolar y acoger ideas
del pensamiento bio-ético. Como afirmaría Diego Gracia respecto a los pacientes de la
medicina, nuestros lectores y 'protagonistas de la noticia' también son seres humanos
-como lo son los periodistas- que merecen un trato digno y respetuoso en cuanto tales, o
sea, un trato de seres humanos otorgado por otros seres humanos, en una variante
contemporánea del antiguo proverbio 'Trata al prójimo como a ti mismo'.
La ética de Aristóteles fue teleológica, es decir de
los fines, de las causas finales. Veintidós siglos después, Inmanuel Kant formuló la
ética de los deberes, o sea, deontológica e independiente de las religiones, una
creación racional del intelecto del hombre. En este siglo 21, y a tres centurias de Kant,
los periodistas chilenos tenemos un Código de Ética, el único instrumento deontológico
aplicado al periodismo que hoy existe en el país. No hay otro. Los empresarios no tienen
un compendio como éste. La Federación de Medios sólo colecciona fallos que sientan
'jurisprudencia ética' en conflictos dirimidos en la justicia ordinaria.
Principios Prima Facie
La ética viene recorriendo un camino tan largo como la
historia del hombre, en que el trato a los humanos como iguales progresa a un ritmo menor
que otros logros de la especie. A pesar del esfuerzo iniciado por Bartolomé de las Casas
(siglo 16), el indígena latinoamericano todavía no es un igual absoluto, aunque los
enfermos mentales están saliendo del ámbito de los animales domésticos en que los puso
la Edad Media. Aún hay guerras de conquista y ocupación tras objetivos económicos,
vestidas todavía con argumentos prestados por alguna religión y una fuerte carga de
racismo.
La ética aspira hoy a más avances del utópico
'imperativo categórico' de Kant, más progresos en el consenso del 'mínimo ético' de
los Principios Prima Facie de 'justicia versus maleficencia' ya alcanzados por la
bio-ética. En periodismo, al igual que en medicina, ¿por qué no podemos privilegiar 'lo
justo' y 'lo que no provoca daño', lo 'benéfico' por sobre los 'maléfico'? El fin
último de esta profesión no es el lucro, ni el rating sustentado en la exacerbación del
lado más bajo y oscuro de algunos sectores de la audiencia y de la sociedad. Y el fin
último de la ética, incluso en su acepción como deber moral en el eudemonismo de
Aristóteles, no es más que la felicidad de la especie humana.
Una ética aplicada al periodismo significa no acatar la
norma 'El fin justifica los medios'. En términos concretos, no se debe grabar una
conversación sin advertírselo al otro, tampoco utilizar cámara oculta sin su
conocimiento y consentimiento, porque se están violando sus derechos como otro, otro ser
humano igual a mí.
Etica cotidiana del periodista
Está reñido con mínimos éticos Prima Facie
-'justicia' en oposición a 'maleficencia'- designar al mapuche de la zona maderera del
sur de Chile como 'antisocial' o 'delincuente', como si estos términos fueran sinónimos
de 'indígena', como suelen hacerlo medios desde radio Bio Bío y el diario electrónico
El Mostrador a los matutinos de papel La Tercera y El Mercurio.
Un reportero novato de plantas televisoras, como el
Canal 13 de la Pontificia Universidad Católica, tampoco debe referirse a un cadáver
todavía caliente en la vía pública de San Miguel como a 'otro antisocial
afortunadamente muerto por la policía', sea ésta civil o uniformada. El periodista y los
medios tienen un rol social distinto al de la judicatura. En el pasado reciente hubo
asesinatos hasta de periodistas presentados a la opinión pública como 'muertos en
enfrentamientos' que jamás existieron. También hubo periodistas -todavía hoy activos en
los medios- que estudiaron los cursillos de 'Inteligencia de la información' en la
Escuela DINA/CNI de La Rinconada de Maipú.
El periodista no debe mentir ni tergiversar hechos para
engañar al lector, o manipular al público, según sus intereses políticos,
filosóficos, religiosos o de tipo partidario. Un reportero de televisión no puede
encaramarse sobre las camas de los enfermos del hospital público para cubrir mejor 'la
noticia', situación que no se da en las clínicas privadas cuyos pacientes no son pobres.
El drama del hambre y la desnutrición de los niños de Tucumán no debe exhibirse en un
noticiario de TV con criterio chauvinista y de reality show, preguntándosele a un menor
preescolar '¿qué grado tienes... de desnutrición?'
El periodismo chileno suele ensañarse con los pobres,
los 'infames', los no famosos. Ginette Mella Bravo, una mujer mayor, acosada, pobre,
ignorante y enferma mental saltó a 'la fama' -julio, 2002- del tipo reality show cuando
los medios la responsabilizaron de haber lanzado una piedra criminal contra un automóvil
en la autopista Norte-Sur. La justicia la detuvo, la procesó y la dejó libre porque no
la halló culpable del delito, pero -en intensas 48 horas- los medios la acusaron,
juzgaron y condenaron por cuenta propia, exponiendo públicamente su miseria como
agravante. Nadie reclamó indemnizar la fama de esta víctima de la pobreza, de la
enfermedad y de la maleficencia. Los pobres nunca tienen cómo defenderse ante los medios
de comunicación.
Hay que hacer camino andando
Debe ser porque la ética involucra tantos NO DEBE que
suele reducírsela a un reglamento, un decálogo o un código. La normativa es
indispensable, pero debe ser dinámica y flexible con los cambios de nuestros tiempos. Es
decir, la ética y sus normas deben estar siendo 'pensadas' siempre y, por el periodista,
cada vez que escribe o relata.
El Colegio de Periodistas ya hizo un aporte con su
Código de Etica. La tarea debe continuar con la enseñanza obligatoria de Etica Aplicada
en las escuelas de Periodismo, con el establecimiento de comisiones de ética en los
medios -tal como hoy existen en las clínicas privadas-, en acuerdos con los empresarios
del periodismo para impulsar conjuntamente la tarea ética, y con la instalación de un
gran Observatorio en que participe toda la sociedad civil, no sólo quienes están
directamente involucrados en el periodismo por motivos profesionales y/o empresariales. La
búsqueda de la ética aplicada alcanza mínimos sin perjuicio de la gran perspectiva de
los máximos. El mínimo ético es un paso, un escalón, un modesto 'imperativo
categórico' a lo Inmanuel Kant.
Vivimos una época de crisis. La ética está en crisis,
la sociedad está en crisis, el planeta y la especie humana también están en crisis,
crisis de sobrevivencia. Hay un largo camino para hacer andándolo. |