De Crónica Digital - 26 junio 2008
SALVADOR
ALLENDE ¿CUÁL ES LA IZQUIERDA QUE LO
RECUERDA?
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Por Claudia Molina desde México
Ser de izquierda es ir al humanismo, a la defensa de lo
colectivo, al fin de la explotación. Después podremos
entrar a discutir sobre la concepción del partido, la
vanguardia", Marcos Roitman.
Marcos Roitman, es un exiliado chileno, profesor de la
Universidad Complutense de Madrid y autor de numerosos
libros. Hasta no hace poco tiempo fue militante socialista.
Colaboró con Joan Garcés y el juez Baltasar Garzón para
llevar a Pinochet ante la justicia española. Sigue de cerca
lo que ocurre en Chile y conoce a fondo la realidad
latinoamericana. Su postura crítica es bien conocida y hoy
entrega su opinión, en exclusiva, para Crónica Digital.
- ¿A 100 años del natalicio de Salvador Allende, qué análisis
hace de la izquierda chilena?
“Siempre se pregunta la gente qué es ser de izquierda y
yo diría que la gente no ha pensado que ser de izquierda
significa tener los principios propios de la transformación,
el concepto propio del socialismo entendido como la condición
humana del cambio, negar la explotación, hablar de las
concepciones de la virtud ética en el hecho republicano, la
construcción de la responsabilidad en la ciudadanía plena,
participar del proceso de decisiones, participar en la
construcción de la crítica al poder desde el deber ser del
poder, es decir, de la construcción cotidiana del hecho
social y el hecho personal. O sea, construir esa
responsabilidad en la crítica abierta de lo cotidiano, en
la crítica que hemos construido sobre el socialismo real.
“El proyecto debe ser de diferencia no de igualdad, la
izquierda es sobre todo diferencia no igualdad. Proyectos de
redefinición de nación, yo no creo en una izquierda
universal, creo cada vez más en una izquierda articulada en
estado nación pero con redefiniciones de nación, en
redefiniciones de estados. Creo en pluralidades…”
“Ser de izquierda es ir al humanismo, a la defensa de lo
colectivo, al fin de la explotación. Después podremos
entrar a discutir sobre la concepción del partido, la
vanguardia. Antes y durante la Unidad Popular, nadie discutía
si se era de izquierda o no, todos teníamos claro lo que
era la burguesía, el proletariado, el campesinado, el maoísmo,
el stalinismo, el leninismo. Eran otras cosas las que se
discutían, pero nadie discutía qué era ser de izquierda.
“Ahora se discute esto, porque la derecha dice que tienes
que discutirlo y así puedes estar en el diván todo el día.
Entonces, el problema radica en el diagnóstico de país y
diagnóstico de programa y eso lo tiene super claro la
derecha. No se puede estar todo el día discutiendo qué es
ser de izquierda, es ahí donde entran los problemas, porque
no tienes capacidad para decidir.
“Todas las sociedades actuales capitalistas son sociedades
enfermas. México, Chile, Argentina, Uruguay, España,
Francia son sociedades enfermas porque son sociedades que
están articuladas sobre el individualismo y esa atomización
mata la condición humana”.
- En materia de Derechos Humanos, ¿qué piensa Ud. del
discurso de los gobiernos de la Concertación y de la misma
derecha que piden dejar atrás el pasado para mirar el
futuro?
“La memoria no es olvido. Yo creo que el concepto de
memoria implica necesariamente la posibilidad de construir
un proyecto donde tienes que articular un presente y un
pasado para poder vivir la vida. Si piensas en una vida que
empieza cada mañana sin aquello que te permite ir
acumulando un conocimiento capaz de ir formándote debes
concluir que eso es imposible”.
“Lo que la Concertación y la Derecha piden es que no
tengas memoria para recordar lo que el otro hizo para que no
le exijas responsabilidad. Responsabilidades, no culpas. La
memoria es nuestro mañana también. El problema es que el
conocimiento del pasado, obliga. Y es un hecho ético.
Quieren que saquemos la ética del hecho político y de la
condición humana, es decir, que nos deshumanicemos”.
- ¿Qué es lo que más le ha sorprendido en este proceso de
“deshumanización” del que habla?
“Conocí a Ricardo lagos a principios de los 80, cuando él
viajó a España. Me parecía un hombre sencillo. Le presenté
al decano de la facultad y le dije: ‘le presento al futuro
presidente de Chile’. Conversamos en el camino y en la
propia conferencia Ricardo dijo: en Chile se ha producido un
cambio en la estructura social que es significativa, si
hubieran elecciones ahora, año 81 más o menos, a lo mejor
Pinochet ganaría, porque hoy los cambios en la forma de
pensar han hecho tal transformación que la transición en
Chile, debería hacerse teniendo en cuenta el cambio mental
que ha generado la economía de mercado.
- ¿Qué imagen tiene hoy usted de Ricardo Lagos?
“Primero tengo que decir que Bachelet ha tenido que pagar
las consecuencias del gobierno de Ricardo Lagos, ejemplo de
ello, es que ha tenido que enfrentar la huelga de los
estudiantes con todo el problema de la educación; el
problema del Transantiago y toda la corrupción que hay y,
el tremendo problema de la Democracia Cristiana, porque ya
se puede visualizar que este partido va a romper con la
Concertación porque quiere gobernar sola o con Sebastián
Piñera y porque el PS ya le lavó la cara históricamente,
de haber sido la causante del golpe militar y de la muerte
de los chilenos y del sistema democrático y republicano. El
propio Lagos ha dicho que el informe Valech se van a guardar
durante 50 años, es decir, los elementos de memoria que
pueden molestar a algunos de los que están vivos, que
incluso hoy hay militares torturadores que están cobrando
del estado. Uno dice ¡esto es una locura! Considero que es
una vergüenza y una nueva desilusión.
Para el sociólogo, en el exterior se ha construido un mito
sobre Chile, el que consiste en que nuestro país ya casi
pertenece al grupo del Primer Mundo. Yo escuché a Ricardo
Lagos decir en España que en Chile no se habían
solucionado tres problemas: Primero, la desigualdad social.
Segundo, que no se ha superado la barrera de los elementos
científicos técnicos del desarrollo. Y tercero: Lagos dijo
que Chile mantiene el analfabetismo tecnológico. Todo eso
no se ha resuelto. Chile sigue siendo un país exportador
primario, que depende del cobre y sigue siendo un país
donde las tasas de desigualdad se construyen sobre la
explotación, y sigue siendo dependiente. El que diga hoy
que Chile es casi un país el Primer Mundo está en un
debate ficticio. Eso es sólo la venta de imagen que se ha
hecho”. Lagos me ha decepcionado”.
-¿Cuáles son los parecidos y diferencias entre
transiciones chilena y española?
Para Roitman, tanto la transición española como la chilena
tuvieron parecidos y diferencias. Ambos fueron proyectos
culturales, de construcción de ciudadanía. Aunque asegura
que “No es lo mismo; no es mejor ni peor que en Argentina
o en Uruguay, en término de las dictaduras y las tiranías.
Cómo ayuda a la construcción de ciudadanía, por ejemplo,
el hecho de que Hortensia Bussi de Allende diga que en Chile
no hubo buenos economistas en la UP, que empiecen a renegar
de lo que había sido evidente, o que el presidente del PS,
en esa época dirigente estudiantil, Camilo Escalona, diga
que casi había ido de oyente al proceso chileno, cuando era
un alto dirigente de la JS, y que diga que había tenido
pocas responsabilidades. Está evadiendo un hecho histórico”.
- ¿En qué se refleja esa evasión de responsabilidades?
“En el alto nivel de corrupción política, y eso es
clave. Cuando uno se deshumaniza y pierde el criterio ético
la política aparece simplemente como un referente personal,
tecnocrático, donde sus objetivos son la racionalidad y la
eficiencia en la razón de Estado, y eso se convierte en
obtener beneficios del Estado a título personal ganando y
sacando, extorsionando al Estado”.
- ¿Eso explica la no participación de los jóvenes?
“La no participación de los jóvenes en elecciones no es
gratis. No es nihilismo puro. Chile es cada vez más un país
totalitario. Hay un proceso de involución política enorme.
Hay corrupción en el ámbito del quehacer político, porque
la política se convierte en una empresa privada. Encuentras
que la verdadera política no está administrada desde la
acción del gobierno, está administrada desde afuera, está
administrada por Fernando Flores, por ejemplo, que es capaz
de decir ‘a mí me están molestando, entonces yo renuncio
a mi partido, renunció al PS, después al PPD’ y ahora
está armando un nuevo partido. Pero el problema es que no
renuncia al senado porque eso le permite seguir manteniéndose.
Después tienes a Viera Gallo, que organiza la articulación
con la derecha. Entonces, la política aparece como algo
sucio monopolizado por el dinero, cuando debería estar
asociada a la virtud ciudadana”.
Hay nombres para recordar y nombres para no olvidar…
Pero a Marcos Roitman, el tema de los derechos humanos sigue
siendo un tema pendiente; Sin embargo, entrega una mirada
particular respecto a los atropellos y muertes a mansalva
acontecidos bajo la dictadura de Pinochet y, asegura que no
hay que saludar la muerte del torturador, sino recordar lo
que hizo. Hay nombres para recordar y nombres para no
olvidar, “Romo es un nombre para no olvidar porque expresó
lo peor de la guerra fría, en términos del anticomunismo,
que puso en evidencia el odio de la clase dominante chilena.
Representa lo que muchos hubieran querido hacer y no se
atrevieron”.
Por otra parte, enfatiza “Muchos que hoy están en el
parlamento, incluso en nombre de la Democracia Cristiana,
hubiesen querido torturar, ciegos de odio. La dictadura en
Chile lo mismo que el Holocausto, no es un hecho ajeno a la
modernidad. Villa Grimaldi no lo es a la modernidad chilena,
Londres 38 tampoco es obra de un loco sino que forma parte
de la historia de Chile y lo quieren poner como un hecho
externo a la historia del país, como algo hecho por unos
pocos. Yo digo no. Fue la derecha construida orgánicamente
la que lo permitió, la que gozó, la que torturó. Por eso
yo digo que no hay que entenderlo desde la culpa, sino desde
las responsabilidades”.
Llamar al olvido también contribuye a la despolitización
de una sociedad y es lo que está sucediendo en Chile desde
hace ya dos décadas. Para Roitman “La politización lleva,
a demandas sociales. Lo concreto es que al despotilizar se
generan sociedades enfermas. Se despolitiza para impedir los
procesos sociales reivindicativos”.
“Lo que pasa es que Chile se construye sobre una minoría
que es la que define y controla los medios de masas, tiene
la televisión, tiene todo el poder. El Chile real es otro,
es la gente que mantiene la dignidad; el Chile real es el
que realmente permitió que Pinochet fuera detenido en
Londres, es la gente que sigue defendiendo los derechos
humanos, gente que sigue luchando para que la democracia sea
radicalmente extendida y que lucha contra la explotación.
La gran tarea es humanizarnos nuevamente…”.
La autora es periodista chilena radica en México.
Colaboradora de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 26 de junio 2008
Crónica Digital
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