Pese a que el director de la disuelta DINA se declaró en rebeldía e intentó eludir
con un arma a la policía, fue arrestado y trasladado a tribunales, donde una lluvia de
huevos antecedió a la notificación de su condena por el secuestro permanente del mirista
Miguel Ángel Sandoval. Fue trasladado entonces al penal Cordillera.
Treinta años después de que el militante del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR), Miguel Ángel Sandoval, fuera detenido por agentes de
seguridad y llevado al campo de concentración de Villa Grimaldi desde donde se le perdió
la pista, la justicia encarceló ayer al director de la disuelta DINA, Manuel Contreras,
por su secuestro permanente.
Y como hace diez años, cuando fue sentenciado a prisión por el asesinato del ex
canciller Orlando Letelier, el ex director de la policía secreta de Augusto Pinochet
prestó resistencia.
Pero esta vez el Mamo estuvo solo. No hubo gestiones previas del comandante
en jefe del Ejercito para evitar su detención como las que en 1995 efectuó el propio
Pinochet desde el mando de esa rama castrense. Tampoco pudo refugiarse en un regimiento
como entonces lo hizo en Sangra. No se desplegó un operativo conjunto de las cuatro ramas
de las Fuerzas Armadas y de Orden para internarlo en el Hospital Naval de Talcahuano.
No. Esta vez su familia fue la única que lo acompañó en su intento de eludir la
acción de la justicia. Y fracasó.
Gritos, armas y prisión
A las 8:00 de la mañana, y tal como estaba previsto, llegaron hasta la sede del Poder
Judicial el ex jefe del Grupo Halcón de la DINA, brigadier (r) Miguel Krassnoff,
condenado a diez años de cárcel; el ex jefe de Villa Grimaldi, brigadier (r) Marcelo
Moren Brito (11 años); el ex jefe del Grupo Vampiro, coronel (r) Fernando Laureani (5
años); y el ex agente Gerardo Godoy (5 años).
Luego de ser notificados, abandonaron el Palacio de Tribunales fuertemente custodiados
por gendarmes, y protegidos por un cerco de Carabineros que mantenía a distancia a casi
200 familiares de víctimas de la dictadura, que gritaban en contra de los ex agentes.
Krassnoff, Moren Brito y Laureani, fueron subidos a dos vehículos de Gendarmería para
ser trasladados hasta el penal "Cordillera", en la comuna de Peñalolen;
mientras que Godoy, el único Carabinero de la lista, fue llevado, en otro carro celular,
al penal de Punta Peuco, situado al norte de la capital.
Pero Contreras no llegó, así que el magistrado Alejandro Solis lo declaró en
rebeldía y envió a efectivos de Investigaciones a su casa, ubicada en un condominio
militar de la comuna de La Reina, para su notificación y arresto.
Allí, cerca de las once de la mañana, se desató un confuso incidente, que obligó a
la policía a ingresar por la fuerza, pues sus hijas, junto a otros familiares y amigos
del condenado, intentaron evitar el cumplimiento de la orden judicial alegando su
inocencia.
A esa hora, en tribunales, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos
Desaparecidos, Lorena Pizarro, lo interpelaba a través de la prensa: esperamos que
Contreras, director de la DINA, que ayer era un tan valiente soldado y tenía tanto poder,
hoy sea capaz de entregarse la justicia.
Pero esa alternativa no estaba en los planes del general. TVN, que a esa hora lo
entrevistaba, registró cómo los efectivos se abrieron paso hasta la oficina del Mamo, y
el momento preciso en que éste les dice: no voy a ir a ninguna parte, si quieren me
sacan muerto de aquí.
Contreras continúa entonces negándose a cumplir las ordenes, y sostiene el siguiente
diálogo con el prefecto Rafael Castillo:
- Si usted me dice lo tengo que llevar, ya, hágale empeño. Si usted me
dice voy a emplear la violencia , la emplea.
- Señor, pero nosotros no queremos llegar a eso.
- Entonces dígale al señor ministro que yo dije que no voy no más.
- Es que yo no soy recadero de nadie.
- Entonces yo tampoco acepto su recado.
La puerta del despacho se cierra entonces para la cámaras. De acuerdo a fuentes
judiciales y de la policía consultadas por La Nación, en ese
momento Contreras se abalanzó a un escritorio para abrir un cajón y sacar desde su
interior un arma de fuego. Se desató entonces un forcejeo en el que el ex militar habría
intentado quitar su pistola de servicio a uno de los policías.
En este momento, los funcionarios de Investigaciones se arrojaron sobre el ex jefe del
organismo represivo para inmovilizarlo, quitarle el arma y esposarlo, en medio de los
reclamos e insultos de los familiares presentes en el lugar.
En Investigaciones se hizo hincapié en que el arma de Contreras era ilegal, pues en su
calidad de encausado, no está habilitado ni para portar ni para mantener este tipo de
artefactos en su poder.
Debido a estos hechos, tres hijas de Manuel Contreras fueron detenidas por haber
obstruido la acción policial. Una de ellas acusó lesiones, al igual que dos policías,
quienes debieron concurrir a constatar heridas.
El ex uniformado fue llevado hasta el cuartel del Departamento de Asuntos Internos y
Derechos Humanos, a cargo de la operación, en donde se formalizó la denuncia oficial por
su resistencia al arresto.
Una lluvia de piedras, frutas y huevos, lanzadas por familiares de víctimas de la
dictadura de Augusto Pinochet, lo recibió y lo despidió luego en el Palacio de
Tribunales.
Seis horas después de lo previsto, fue notificado por el juez Solís, y trasladado al
penal Cordillera de Peñalolen. Así, a sus 76 años, el hombre que encabezó la
represión en los primeros años de la dictadura empezó a cumplir su condena a 12 años
de prisión.