LULA CONTRA LA
PARED! THEOTONIO DOS SANTOS*
2004
El gobierno Lula vive su primera crisis estructural. El próximo día 20 se reúne el
Comité del Ministerio de Economía encargado de definir la tasa de interés básica
pagada por el Estado para la colocación de sus títulos en el mercado (COPOM). En torno
de esta reunión se abrió una lucha política de gran importancia estratégica.
De un lado, se encuentran los funcionarios del Banco Central y el segundo nivel del
Ministerio, apoyados por su titular y el presidente del Banco Central, que pretenden
mantener la altísima tasa de interés actual, en nombre de la lucha contra la inflación.
Puede parecer extraño que existan tales preocupaciones en un momento en que los
Estados Unidos, la Europa y el Japón luchan en contra de la deflación. En que todos los
activos mundiales (las principales monedas, las principales commoditees, los inmuebles,
los títulos de las deudas públicas, etc.), las tasas de interés y los productos en
general (los industriales sobretodo) manifiestan todos una tendencia nítida a la caída
de precios y valores.
Esto es posible porque los funcionarios y técnicos del sistema financiero
internacional son economistas de "tercera línea" como lo ha demostrado el
Premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz. Ellos se formaron en manuales de economía que
desconocen el fenómeno de la deflación. Ya hemos denunciado el estado lamentable de la
"ciencia" económica que manejan estos delfines del sector financiero. Sin
embargo ellos encuentran aún espacio entre los legos, los políticos y los comunicadores
después de 20 años del terror intelectual manejado por el pensamiento único neoliberal.
Esto es posible también porque por detrás de estos señores se encuentran los
sectores más irresponsables del capital financiero internacional que no quieren renunciar
a las colosales transferencias de recursos de la población hacia ellos realizadas por las
políticas de los bancos centrales.
En los Estados Unidos, las fuerzas de la producción lograron desarmar la bomba
preparada por su Banco Central (el Fed) al elevar la tasa de interés del 4,5% hacia el
6,5% en 2000, llevando la economía mundial a la amenaza de una recesión que todavía nos
ronda. En 2003 se logró bajar la tasa de interés hacia el 1,25% en pocos meses.
En el momento actual se discute rebajarla aún más. Como ya lo planteé, en varias
ocasiones, la tasa de interés norteamericana tiene de rebajar hacia por lo menos a 0,7%
para permitir una retomada del crecimiento en bases más firmes. No hay posibilidad de un
crecimiento de gran aliento sin una tasa de interés negativa, como la historia y los
análisis teóricos más serios lo han demostrado.
Cuando las cosas se ponen difíciles para el capital financiero en los centros
hegemónicos mundiales él corre para las provincias del sistema para arrancar las
ganancias que no pueden obtener el centro. Ocurre que las crisis que provocan estas
sangrías colosales de los menguados recursos de las zonas periféricas terminan por
ahondar sus monedas nacionales y determinan corridas hacia fuera de ellos.
Esta es la situación que crean las políticas ortodoxas, dichas conservadoras, pero en
la realidad terriblemente desestabilizadoras que son deflagradas por los técnicos y
funcionarios del gran capital incrustados en los Estados. Esta es la situación que
enfrenta en este momento el Brasil, cuya deuda pública alcanza una proporción creciente
del PIB, alimentada por el pago de intereses.
En contra de cualquier visión razonable de la administración pública, el Estado
brasileño produce un superávit fiscal de cerca del 6% del PIB para pagar cerca de la
mitad de los intereses, mantenidos artificialmente a través de una tasa de interés
oficial de cerca del 26,5% y tasas de interés privadas que llegan hasta el 12% al mes.
Sí... al mes.
Lo grave del momento actual es que el gobierno Lula ha defendido una política
económica de transición que ha radicalizado esta política insana en nombre de razones
tácticas, lo que sería comprensible, tomando en cuenta el asalto especulativo practicado
por el sector más irresponsable del sistema financiero, también conocido por "el
mercado", durante la campaña electoral y dado también a los compromisos asumidos
con el Fondo Monetario Internacional por el gobierno Fernando Henrique Cardoso.
Lo grave sin embargo ocurre cuando las justificativas oficiales de este retroceso
táctico empiezan a presentar tales políticas como necesarios por el respeto al
equilibrio fiscal cuando todos saben que estos gastos colosales en intereses lo último
que producen es equilibrio fiscal.
Del otro lado, se formó un amplio frente de fuerzas sociales que llevaron el candidato
Lula a la presidencia de la República con amplísimo frente de votos. Fuerzas que se
expresaron en parte en la campaña electoral del candidato opuesto a Lula y más
claramente a través de los candidatos de la oposición que obtuvieron el 77% de los votos
en la primera vuelta electoral.
He llamado la atención para la extensión de este frente de fuerzas que no representa
simplemente un acuerdo electoral sino un bloque histórico que pretende retomar el
crecimiento económico como centro de la política económica, aceptando algún grado
de distribución del ingreso y de ampliación del mercado interno.
Entre sus principales sectores, además de los trabajadores asalariados en general que
forman la base inmediata del Partido de los Trabajadores, se encuentran los industriales y
comerciantes aprisionados por el aumento de la tasa de interés y de la carga fiscal para
pagarlos; por las Iglesias, interesadas en una mejor distribución del ingreso y de la
propiedad; los militares, preocupados con la entrega del sector público y de las empresas
brasileñas al capital internacional. Todos ellos participaron ostensiblemente en la
campaña de Lula exigiendo un cambio de política económica.
La figura que representa más claramente estas fuerzas es el vice-presidente de Lula,
el industrial José de Alencar. Además de un importante dirigente de su clase, es una
figura religiosa y tiene el respeto de los militares. Él dio credibilidad a la propuesta
de centro izquierda de Lula que contó con un apoyo social masivo.
Pues bien. Después de protestos de sectores más a la izquierda del PT, que fueron
amenazados simplemente con la expulsión, se levanta ahora el vice-presidente de la
República en contra de la política económica de altas tasas de interés conducidas por
el Ministro de la Hacienda y el presidente del Banco Central. A su lado se pronuncian los
presidentes de las Asociaciones de Industriales y de Comerciantes, comienzan a
pronunciarse economistas conservadores hasta ahora tímidos, y sobretodo amplios sectores
de la gran prensa que sirvieron en el pasado a las artimañas neoliberales.
El periódico Folha de S. Paulo dedicó un editorial de primera página de este
domingo (18 de Mayo de 2003) al tema bajo el sugestivo título de "Sin miedo de
Crecer" que llega a denunciar claramente los intereses que están por detrás de esta
"política" económica:
"Mantener la economía en sus rieles actuales significa estagnación, desempleo y
deteriorización de la renta, a pesar de que agrada a aquella franja francamente
minoritaria de brasileños que hacen fortunas prestando dinero al Estado o intermediando
esa operación. ¿De que lado está el gobierno Lula? ¿De los bancos o de la
producción? ¿Del cambio o de la permanencia de un modelo que no consigue responder a la
exigencia del crecimiento?"
Después de años de cobardía frente a la ofensiva del sector financiero, los
industriales brasileños se levantan la cabeza y cobran el frente histórico que pensaron
construir bajo el liderazgo de un líder obrero y de un partido de izquierda. Cual habrá
sido su desconsuelo al descubrir que este partido se muestra más débil frente al capital
financiero de que ellos.
Es hora de reconstruir el frente electoral que eligió a Lula y la cuestión de la tasa
de interés es el punto neurálgico del bloque histórico que se formó en Brasil y que
tiende a extenderse a toda la región, con más o menos fuerza.
* Theotonio dos Santos es profesor titular de la Universidad Federal Fluminense y
Coordinador de la Cátedra y Red UNESCO Universidad de las Naciones Unidas sobre
Economía Global y Desarrollo Sostenible. Su libro más reciente es "Teoría de la
Dependencia: Balance y Perspectivas", Editora Plaza & Janés.
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