¿Quién es Otto Reich?
por Ernesto Carmona* (25 marzo, 2004)
Otto Reich,
el hombre que recorre América del Sur para alinear a los gobiernos contra Cuba en la
votación de Ginebra sobre Derechos Humanos, no tiene ningún cargo oficial a causa del
veto del Congreso, pero pertenece al reducido grupo de cubanos de extrema derecha que
manejan la política de Estados Unidos hacia Latinoamérica desde los tiempos de Ronald
Reagan. Su última tarea importante fue la coordinación del golpe en Venezuela, también
su último fracaso, el 11 de abril de 2002.
Su presencia
por estas latitudes del Sur irrita a la gente decente, aunque ésta pertenezca a las
derechas políticas locales, por tratarse de un enviado de muy baja estofa, un
interlocutor indeseable, prácticamente un delincuente. Por lo menos esa fue la impronta
que le asignó Gabriel Valdés, senador chileno DC y ex Canciller de los años 60, cuando
Reich vino hace un año a cuadrar a Ricardo Lagos con la guerra de Irak, con
resultados muy poco satisfactorios.
El
intelectual mexicano Heinz Dieterich lo describió como la mano derecha de la guerra
sucia de Bush en América Latina, su embajador plenipotenciario para el hemisferio.
A mediados de 2003, Reich le dijo a Silvio Berlusconi, en Italia: Los días del
gobierno de Castro en Cuba están contados, está llegando a su fase final', frase que
repitió de inmediato Ana Palacio, la ministra de Exteriores del gobierno de José María
Aznar, en España.
Un veterano del
juego sucio
Tiene ideas
muy claras para la región: Hay dos países que nos causan preocupación en América
Latina, uno es Cuba y el otro es Venezuela y Estados Unidos va a seguir con suma atención
el referéndum revocatorio en Venezuela en agosto, dándolo por hecho con más de un
año de anticipación, en sintonía con el estilo de intromisión del gobierno de Bush.
Sus
declaraciones siempre violan obviamente las reglas del juego diplomático. Como nunca le
resulta la diplomacia, en su cabeza conectada por línea directa con la
de Bush bullen permanentes planes de sabotaje paramilitar y planes de confusión
permanente para los medios de comunicación. Y por supuesto, alienta la decisión de
Washington de no permitir una democracia nacional [en Venezuela] y menos un bloque regional de
poder, dijo Dieterich.
El cubano-estadounidense pertenece a la red de
veteranos de la conspiración Irán-Contra que hoy ocupan altos cargos en la
administración Bush, entre ellos John Negroponte, ex embajador en Honduras y actualmente
en la ONU Nueva York; Rogelio Pardo Maurer, ex alto oficial de la Contra nicaragüense,
hoy funcionario de alto rango encargado de América Latina en el Pentágono; Elliot
Abrams, ex secretario adjunto para América Latina del Departamento de Estado, quien
admitió haberle mentido al Congreso sobre su apoyo a la Contra, actualmente miembro del
Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca; y John Poindexter, condenado penalmente
por cinco cargos de mentir al Congreso sobre sus esfuerzos ilegales en apoyo a la Contra,
hoy encargado de contraterrorismo en el Pentágono.
Ninguno
de estos tipos se preocupa por la diplomacia, opinó un funcionario del Departamento
de Estado que pidió anonimato al diario mexicano La Jornada. Existen por lo menos
otros siete cubano-estadounidenses conservadores involucrados directamente en la política
exterior hacia Latinoamérica, entre ellos, Adolfo A. Franco, el más alto encargado de
América Latina en la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID)
frecuentemente utilizada como fachada por la CIA y el coronel Emilio
González, alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca,
evaluador de la política estadounidense hacia Cuba. Lo que tenemos
aquí es un dominio total del proceso, del diseño de política hacia América Latina por
el ala de extrema derecha de la comunidad cubano-estadounidense, declaró a La
Jornada el analista Larry Birns.
Hasta al mono
más hábil se le resbala la banana
Como
diplomático, Reich ha sido un rotundo fracaso, aunque llegó a ser embajador
en Venezuela, porque, definitivamente, este conservador de extrema derecha no tiene
pasta para el oficio. Le tomó un año de lobby obtener que Bush lo
designara subsecretario para Asuntos Latinoamericanos, el cargo más alto del Departamento
de Estado en política hacia América Latina después del secretario Colin Powell, pero
sin la aprobación del Congreso, aprovechándose del subterfugio de las vacaciones de
fines del 2001.
Pero antes
de un año fue destituido en ausencia, con una buena dosis de humillación. A fines de
noviembre 2002, justo mientras se hallaba en Brasil, el Congreso lo mandó a la calle sin
ceremonia, por el simple expediente de no confirmar su nombramiento, antes de comenzar el
nuevo receso navideño 2002. Pastor Valle-Garay, profesor de la Universidad de York,
Canadá, explicó entonces su desempleo por sus colosales fracasos
hemisféricos. Hasta al mono más hábil se le resbala la banana,
graficó el académico de Toronto, Canadá.
América
latina dio un suspiro de alivio, escribió Valle-Garay. No habrá
sub-Secretario Adjunto de Estado quién sabe hasta cuando pero es mejor quedar solo que
mal acompañado. Bush tampoco tiene la menor intención de perder el tiempo
prestándole mayor atención al Hemisferio, según el premonitorio profesor canadiense.
Por los próximos dos años hasta las nuevas elecciones presidenciales en los
Estados Unidos- la Casa Blanca dedicará toda su energía a la lucha contra Saddam
Hussein, Osama Bin Laden y el antiterrorismo creado por su gobierno. La América latina
cayó del mapa de la Casa Blanca. ¡Qué suerte!, escribió.
Bush tampoco
se la jugó a fondo por su asesor, porque pudo mantenerlo de manera interina
hasta enero de 2003, cuando su nombramiento sería más fácil de ratificar, con un
Congreso en manos de los republicanos. Pero Bush prefirió evitar la polémica para
dejarlo como enviado especial.
Un cargo
decorativo
Para no
dejarlo botado al borde del camino al poder, lo designaron enviado especial
del departamento de Estado, un título tan precario como el de Gobernador de la
lluvia. Con esas charreteras vino a América del Sur a presionar los votos de
Paraguay, Argentina y Brasil en la ONU. A Chile no viene esta vez, quizás porque el voto
lo consideren seguro o, simplemente, porque a Ricardo Lagos le avergüenza tener que
recibirlo.
En 2003,
Bush tuvo que conseguirle la cita con Lagos mediante una llamada telefónica porque ya en
noviembre de 2002 el chileno no quiso recibirlo por motivos de protocolo. Su
estilo diplomático es la prepotencia. Siempre dice que EE.UU. espera
consecuencia de sus amigos y socios comerciales, chantajeando con los
toques finales de aspiraciones de algunos gobiernos latinoamericanos, como los
cacareados tratados bilaterales de libre comercio.
La
diplomacia no es su lado bueno, si es que tiene alguno. Para Gabriel Valdés, presidente
de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y progenitor del ex representante en
la ONU y actual embajador en Buenos Aires, su entrevista con Lagos del año pasado fue
una falta de respeto (...) Es una persona que no tiene ninguna calidad, me molesta
en la dignidad. Chile puede ser socio, pero no lacayo (Radio Agricultura,
28/02/2003). Siempre hay bronca por la pequeña estatura del emisario.
Especialista
en fracasos
Mientras
Reich desempeñó la subsecretaría se desplomó Fernando de la Rúa en Argentina, Evo
Morales estuvo cerca de ganar las elecciones en Bolivia, Brasil y Ecuador eligieron a los
disidentes Ignacio Lula Da Silva y Lucio Gutiérrez, en Nicaragua
se abrió un juicio por fraude y lavado a su protegido ex presidente Arnoldo Alemán,
quien deberá pasar una larga temporada en la cárcel.
Durante su
gestión se enfriaron las relaciones con México y Canadá, el Plan Colombia anduvo
empantanándose, se generalizó la oposición al Tratado de Libre Comercio de las
Américas (ALCA) y fracasó su estrategia de frenar las relaciones comerciales con Cuba de
algunos inversionistas estadounidenses. En septiembre de 2002, en entrevista a con El
País de España metió la pata con el amigo Carlos Menem. No estuvo tan
mal porque lo llamó corrupto, pero no agradó a los Bush porque es
amigo de familia y fue aliado del Papá en la guerra del Golfo.
Reich es tan
desfachatado que le advirtió al gobernador de Minnesota, Jesse Ventura, que no
participara en turismo sexual en su viaje a Cuba con más de 300 hombres de
negocio. Dicen que Bush no sintió pesadumbre por su destitución. En Washington lo
criticaron porque informó mal al Departamento de Estado y se equivocó de plano cuando
coordinó el fallido golpe de estado del 11 de abril de 2002 en Venezuela, contra el
gobierno de Hugo Chávez.
En Caracas
lo caracterizan como un payaso, pero pidiendo excusar a esa honorable
ocupación. Cuando tomó posesión de la Subsecretaría, a fines de 2001, comenzó un
discurso saludando a sus amigos, ex colegas y co-conspiradores no acusados
penalmente y advirtió que silenciaría a todos sus críticos haciéndolos detener.
Después dijo que fue una broma.
Un
fanático peligroso
Reich ya fue
acusado de actuar ilegalmente mientras se desempeñó en el Departamento de Estado en
tiempos de Reagan. Nació en Cuba en 1945, en una familia de origen austriaco que emigró
a Estados Unidos. Se describe medio cubano, medio austriaco, medio católico, medio
judío. También es conservador entero, anticomunista y libre mercadista
de la línea Reagan. Antes que éste lo nombrara administrador asistente para América
Latina de la USAID promovió negocios en Miami y Washington.
En 1983 fue
nombrado primer director de la Oficina de Diplomacia Pública en el Departamento de
Estado, donde trabajó cerca de Oliver North, asesor de la Casa Blanca en promoción de
apoyo público en Estados Unidos en favor de la Contra nicaragüense. El contralor general
de Estados Unidos, republicano, en 1987 decidió que Reich participó en actividades
de propaganda prohibidas y encubiertas. Otros documentos desclasificados demuestran
que contrató personal militar entrenado en operaciones sicológicas para
promover la suspensión de la prohibición legislativa de asistencia a la Contra
nicaragüense.
William
Goodfellow, analista del Centro para la Política Internacional de Washington, lo calificó de fanático derechista, con un
récord bien documentado de negocios sospechosos que vienen desde el escándalo
Irán-Contra. En buen romance, las andanzas de Reich involucraron tráfico de drogas
y protección a terroristas cubanos al servicio de Estados Unidos, como Luis Posada
Carriles, quien está preso en Panamá, y Orlando Bosch, su cómplice en la voladura del
avión cubano en Barbados, en 1976. Recaudó, canalizó y lavó dinero ilegal en bancos de
Islas Caimán y el Lake Resources de Suiza.
Reagan lo
nombró embajador en Venezuela (1986-1989) para sacarlo de Washington. Luego fue
premiado como embajador alterno de EE.UU. en la Comisión de Derechos Humanos
de Ginebra. Bill Clinton lo botó del empleo, pero retornó al mundo de los negocios como lobbysta
en Washington y asesor de empresas, estadounidenses y extranjeras. Uno de sus clientes
más importantes fue Bacardí, la empresa de licores con sede en Bermuda. El negocio del
ron Bacardí fue muy beficiado por la ley Helms-Burton de 1996, que fortaleció el embargo
contra Cuba. Según Dan Fisk, ex asesor del senador Jesse Helms, Reich ayudó a redactar
esa ley.
Varias cláusulas de la ley Helms-Burton beneficiaron directamente a Barcardí y a otras
empresas que abandonaron Cuba después de la revolución. El Centro de Política
Internacional reportó que Reich recibió US$ 1.2 millones de Bacardí por su desempeño,
que incluyó revocar la protección de propiedad del ron hecho en Cuba para que Bacardí
pudiera comercializar su propio Havana Club fabricado fuera de la isla. Reich vendió su
negocio de cabildero de Bacardí a otra empresa de lobby, bajo un arreglo que
genera dudas sobre un posible conflicto de intereses, eufemismo que en Estados Unidos
designa a la corrupción. Este tipo es un conflicto de interés andando. Es el
hombre de Bacardí en el Departamento de Estado, dijo Goodfellow.
Lobbysta
de los F16 para Chile
Antes de volver al Departamento de Estado, fue promotor
de causas conservadoras y crítico de la política de Bill Clinton hacia Cuba, todo esto
sin abandonar los negocios de tráfico de influencia (lobby) en los que se
involucró con Chile. La organización Religious Task Force on Central America and México
asegura que Reich es el jefe de Worldwide Responsible Apparel Production (WRAP), una
organización de fachada aparentemente dedicada al monitoreo de fábricas de ropa de
ultramar, dedicada realmente a buscar líderes en la industria para controlar las
fábricas y reducir los derechos de los trabajadores, o sea, una actividad típicamente
mafiosa.
El
prestigiado ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz Oscar Arias escribió en
Los Angeles Times (29 de abril de 2001) que el nombramiento de Reich sería un
retroceso real para la cooperación hemisférica. Dijo que fue cabildero de la
Lockheed Martín para la venta de los aviones F-16 a Chile, contribuyendo así a liquidar
la política estadounidense de no vender sistemas de armamento avanzado a Latinoamérica.
Arias manifestó sentirse muy intranquilo acerca de cuáles serían los propósitos
que se cumplirían con su potencial liderazgo en nuestro hemisferio.
Colin Powell
tuvo reservas para nombrarlo en el puesto que hoy ocupa. Su nombramiento estuvo sujeto a
intensa crítica y nunca fue ratificado en el Senado. El señor Reich carece de
capacidad para ser un buen administrador, de juicio sano, con sensibilidad apropiada ante
potenciales conflictos de interés, con la confianza de otros gobiernos en la región y la
capacidad para superar divisiones partidarias dentro del Congreso, escribió el
senador Christopher Dodd, entonces presidente del comité senatorial que debía aprobar su
nombramiento: Otto Reich no está calificado para el puesto, remató. Otros
senadores se expresaron de manera similar.
Protector
de terroristas
Después del
11 de septiembre hubo otra oportunidad para promover su nombramiento, pero de nuevo Powell
no incluyó su nombre en los nombramientos de emergencia. Más tarde, la Casa
Blanca puso el nombre de Reich al final de una lista enviada al Senado por el secretario
de Estado. De nuevo Dodd se opuso. El senador señaló que no existía apoyo en el Senado
para ratificar a Reich. Su vocero Marvin Fast presentó nuevas dudas sobre la capacidad de
Reich. Cables del Departamento de Estado en el período de 1986-87 indican que el
señor Reich, entonces embajador en Venezuela, preguntó a Washington en varias ocasiones
sobre la elegibilidad de Orlando Bosch, notorio terrorista anticastrista para ingresar a
Estados Unidos, explicó Fast en diciembre de 2001.
Bosch,
agregó Fast, tenía una historia documentada de por lo menos 30 atentados terroristas,
incluyendo algunos en Estados Unidos, y estuvo en la cárcel por haber disparado con una
bazuka contra una nave polaca en el puerto de Miami. Cuando Bosch logró ingresar a
Estados Unidos, en 1988, fue arrestado. Fast añadió: Hasta hoy, Otto Reich no ha
calificado al señor Bosh de terrorista. Ciertamente esto pone en duda el juicio del
señor Reich mientras nuestra nación libra una guerra contra el terrorismo.
Bush utilizó una treta parlamentaria, conocida como
nombramiento de receso, para instalar a Reich en el Departamento de Estado sin
el visto bueno del Senado. Mientras el Senado esté en receso, el presidente tiene la
facultad de nombrar funcionarios en puestos claves sin ratificación legislativa. El
único problema es que este nombramiento de Reich sólo duraría hasta fin de año. En
mayo de 2002, Bush solicitó al Senado reconsiderar este nombramiento, pero fue imposible,
tanto como un segundo nombramiento de receso.
Este negocio en Venezuela su coordinación de los
golpistas casi seguramente hundirá cualquier posibilidad de que (Reich) consiga un
nombramiento pleno, comentó un funcionario gubernamental. Incluso, simpatizantes
conservadores de Reich indicaron a La Jornada que lograr su ratificación sería
una batalla cuesta arriba. En las últimas elecciones legislativas de
noviembre 2002 los republicanos lograron retomar el control, pero Bush ya no se mostraba
tan interesado en Reich.
Investigación
pendiente
Catorce
congresistas federales exigieron una investigación legislativa a fondo de las
versiones de que Otto Reich y otros funcionarios estuvieron involucrados en el intento de
golpe contra Hugo Chávez, informó en Washington a La Jornada el portavoz de un
legislador. El número creciente de informes y admisiones de un papel estadounidense
en el intento de derrocar al gobierno de Chávez amerita una investigación,
afirmaron el representante Dennis Kucinich y otros 13 congresistas en el borrador de una
carta que circuló entre sus colegas en mayo 2002.
Los
legisladores solicitaron a las dos cámaras del Congreso una investigación a fondo
sobre qué papel ejerció el gobierno [estadounidense]. Varios líderes legislativos
evaluaron la posibilidad de una indagación sobre el asunto. El problema, indicó un
funcionario, es qué demasiados responsables de la política hacia América Latina del
gobierno de Bush tengan un currículum que provoca sospechas.
La revista Newsweek
también comentó que la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, presidida por
el demócrata Joseph Biden, investigaría el papel de Estados Unidos en el golpe de
estado. Pero al final, no pasó nada.
*) Ernesto
Carmona es periodista chileno.