Mayo 2005
Hugo Chávez, el socialismo cristiano y el socialismo
científico
Por Heinz DieterichEn su convocatoria mundial para "inventar el socialismo del
siglo XXI", el Comandante Hugo Chávez recomendó usar dos "insumos
históricos" para tal tarea: las "ideas originales de Carlos Marx y Federico
Engels" y la obra de Jesús. Ambos referentes son, como es obvio, de muy diversa
índole y su valor como insumo para el producto final varía cualitativamente. Es
necesario, por lo tanto, delimitar sus potenciales constructivos y sus límites de
aportación.
Una primera reflexión sobre esta temática se encuentra en mi nueva obra, "Hugo
Chávez y el Socialismo del Siglo XXI", cuya edición argentina fue presentada el
2 de mayo en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, con la participación de
Freddy Balzán, Embajador de la República Bolivariana de Venezuela, el líder campesino
Benigno López (Mocafor) y el vocero de los piqueteros MTD Resistir y Vencer, Rubén
Nuñez. Algunos de los elementos expositivos fueron los siguientes.
1. La aportación de Jesús al socialismo del siglo XXI
La construcción colectiva de la nueva teoría anticapitalista que pide el Comandante
Chávez, tiene que dar respuestas satisfactorias a cuatro tipos de interrogantes que
emanan de los niveles básicos de la existencia humana: 1. el racional-crítico o
científico; 2. el estético; 3. el ético y, 4. el cotidiano.
La referencia presidencial a Jesús como un "primer socialista" en este
debate es aplicable, básicamente, desde el tercer y cuarto nivel de la vida humana, es
decir, desde la ética de la praxis reformadora del Nazareno y de las convivencias
sociales de las primeras comunidades cristianas. En el nivel científico no hay
contribución posible y en cuanto a lo estético, todo el constructo occidental respectivo
es obra posterior al protagonista.
Las primeras comunidades cristianas solían llamarse Ekklesía, tomando el término y
la praxis de las asambleas populares del sistema político de Atenas que era la primera
democracia participativa en una sociedad de clase de Occidente, regida por una
combinación de sistemas electorales y aleatorios (por sorteo); una democracia
participativa que, sin embargo, no era universal, sino elitista, porque excluía a la
mayoría de la población, por ejemplo, a las mujeres, los metecos, los esclavos y los
libertos. Según el apóstol Pablo, esas reuniones de la Ekklesía cristiana temprana eran
aún más democráticas que su ejemplo griego, porque no tenían restricciones de
admisión: "No hay más Judíos o Griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres;
porque todos son uno en Jesu Cristo."
Este avance de democracia participativa real en la "iglesia de las
catacumbas", que después se pierde con su conversión en Iglesia imperial, se
encuentra también en la praxis individual de Jesús. La ética de la solidaridad, del
respeto al otro, de la opción por el pobre, el excluido, el discriminado, por la igualdad
de derechos humanos y oportunidades prácticas de vida, que predicaba y practicaba el
Nazareno, fue, sin duda, un elemento progresista y antisistémico en el entorno
represivo-tribal-machista de dominación palestina-romana que sufrían los habitantes de
Palestina. Sin embargo, la insumisión ética de Jesús no era un evento novedoso ni
singular en la sociedad global antigua, tal como ilustran la rebelión de Prometeo contra
la jerárquica sociedad clasista griega, y la apología de la verdad y de la razón libre,
de Sócrates, quinientos años antes del martirio de Jesús.
2. La insumisión ética de Jesús, parte normal de la rebelión humana
Tanto Jesús como Prometeo y Sócrates pagaron su audacia con la muerte: el rebelde
palestino clavado en la cruz de la pax romana; el insurrecto griego en la roca del tirano
Zeus y el sabio Sócrates muriendo por la copa de cicuta de sus verdugos. En el diálogo
de Prometeo con sus torturadores, expresado por la inmortal voz de Esquilo, queda plasmado
su "crimen" y la razón de su castigo: la fuerza del amor al prójimo la que
impulsó al insurrecto griego hacia su autoasignada y titánica tarea de acabar con las
injusticias de los poderes establecidos.
"Traspasaste la norma de justicia de los dioses" (de las elites-H.D.),
"para dar beneficio a los mortales" (a los pobres-H.D.), comenta "El
verdugo" la razón de la condena y del castigo a Prometeo. Y "La Fuerza" le
resume al encadenado en forma imperativa la moraleja que debe aprender: "Pague esa
culpa a los dioses: aprenda a someterse al dominio de Zeus y a no andar con intentos de
amor a los hombres". Y le recitan la eterna advertencia de las clases dominantes y
sus ideólogos a las mayorías sometidas: "¡no nace aún quien haya de
liberarte!".
Con lucidez y coraje, el rebelde encadenado responde, explicando su causa política:
"No bien Zeus se colocó en el trono paterno, hizo distribución de dones a los
dioses, dando a cada uno de su propio galardón y dispuso en todo el mando. Pero de los
mortales desdichados ni cuenta mínima hizo... antes bien tenía el intento de aniquilar
su raza y hacer brotar una nueva. Y ante esta tentativa nadie se enfrentó: yo fui el
único. Yo tuve la osadía, yo fui el que me opuse a que los mortales bajaran al Hades
hechos trizas...".
3. El crímen de Jesús
Al igual que la praxis emancipadora de Prometeo y Sócrates, la autoasignada misión de
Jesús atentaba contra varios intereses vitales de la oligarquía judía y de la potencia
de ocupación romana. El Nazareno luchaba, entre otras cosas: a) en pos de una
distribución más igualitaria de la tierra, es decir, una reforma agraria; b) a favor de
una democratización de la economía que se encontraba en alrededor de un setenta por
ciento en manos de una casta de mercaderes, cambistas y altos clérigos, cuyo "Wall
Street" era el Templo de Jerusalén, convertido, como relata Juan 2, 14, 16, en
"un lugar de negocios" por "los vendedores de bueyes, ovejas" y
"cambistas"; c) en pro de la recuperación de la soberanía nacional, oprimida
por el imperio romano.
"Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos reunieron el Consejo Supremo.
Decían: ¿Qué podemos hacer? Este hombre va multiplicando los milagros. Si lo dejamos
que siga, todos se van a entusiasmar con él, y luego intervendrán los romanos, que
terminarán con nuestro Lugar Santo y nuestras libertades": es decir, con nuestro
"Wall Street" y nuestros privilegios. (Juan, 11, 47,48).
A la luz de estos objetivos de la praxis de Jesús, su ejecución era inevitable.
4. La doble tentación de Jesús Cristo y Hugo Chávez
En este relato bíblico de Juan, (11, 47,48), sobre los miedos y precauciones de la
clase dominante judía ante el proyecto histórico de Jesús, está la clave para entender
la sistemática política de destrucción de Washington y sus aliados oligárquicos contra
todo proyecto de liberación nacional o social, como es el de Hugo Chávez. Estos miedos
clasistas se originan por dos razones:
a) las b) por la multiplicación de los milagros.
Ad a) Si hoy día un activista latinoamericano se atreve a luchar consecuentemente por
la reforma agraria; si va con látigos a la Bolsa de Valores para sacar a los señorítos
del capital financiero, anular las deudas de los ciudadanos o repartir sus capitales entre
el pueblo, o si organiza un movimiento nacional contra la penetración Monroeista de
Washington, es evidente qué futuro lo espera. Y esto es tan lógico en el siglo XXI en
América Latina, como lo fue hace 2000 años en Palestina o hace 2500 años en Grecia. De
tal manera que los destinos de Prometeo, Sócrates, Jesús, Emiliano Zapata, Jorge
Eliécer Gaitán, el arzobispo Arnulfo Romero, el cura Camilo Torres, el guerrillero Che
Guevara, el ecologista Chico Mendes, y el activista de la paz Luis Eduardo Guerra, siguen
un mismo guión oculto escrito por los dueños de los países y las vidas.
Ad b) Entusiasmar a todos mediante la multiplicación de los
milagros se refiere, en términos seculares, a un proceso de acumulación de poder
del protagonista de un proyecto histórico que pone en peligro el orden de la elite.
Cuando el Presidente Chávez, en pleno neoliberalismo pauperizante y entreguismo cipayo,
devuelve la salud a los barrios marginados, la tierra a los campesinos, el trabajo a los
obreros, la luz de la razón a los iliteratos y la dignidad y soberanía a la nación,
multiplica los panes, el vino y los milagros. En consecuencia, los pueblos de América
Latina se entusiasman con él, y los romanos, que hoy hablan inglés, tienen que
intervenir para poner a la chusma y al líder en su lugar: la cruz.
5. Los límites de la aportación de Jesús
Este es el lugar sistemático de Jesús en la historia de la resistencia a la sociedad
de clase. Es parte de una tradición social eterna: la rebelión. Y en este sentido sí es
relevante su ejemplo ético, plasmado tanto en discursos y sermones, como en la praxis
cotidiana; es relevante, entre múltiples otras éticas históricas, para la construcción
de una nueva civilización que en la actualidad solo puede ser no-burguesa y
no-capitalista.
Sin embargo, la construcción de esta nueva sociedad no sólo requiere de una ética y
cotidianeidad adecuada, sino también de una teoría racional-crítica a la altura del
desafío. Y esta es la zona de transición, en la cual la contribución formativa de la
rebelión de Jesús comienza a desvanecerse en el horizonte del pretérito y tiene que
iniciar la reflexión colectiva estética, ética y, sobre todo, científica de la edad
moderna.
El drama de la rebelión de Jesús se realiza en las condiciones objetivas de una
economía pastoril, mercantil, artesanal y agraria que vive al ritmo de la naturaleza; en
un pequeño país con escasa densidad demográfica; con una sociedad marcadamente
patriarcal, autoritaria y rural, organizada en torno a estructuras familiares de tres
generaciones y clanes; con un analfabetismo casi absoluto; un Estado tribal-teocrático y
con relaciones de producción que incluyen la esclavitud y los trabajos forzados, pero
carecen de clases medias-profesionales. Los datos de ese drama se transmiten en una gran
narrativa oral durante siglos, hasta que finalmente encuentran su forma primaria
documental en la Biblia, con posterior reelaboración e interpretación interesada a
través de la teología de la iglesia imperial católica romana, constituida por
Constantino en el siglo IV
Este entorno social, político, cultural, militar y económico, totalmente diferente a
las complejas y gigantescas sociedades industriales contemporáneas, hace que las
lecciones del judío-cristianismo originario para la construcción de la sociedad futura
sean limitadas. Más allá de la dimensión ética del Nazareno, que en algunos aspectos
tiene aplicabilidad universal; y más allá de la metafísica y teología judía-cristiana
---que debe ser, como toda metafísica religiosa y teología, un asunto privado de los
ciudadanos del siglo XXI- las lecciones prácticas del movimiento social de Jesús para la
construcción de las instituciones de la democracia participativa del siglo XXI, son
reducidas.
6. Economía bíblica y contemporánea
Tomemos, por ejemplo, la economía. Las sociedades avanzadas tienen economías basadas
en modernas industrias y servicios, con una aportación escasa del sector primario al
Producto Interno Bruto y una población económicamente activa absolutamente reducida en
ese sector: en Estados Unidos, por ejemplo, apenas el 2.3 por ciento. El ritmo de vida
está determinado por las urbes, el trabajo no-agrario y, sobre todo, las leyes de la
acumulación de capital y de la forma de valor. Es decir, la economía palestina de hace
dos milenios tiene tanto que ver con la actual, como un barco de guerra romano con un
portaviones nuclear.
Donde la Biblia se refiere a la economía de su tiempo, en algunas de sus partes
etnográficas, aporta unas ideas económicas rudimentarias, como la de la institución del
Jubileo. En el Viejo Testamento, el Libro del Levítico y en él del profeta Isaías se
relata el mecanismo de desendeudamiento y liberación (Jubileo) de la siguiente manera:
...Declararás santo el año cincuenta y proclamarás la liberación de todos los
habitantes de la tierra. Será para ustedes un año de jubileo. Los que habían tenido que
empeñar su propiedad, la recobrarán. Los esclavos regresarán a su familia. Este año
cincuenta será un año de jubileo... (Lev. 25, 10-12).
Estos preceptos, que según Juan Pablo II nunca llegaron más allá de ser una
expectativa ideal, incluyendo en los propios feudos de la Iglesia, son comparables a
las de otras culturas antiguas, como, por ejemplo, el viejo proverbio chino que reza que
más vale enseñar a pescar que regalar el pescado.
La moraleja del enseñar a pescar es pedagógica. Si se le agrega el
aspecto de pescar con redes, podría interpretarse en términos de ciencia económica como
la necesidad de invertir en bienes de capital, si se quiere aumentar el nivel de
productividad del trabajo y la calidad de vida de los consumidores.
7. Magia, Ciencia y Socialismo del Siglo XXI
Sin embargo, más allá de esas analogías y verdades de sentido común, la Biblia no
aporta conocimiento práctico para crear una economía más justa para el siglo XXI.
Conforme al pensamiento metafísico de su tiempo, Jesús resuelve los problemas
económicos por vía de la fe. En la primera multiplicación de los panes, cuando estaba
reunido con cinco mil seguidores y tenía solo cinco panes y dos pescados, tomó los
cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición,
partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los distribuyeran.
Asimismo, repartió los dos pescados entre todos. Comieron todos hasta saciarse, y se
recogieron doce canastas llenos de pedazos de pan y las sobras de los peces. (Marcos
6, 34).
Cuando, en las bodas de Caná hubo escasez de vino, Jesús mandó llenar seis
jarrones de piedra, de los que sirven para los ritos de la purificación de los judíos,
de unos cien litros de capacidad cada una y, en señal milagrosa,
convirtió los seiscientos litros de agua en vino. (Juan 2,1).
En círculos no-integristas del cristianismo se han interpretado estos pasajes como
metáforas cuya moraleja consiste en el deber moral de repartir equitativamente entre los
ciudadanos los escasos bienes y servicios disponibles. En términos de la ciencia
económica se trataría, por lo tanto, de la ética de un Estado de bienestar en la esfera
de la redistribución nacional e internacional.
Si se interpreta de esta manera, refleja valores vigentes para el siglo XXI, pero en
forma tangencial y poco trascendente. El problema de la equivalencia en las transacciones
económicas se presenta en cada uno de los tres circuitos de distribución de la riqueza
socialmente generada: el primario de la esfera de producción, el secundario de la esfera
de circulación y el terciario de la redistribución estatal. El más importante es el
primario, porque: a) antes de poder distribuir algo hay que producirlo y, b) los ingresos
derivados del trabajo y de la propiedad en la esfera de producción son los decisivos. La
referencia arriba citada sólo se refiere metafóricamente a la tercera dimensión.
En el integrismo cristiano, en cambio, se interpreta la multiplicación de los
panes como un milagro de producción que realmente tuvo lugar y, dentro de esta
matriz de interpretación infantil-mágica, el valor de enseñanza para la economía
contemporánea postcapitalista es, obviamente, cero. En el campo de la economía actual,
solo la ciencia y la tecnología correspondiente pueden hacer ese tipo de
milagros productivos, resolviendo los problemas de desabastecimiento de la
gente mediante el conocimiento científico, la tecnología avanzada, el trabajo
disciplinado y las formas de propiedad adecuadas. La diferencia entre los
milagros productivos de la Biblia y los de la ciencia pueden ilustrarse con el
ejemplo de la caminata de Jesús sobre el agua. Para los cristianos es un acto de fe que
el Nazareno pudo caminar sobre el agua. El subjetivismo del creyente convierte una
realidad virtual (imagen) en un hecho real.
La ciencia, en cambio, entiende los escenarios virtuales, los milagros,
como una función de las condiciones objetivas. Se trata, para ser más preciso, de las
transiciones de fase o saltos cualitativos en el comportamiento de un sistema,
cuya ruptura con su comportamiento normal induce a las mentes no formadas científicamente
a imputarle condiciones mágicas o de milagro. El ser humano, por ejemplo, puede caminar
sobre el agua, siempre y cuando su condición objetiva de un estado líquido de la materia
evoluciona hacia un estado sólido, por ejemplo, mediante su conversión en hielo.
Lo mismo vale para el viejo sueño del ser humano de poder volar. Sólo cuando la
ciencia genera las condiciones objetivas para este tipo de locomoción aérea, mediante la
construcción de un avión adecuado, el homo sapiens puede realizar su sueño y convertir
una realidad virtual subjetiva en una realidad objetiva fuera de sí.
Este segundo método es, obviamente, el único capaz de construir adecuadamente -en su
dimensión racional-institucional- la compleja sociedad equitativa del siglo XXI. |