INFORME DE LA COMISION NACIONAL DE VERDAD Y
RECONCILIACION
Presidente de la Comisión: Raúl Rettig Guissen. Miembros de la Comisión: Jaime Castillo Velasco, José Luis Cea
Egaña, Mónica Jimenez de La Jara, Ricardo Martin Díaz, Laura Novoa Vázquez, Gonzalo
Vial Correa, José Luis Zalaquet Daher. Secretario de la Comisión:
Jorge Correa Sutil. Santiago de Chile, 4 de
marzo de 1991
_________________________________VOLUME 1
TERCERA PARTE
CAPITULO II
1974 - AGOSTO 1977
A.- VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS COMETIDAS POR
AGENTES DEL ESTADO O PERSONAS A SU SERVICIO
1. VISION GENERAL
a) PERIODIZACION Y FECHAS IMPORTANTES
El estudio que llevó a cabo esta Comisión permite distinguir
claramente el período 1974 - 1977. En estos años, y sin perjuicio de la actuación de
otros servicios de inteligencia, la represión política estuvo a cargo principalmente de
la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Este fue el período en que se dio el mayor
número de desapariciones forzadas de personas, método de eliminación practicado
principalmente por la DINA. Si bien durante los últimos meses de 1973 hubo también
muchas desapariciones, se trataba en esos casos, por lo general, de un intento de eludir
responsabilidades mediante el ocultamiento de los cadáveres de las personas asesinadas.
En cambio, los casos de detenidos-desaparecidos del período 1974-1977 responden a un
patrón de planificación previa y coordinación central que revelan, en su conjunto, una
voluntad de exterminio de determinadas categorías de personas: aquéllas a quienes se
atribuía un alto grado de peligrosidad política.
Como se indica más arriba en la Segunda Parte, Capítulo I, ya a fines
de 1973 y luego de la fase de toma del poder, el Gobierno Militar comenzó a pensar en
llevar a cabo transformaciones profundas. En esa perspectiva, la Junta de Gobierno aceptó
como necesario crear un organismo de inteligencia del Estado, para asistirla en ese
proceso y combatir los obstáculos que se percibían, entre ellos, principalmente, la
existencia de fuerzas políticas derrotadas, pero con el potencial de reorganizarse, tanto
en la clandestinidad como fuera de Chile. Así nació la DINA.
Aunque no se puede afirmar que la DINA fue expresamente creada con
fines de represión ilícita, en los hechos fue una organización ilícita. Entre otras
funciones más vastas de inteligencia, la DINA se ocupó de reprimir a quienes se
percibía como enemigos políticos. Las gravísimas consecuencias de su actuación están
detalladas en esta parte del Informe. Ellas, junto a las características sin precedentes
de este organismo de seguridad, obligan a la Comisión a explicar con detenimiento cómo
se condujo la represión durante 1974 - 1977. Conocer la verdad de lo ocurrido a este
respecto es no solamente un deber moral, sino también un paso ineludible en el esfuerzo
para impedir que tales atrocidades vuelvan a cometerse.
El período aquí señalado, esto es 1974 - 1977, no debe entenderse
como una demarcación rígida. En los primeros meses de 1974, y aún más tarde, se
continúan cometiendo, en Santiago y en regiones, violaciones de derechos humanos que
corresponden a los patrones de represión de fines de 1973. Tales transgresiones,
ocurridas en 1974 y aun después, son incluídas en esta parte del Informe.
Para comprender mejor la cronología del período que a continuación
se analizará, conviene señalar, además, lo siguiente:
- Como ya se ha dicho en la Segunda Parte, Capítulo II, y se abundará
más adelante en este capítulo, la DINA fue creada formalmente en el mes de junio de
1974. Sin embargo los comienzos de este organismo se remontan a noviembre de 1973 o
incluso a una fecha anterior. La DINA fue disuelta en el mes de agosto de 1977 y
reemplazada por la Central Nacional de Informaciones (CNI).
- El llamado "Comando Conjunto" operó aproximadamente desde
fines de 1975 hasta fines de 1976, principalmente en la ciudad de Santiago. Fue una
agrupación o coordinación de inteligencia y represión política en la que tuvieron
predominio efectivos de la Fuerza Aérea. El Comando Conjunto es responsable de numerosas
desapariciones forzadas.
- También en este período actuaron servicios de inteligencia de las
distintas FF.AA y de Carabineros. Antes de la aparición del Comando Conjunto en 1974 y
durante parte de 1975, operó, paralelamente a la DINA y en cierto grado de competencia
con esta última organización, el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA),
más tarde llamado Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea (DIFA). A este organismo
no se le atribuye, en 1974, una práctica de desapariciones forzadas. Algunos de sus
miembros, sí, formaron parte más tarde del Comando Conjunto. También actuó en esas
fechas el Servicio de Inteligencia de Carabineros (SICAR) pero sujeto en mayor medida a la
DINA. Más tarde, personal de Carabineros integró, asimismo, el llamado Comando Conjunto.
Al Servicio de Inteligencia Naval (SIN) le cupo actuar principalmente en Valparaíso y en
Concepción, como se explica más adelante.
- Durante 1974, la acción represiva de los servicios de inteligencia
con resultado de desaparición forzada de personas, la gran mayoría de las cuales se
atribuyen a la DINA, se dirigió preferentemente en contra del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR). En 1975 hay un elevado número de desaparecidos del MIR así como
también del Partido Socialista (PS). Desde fines de 1975 y durante 1976 la mayoría de
las víctimas de desapariciones forzadas pertenecen al Partido Comunista (PC).
- A partir de 1974, y quizás desde fines de 1973, la DINA comenzó a
trabajar en Argentina y más tarde en otros países de América Latina, en los Estados
Unidos de Norteamérica y en Europa. En 1976, o quizás antes, se creó, a iniciativa de
la DINA, y aparentemente coordinada por este organismo, una instancia de colaboración de
servicios de inteligencia del Cono Sur (en particular incluyendo servicios de Chile,
Argentina, Uruguay y Paraguay) que permitía el desarrollo de actividades conjuntas a
través de planes operativos denominados "CONDOR", que incluían la eliminación
de opositores políticos.
b) LA DINA: EL PRINCIPAL DE LOS SERVICIOS DE
INTELIGENCIA A CARGO DE LA REPRESION POLITICA EN EL PERIODO 1974-1977
La Comisión conoció abundante información sobre la DINA: copias de
testimonios prestados en procesos judiciales tramitados en Chile y en el extranjero; otros
documentos oficiales, de Chile y del extranjero; documentos privados, de distintas
fuentes; estudios preparados por personas conocedoras del tema, algunos de ellos a expresa
petición de esta Comisión; declaraciones de personas que tenían conocimiento directo
sobre la DINA, sea porque trabajaron en la organización, colaboraron con ella, o por
otras razones; archivos de prensa; numerosos testimonios prestados ante esta Comisión por
personas que sufrieron la acción represiva de la DINA, los cuales pudieron ser cotejados
entre sí y con el resto de la información reunida. El conjunto de esta información
permitió, atendiendo la calidad de la fuente, la coincidencia de los contenidos y las
concordancias entre distintos puntos de la información, dar por sentados claramente
ciertos hechos. Hay, por otra parte, muchos otros hechos que, aunque verosímiles, no
pueden ser aseverados con absoluta seguridad; por ello, no se exponen en este Informe.
La Comisión juzga imprescindible reseñar los aspectos de esta
organización sobre los cuales llegó a tener información precisa y que ayudan a explicar
los orígenes, naturaleza, forma de actuación y actividades de una entidad sin
precedentes en la historia del país, y que tan gravemente conculcó los derechos humanos.
En este capítulo, y en la narrativa que sigue, se atribuye responsabilidad a la DINA por
la desaparición de centenares de personas, luego de su detención; por otras ejecuciones;
y por la mantención de diversos lugares secretos de detención, en los cuales se
practicaba sistemáticamente la tortura. La DINA desarrolló muchas otras actividades
ilícitas, cuyo examen, caso a caso, cae fuera de la competencia de esta Comisión. Sin
embargo, la naturaleza y extensión de esas actividades se desprende de las explicaciones
de contexto que siguen.
b.1) Orígenes, formación y principales características
institucionales de la DINA
Las distintas ramas de las FF.AA. desarrollaban, desde antiguo,
funciones de inteligencia con la asistencia de unidades o servicios especializados. Dentro
de estas funciones fueron cobrando progresivamente mayor importancia, en el período
anterior al 11 de septiembre de 1973, las tareas de inteligencia relativas a movimientos o
partidos políticos nacionales, especialmente en lo que se refiere a los de izquierda, los
cuales, en la concepción que fue prevaleciendo entre las FF.AA. en ese entonces, llegaron
a ser considerados, cual más, cual menos, como enemigos internos. Luego que las FF.AA. y
Carabineros asumieron el poder el 11 de septiembre de 1973, cobró todavía más
importancia, en los respectivos servicios de inteligencia, la función de información y
represión política.
A poco andar sin embargo, como se explica en la Segunda Parte,
Capítulo I, fue ganando terreno la concepción de seguridad que tenía un grupo de
oficiales, principalmente del Ejército. El Gobierno Militar aceptó esa concepción, que
suponía un organismo centralizado y dependiente del propio Gobierno, para cumplir, en
esta nueva etapa, funciones de inteligencia, uno de cuyos importantes aspectos era la
represión en contra de quienes se consideraban enemigos internos, reales o potenciales.
El día 12 de noviembre de 1973, el oficial de Ejército que luego
sería Director de la DINA, por todo el tiempo que duró este organismo, presentó ante
las más altas autoridades de Gobierno y de las FF.AA. un plan completo para la creación
de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). El plan fue aprobado y cada rama de las
FF.AA. así como Carabineros destinaron personal a este nuevo servicio, en un número que
se estima, para los primeros meses, de unos 400 a 500 efectivos. La DINA se organizó
rápidamente y algunas de sus primeras actuaciones en el campo de la represión política
tuvieron lugar ya a fines de 1973.
Como se explica en la Segunda Parte, Capítulo II, mediante el Decreto
Ley N° 521, de junio de 1974, se creó la Dirección de
Inteligencia Nacional (DINA). En uno de sus tres artículos secretos este Decreto Ley
señala que la DINA será la continuadora de la Comisión denominada con la misma sigla,
organizada en noviembre de 1973.
El Decreto Ley N° 521 califica a la DINA
como un "organismo militar de carácter técnico profesional, dependiente
directamente de la Junta de Gobierno y cuya misión será la de reunir toda la
información a nivel nacional, proveniente de los diferentes campos de acción, con el
propósito de producir la inteligencia que se requiera para la formación de políticas,
planificación y para la adopción de medidas que procuren el resguardo de la seguridad
nacional y el desarrollo del país." El mismo decreto le entrega a la DINA, en uno de
sus artículos secretos, ciertas facultades para allanar y detener.
Cabe advertir, sin embargo, que no se puede comprender a la DINA por el
solo examen de las normas legales que la regían. Por una parte esas normas deben mirarse
en conjunto con otras disposiciones legales de excepción que también son referidas más
arriba en la Segunda Parte, Capítulo II, ya mencionado. Por otra parte, aun ese conjunto
de normas, que entregaba a las fuerzas de seguridad una extraordinaria latitud de acción,
eran sobrepasadas en la práctica, por la DINA y por otros organismos. La legalidad formal
en esta materia, no sometió a la DINA a la ley sino que facilitó, en ciertos aspectos,
la acción de un organismo que estuvo, en la práctica, por encima de la ley.
Por ello, debe caracterizarse a la DINA como un organismo con facultades
prácticamente omnímodas, lo que le permitía afectar los derechos básicos de la
persona e incluso emplear su poder para ocultar sus actuaciones y asegurar su impunidad.
Estos poderes y, además, las concepciones de la DINA sobre la seguridad interna, la
naturaleza y peligrosidad del enemigo, y el carácter irredimible que atribuía a algunos
de los militantes políticos de izquierda, se sumaron para originar la gravísima
práctica de desaparición forzada de personas de que se da cuenta detallada en esta parte
del Informe.
Las siguientes características más específicas de la DINA
facilitaron ese proceso:
- Fue un organismo de inteligencia del Gobierno, a diferencia de sus
congéneres, que eran servicios de inteligencia de las distintas ramas de las FF.AA. y de
Orden. Tenía, por tanto, una mayor capacidad de acción centralizada, recursos y medios
Estatales.
- Se trataba de un organismo cuyo funcionamiento en la práctica fue secreto
y por encima de la ley, como ya se ha dicho; su organización interna, composición,
recursos, personal y actuaciones escapaban no sólo del conocimiento público sino
también del control efectivo de legalidad. Más aún, la DINA fue efectivamente
protegida de todo control, no sólo del que pudieran haber ejercido el Poder Judicial,
sino también del de otras reparticiones del Poder Ejecutivo, del de altos oficiales de
las FF.AA., e incluso del de la Junta de Gobierno; en efecto, aunque formalmente la DINA
dependía de la Junta de Gobierno, en la práctica respondió solamente ante La
Presidencia de la Junta de Gobierno, más tarde Presidencia de la República.
- Este organismo, en el hecho secreto, y así libre de controles e
ingerencias, tenía la amplia misión de reunir y evaluar la información que
después se emplearía para tomar importantes decisiones de Gobierno. La DINA extendió su
papel hasta la investigación sobre los propios funcionarios de gobierno y miembros de las
Fuerzas Armadas.
- La DINA fue un organismo nacional, que cubría todo el
territorio de la República (aunque no necesariamente con una estructura nacional), y
también efectuaba operaciones en el extranjero.
b.2) Funciones de la DINA
No es posible dar cuenta exacta de las funciones de un organismo que
funcionaba en secreto, como la DINA. No cabe duda, sí, que tuvo muy amplias funciones y
que, más aún, en la práctica se fue arrogando otras.
El Decreto Ley 521 indicaba que las tareas de la DINA eran tres: a)
reunir todas las informaciones a nivel nacional que el Gobierno requiera para la
formulación de sus políticas; b) la adopción de medidas que procuren el resguardo de la
seguridad nacional; y c) la adopción de medidas que procuren el desarrollo del país.
Las tareas que se le encomiendan son amplísimas. Conceptos como
"seguridad nacional", o "desarrollo del país" pueden tener distintos
sentidos. Frases como "reunir toda información a nivel nacional" o "la
adopción de medidas que procuren el resguardo de la seguridad nacional", parecen
deliberadamente ambiguas.
En la práctica, la DINA tuvo o, además, se arrogó, las más amplias
funciones de inteligencia y seguridad, en Chile y en el exterior. La DINA reunía
información, la analizaba y proponía políticas de Gobierno basadas en ellas, en los
más diversos campos del quehacer público, nacional y extranjero. Además de ello, tenía
una función operativa, esto es la realización de acciones específicas para
cumplir los objetivos de seguridad, tal como los entendía.
Los casos atribuíbles a la DINA que se narran más adelante en este
capítulo, son los ejemplos más extremos de cómo estas función operativa
afectaron los derechos básicos de las personas. Este organismo condujo también
muchísimas acciones represivas que trasgredieron dichos derechos, pero no tuvieron como
resultado la muerte de la víctima.
Para el cumplimiento de sus funciones principales, la DINA desarrolló
un sinnúmero de tareas y programas de apoyo incluyendo el control de registros públicos;
el establecimiento de una red de colaboradores o informantes en servicios públicos; la
supervisión, aprobación y veto de nombramientos y de otorgamiento de ciertos beneficios
estatales; el establecimiento de relaciones de coordinación con otros servicios de
inteligencia en el extranjero así como con grupos de carácter terrorista; y distintas
actividades encaminadas a obtener fondos, entre ellas variadas formas de asociación con
personas naturales o empresas, o el establecimiento de empresas propias. De algunas de
estas funciones se habla más adelante en este capítulo.
b.3) Estructura, personal y dependencia jerárquica de la DINA
La estructura de la DINA llegó a ser particularmente compleja, lo que
guarda relación con la variedad y vastedad de sus funciones que, como ha quedado dicho,
excedían con mucho las de represión política. El numeroso personal que llegó a
trabajar en ella, que se ha estimado en varios miles de personas, refuerza la suposición
de una compleja estructura interna.
Los niveles jerárquicos parecen haber sido los de un Comando General o
Comandancia, al mando del Director Nacional, quien contaba con sub-direcciones, en varias
funciones de apoyo y dependiendo directamente de él; departamentos o secciones; brigadas;
y agrupaciones. Se sabe también de equipos asesores. El número de estos niveles
jerárquicos y la relación entre ellos no está enteramente claro. Sí se ha podido
establecer que existía una Sub-Dirección o Departamento Exterior, además de la
estructura que se ocupaba de asuntos nacionales, del cual se trata en la sección
siguiente, sobre acciones represivas en el exterior. También se ha establecido que
existían unidades (de uno u otro nivel jerárquico) que se encargaban específicamente de
las siguientes funciones, entre otras: operaciones, servicios de gobierno,
telecomunicaciones o inteligencia electrónica, finanzas, propaganda o guerra
psicológica, investigaciones económicas, contra-inteligencia. Se sabe también de una
Escuela Nacional de Inteligencia. Finalmente, se conoce del concurso de profesionales que
brindaban asesoría a la DINA en los campos legal y médico, entre otros, aún cuando no
está claro cómo se organizaban estas asesorías.
La Sub-Dirección Interior tenía entre otras, la función de
operaciones y su brazo operativo, en Santiago era la Brigada de Inteligencia Metropolitana
(BIM). Había también una Brigada de Inteligencia Regional que se ocupaba de las
relaciones con las unidades o contactos de la DINA en las regiones.
La BIM, fue perfeccionándose en su organización y mejorando en
eficacia, con el transcurso del tiempo. En una primera época, la Dirección de la BIM
estuvo radicada en la Rinconada de Maipú, para luego pasar a la Villa Grimaldi, lugar
desde el cual no fue trasladada.
En la Villa Grimaldi (Cuartel Terranova, como se la conocía en medios
de la DINA) la BIM tenía un director o jefe, el que contaba con una plana Mayor, a cargo
de labores generales de inteligencia, y una sección de logística. Pero lo más
directamente relacionado con la represión política eran las agrupaciones operativas de
la BIM.
En la primera época, las tareas operativas eran más desordenadas y
poco planificadas. Existían, existían diversas agrupaciones o unidades con nombres tales
como "Caupolicán", "Lautaro" y "Purén". Cuando la BIM se
trasladó a Villa Grimaldi, se crearon sólo dos grandes agrupaciones:
"Caupolicán", cuya principal tarea era la de perseguir al MIR y "
Purén", que estaba encargada de la vigilancia, detección y aprehensión de los
demás partidos. Cada una de estas agrupaciones, Caupolicán y Purén, se subdividían en
cuatro o cinco unidades de 20 ó 30 agentes, que eran los que desarrollaban la acción
represiva más directa. Cada unidad contaba con vehículos, con patentes otorgadas por
gracia o inscritas a nombre de "DINAR", armas y municiones, oficinas y locales
donde trabajar, lugares de alojamiento y beneficios para el personal.
En su punto de mayor crecimiento, sin duda miles de personas trabajaron
para la DINA, en distintas calidades, y con diferentes grados de afiliación. Había
agentes de la DINA propiamente tales, sea que fuesen contratados por ésta o enviados a
servir en ella por algunas de las ramas de las FF.AA. o por Carabineros; había también
asesores pagados; colaboradores o contactos más o menos permanentes en distintos
servicios del Estado o en empresas particulares; y, finalmente, otros informantes.
Aunque el conjunto de funciones de la DINA suponía la participación
de numeroso personal civil, los mandos y la mayor parte del personal de equipos operativos
provenía de las FF.AA. y de Orden y Seguridad. Los más altos mandos estuvieron a cargo
de personal del Ejército, habiendo participado también algún oficial de la Armada y de
la Fuerza Aérea. En los mandos operativos había principalmente oficiales del Ejército y
de Carabineros. Entre el personal operativo se ha sabido de efectivos del Ejército, de
Carabineros, de algún personal de la Fuerza Aérea, de alguno de Investigaciones y de la
participación de civiles que provenían de grupos nacionalistas y de extrema derecha,
así como de otros civiles.
La DINA contó con mucha colaboración, en distintas calidades, de
personal que trabajaba en reparticiones y empresas del Estado. Interesaron especialmente a
la DINA reparticiones como el Registro Civil y empresas del área de transportes y
telecomunicaciones (LAN CHILE, Ferrocarriles, Empresa Naviera del Estado, Compañía de
Teléfonos, ENTEL). Asimismo, le interesó contar con personal del Ministerio de
Relaciones Exteriores y con funcionarios diplomáticos acreditados en legaciones de Chile
en el exterior.
Entre los profesionales que prestaban servicio para la DINA se
encontraban varios médicos que cumplían funciones profesionales respecto del personal de
la organización y a veces atendían a detenidos enfermos o heridos. De algunos de estos
médicos hay constancia que asistieron a sesiones de tortura para evaluar la capacidad del
detenido de soportar el tormento.
La DINA también contó con numerosos contactos y colaboradores en
medios de comunicación, tanto en Chile como entre los agregados de prensa acreditados en
embajadas chilenas en el exterior.
En algunos casos la DINA consiguió, mediante la tortura o por otros
medios, no sólo que el detenido confesara o colaborara en lo inmediato, sino que se
transformara en colaborador más o menos permanente, pasando a operar como un verdadero
funcionario de la DINA, viviendo y conviviendo con los demás en los recintos de la
organización y llevando adelante tareas de inteligencia y de represión.
Finalmente, la DINA estableció ciertas relaciones de colaboración con
grupos políticos de distintas nacionalidades, incluyendo cubanos que vivían en exilio en
los EE.UU., argentinos e italianos, muchos de ellos de innegables características
terroristas.
Acerca de la colaboración entre la DINA y la llamada Colonia Dignidad,
se habla más adelante en la sección sobre recintos.
Como se ha dicho antes, formalmente la DINA dependía de la Junta de
Gobierno, pero en el hecho respondió ante el Presidente de la Junta de Gobierno y
Comandante en Jefe del Ejército. La DINA tomó pie en esta dependencia directa de la
máxima autoridad para resguardarse respecto de toda otra indagación o interferencia,
como ya se ha dicho antes.
b.4) Recursos
En cuanto a recursos económicos, aparte de los fondos presupuestarios
de carácter reservado y de otros recursos del Estado que le fueron asignados, la DINA se
dio a la tarea de ir generando ingresos propios.
Para esto creó empresas, en Chile y en otros países, se asoció con
otras y desarrolló en general, en Chile y en el exterior, muchas y complejas operaciones
comerciales. Asimismo, un número de empresas le donaban dinero.
También se sabe que en numerosas ocasiones la DINA se apropió de
vehículos u otros bienes de las personas detenidas, y cobró cheques u otros documentos
que éstas tenían en su poder al momento de su aprehensión, usando para ello de falsas
identidades y endosos.
c) EL DEPARTAMENTO EXTERIOR DE LA DINA Y LA
REPRESION POLITICA FUERA DE CHILE
Durante este período, las acciones de represión política cometidas
fuera de Chile, en contra de chilenos o de personas vinculados con chilenos, son de
responsabilidad de la DINA, específicamente de su Departamento Exterior.
c.1) Origen y formación del departamento exterior de la DINA
El origen del aparato exterior de la DINA parece remontarse a abril o
mayo de 1974. Por esa época el Gobierno habría decidido, a propuesta de la DINA, que se
hacía necesaria una suerte de neutralización o contra-ataque de las acciones en contra
del Gobierno chileno que se llevaban a cabo en el exterior. Esto suponía no sólo tareas
de inteligencia y de contra-propaganda, sino acciones en contra del llamado enemigo
chileno que residía en el extranjero, equivalentes a las que se conducían en Chile en
contra de los militantes de partidos en la clandestinidad. Para entonces, la DINA ya
había mostrado pujanza y una capacidad operativa que le había deparado ciertos logros en
Chile, lo que facilitó que se aceptara que asumiera ese nuevo rol.
Como resultado, se crea el Departamento Exterior, directamente
dependiente del Director Nacional de la DINA. A este Departamento se destinaron oficiales
de las tres ramas militares, que contaban con experiencia y formación en tareas de
inteligencia. La mayoría ya se encontraba en la DINA, colaborando con un Comando General
que apoyaba al Director Nacional. No se sabe de personal de Carabineros en este
Departamento. Pero desde un comienzo se incorporó al mismo a civiles provenientes de
grupos nacionalistas o de extrema derecha.
A partir de mediados de 1974, la DINA desarrolló cada vez más una
"capacidad extraterritorial", que incluía fuerzas operativas en varios países.
Estas contaban con personal propio y eran también fortalecidas con la colaboración con
otros servicios y organizaciones en el exterior, en algunos países. Además logró montar
un sistema de comunicaciones internas e internacionales, a través de radio, télex y
sistemas computacionales.
c.2) Funciones del departamento exterior
Al parecer una de las principales funciones del Departamento Exterior
consistía en tareas de inteligencia y contra-inteligencia estratégicas. Otra tarea
consistía en un cierto control de la red exterior oficial: Ministerio de Relaciones
Exteriores, representaciones diplomáticas, consulados y agregadurías militares. La DINA
tempranamente colocó a personal suyo en reparticiones del servicio exterior para
asegurarse un flujo de información directa, y control de la burocracia estatal, que
estaba en gran parte integrada por personal civil. Surgieron no pocas rivalidades entre el
personal estrictamente diplomático y el que cumplía labores de seguridad.
Aunque lo anterior entrega importantes referencias de contexto, para
los fines de este Informe interesa más directamente lo que se refiere a la capacidad
operativa extraterritorial de la DINA, esto es sus funciones de represión política, a
través de "operaciones" y misiones en el exterior, y su coordinación con otros
organismos y grupos extranjeros para esos efectos. Se trata de funciones que a través del
Departamento Exterior se realizaron y coordinaron, en especial, pero no únicamente, en la
República Argentina, con el objetivo de conocer, controlar, detener y aún eliminar a
opositores chilenos asilados o que vivían en el exterior y realizaban allí actividades
estimadas peligrosas para el gobierno Militar.
El trabajo en Argentina constituyó desde un comienzo un desafío
especial para la inteligencia chilena, no sólo porque este país tiene una extensa
frontera con Chile, con múltiples pasos cordilleranos, sino que además reunía el mayor
número de exiliados chilenos en un país extranjero. El propio General (R) Carlos Prats,
ex-Comandante en Jefe del Ejército y de cuyo asesinato, junto al de su señora, se habla
más adelante en este informe, se encontraba residiendo en dicho país. A más
abundamiento, Argentina entre 1973 y marzo de 1976, cuando los militares tomaron el poder
en ese país, pasaba por un período de grandes tensiones internas, en medida importante
agitadas por movimientos guerrilleros de considerable fuerza y militancia, los cuales
tenían vínculos con los partidos de extrema izquierda chilenos. Frente a esta
situaciones la DINA decidió actuar en contra de las personas definidas como enemigos o
como peligrosas para la seguridad nacional.
Las operaciones exteriores de la DINA, inicialmente más concentradas
en Argentina, se extendieron después a otras latitudes. Algunos de los resultados y
efectos de estas actuaciones,- organizadas como operativos de inteligencia- implicaron
gravísimas violaciones a los derechos humanos de múltiples personas que en su mayoría
habían adquirido la condición de refugiados o asilados políticos en los países donde
los alcanzó la mano de la DINA. La Comisión tomó conocimiento de estos hechos por
muchas fuentes, entre ellas investigaciones judiciales realizadas en los países en que se
cometieron estos graves atentados, y las corroboró y complementó con documentación y
testimonios recibidos directamente por esta Comisión.
c.3) Coordinación con servicios de seguridad y grupos políticos
extranjeros
La DINA también buscó y logró establecer formas de coordinación con
otros organismos y grupos en el exterior, tanto con servicios con similares funciones de
seguridad interior en sus respectivos países, como con grupos políticos que podían
prestarle utilidad en términos generales o para operaciones específicas. Dicha
coordinación respondía a necesidades operativas y guardaba, además, consonancia con el
carácter del enemigo, tal como había sido definido: el enemigo era la subversión
marxista, la cual, aunque tuviera una expresión nacional, respondía a una causa de
carácter internacional y establecía alianzas de carácter subversivo, regionales e
internacionales.
c.3.1) Relaciones con instituciones foráneas afines
En Argentina, la DINA al parecer logró primero establecer o mejorar
convenios con organismos afines, en especial el SIDE y la Policía Federal. Esta
colaboración le permitió incluso trasladar clandestinamente detenidos desde Argentina a
Chile, y después del golpe de estado que tuvo lugar en Argentina, en marzo de 1974,
logró una mayor concertación que le permitió realizar sus propios operativos en dicho
país, en colaboración y coordinación con servicios de seguridad argentinos.
Con miras a estos mismos objetivos de represión política en el
exterior, la DINA se dio a la tarea de crear una coordinación de servicios de
Inteligencia en el Cono Sur, que parece haber involucrado, además de Chile, al menos a
servicios de seguridad y/o grupos afines de Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. Tal
agrupación, aparentemente coordinada por la DINA, recibió el nombre de CONDOR, aunque
otros piensan que el apelativo se aplica no a la agrupación o comunidad misma sino más
bien a un conjunto de operaciones coordinadas que emprendieron.
La DINA también mantuvo relaciones bilaterales con distintos servicios
de inteligencia extranjeros, incluyendo a la CIA, y a servicios de otros países.
c.3.2) Relaciones con grupos políticos extranjeros
La DINA otorgó apoyo y refugio en Chile a varios agentes y dirigentes
de estos grupos políticos extranjeros, de corte extremista, muchos de los cuales
propiciaban o habían participado directamente en actos de terrorismo.
Miembros de grupos de cubanos nacionalistas, incluyendo a quienes eran
buscados por la justicia en varios países, visitaron o encontraron escondite en Chile, y
recibieron ayuda de la DINA. Algunos de ellos serán utlizados para operaciones de la DINA
en el exterior, en México y en los Estados Unidos. Un ejemplo de esta cooperación es el
asesinato de Orlando Letelier y Ronnie Moffitt, en Washington D.C., del que se da cuenta
más adelante en este Informe. La DINA tuvo también relación con diversas organizaciones
nacionalistas argentinas, incluso con personas vinculadas a la llamada Alianza
Anticomunista Argentina, conocida como Triple "A".
La DINA proporcionó, a al menos algunos de estos grupos, recursos
ecónomicos, armas y otras facilidades, así como la posibilidad de refugiarse en Chile. A
cambio obtuvo su cooperación en algunos atentados criminales cometidos en el exterior y
en los planes para cometer otros que no se llegaron a consumar.
c.4) Medios y recursos que facilitaron la labor del departamento
exterior
La DINA Exterior tenía capacidad de control de entrada y salida de
todas las personas al territorio de Chile. Esto incluía también a los extranjeros que
entraban y salían de Chile, y las personas que tomaban contacto con éstos. Contaba
además con personal propio en los principales aeropuertos de Chile, en Estados Unidos, y
con algunos informantes en aeropuertos de importancia en Europa y en América Latina.
Ya se ha dicho que la DINA contaba con personal o colaboradores en el
servicio exterior chileno. Sus miembros en el exterior, también ocupaban puestos claves o
contaban con colaboradores en agencias del Banco del Estado y/o de LAN Chile, en
Sudamérica, Los Estados Unidos y Europa. Se sabe que algunos pilotos de LAN Chile
cumplieron encargos de la DINA.
d) EL COMANDO CONJUNTO Y OTROS ORGANISMOS DE
REPRESION POLITICA DURANTE EL PERIODO 1974-1977
El llamado Comando Conjunto fue una agrupación de inteligencia que
operó aproximadamente entre fines de 1975 y el término del año 1976, y cuyo objetivo
principal fue la represión al Partido Comunista. Durante este período se ha comprobado
que fue responsable de la desaparición forzada de cerca de 30 personas. Además el
Comando Conjunto probablemente es responsable también por algunos de los casos respecto
de los cuales la Comisión no ha podido establecer a ciencia cierta la afiliación
institucional o grupal de los agentes del Estado que practicaron la detención.
El Comando Conjunto no tuvo una formalización institucional. Funcionó
simplemente de hecho. Estaba formado principalmente por agentes pertenecientes a la
Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea (DIFA) y contó más tarde con una
participación importante de efectivos de la Dirección de Inteligencia de Carabineros
(DICAR). Contó también, en menor medida, con la participación de agentes del Servicio
de Inteligencia Naval (SIN) y con algunos efectivos de la Dirección de Inteligencia del
Ejército (DINE). Además, colaboraron en ese Comando miembros de la Policía de
Investigaciones de Chile y civiles provenientes de grupos nacionalistas o de extrema
derecha.
Es de interés entregar, en esta parte del Informe, antecedentes sobre
cómo se llevó a cabo la práctica de desapariciones forzadas. Por ello es imprescindible
detenerse en el Comando Conjunto. Sin embargo, es preciso completar esta información
dando, previamente, cuenta somera de la acción de otros servicios de inteligencia y de
las relaciones que algunos de éstos tuvieron con el Comando Conjunto.
d.1) Distintos servicios de inteligencia
Antes de la creación del llamado Comando Conjunto, durante los años
1974 y 1975, y sin perjuicio del predominio de las acciones de la DINA, cada servicio de
inteligencia desarrolló labores de represión en forma independiente.
d.1.1) Organismos de inteligencia de la Fuerza Aérea
Durante 1974 fue notoria la actuación represiva del Servicio de
Inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile (SIFA), que después se transformó en Dirección
de Inteligencia de la Fuerza Aérea (DIFA).
El SIFA, dependió de la Dirección de Operaciones del Estado Mayor de
la Fuerza Aérea. Sus funciones incluían las tradicionalmente consideradas como tareas
profesionales de inteligencia y, además, funciones de inteligencia y represión
política, que estuvieron a cargo de un grupo operativo especial. Este grupo se ocupó
principalmente de la represión contra el MIR. Funcionó en la Academia de Guerra Aérea
(AGA), mantenía estrecha coordinación con la Fiscalía de Aviación y estuvo integrado
por personal de la Fuerza Aérea y por algunos miembros de Investigaciones.
Durante el año 1974 el SIFA tuvo serios roces con la DINA, por una
rivalidad entre ambos organismos en cuanto a la represión contra el MIR . Fue frecuente
que ambos organismos se disputaran la detención de miembros relevantes del MIR,
practicando incluso allanamientos simultáneos o sucesivos en el domicilio de una misma
persona. Sin perjuicio de haber cometido graves abusos, tales como la práctica de la
tortura, el SIFA no tenía, sin embargo, una política de desapariciones forzadas.
A comienzos de 1975 se creó la Dirección de Inteligencia de la Fuerza
Aérea (DIFA), en reemplazo del SIFA. El cambio no era meramente de nombre. Antes bien,
respondía a una nueva necesidad, como la entendía la superioridad de la FACH: dar más
amplitud y alcance a las funciones de inteligencia, precaverse mejor de posibles
infiltraciones, participar más eficazmente en la neutralización del enemigo interno,
particularmente del Partido Comunista.
La DIFA dependía del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, pero con
frecuencia informaba y recababa instrucciones directamente de la Comandancia en Jefe de
esta arma.
La estructura de la DIFA contemplaba básicamente dos áreas o
departamentos, cada una dividida en seis o siete secciones. Una de estas áreas tenía
entre sus secciones una denominada Operaciones Especiales. Esta sección fue la que actuó
en el llamado Comando Conjunto.
Para colaborar con el servicio de inteligencia, la FACH contrató a
civiles, muchos de los cuales habían militado en grupos nacionalistas o de extrema
derecha, quienes empezaron a trabajar como agentes, asignándoseles grado. Algunos de
ellos se contaron entre los más notorios participantes del Comando Conjunto. Además,
formaron parte del Comando Conjunto funcionarios de Investigaciones, que habían
colaborado desde los tiempos de del SIFA y la AGA. Posteriormente, estos funcionarios se
reintegraron a su institución.
d.1.2) Organismos de inteligencia de Carabineros
Carabineros contó inicialmente con un Servicio de Inteligencia de
Carabineros (SICAR), cuya sede estaba en uno de los pisos de Av. Bulnes 80, de
Santiago. La sección más numerosa del SICAR fue la de "operaciones". El
Director de SICAR dependía directamente del General Director de la Institución. En la
segunda mitad de 1974 se formó la Dirección de Inteligencia de Carabineros (DICAR),
en reemplazo de SICAR, cuyo Director también dependía directamente del General Director
de la Institución. Ciertas funciones específicas de DICAR en provincias se hacían bajo
servicios que usaban la denominación anterior de SICAR.
La DICAR tenía a su cabeza a un Director y a un Sub-Director, de
quienes dependían cinco departamentos, que cubrían una gama de funciones de
inteligencia, contrainteligencia, análisis de información y protección de ciertos
servicios públicos.
Si bien, al parecer no hubo personal propiamente de la DICAR adscrito a
la DINA, numerosos funcionarios de Carabineros trabajaban en la DINA, por destinaciones
que se hicieron a partir de fines de 1973, pero continuaban siendo remunerados por su
institución. Sin embargo entre la DINA y la DICAR existió una estrecha colaboración que
se canalizaba a través de un oficial relacionador, sin perjuicio de la comunicación
directa que en un comienzo existió entre los Directores de ambos organismos.
Esta colaboración tuvo por resultado que, por lo común, cuando
Carabineros detenía a una persona con vinculaciones políticas, que podía interesar a la
DINA, la ponía a disposición de ésta. Para este efecto, se comunicaba con la DINA, por
medio de claves, a través de la Central de Radiopatrullas, usando para tal efecto una
frecuencia secreta, en clave. De las personas así puestas en manos de la DINA no quedaba
ninguna constancia formal.
La sección Operaciones de la DICAR era la encargada de efectuar las
detenciones. Funcionaba en el inmueble de calle Dieciocho 229, donde estuvo antes el
diario El Clarín y contaba con avanzados implementos técnicos de seguimiento y
detección.
d.1.3) SIN y DINE: Servicios de la Armada y del Ejército.
En el período de mayor intensidad de la persecución al MIR, a fines
de 1974 y principios de 1975, el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) asumió esta
tarea en la Zona de Valparaíso. Para lograr su objetivo llevo a efecto detenciones,
usando como centro de detención y torturas el Cuartel Almirante Silva Palma de
Valparaíso.
No es muy clara la vinculación entre el Servicio Naval y la DINA ya
que la mayor parte del trabajo de persecución al MIR en la zona de Valparaíso lo
realizó directamente la DINA al trasladarse, en el verano de 1975, al Regimiento Maipo.
Aparentemente el SIN reconoció que la tarea correspondía a la DINA, puesto que hay
constancia de que habría colaborado con ella en la operación citada y, con
posterioridad, le habría entregado detenidos que se encontraban en su poder.
En Santiago, además de la participación de algún oficial naval en la
dirección de la DINA, agentes del SIN parecen haberse sumado al Comando Conjunto en
febrero o marzo de 1976 y habrían permanecido en él hasta el término de esa
agrupación, hacia fines de ese año.
También participaron en el Comando Conjunto, pero aparentemente por
breve tiempo, algunos efectivos de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE).
d.1.4) El Servicio de Inteligencia Regional de Concepción.
En el mismo período de mayor intensidad de persecución al MIR, ya
señalado, en la zona de Concepción, donde dicho movimiento tuvo sus orígenes, asumió
la tarea de combatirlo el Servicio de Inteligencia Regional (SIRE), integrado por
efectivos de distintas unidades de la zona.
El SIRE contaba con oficiales de la Armada y del Ejército entre sus
mandos. Entre el personal subordinado predominaban los efectivos de la Armada y había una
importante participación de miembros de Carabineros e Investigaciones.
Este organismo regional detuvo a personas, las mantuvo en distintos
lugares y las torturó, siendo responsable de algunas de las muertes que se relatan más
adelante.
Existen antecedentes de roces entre el SIRE y la DINA, cuando esta
última realizó operaciones en la zona de Concepción. Sin embargo, en general el SIRE
parece haber reconocido que le correspondía actuar a la DINA, ya que le entregó, en
varias ocasiones, a detenidos que estaban en su poder.
d.1.5) La llamada "Comunidad de Inteligencia".
Las vinculaciones más regulares entre los distintos servicios de
inteligencia de las ramas de las FF.AA. y de Carabineros, comenzaron con la creación de
la llamada Comunidad de Inteligencia. A partir de 1975, la DINE, el SIN, la DIFA y la
DICAR funcionaban en un mismo edificio, ubicado en calle Juan Antonio Ríos 6, de
Santiago. El funcionamiento en un sólo edificio parecía buscar la centralización de
aspectos administrativos del trabajo de inteligencia pero, al menos en un comienzo, no
suponía la realización de operativos conjuntos.
Los directores de los respectivos servicios de inteligencia se reunían
semanalmente, reuniones a las cuales también asistía el Director de la DINA, en el mismo
edificio de la Comunidad, en las que se intercambiaba información relevante.
Desde que empezó a operar la Comunidad de Inteligencia y hasta fines
del mes de agosto de 1975, cada Dirección o Servicio de Inteligencia continuó trabajando
independientemente en las tareas operativas de represión, sin perjuicio de las
vinculaciones entre la DICAR y la DINA, ya mencionadas. Pero hubo otras formas de
colaboración, en los campos administrativos, de entrenamiento del personal.
d.2) Creación y funcionamiento del Comando Conjunto
Sobre el Comando Conjunto y en particular sobre las relaciones entre
esta agrupación y la DINA, se han tejido distintas hipótesis, basadas en uno u otro
aspecto de la abundante información que se ha podido reunir.
Aunque muchos de los aspectos de esta operación permanecen ocultos, la
explicación que se da a continuación parece la más plausible, a partir de los
antecedentes que se conocen.
El rápido ascenso de la DINA, la amplitud de su campo de acción y el
hecho de que era impenetrable al escrutinio y control hasta de los más altos oficiales de
los institutos armados, provocó temores o reservas entre muchos uniformados, inclusive en
otros organismos de inteligencia.
Estas reservas parecen haberse exacerbado luego de una orden escrita
confidencial de la Presidencia de la República, impartida en el mes de septiembre de
1975, y comunicada a las Comandancias en Jefe por oficios de los Ministros de Interior y
de Defensa, en virtud de la cual toda detención de personas que violaran el receso
político concernía directa y exclusivamente a la DINA. Si se detectaban infiltrados de
izquierda en las respectivas ramas, también debía comunicarse a la DINA.
La DIFA esgrimió argumentos legales para oponerse a esta instrucción,
pero pese a esta y a otras objeciones, ella no fue modificada. La Fuerza Aérea al parecer
decidió seguir adelante con las operaciones que ya efectuaba la DIFA, particularmente en
contra del Partido Comunista. Lo que se conoce como Comando Conjunto en los últimos meses
de 1975 es, probablemente, esta acción de la DIFA, a través de una Brigada o Agrupación
especial en la cual participaba también personal civil proveniente de grupos
nacionalistas o de extrema derecha.
Más adelante, hacia fines de 1975, se sumaron efectivos de otros
servicios y, sin perjuicio del constante predominio de los de la Fuerza Aérea, se podía
ya hablar más propiamente de un Comando Conjunto.
En la práctica, como se dice a continuación, el Comando Conjunto
actuó a menudo en manifiesta rivalidad con la DINA. Sin embargo, no está claro si la
creación del Comando Conjunto contrariaba directamente la instrucción mencionada. Puede
también haberse dado una especie de compromiso por el cual se entregaba formalmente la
oportunidad a los otros servicios de inteligencia de participar en tareas represivas,
dentro de una superior tuición de la DINA; y en los hechos tal compromiso y tuición
superior se transformaron, en cambio, las más de las veces en paralelismo y rivalidad
entre el Comando Conjunto y la DINA, una expresión, quizás, de la antigua rivalidad
entre SIFA y la DINA que venía desde 1974.
A la participación inicial de DIFA, como ya se dijo, junto con algunos
miembros de investigaciones y civiles provenientes de grupos nacionalistas o de extrema
derecha, se sumó más tarde la DICAR a raíz de un operativo exitoso de Carabineros
realizado en diciembre de 1975. Luego se integraron algunos agentes del SIN y de la DINE,
retirándose estos últimos al poco tiempo.
Las tensiones entre la DIFA, que tenía un papel central en el Comando
Conjunto, y la DINA, motivaron al Comandante en Jefe de la FACH a retirar al personal de
su institución que estaba agregado a la DINA, a principios de 1976. Los roces entre el
Comando Conjunto y la DINA llegaron a veces a extremos criminales: Tres miembros del
Comando Conjunto de quienes se sospechaba habían entregado información a la DINA fueron
detenidos; uno de ellos fue dado de baja y los otros dos fueron ejecutados y sus cuerpos
encontrados en el Cajón del Maipo (estos casos se narran más adelante en el presente
capítulo).
Como se dijo antes, el Comando Conjunto tuvo como objetivo central
reprimir al Partido Comunista. Para tal efecto, a uno de los Jefes del Comando Conjunto se
le asignó la misión de obtener información sobre las actividades de ese partido en el
Area Sur de Santiago, que militarmente estaba a cargo de la FACH. La detención de algunos
militantes del PC en esa área, quienes pasaron a colaborar con el Comando Conjunto, le
permitió a esta agrupación reunir información detallada sobre la estructura y miembros
del PC, la cual, sumada a la ya existente en poder de los respectivos servicios de
inteligencia, facilitó enormemente el objetivo deseado.
El Comando Conjunto operó en la ciudad de Santiago. Sin embargo,
existió en este período en regiones un cierto Destacamento de Inteligencia Conjunto, del
que no se conocen mayores detalles.
Salvo indicios aislados, no existen antecedentes concretos que permitan
afirmar que el Comando Conjunto desarrolló operativos fuera del territorio nacional.
e) RECINTOS DE DETENCION Y TORTURA Y OTROS LOCALES
EMPLEADOS POR LOS ORGANISMOS DE REPRESION POLITICA EN EL PERIODO 1974-1977
En esta parte se hacen referencias detalladas a la práctica de la
tortura, cuando se da cuenta del trato que se daba a los detenidos en cada recinto. Sin
perjuicio de ello, la sección F, que sigue, se ocupa de la tortura en términos
generales.
e.1) Tipos de recintos
Nos referimos aquí a los recintos empleados por la DINA, por el
Comando Conjunto y por otros organismos de represión política, en el período 1974-1977.
Había, desde luego, un número de recintos que servían de oficinas a
los respectivos servicios. A ellos se hace sólo una referencia somera.
Los recintos en que se mantiene a personas detenidas a resultas de las
acciones de represión política son de alguno de los tipos siguientes:
e.1.1) Lugares secretos de detención y tortura. Algunos de los detenidos llevados a
estos recintos fueron dejados en libertad, luego de un período de reclusión y tortura.
Otros fueron sacados de allí para ser asesinados y, salvo casos de excepción, en los que
ha aparecido el cadáver, permanecen como "detenidos desaparecidos". Unos
terceros fueron trasladados a recintos donde no se torturaba, pero donde no se podía
recibir visitas. Desde allí, o pasaron a recintos donde podían recibir visitas, o fueron
puestos en libertad, o bien regresaron a recintos secretos de detención y tortura,
terminando algunos por recuperar la libertad y otros por "desaparecer".
e.1.2) Lugares de detención donde no se torturaba, pero a los cuales
no tenían acceso visitas ni personas ajenas al organismo de inteligencia.
e.1.3) Campamentos de detenidos, como Tres Alamos o Ritoque, donde se
mantenía a personas detenidas por disposición del Poder Ejecutivo y a los cuales podían
tener acceso familiares de los detenidos u otras visitas. Estos últimos lugares no eran
administrados directamente por la DINA u otros servicios de inteligencia. Este Informe no
se ocupa de ellos.
e.1.4) Cárceles y Penitenciarías en las que se mantenía a personas
sometidas a procesos o condenadas. Tampoco se hace mayor referencia a estos recintos en
este Informe.
e.2) Recintos de la DINA
Tejas Verdes
Utilizado preferentemente en la primera etapa de funcionamiento de la
DINA, a fines de 1973 y comienzos de 1974, el recinto secreto de detención y tortura de
Tejas Verdes ha sido descrito con detalle en el capítulo anterior, sobre el período
correspondiente a los últimos meses de 1973.
Cuatro Alamos
Cuatro Alamos era un recinto de detención al que no tenían acceso
personas ajenas a la DINA, salvo, en ocasiones, personal de otros servicios de
inteligencia. Permaneció sin mayores alteraciones durante todo el período de
funcionamiento activo de la DINA.
Cuatro Alamos era administrado directamente por la DINA. Consistía en
una serie de doce celdas pequeñas, una celda grande y oficinas, todas ellas formando
parte de un conjunto que se encontraba al interior del campamento de detenidos de Tres
Alamos (que estaba ubicado en Santiago, en Av. Departamental cerca de Av. Vicuña
Mackenna) aunque aislado del resto de este campamento, que era administrado por
Carabineros.
A Cuatro Alamos llegaban algunos detenidos directamente, luego de su
aprehensión, pero lo común era que fueran enviados allí luego de haber sido mantenidos
en otro recinto secreto de detención y tortura.
Por lo general no se reconocía oficialmente la detención de las
personas que permanecían recluídas en Cuatro Alamos. En este recinto no se practicaba la
tortura y el régimen de vida era relativamente mejor al de los demás recintos.
Los prisioneros que permanecían en Cuatro Alamos podían ser vueltos a
llevar a los centros secretos de detención y tortura o podían ser sacados de allí para
acompañar a los agentes de la DINA a practicar detenciones, si las circunstancias lo
requerían. En ese estado de espera o "disponibilidad", esos detenidos podían
pasar largo tiempo. También podía el detenido ser sacado de Cuatro Alamos y
"desaparecer". En esos casos la aprehensión nunca era reconocida a pesar que el
detenido hubiera sido visto por numerosas personas.
Aquéllos a quienes no se necesitaba volver a interrogar o utilizar
para practicar detenciones, y que ya se habían recuperado del trato sufrido en otros
recintos, eran trasladados por lo general a Tres Alamos o a otro recinto oficialmente
reconocido. A partir de ese momento podían recibir visitas y eran incluídos en las
listas oficiales de detenidos.
En sus inicios, Cuatro Alamos pretendió ser un recinto secreto de
reclusión, respecto de cuya existencia y ubicación nadie debía tener conocimiento. Con
el fin de guardar dicho secreto los prisioneros eran ingresados con la vista vendada y su
puesta en libertad se producía mediante su abandono en la vía publica luego de ser
sacados del lugar también con la vista vendada.
Con el tiempo en la practica se hizo imposible mantener dicho secreto y
las autoridades de Gobierno, no sin reticencia, reconocían en ocasiones a Cuatro Alamos
como pabellón de incomunicación de Tres Alamos. Estrictamente hablando, los detenidos no
podían comunicarse con nadie del exterior, pero permanecían en contacto con quienes
compartían la misma celda (entre dos a seis o incluso más detenidos, en las celdas
pequeñas, y entre 20 hasta 50, o incluso más detenidos, en la celda grande).
La comida y demás condiciones de vida eran deficientes pero superiores
a los demás recintos, como que permitían una cierta recuperación de los detenidos,
quienes habitualmente llegaban en muy mal estado.
El personal a cargo de Cuatro Alamos dependía de la DINA pero no
cumplía funciones operativas. Se trataba de guardias y de personal subalterno a cargo, al
parecer, de un oficial de Gendarmería que habría sido adscrito a la DINA.
Londres 38
Este recinto secreto de detención y tortura estaba ubicado en el
centro de Santiago, en la dirección que su nombre indica. En ese local funcionó el
personal de la DINA, desde fines de 1973 y hasta aproximadamente los últimos días de
septiembre de 1974.
Este y otros locales de la DINA fueron originariamente de propiedad de
personas u organizaciones de izquierda de quienes se tomaron o confiscaron. Londres 38
había sido la sede de una dirección comunal del Partido Socialista.
En este recinto se dan las modalidades de tratamiento más
característicos de la DINA durante su primera fase, muchas de las cuales permanecen más
adelante: interrogatorios inmediatos y sin límites en la tortura que se aplicaba,
permanente trato vejatorio, gran cantidad de detenidos, trabajo contra el tiempo en que
parecen no importar los excesos o los errores. En este primer período no se había
reunido todavía información suficiente sobre la actividad política clandestina que se
buscaba reprimir, los métodos represivos no estaban depurados y la DINA no disponia con
todos los medios con que más tarde llegó a contar.
El recinto mismo consiste en una casa antigua relativamente amplia pero
que resultaba bastante estrecha para albergar el número subido de detenidos que llegó a
tener y para cumplir las demás funciones. En su interior hasta unos sesenta detenidos
permanecían con la vista vendada reunidos en una amplia sala que en el día tenía sillas
y por la noche colchonetas.
Desde esa sala común los detenidos eran sacados continuamente a otras
dependencias para ser interrogados y torturados así como para ser llevados a realizar
otras detenciones. También en esa sala se distribuían alimentos aunque en forma
irregular y en cantidad y calidad absolutamente insuficientes.
El método preferido de tortura era la aplicación de electricidad o
"Parrilla". Probablemente el método de tortura que más caracteriza a este
recinto (y que se facilita por el mayor desorden del período inicial de la DINA, en que
se detenía no sólo al sospechoso, sino a parientes y personas relacionadas con él) fue
el de presionar a los detenidos con sus parientes cercanos, sea deteniéndolos,
torturándolos y aún sometiéndolos a vejaciones sexuales en su presencia.
A pesar del rigor en el trato a los detenidos, el hacinamiento y el
desorden propio de ese período permitían muchos contactos entre los detenidos y una
circulación rápida de la información entre ellos.
José Domingo Cañas
Se trataba de una casa ubicada en Santiago, la Calle José Domingo
Cañas con República de Israel, que funcionó como recinto secreto de detención y de
tortura de la DINA aproximadamente entre agosto y noviembre de 1974.
Este recinto fue un local de transición, usado desde el fin del
funcionamiento de Londres 38 y hasta comienzos del funcionamiento de Villa Grimaldi. Allí
se mantenía un número variable de detenidos y se los interrogaba y torturaba de acuerdo
a métodos muy similares a los descritos para los otros recintos.
Los detenidos eran mantenidos en una pieza común relativamente amplia,
similar a la de Londres 38, y en un lugar llamado "el hoyo", que era algo así
como una despensa, sin ventanas ni ventilación, de aproximadamente 2 x 1 metros, donde se
llegó a tener a un mismo tiempo hasta más de diez detenidos, en condiciones extremas de
hacinamiento y de falta de aire.
En este recinto murió Lumi VIDELA, durante una sesión de tortura,
según se narra en este capítulo.
Villa Grimaldi
Ubicada en Santiago, en Av. José Arrieta a la altura del 8.200, comuna
de La Reina, Villa Grimaldi fue el recinto secreto de detención y tortura más importante
de la DINA. El local, conocido por los agentes de la DINA como Cuartel Terranova, ya
estaba en funcionamiento en 1974, como sede de la Brigada de Inteligencia Metropolitana
(BIM).
Progresivamente se fueron trasladando al local más unidades. Villa
Grimaldi tiene un extenso terreno, y sus edificaciones, actualmente demolidas, se fueron
ampliando para acomodar las distintas funciones que se le agregaban. Aparentemente, los
primeros detenidos llegaron ya a mediados de 1974, aunque un flujo más regular no se
produjo hasta fines de 1974. Hacia el verano de 1975, Villa Grimaldi pasó a convertirse
en el centro de operaciones de la BIM, que ejercía la función de represión interna en
Santiago. En Villa Grimaldi tenían su cuartel los equipos operativos; allí se llevaba a
los prisioneros para sus primeros interrogatorios después de la detención y se
mantenían lugares y artefactos especialmente dispuestos para las distintas formas de
tortura; allí, también, se mantenía a los prisioneros a quienes ya no se torturaba, a
veces por largos períodos, a la espera de posibles nuevos interrogatorios o de la
decisión sobre su suerte futura.
A medida que el numero de detenidos fue aumentando se fueron
habilitando lugares para su permanencia, los que aparentemente se encontraban
diferenciados según la calidad en que se encontraba el detenido y los efectos que se
esperaba producir en él. En una visita de la Comisión a este recinto, aunque las
principales edificaciones estaban demolidas, por la distribución de cimientos y ruinas se
pudo confirmar la descripción que sigue:
Los lugares más característicos donde permanecían los detenidos
dentro de Villa Grimaldi eran:
- "La Torre". Efectivamente se trataba de una
construcción como torre, que sustentaba un deposito de agua. En su interior se
construyeron unos diez estrechos espacios para la mantención de reclusos, de unos 70 x 70
centímetros y unos dos metros de alto, con una puerta pequeña en la parte baja por la
que era necesario entrar de rodillas. En esa torre también había una sala de torturas.
En cada una de estas celdas se mantenía a una o dos personas en un régimen de encierro
permanente. En el caso de haber dos detenidos en una celda debían acomodarse de modos muy
forzados para permanecer en el lugar y especialmente para dormir. Aparentemente las
personas llevadas a La Torre eran detenidos de cierta relevancia que habían terminado su
etapa de interrogatorios intensos. A muchos de los detenidos que permanecieron en "La
Torre" no se los volvió a ver.
Por ejemplo, Ariel Mancilla, uno de los principales dirigentes
socialistas desapareció, así como muchos otros, luego de ser llevado, torturado, a
"La Torre".
- Las "Casas Chile". Estas eran unas construcciones de
madera destinadas al aislamiento individual de detenidos, que consistían en secciones
verticales similares a closets donde el detenido debía permanecer de pie, a oscuras,
durante varios días.
- Las "Casas Corvi". Eran pequeñas piezas de madera
construídas en el interior de una pieza mayor. Dentro de cada una de ellas se ubicaba un
camarote de dos pisos. Aparentemente era el lugar donde permanecían los detenidos que
estaban siendo sometidos al régimen mas intenso de interrogatorios y torturas.
Durante su permanencia en Villa Grimaldi los detenidos en general no
tenían la posibilidad de asearse ni cambiarse de ropa, debían acudir al baño a horas
fijas, sin excepciones, la comida era muy mala y absolutamente insuficiente, todo lo cual,
además de las torturas, producía deterioros notables en la salud de los detenidos.
Dentro de la Villa Grimaldi había habitaciones especialmente
dispuestas para la tortura. Unos agentes aplicaban los distintos métodos de torturas y
otros, generalmente oficiales, conducían los interrogatorios, aunque estos últimos
también a veces manipulaban personalmente los instrumentos de tortura. En algunas
ocasiones, durante los interrogatorios, con o sin tortura, un funcionario tomaba notas en
una máquina de escribir.
La forma más habitual de tortura era la "parrilla", que
consiste en un catre de metal sobre el que se amarra desnudo al detenido para proceder a
aplicarle descargas de corriente eléctrica sobre distintas partes del cuerpo,
especialmente aquellas más sensibles como los labios o los genitales, y aun sobre heridas
o prótesis metálicas. Una modalidad particularmente cruel de este método consistía en
la utilización de un camarote metálico de dos pisos; se colocaba al interrogado en el de
abajo y en el de arriba se torturaba a un pariente o amigo suyo, como modo de presionarlo
aún más.
Otro método de tortura muy empleado era el de los colgamientos. La
víctima era colgada de una barra, ya sea por las muñecas o por las muñecas y las
rodillas. En ambos casos, al dolor producido por el peso del cuerpo colgado por largo
tiempo, se sumaba la aplicación de corriente eléctrica, de golpes, heridas cortantes y
vejámenes.
También se aplicó frecuentemente en Villa Grimaldi el método de
hundimiento de la cabeza de la persona en un recipiente con agua, generalmente sucia, o
con otro líquido, manteniéndosele hundida hasta un punto cercano a la asfixia. Similar
efecto se conseguía mediante el llamado "submarino seco", que consistía en la
colocación de una bolsa plástica en la cabeza de la persona de modo de no permitirle la
entrada del aire, también hasta un punto cercano a la asfixia.
Además de los métodos descritos era habitual la tortura y los malos
tratos por medio de golpes de todo tipo, desde los muy violentos, con consecuencia de
graves lesiones, hasta los múltiples golpes imprevistos dados a una persona con la vista
vendada.
En Villa Grimaldi se emplearon drogas destinadas a obtener
declaraciones. Durante un cierto tiempo se intentó hipnotizar a los detenidos, pero este
método no parece haber dado resultados.
Además de las torturas descritas, que eran de aplicación general,
algunos agentes emplearon en ocasiones otros métodos. Existen testimonios concordantes de
que en una ocasión, en el caso de la familia Gallardo, narrado más adelante, se arrojó
agua u otro líquido hirviendo a varios detenidos como un modo de castigarlos, y en
anticipación a la muerte que luego les causaron. Se trataba de una represalia por la
participación directa que uno de ellos tuvo en un acto de terrorismo: un ataque armado
sobre seguro que costó la vida a un uniformado.
Villa Grimaldi mantenía una actividad permanente, prácticamente sin
interrupciones. Los equipos operativos entraban y salían del lugar las veinticuatro horas
del día, se traía a detenidos en cualquier momento y se torturaba a toda hora.
Al interior de Villa Grimaldi se daba un ambiente de degradación
generalizada. Además de las torturas durante los interrogatorios, tanto los oficiales
como los demás agentes operativos y algunos guardias permanentemente golpeaban y vejaban
a los detenidos.
En su carácter de cuartel general de la BIM, Villa Grimaldi también
albergó a un equipo de agentes que cumplía diversas labores de apoyo administrativo y
logístico.
"La Discotéque" o "La Venda Sexy".
Este local completa la lista de los principales recintos secretos de
detención y tortura que mantuvo la DINA. Junto con Londres 38, José Domingo Cañas y
Villa Grimaldi, "Discotéque" es uno de los lugares donde permanecen, durante el
período que nos ocupa, muchos de los que luego serán "detenidos desaparecidos"
de la DINA. Por ejemplo, los hermanos Mario Fernando y Nilda Patricia Peña Solari, ambos
militantes del MIR, fueron vistos allí, así como muchos otros, antes de desaparecer.
"La Venda Sexy" era una casa ubicada en Santiago en el sector
de Quilín, en la calle Irán No 3037, cerca de la intersección con calle Los Plátanos.
Funcionó como recinto de detención durante el verano de 1975 y hasta mediados de ese
año, en forma paralela a Villa Grimaldi, recinto donde, como ya se ha dicho, se
centralizaba la labor de represión interna.
Aparentemente la casa era utilizada por un equipo operativo distinto a
los que funcionaban en Villa Grimaldi, puesto que hay diferencias en las formas de operar
y en los antecedentes sobre las identidades de los agentes.
Los detenidos permanecían con la vista vendada, varios en una misma
pieza, pero separados los hombres de las mujeres. La comida era bastante mejor que la de
los demás recintos el trato era, en general, menos brutal.
Los agentes del equipo operativo funcionaban dentro de un horario
similar al común de la jornada de trabajo y luego salían del lugar dejando a los
prisioneros a cargo de los guardias. Fuera de ese horario no se torturaba y las normas
más estrictas se relajaban, dependiendo de la voluntad de los guardias. El recinto tenía
música ambiental permanente, razón por la cual era conocido como "La
Discotéque".
Los métodos de tortura se diferenciaban del de los otros recintos en
cuanto se enfatizaban las vejaciones de tipo sexual. La violación de las detenidas y
otros abusos sexuales de parte de guardias y agentes eran práctica corriente. También
los detenidos varones eran víctimas de tales vejaciones. La parrilla y las corrientes
aplicaciones de electricidad eran, asimismo, práctica habitual en el recinto. Los
episodios de tortura se alternaban con frecuencia con períodos de relajación y aún
amabilidad de parte de los agentes, como método para tratar de obtener la información
requerida.
Implacate
Por testimonios de agentes de la DINA se ha podido establecer que al
extremo oriente de la calle Bilbao, existió una casa de detención y tortura que se
llamaba Cuartel Bilbao. Como fachada, esta casa tenía un aviso luminoso en que se leía
"Implacate". Poco se ha logrado averiguar de este centro clandestino, pero se
sabe de algunos detenidos que pasaron por ahí. Se sabe que las medidas de seguridad eran
más estrictas que en otros centros de detención.
Cuartel Venecia
Ubicado en calle Venecia a la altura del 1700, entre Freirina y Quezada
Acharán, en Santiago, el llamado Cuartel Venecia fue, en un comienzo, una casa particular
que sirvió como escondite de altos miembros del MIR. A finales de 1974 se apoderó de
ella. La casa fue entregada para el uso a una de las unidades de la agrupación
Caupolicán de la DINA. Esta Comisión ha recibido testimonios que confirman que este
cuartel secreto fue utilizado para mantener detenidos y para torturar.
Otros Locales de la DINA
Cuartel General de Calle Belgrado 11
En esta propiedad cercana al centro de Santiago funcionó el Cuartel
General de la DINA. Allí tenía sus oficinas el Director de la DINA y funcionaba también
el Departamento Exterior, a que se alude más arriba. No hay antecedentes de en ese
recinto se haya mantenido a detenidos.
Rinconada de Maipú
Una parte del fundo de la Universidad de Chile ubicado en esa zona
cercana a Santiago, específicamente el sector llamado Ovejeria, fue utilizada por la DINA
y luego por la CNI como resultado de un comodato que recibió la primera del Ministerio de
Educación. En la práctica los agentes de la DINA hicieron uso constante de todo el
fundo. Aparentemente el recinto fue utilizado como centro de adiestramiento y habría
funcionado allí una Escuela de Inteligencia dependiente de la DINA.
No hay antecedentes ciertos de la presencia de detenidos en el lugar
pero sí se sabe que allí fueron ejecutadas por la DINA un grupo de personas, en
noviembre de 1975.
Clínicas de la DINA
La DINA contó con una clínica propia ubicada en el centro de Santiago
en calle Santa Lucia 120. La principal función de ese recinto fue la atención del
personal de la DINA y de sus familias. Sin embargo, en varias ocasiones personas que
estaban detenidas, en poder de la DINA, incluso algunas que luego desaparecieron, fueron
llevadas a esa clínica para ser curadas de graves dolencias o de las resultas de la
tortura sufrida. Ida Vera Almarza, estuvo en esa Clínica y fue el último lugar en que se
la vio.
La Clínica London, ubicada en la calle Almirante Barroso, sirvió como
clínica clandestina al término de la clínica de calle Santa Lucía. Cumplía las mismas
funciones que esta última, aunque tenía más capacidad e infraestructura. Esta Comisión
posee testimonios de personas que estuvieron en este recinto y del personal que operó en
el mismo.
Algunos Recintos Vinculados a la DINA en Regiones
Colonia Dignidad
La Comisión tomó conocimiento de un cúmulo de información sobre el
uso que se habría dado al fundo "El Lavadero" de propiedad de la Sociedad
Benefactora y Educacional Dignidad, para reclusión y tortura de detenidos políticos
durante el período al que se refiere este capítulo. Este fundo es conocido
corrientemente como "Colonia Dignidad" y se encuentra al interior de Parral, a
las orillas del río Perquilauquén y el estero El Lavadero, cerca de Catillo.
En Colonia Dignidad viven varios centenares de personas, la mayoría de
ellos de nacionalidad alemana. La Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad desarrolla
variadas actividades agrícolas y comerciales, y de beneficencia, entre ellas la
mantención de un hospital y de una escuela, a cuyo financiamiento hace aportes también
el Estado. A lo largo de los años ha habido numerosos incidentes y denuncias públicas
sobre el carácter de Colonia Dignidad, sus actividades y su régimen de vida interno.
Estas denuncias han dado lugar a muchos reportajes periodísticos, a debates públicos, a
investigaciones parlamentarias y a acciones judiciales de distinto orden. Al concluirse la
redacción de este Informe, se conoció la decisión del Gobierno de cancelar la
personalidad jurídica a la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad.
No corresponde a la Comisión pronunciarse sobre puntos o controversias
que no caen dentro de su mandato. Sin embargo, le es ineludible examinar y dar a conocer
sus conclusiones respecto de las denuncias acerca del uso que se habría dado a Colonia
Dignidad, por algún tipo de acuerdo entre la DINA y los dirigentes de ese lugar, para
mantener y torturar allí a presos políticos, y en particular sobre la denuncia de que
Colonia Dignidad habría sido el lugar donde se perdió el rastro de algunos de estos
presos. Tal examen y conclusiones forman parte del mandato de la Comisión de dar a
conocer no sólo las más graves violaciones a los derechos humanos cometidas durante el
período que cubre este informe, sino también sus antecedentes y circunstancias.
Para el examen de esta materia, la Comisión tuvo a la vista las
numerosas declaraciones que se prestaron ante ella, los testimonios y otras pruebas que
obran en expedientes judiciales en Chile y en la República Federal de Alemania, otra
información documental, y un caudal de antecedentes circunstanciales y referencias de
contexto. La Comisión solicitó por escrito autorización para visitar Colonia Dignidad,
pero los dirigentes de la misma la rehusaron, también por escrito.
Ponderados todos los antecedentes, la Comisión ha llegado a las
siguientes conclusiones:
- Está comprobado que hubo diversas relaciones entre la DINA y Colonia
Dignidad. Consta que una vez constituida la DINA como "Comisión DINA" a partir
de noviembre de 1973, agentes de esta organización utilizaron predios como el fundo
"El Lavadero" de la Colonia Dignidad y las hijuelas del antiguo fundo "San
Manuel" al interior de Parral para fines de la DINA, sea para la instrucción de sus
agentes o con otros fines institucionales. Consta también que una casa ubicada en calle
Ignacio Carrera Pinto, ex calle Unión, N° 262 de Parral, y de
la que se sabe que fue utilizada como recinto por la DINA, específicamente para una
brigada de inteligencia regional, fue adquirida por la Sociedad Benefactora y Educacional
Dignidad por escritura pública del 24 de mayo de 1974, inscrita a su nombre el año
siguiente y vendida en 1986. Se sabe también que el Director de la DINA y otros agentes
de esa organización visitaron la Colonia Dignidad y parecían mantener cordiales
relaciones con sus dirigentes.
- La Comisión recibió un elevado número de declaraciones de personas
que fueron detenidas por la DINA en Santiago y dicen haber sido llevadas en algún momento
a Colonia Dignidad y mantenidas allí, cautivas, con la vista vendada, siendo además
sometidas a torturas en ese lugar. También conoció declaraciones de personas que
habrían sido detenidas en la zona de Parral o en ciudades no alejadas de esa zona y
llevadas a Colonia Dignidad, donde fueron sometidas a similar trato. Un número
significativo de estas declaraciones dan tal razón de sus dichos y son tan
circunstanciadas y concordantes entre sí, así como con otros antecedentes, - entre ellos
las declaraciones de algunos ex-agentes de la DINA y aun de ex-miembros de la propia
Colonia Dignidad - que no cabe en conciencia dudar de su veracidad. La Comisión, por
tanto, debe al menos concluir que un cierto número de personas detenidas por la DINA
efectivamente fueron conducidas a Colonia Dignidad, mantenidas cautivas allí por un
tiempo, y algunas de ellas sometidas a tortura, con la participación en estos hechos no
sólo de agentes de la DINA sino también de personas que vivían en ese predio.
- La Comisión recibió asimismo algunas denuncias específicas sobre
detenidos desaparecidos (aparte de aquéllos que estuvieron detenidos solamente por un
tiempo en Colonia Dignidad) cuyo rastro se habría perdido definitivamente en Colonia
Dignidad. Sin perjuicio de que algunos de estos casos la Comisión efectivamente los
considere detenidos desaparecidos, y de existir indicios de que pudieron haber sido
llevados a Colonia Dignidad luego de su aprehensión, sólo del detenido Alvaro Vallejos
Villagrán puede afirmar en conciencia que desapareció definitivamente luego de su
traslado a Colonia Dignidad.
- La Comisión también ha tomado nota de que otras fuentes, incluso
del extranjero, han llegado asimismo a la conclusión de que Colonia Dignidad habría sido
al menos utilizada como un centro de detención de presos políticos. Entre estas fuentes
se encuentran voceros del Gobierno de la República Federal de Alemania y el Grupo de
Trabajo sobre Desaparición Forzada de Personas de las Naciones Unidas. Sin embargo, la
Comisión ha basado sus propias conclusiones en la evidencia que pudo examinar
directamente.
La Casa de Parral
En el inmueble de calle Ignacio Carrera Pinto No 262, de la ciudad de
Parral funcionó la Brigada de Inteligencia Regional (BIR) de la DINA que aparentemente
tenía responsabilidades operativas y/o de apoyo más allá de esa zona. En ese recinto
también permanecieron detenidas personas pero no se sabe de víctimas fatales entre
ellas.
Otros Recintos Usados por la DINA
Hospital Militar
Un cierto número de detenidos que estaban en poder de la DINA, algunos
de los cuales desaparecieron posteriormente en manos de ésta, fueron llevados para
atención médica al Hospital Militar de Santiago.
Dicho recinto hospitalario no registraba los ingresos de los pacientes
detenidos por la DINA y respondía negativamente las consultas de los tribunales de
justicia sobre la permanencia allí de detenidos.
Los testimonios indican que el trato recibido por los detenidos que
permanecieron en el Hospital Militar fue en general bueno, profesional y en varios casos
especialmente humano y considerado, todo ello dentro de los límites que imponía la
situación y las presiones de los agentes de la DINA. Por ejemplo, se sabe que el detenido
desaparecido Gonzalo Marcial Toro Garland, militante del MIR, herido durante su detención
el 4 de abril de 74, fue llevado a este hospital, donde fue visto por testigos.
Otros Recintos de Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad Usados por la
DINA
En varias ocasiones la DINA operó desde recintos que no le
pertenecían y que le fueron facilitados por unidades de otros organismos, generalmente
del Ejército y de Carabineros. Sin embargo, los agentes mismos de la DINA condujeron
allí las actividades de represión, limitándose la unidad respectiva a dar las
facilidades del caso. Un ejemplo de este tipo de colaboración es el empleo por parte de
la DINA del Regimiento Maipo de Valparaíso, en el verano de 1975. Como resultado de las
operaciones conducidas desde allí por DINA en ese período, una persona fue ejecutada y
otras ocho permanecen desaparecidas, luego de su detención, como se narra más adelante.
Pero también se dio, y con más frecuencia, el traspaso a la DINA
desde los recintos respectivos, de detenidos que habían sido aprehendidos por otros
servicios de inteligencia o por distintas unidades de ramas de las Fuerzas Armadas, de
Carabineros y de Investigaciones.
e.3) Recintos del SIFA y del Comando Conjunto
Academia de Guerra Aérea (AGA)
Este recinto de reclusión y tortura funcionó desde fines de 1973 y
hasta fines de 1974, formalmente a cargo de la Fiscalía de Aviación, la que en la
práctica se coordinaba estrechamente con el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea
(SIFA).
Los detenidos eran mantenidos en el subterráneo de la AGA, donde
había salas de clase y baños, que fueron habilitados como celdas. En promedio, se
mantuvo en este local, durante 1974 un total de 70 ú 80 detenidos, en su gran mayoría
militantes del MIR.
En este recinto se practicaban torturas a los detenidos, en el segundo
piso o en la capilla. Entre las formas de tortura se encontraban golpes de todo tipo,
enterrar objetos punzantes en las uñas, el colgamiento llamado "pau de arará"
y la mantención del detenido encapuchado por largo tiempo. Además, se sometía a los
detenidos a otros malos tratos. Por ejemplo, a muchos de ellos se les colgaba un letrero
manuscrito con instrucciones para sus guardias, tales como "sin comida ni agua
durante 48 horas", "una comida al día" o "de pie hasta nueva
orden".
El General Bachelet, cuyo caso se narra más adelante fue mantenido en
este recinto y torturado en él, en 1973. José Luis Baeza Cruces, miembro del Comité
Central del PC, actualmente desaparecido, también estuvo allí.
A algunos de los detenidos que se encontraban en mal estado a
consecuencia de estas torturas o malos tratos, se les atendió en el Hospital de la FACH.
Los interrogatorios conducidos por el SIFA y la Fiscalía de la
Aviación buscaban sobre todo información sobre el aparato militar y de inteligencia de
los partidos que se consideraba podían llegar a constituir una amenaza armada. Por esta
razón, en 1974 se concentró la represión en el MIR (además de la detención y tortura
de personeros del Partido Socialista y de ex-uniformados de sus filas, quienes fueron
aprehendidos en 1973) y, más tarde, en el PC,
La información reunida fue después utilizada por el Comando Conjunto,
agrupación en el cual los efectivos de seguridad de la Fuerza Aérea tuvieron
participación preponderante.
Algunos de los detenidos y torturados en este recinto, pasaron a ser
colaboradores permanentes del SIFA y, más tarde, del Comando Conjunto.
Casa de Apoquindo
Hacia el mes de enero de 1975, cuando el SIFA desocupó el recinto de
la AGA, trasladó a los detenidos que aún mantenidos en su poder, a una casa de Santiago,
ubicada en el sector de Apoquindo, a unas dos cuadras de la Municipalidad de Las Condes.
Este inmueble fue utilizado como recinto secreto de detención hasta el mes de marzo de
1975 y estaba a cargo de agentes de la recientemente creada DIFA que, como se dijo más
arriba, reemplazó al SIFA. Después de esa fecha, las oficinas de la DIFA se trasladaron
a Juan Antonio Ríos N° 6, pero los detenidos que aún
permanecían en su poder, al parecer fueron llevados bien al Regimiento de Artillería
Anti-Aérea de Colina o al Hangar de Cerrillos.
Hangar de Cerillos
A fines de marzo o a comienzos de abril de 1975, comenzó a utilizarse
este recinto como centro secreto de detención y tortura. Agentes de la DIFA y civiles
provenientes de grupos nacionalistas o de extrema derecha actuaban en el Hangar de
Cerillos. Los testimonios dan cuenta de que se practicaba la tortura a todas horas:
golpes, electricidad, privación de alimentos, colgamientos.
Nido 20
Se conoce con este nombre un recinto secreto de detención y tortura
ubicado en la calle Santa Teresa 037, cerca del paradero 20 de la Gran Avenida, en
Santiago. Este recinto funcionó durante 1975 bajo control de agentes de la DIFA con
quienes colaboraban civiles provenientes de grupos nacionalistas o de extrema derecha. La
guardia exterior del recinto estuvo a cargo de alumnos de la Escuela de Especialidades de
la Fuerza Aérea.
Se practicaban allí torturas. Esta Comisión ha declarado su
convicción de que allí falleció, a consecuencia de las torturas, Alonso Gahona Chávez
y que fue muerto a golpes Humberto Castro Hurtado.
Nido 18
Este lugar corresponde a un recinto secreto que parece haber sido
empleado exclusivamente para practicar la tortura. Se trata un local ubicado en la calle
Perú 9053, comuna de La Florida, en Santiago. Actuaban en el Nido 18 agentes miembros de
la DIFA, de la DICAR, y civiles provenientes de grupos nacionalistas o de extrema derecha,
todos ellos agentes operativos del llamada Comando Conjunto. La Comisión conoció el caso
de Arsenio Leal Pereira, quien se quitó la vida, bajo la presión de las torturas a que
estaba siendo sometido. El Nido 18 fue visitado en varias oportunidades por un médico de
la FACH para atender a un detenido que sufrió lesiones a consecuencia de un frustrado
intento de suicidio.
REMO CERO: Regimiento de Artillería Anti-Aérea de Colina
Ya en 1974, el SIFA utilizaba unos calabozos existentes en el interior
de esta base, como lugar de detención. Más tarde se hicieron otras construcciones que
fueron utilizadas por el llamado Comando Conjunto.
Aparte de los agentes de la DIFA, también operan en este local agentes
del Servicio de Inteligencia Naval (SIN) y algunos agentes de Ejército (DINA), que se
retiraron al poco tiempo de haber llegado. La dotación de la Dirección de Inteligencia
de Carabineros (DICAR), era más numerosa. También actúan desde este recinto los civiles
provenientes de grupos nacionalistas o de extrema derecha que formaban parte del Comando
Conjunto.
Desde este local fueron sacados en helicóptero para ser arrojados al
mar varios detenidos, entre ellos Humberto Fuentes Rodríguez y Luis Moraga Cruz.
También hay bases para creer que fueron sacados desde aquí, para ser
asesinados y enterrados en los terrenos militares del Peldehue Ricardo Weibel Navarrete,
Ignacio González Espinoza, Miguel Rodríguez Gallardo y Nicomedes Toro Bravo.
Guillermo Bratti Cornejo y Carlos Flores acusados de colaborar con la
DINA, fueron sacados de aquí para ser asesinados en la Cajón del Maipo. En este recinto
fallecieron algunos detenidos a consecuencia de torturas, entre ellos José Sagredo
Pacheco.
Este local también fue visitado frecuentemente por un médico que
atendió a varios detenidos.
La Firma
Este recinto estaba ubicado en calle Dieciocho frente al N° 229, había sido ocupado por la empresa del diario El Clarín y
pasó a poder de Carabineros. Allí se instaló la Escuela de Inteligencia de Carabineros,
algunos de cuyos profesores eran miembros no sólo de DICAR sino también del Comando
Conjunto. Colindante a este edificio existe otro inmueble comunicado con él, en cuya
parte posterior funcionó el Comando Conjunto. En este segundo inmueble se mantuvo
detenidos, en secreto, a distintos presos del PC, entre ellos Carlos Contreras Maluje,
Juan René Orellana, Luis Emilio Maturana, Juan Antonio Gianelli, quienes la Comisión
cree fueron sacados de ese lugar para ser asesinados y enterrados clandestinamente en la
Cuesta Barriga, y José Weibel Navarrete, quien posteriormente fue asesinado en el sector
del Cajón del Maipo.
Otros inmuebles usados por el SIFA o por el Comando Conjunto
Transitoriamente se mantuvo detenidos a ciertas personas en un inmueble
del Barrio Bellavista, de la ciudad de Santiago, donde vivían miembros solteros del
Comando Conjunto, así como en la Comisaría Las Tranqueras, de la misma ciudad, mientras
se efectuaba la visita de una delegación de derechos humanos de las Naciones Unidas, a
fin de que tales detenidos no pudieran ser ubicados en los lugares de detención más
mentados.
Además, en el año 1974, el SIFA utilizó un inmueble de la calle
Maruri 245, de Santiago, para llevar transitoriamente a personas detenidas quienes incluso
podían ser visitadas allí por sus familiares. Más tarde, esta casa fue utilizada como
habitación para agentes solteros del Comando Conjunto.
e.4) Recintos del Servicio de Inteligencia Naval (SIN)
Para las acciones de represión contra el MIR en Valparaíso, entre
fines de 1974 y principios de 1975, el SIN utilizó como recinto de detención y tortura
el Cuartel Almirante Silva Palma de Valparaíso. Algunas de las personas que pasaron por
ese lugar han sido declaradas como detenidos desaparecidos por esta Comisión, según se
narra más adelante.
e.5) El SIRE, de Concepción
El principal recinto utilizado por el SIRE fue la Base Naval de
Talcahuano, donde se mantuvo un número importante de prisioneros, en el gimnasio techado
y en otras dependencias. También se utilizó el estadio El Morro y recintos de
Investigaciones y de Carabineros.
f) DESAPARICIONES FORZADAS Y OTRAS VIOLACIONES DE
DERECHOS HUMANOS: LAS VICTIMAS Y LAS MOTIVACIONES DE LOS VICTIMARIOS
f.1) Caracterización de las víctimas
Más adelante, en el relato caso a caso se explica quiénes fueron uno
a uno, los detenidos desaparecidos y las víctimas de ejecuciones y de otras violaciones
de derechos humanos con resultado a muerte cometidas en este período 1974 -1977.
Las víctimas de este período se pueden agrupar como sigue:
- Víctimas de uso indebido de la fuerza o de abusos de poder sin
motivación política, por parte de agentes del Estado.
- Mapuches y otros campesinos que fueron muertos o sufrieron
desaparición forzada como resultado de acciones represivas similares a muchas de las
descritas anteriormente para el período que cubre los últimos meses de 1973.
- Víctimas con prontuario criminal que las sindica como delincuentes
habituales. Otros agentes del Estado, y no la DINA, parecen haber sido responsables por
estos crímenes como se explica más adelante en la narración caso a caso.
- La gran mayoría de las víctimas de este período son militantes de
izquierda que desaparecieron luego de su detención. En seguida se analiza con algún
detalle las características de este grupo.
- Hay casos de agentes que fueron asesinados o hechos desaparecer por
los propios servicios de seguridad, por la sospecha de que fueran "blandos" o
"traidores".
- En este período hay también algunos agentes del Estado muertos por
particulares por motivos o pretextos políticos.
Con respecto a militancia política, la gran mayoría de las víctimas
pertenecía al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), al Frente de Trabajadores
Revolucionarios (FTR) o al Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER), la sección de
estudiantes del MIR; al Partido Socialista (PS); y al Partido Comunista (PC), incluyendo
miembros de las Juventudes Comunistas (JJCC).
Hay también algunas víctimas de otros partidos : el Movimiento de
Acción Popular Unitaria (MAPU), Izquierda Cristiana (IC) y las Juventudes Radicales
Revolucionarias (JJRR). En algunos de estos casos los afectados estaban en contacto o
colaboraban con el MIR, o bien eso es lo que suponían sus aprehensores.
En ciertos casos se dice que la víctima no tenía militancia política
o que sólo simpatizaba con tal o cual partido. La Comisión así lo ha consignado porque
no contaba con otros antecedentes que ésos, en cada uno de esos casos específicos. Sin
embargo, considerando tales casos en su conjunto, se concluye que en muchos de ellos se
trata efectivamente de militantes; o bien la familia desconocía este hecho, o bien
sintió que no debía mencionarlo para no perjudicar a su pariente cuando, en su
oportunidad, hizo las primeras gestiones por saber de su paradero y obtener su libertad.
Esta precisión de hecho, está de más decirlo, en nada cambia la gravedad de la
violación de derechos humanos sufrida por la víctima.
Entre los detenidos desaparecidos del MIR la gran mayoría son
jóvenes, con estudios completos e incluso, en elevado porcentaje, con estudios
universitarios. También en su gran mayoría vivían en Santiago, aun cuando muchos de
ellos llegaron a la capital de distintas provincias, después del 11 de septiembre de
1973.
Los desaparecidos del PS que fueron detenidos en 1974 son también
jóvenes, en su gran mayoría. Esto quizás se explica por el hecho de que con
posterioridad al 11 de septiembre de 1973, muchos de los más altos dirigentes socialistas
estaban detenidos, habían obtenido asilo diplomático o abandonaron el país. En estas
circunstancias, militantes más jóvenes asumieron nuevas y mayores responsabilidades
políticas. En 1975 se cuentan entre las víctimas del PS sus dirigentes máximos en la
clandestinidad y algunos militantes inmediatamente vinculados a ellos.
La mayoría de militantes del PC que fueron víctima de desaparición
forzada durante 1976 pertenecían a los órganos directivos de este partido en la
clandestinidad. Su edad promedio era más elevada que la de las víctimas de otros
partidos. Muchos de ellos habían sido dirigentes sindicales o habían ocupado cargos de
gobierno o de elección popular. Entre las víctimas hay también numerosos profesionales
y personas vinculadas a la actividad impresora.
De las víctimas de este período, hay también muchas mujeres, aun
cuando, como se consigna en las estadísticas al final de este Informe, la gran mayoría
son hombres. Nueve de las mujeres detenidas estaban embarazadas y no se ha logrado saber
si alguna de las criaturas nació, y de ser así, cual fue la suerte de ellas.
f.2) Motivaciones de los victimarios
f.2.1) ¿Por qué las desapariciones forzadas?
Ciertamente es muy difícil atribuir motivaciones, y más aún si se
trata de actos como ordenar, planificar y poner en práctica una política de
desapariciones forzadas. Ello supone no sólo adentrarse en el terreno de lo subjetivo,
sino también intentar discernir una racionalidad en actos que repugnan a la conciencia.
Sin embargo, la Comisión cree necesario dar a conocer los hechos que pudo establecer a
este respecto, así como las conjeturas que razonablemente se desprenden de esos hechos.
La Comisión opina que ésta es una parte importante de la verdad que se le ha encomendado
esclarecer.
Del examen del conjunto de casos de detenidos desaparecidos, se
desprende que en el empleo de esta práctica hay un doble objetivo: matar y ocultar para
destruir a un enemigo que hay que exterminar.
Como se dice en la Segunda Parte, Capítulo I, se llegó a justificar
la destrucción de un enemigo interno al que se le atribuye atentar contra valores
superiores y permanentes.
Para la DINA, los partidos definidos como el enemigo interno fueron,
fundamentalmente, el MIR, el PC y el PS. Esta definición parece haberse basado en la
peligrosidad que se atribuía a la ideología y a las vinculaciones partidistas
internacionales de los respectivos partidos, así como las características de cada
organización, en particular su tamaño, disciplina, y su capacidad probada o potencial de
ganar adeptos o de llevar a cabo acciones concretas, incluso acciones de oposición
armada.
El SIFA, más tarde la DIFA, parecen atribuir mayor peligrosidad al MIR
y al PC. Las acciones de represión política con resultado de muerte o desaparición
atribuídas al SIN durante este período, son más aisladas y están dirigidas, en
Valparaíso y en Concepción, en contra del MIR.
La destrucción de los partidos significó la eliminación física de
los militantes que hacen posible que la organización sea lo que es. Aquéllos que por su
formación partidaria, su experiencia dentro del partido, las posiciones que ocupaban
dentro de él, y sus características personales de preparación, entrenamiento,
persistencia o coraje físico, son considerados peligrosos hasta el punto de ser
irredimibles, debían ser, de acuerdo a la misma racionalidad de destrucción del enemigo,
eliminados físicamente. Por cierto que la peligrosidad se confirmaba si el detenido no
cooperaba bajo tortura.
Esta motivación o racionalidad principal, con fuertes connotaciones
ideológicas, es intrínsicamente contraria a los valores más fundamentales de Justicia y
de respeto al Estado de Derecho, que inspiran las normas de derechos humanos.
Además de la motivación principal de eliminar al así definido
enemigo, el método de la desaparición cumplía otros objetivos. Por una parte, intimidar
a otros militantes políticos. Por otra, permitir que el Estado y los propios servicios de
seguridad eludieran su responsabilidad en los hechos; en particular, eludieran las
acciones judiciales y otras presiones e "incomprensiones" que se habrían
generado en la opinión pública en Chile y en el extranjero, e incluso entre miembros de
las propias Fuerzas Armadas si, en lugar de detener y matar en secreto, se hubiera
reconocido directamente la detención y la ejecución posterior de tantas personas.
Esta noción de una tarea necesaria e incomprendida, y tanto más noble
porque algunos se sacrificarían y se mancharían las manos para preservar valores que
benefician a todos, aunque los demás no sepan reconocerlo ni agradecerlo, debe ser
debidamente expuesta. Dicha noción supone un intento de justificación tan inaceptable de
medios intrínsicamente injustificables, y una perversión de valores tal, que es
imperativo se tome plena conciencia de su gravedad, a fin de prevenir su repetición en el
futuro.
Dentro de este cuadro general se dan también motivaciones
institucionales o personales de distinto orden: desde el prestigio o liderazgo que
conlleva participar y mostrar logros en lo que podía considerarse la guerra de ese
momento, hasta otras consideraciones subalternas.
f.2.2) ¿Cómo se decidía la suerte de los detenidos?
Las motivaciones antes expresadas dan cuenta de la mayor parte de las
víctimas fatales, en especial de los detenidos desaparecidos durante el período
1974-1977. En especial, dan cuenta de la detención y ulterior desaparición de los
dirigentes del PC, en 1976.
Sin embargo, se vieron también muchas otras situaciones. Con respecto
a los detenidos mapuches y otras víctimas de este período no atribuibles a los servicios
de seguridad y a su lógica de actuación, se puede apreciar en los hechores diversas
motivaciones tales como revancha por las rencillas políticas del pasado inmediato o
incluso discriminación en contra de los mapuches, así como también pasiones puramente
personales. El asesinato de delincuentes habituales responde a un concepto pervertido del
deber de imponer el orden, del que ha habido ejemplos, aún más notorios, en otras
latitudes.
En lo que toca a los militantes de partidos de izquierda, y en
particular a los detenidos desaparecidos del año 1974, predominantemente miembros del
MIR, se dieron distintas situaciones. A comienzos de 1974 las detenciones eran más
indiscriminadas, y el tratamiento de torturas no tenía límites en el esfuerzo por reunir
rápidamente la mayor cantidad posible de información sobre la actividad política
clandestina. Como consecuencia, en este período, pero también en menor medida más
adelante, es muy probable que la desaparición de algunos detenidos no se haya debido a su
importancia política, que parecía escasa, sino al hecho de que murieron en torturas o
que su estado era tal, que la DINA decidió que no cabía permitir que posteriormente se
los viera.
También se dio el caso de error de identidad, porque tomaron al
desaparecido por otra persona que era a quien buscaban. O bien la persona detenida
desapareció no por otra razón que haber sido aprehendida junto al militante buscado. Es
el caso de María Olga Flores Barraza, quien desapareció luego de ser detenida junto con
su marido, el dirigente comunista Bernardo Araya, quien también se encuentra
desaparecido.
Se dio el caso de familiares de detenidos en lugares reconocidos de
detención que desaparecieron después de ser ellos, a su vez, detenidos, por habérseles
sorprendido intentando pasar mensajes durante la visita. Se dieron, asimismo, casos de
personal o guardias de los servicios de seguridad calificados de traidores y muertos por
ese motivo por los propios agentes de su servicio. Otro tipo de situaciones es el de los
detenidos políticos que aceptaron colaborar y después intentaron congraciarse con sus
partidos, siendo por ellos castigados con la muerte.
Por otra parte, algunas personas que cedieron y se transformaron en
colaboradores permanentes, salvaron con vida. Se dieron también, aunque fueron raros,
casos en que la presión de alguna persona influyente dentro del Gobierno o de las FF.AA.
y Carabineros, previno que se diera muerte al detenido.
Finalmente, se dieron situaciones en que el detenido salvo la vida
debido a extrañas y complejas relaciones con sus captores, que resultan difíciles de
explicar fuera del ambiente secreto, de violencia y de degradación que se daba en los
recintos secretos de detención. Algunas personas desaparecieron luego de ser capturadas
cuando intentaban asilarse en una embajada sin otra razón aparente que la de castigarlas
por este intento o de amedrentar a otros que pudieran intentar lo mismo.
g) LOS METODOS REPRESIVOS:
DETENCION, TORTURA, EJECUCION Y ENCUBRIMIENTO
g.1) Aprehensión
Los métodos de detención de los servicios de inteligencia,
particularmente los de la DINA, se hicieron más sofisticados con el transcurso del
tiempo.
En los primeros meses de 1974, la DINA detenía con frecuencia en los
domicilios de las víctimas, siendo el hecho presenciado por numerosos testigos. Como se
dijo, incluso detenía a parientes y amigos de los buscados, los que, una vez liberados,
pudieron dar cuenta de los hechos. Con el transcurso del tiempo, los métodos se
refinaron, lo que era posible en parte por el cúmulo de información ya adquirida por la
DINA. Se podía así evitar la presencia de testigos y facilitar el ocultamiento de los
hechos.
A partir de 1975, y en mayor medida en 1976, predomina un método
aparente de trabajo previo de detección de la víctima, estudios de sus hábitos y
selección cuidadosa del modo, hora y lugar en que se le detendría.
Sin embargo, las detenciones practicadas por el Comando Conjunto se
hicieron sin los mismos cuidados, incluso hasta ya entrado el año 1976, lo que permitió
muchas veces a parientes o vecinos tener conocimiento no sólo de los hechos sino también
de la identidad de los aprehensores.
Entre los métodos de detención, aparte de la información reunida a
través de interrogatorios de otros detenidos y de incautación de documentos, los
servicios de inteligencia llegaron a contar con sofisticados métodos de intercepción de
comunicaciones privadas.
A menudo las tareas de detección, seguimiento y estudio de hábitos, y
las de captura, estaba en manos de distintos agentes.
En aquellos casos en que los aprehensores se identificaron ante el
detenido o la familia de éste, en el momento de la detención, declararon con frecuencia
identidades y afiliaciones institucionales también falsas, sin perjuicio de que en
algunas ocasiones se identificaron directamente como agentes de la DINA.
g.2) Tortura
En los recintos secretos de detención de la DINA y de otros servicios
de inteligencia se practicaron sistemáticamente malos tratos y tortura, tal como se
explicó en algunos casos.
El propósito principal de la tortura era la de obtener información de
parte de la víctima, sea que se aplicara para doblegar su resistencia o para asegurarse
de la veracidad de lo que ya había declarado. Un segundo propósito era el de quebrar su
resistencia o su entereza física o moral, así como atemorizar directamente a otros que
presenciaban u oían las torturas y intimidar a terceras personas que eventualmente
supieran de ellas.
Los malos tratos, incluyendo los golpes, vejámenes, insultos,
condiciones degradantes de reclusión, permanencia por largo tiempo con la vista vendada y
alimentación mala e insuficiente, complementaban la tortura en la consecución de los
mismo propósitos. Estos malos tratos cabe calificarlos, cuando no directamente de
torturas, de otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, los que están prohibidos de
forma igualmente categórica por las normas internacionales de derechos humanos.
En no pocos casos, los malos tratos o la tortura se practicaron no con
un propósito de interrogación determinado sino como una expresión de la crueldad o de
las bajas pasiones de un agente o guardia. A veces también se aplicó directamente como
modo de dar la muerte o de castigar a un detenido.
En esta sesión se da cuenta de los métodos de tortura empleados por
los servicios de inteligencia. Para ello se tomó como base la práctica de la DINA, como
responsable que fue de la mayoría de los casos ocurridos en este período, y se hacen las
observaciones a las prácticas de otros servicios de inteligencia cuando éstas se apartan
de la práctica general.
Los métodos que se detallan a continuación se aplicaban en todos los
recintos de la DINA con las salvedades a que se alude más adelante, cuando se habla de
cada recinto en particular:
g.2.1) Métodos habituales
Había ciertos métodos aplicados como rutina a prácticamente todos
los prisioneros detenidos en los recintos secretos. Se contaba con instalaciones
permanentes para aplicar estos métodos y con personas adiestradas en su uso que eran
distintas de los oficiales encargados del interrogatorio, aun cuando éstos podían
intervenir y de hecho intervenían directamente en la aplicación de torturas.
Estos métodos eran:
- "La Parrilla", esto es, la aplicación de electricidad a un
prisionero, mientras se encontraba amarrado a un catre metálico. Esta aplicación se
practicaba en las partes más sensibles del cuerpo.
- Colgamientos, esto es, la suspensión de la víctima, sea de las
muñecas, o de las muñecas y rodillas, por largos períodos de tiempo. A veces estos
colgamientos eran agravados por el peso de los guardias, que se colgaban, a su vez, de los
detenidos. Estando colgado, la víctima recibía descargas eléctricas, golpes, heridas
cortantes o vejámenes.
- Hundimientos o "Submarino", que consistía en sumergir la
cabeza del detenido en un recipiente con líquido, generalmente agua sucia, y mantenerlo
así sumergido hasta el punto de asfixia, repitiéndose luego la operación. Una variante
de este método era el llamado "Submarino Seco" en el cual se empleaba una bolsa
de plástico para producir la privación de aire.
- Golpes de todo tipo, con pies, manos, culatas y cadenazos, en
distintas partes del cuerpo, priduciéndose a veces serias lesiones y hasta la muerte. Los
golpes con la mano ahuecada en los oídos, o "teléfono", dejaron en algunas
víctimas lesiones auditivas permanentes.
El SIFA empleó habitualmente la privación de alimentos y de agua,
método que más tarde el Comando Conjunto llevó a mayores extremos. El Comando Conjunto
practicaba preferentemente la "parrilla" y los colgamientos. También practicaba
con particular intensidad los golpes a los detenidos al punto que, al menos en un caso, se
comprobó que un detenido fue muerto a golpes.
Otros métodos eran también de aplicación frecuente, pero suponían
por lo general un recurso extraordinario, cuando los anteriores métodos no daban
resultados, y una decisión del oficial operativo a cargo del interrogatorio. Estos
métodos incluían:
- La tortura de carácter psicológico consistente en secuestrar a un
pariente del detenidos no involucrado políticamente y torturarlo o vejarlo sexualmente
delante del interrogado, o bien amenazar al interrogado con estas posibilidades.
- Traumatismos provocados por herida a bala, por cortes, o incluso, en
alguna ocasión, rompimiento de las piernas utilizando un vehículo que pasaba por encima
de las extremidades del detenido u otros medios fracturantes.
- Violación u otros vejámenes sexuales o amenaza de ellos. En algunos
recintos pareciera que este tipo de prácticas era considerado como un exceso, y se
llevaba a cabo por guardias o personal subalterno, sin autorización de los superiores. En
otros recintos, en cambio, como se dice más adelante, se practicaba habitualmente.
Hubo también métodos extremos usados en raras ocasiones por
oficiales, como aparente producto de un rapto de ira o de sadismo. Entre ellos se cuenta
la quemadura del cuerpo con líquidos hirvientes, y la realización de actos aberrantes,
con el empleo de animales.
g.2.2) Otros métodos
Se sabe que en la DINA, durante los interrogatorios, se inyectó drogas
(se desconoce precisamente de qué tipo) a los interrogados, aparentemente para inducirlos
a declarar. También se intentó, sin mayor resultado, practicar la hipnosis. A veces se
alternaba la tortura con momentos de descanso entre sesiones, en los cuales incluso se
aparentaba un trato amable. El Comando Conjunto también empleó drogas en ocasiones y con
frecuencia usó fuertes sedantes cuando llevaba a los detenidos a ser ejecutados. El
director del SIFA, sin embargo, y otro personal de su servicio, llegaron a mantener una
actitud ambivalente con los detenidos a su cargo, alternando los malos tratos con
períodos de descanso, conversaciones sobre puntos teóricos e incluso prodigándoles
diversas atenciones a los detenidos.
En los recintos secretos tuvieron también lugar vejámenes y malos
tratos de obra y de palabra por parte de guardias o personal subalterno, al margen de todo
interrogatorio, y, respecto de algunas prácticas y recintos, aparentemente también
escondidos de sus superiores.
g.3) Ejecución y disposición de los cadáveres
La información sobre este punto se basa en los lugares y
circunstancias del hallazgo de ciertos cadáveres, en los informes de autopsia y las
declaraciones de ex-agentes de servicios de seguridad, en todo lo que podía ser
confirmado luego de cotejarlas con la información general con que se contaba.
g.3.1) Ejecución
Al parecer, la mayor parte de los detenidos desaparecidos fueron
sacados de los recintos secretos donde se les mantenía, para ser ejecutados cerca del
lugar donde se enterrarían o arrojarían sus cadáveres. Hay testimonios de la ejecución
de detenidos en Cuesta Barriga y en los terrenos de Peldehue, que dan cuenta de burlas y
malos tratos aun hasta en momentos previos a la ejecución, la cual se practicó
generalmente con disparos de metralleta con silenciador o de armas cortas. También hay
testimonios de una práctica de ejecución que consistía en llevar a los detenidos
dormidos o semi-dormidos, a causa de fuertes sedantes, en un helicóptero que sobrevolaba
el mar, desde el cual se los iba arrojando a las aguas, abriéndoles previamente el
vientre con un arma blanca, para impedir que los cuerpos flotaran. El mar devolvió el
cadáver de Marta Ugarte, como se narra en más adelante en este capítulo.
En otros casos, la víctima murió en el mismo recinto de detención,
sea como ejecución directa, a consecuencia de las torturas, o, en algunos contados casos,
por su propia mano impulsado por la desesperación.
Se narran también en este capítulo casos ocurridos en el período
1974-1977, en que la ejecución se practicó en la calle, luego de una emboscada, o
incluso luego de haber detenido la persona, a quien a veces se le hizo correr para
dispararle por la espalda. Finalmente, algunos de los crímenes por la DINA en el exterior
consistieron en ejecuciones para los cuales contó con la cooperación de uno u otro grupo
extremista de Argentina o de los EE.UU. En el caso Prats y en el caso Letelier se
emplearon bombas para hacer explotar el automóvil de las víctimas.
Existen antecedentes sobre un gas letal bajo el nombre de código
"Andrea" que la DINA habría fabricado o mantenido en su poder. La Comisión no
conoció, sin embargo, casos en los que pudiera afirmar que se usó este gas.
g.3.2) Disposición del cadáver
Como se dijo, en los casos de los desaparecidos, los cadáveres fueron
por lo general enterrados clandestinamente, arrojados al mar o a algún río. En algunos
casos de ejecuciones, se dejó el cadáver botado en la vía pública o incluso se lo
llevó al Instituto Médico Legal. Hubo también casos de personas que fueron sepultadas
en un cementerio como N.N. En algunos casos contados se llamó a los familiares para que
fueran a buscar el cadáver que les fue entregado tal como se encontraba y ya dentro de la
urna, algunas veces selladas. Generalmente estas entregas se practicaban en hospitales.
En el Cajón del Maipo, en el segundo semestre de 1976, se encontraron
los cadáveres de 18 personas asesinadas por el Comando Conjunto Sólo pudo identificarse
a Guillermo Bratti. Los demás cadáveres tenían los dedos mutilados y los rostros
desfigurados, para impedir su identificación. También se encontraron cuerpos en este
período en la ribera del río Mapocho, del río Maipo, del río Rapel, o devueltos por el
mar en la Playa Los Lilenes, de la costa central y en la Playa de Los Molles, en la Cuesta
El Melón, y en el fundo La Laguna del Maipú. Además, el 21 de marzo de 1990, se
encontraron los restos de tres personas en terrenos de Peldehue, cerca de Santiago,
habiéndose determinado que dos de ellos correspondían a los detenidos desaparecidos
Eduardo Canteros Prado y Vicente Atencio Cortés, no habiéndose podido aún determinar la
identidad de la tercera persona. Se tiene presunciones fundadas de que habrían otros
cadáveres sepultados en estos terrenos así como en la Cuesta Barriga.
En algunos casos de detenidos desaparecidos la DINA los envió al
Instituto Médico Legal o incluso los hizo entregar a sus parientes, circunstancia que
resulta difícil de explicar. Se puede conjeturar que quizás estas personas no estaban
marcadas desde un comienzo para ser asesinadas; o bien que el presentar un cierto número
de ejecutados oficialmente como muertos en enfrentamientos satisfacía una cierta
necesidad de mantener un imagen pública de la persistencia de un peligro extremista. A
veces podía tratarse también de un claro mensaje a grupos de izquierda. Esta es
evidentemente la explicación en el caso de la famila Gallardo que se narra más adelante,
en que los servicios de seguridad rápidamente, después de producirse una acción
subversiva, dieron a conocer los autores y señalaron que murieron al enfrentarse con sus
captores, en circunstancias que varias personas, algunas involucradas y otras no, habían
sido capturadas y muertas en poder de la DINA. Otro caso que parece haber envuelto algún
siniestro mensaje fue el de Lumi Videla, cuyo cuerpo fue arrojado a los jardines de la
embajada italiana, donde había numerosos asilados políticos.
g.4) Ocultamiento de lo ocurrido
Del estudio de los casos de que da cuenta este capítulo se desprende
que los servicios de seguridad y las autoridades de Gobierno emplearon múltiples métodos
para ocultar lo ocurrido.
g.4.1) Ocultamiento ante las familias de los detenidos
Al momento de la detención, la DINA con frecuencia se atribuía falsas
identidades, declarando que eran miembros del SICAR o de Investigaciones. Más tarde, la
DINA se emeró por detener a las personas en la vía pública, en circunstancias en que no
pudieran presenciar los hechos parientes o conocidos de la víctima. Luego de la
detención, las autoridades de Gobierno sistemáticamente negaban el hecho ante los
familiares o les proporcionaban información falsa. Esto es agravado por la circunstancia
de que no existían nóminas de detenidos. Como resultado, por largos años, como se
explica más adelante en el capítulo relativo al daño sufrido por las familias, los
parientes de los detenidos desaparecidos iban de una oficina en otra tratando de averiguar
la verdad de lo ocurrido.
g.4.2) Ocultamiento ante distintas autoridades nacionales o extranjeras
Con ocasión de presentación de recursos de amparos y de otras
acciones judiciales, con frecuencia los tribunales se dirigieron a las autoridades de
Gobierno, en particular al Ministerio del Interior, preguntando por la suerte de la
persona en cuestión. En algunos casos se reconoció que la persona había sido detenida
pero se adujo que posteriormente había sido puesta en libertad. En la mayoría de los
casos sin embargo se negó el hecho mismo de la detención mediante respuestas que
llegaron a adquirir un contenido estándar, por las cuales se decía o bien que la persona
no había sido detenida por orden de el Ministerio del Interior, o bien que no habían en
los kardexs de ese Ministerio información sobre tal hecho. El tenor de esas respuestas se
entendió siempre por los tribunales como una negativa de parte del Gobierno de que la
persona estuviese detenida, y sin duda así quiso el Gobierno que se interpretara, aunque
el texto de la respuesta no negaba expresamente que estuviese detenido por la DINA o
algún otro servicio de inteligencia.
El Gobierno también negó la detención o entregó versiones
patentemente falsas ante organisimos de Naciones Unidas o ante la Comisión
Interaméricana de Derechos Humanos. Entre las del más variado tipo, se decía que la
víctima no tenía existencia legal, que había abandonado el territorio nacional, que fue
víctima del fuego de franco-tiradores o simplemente que nunca había sido detenida.
La misma DINA negó u ocultó el hecho de la detención ante diversas
autoridades de Gobierno o de las FF.AA. y ante personas allegadas al Gobierno, que hacían
indagaciones oficiosas sobre la suerte de algún detenido.
Otras medidas de ocultamiento incluyeron el traslado de los detenidos
de un recinto a otro, para que se perdiera su rastro, su traslado temporal para prevenir
que delegaciones extranjeras pudieran encontrarlo en algún lugar de detención, y una
elaborada operación de secuestro, que se narra más adelante en el caso Silberman
g.4.3) Desinformación ante la opinión pública
Las marcadas limitaciones sobre la libertad de prensa durante este
período contribuyen a explicar la escasa difusión pública de estos hechos. Además, la
DINA se ocupó remontar operaciones de desinformación. La más elaborada de éstas estuvo
encaminada a convencer a la opinión pública de que los detenidos desaparecidos en
realidad se habían matado entre ellos en Argentina y en otros lugares. Estas acción de
desinformación se conoció por el nombres de "Operación Colombo". La opinión
pública la conoce también como las listas de "Los 119".
En el mes de julio de 1975, la prensa de Santiago anunció el hallazgo
en Ciudad Pilar, Buenos Aires, Argentina de dos cadáveres con varios disparos y
carbonizados, con documentos de identidad chilenos que los identifican como Luis Alberto
Wendelman Wisnik y Jaime Eugenio Robostan Bravo, versiones erróneas de los nombres de los
detenidos desaparecidos Luis Alberto Guendelman Wisniack y Jaime Eugenio Robotham Bravo.
Miembros de las familias de ambos desaparecidos se constituyeron en el lugar y lograron
comprobar que los cadáveres no correspondían a los de sus parientes y que los documentos
son burdas falsificaciones plagadas de errores.
Un detalle revelador es el hecho de que la fotografía de la cédula de
identidad atribuida a Ronbotham efectivamente correspondía al detenido desaparecido pero
en su adolescencia.
Según la declaración prestada por los familiares a esta Comisión,
dicha fotografía fue entregada por la madre de Jaime Robotham a un efectivo de
Investigaciones que se presentó en su domicilio varias veces pretextando investigar la
desaparición de su hijo y requiriendo una foto tamaño carnet por ser necesaria para las
investigaciones.
En el mismo mes de julio aparece en Buenos Aires otro cadáver esta vez
atribuido al detenido desaparecido Juan Carlos Perelman Ide. Familiares de Perelman que se
encontraban en Buenos Aires comprobaron rápidamente que la identidad era falsa ya que el
cadáver era reconocible a simple vista porque pese a haber sido rociado con combustible,
no se quemó. También en este caso los familiares comprobaron que la cédula de identidad
chilena que el cadáver llevaba era falsa.
Posteriormente, investigaciones acuciosas permitieron determinar que
estos intentos de atribuir identidades de detenidos desaparecidos a cadáveres de personas
muertas en Argentina en el contexto de violencia política que vivía ese país, fue una
de las etapas de la llamada Operación Colombo, implementada por la DINA en colaboración
con organismos de seguridad argentinos y que tuvo por fin aliviarla de las presiones a que
era sometida por la desaparición de personas.
Existen antecedentes de que uno de los principales objetivos de la
operación era específicamente aliviar a la DINA de las grandes presiones a las que era
sometida por el secuestro de David Silberman, intentando para ello dar credibilidad a la
versión de que había sido secuestrado por el MIR. Esta Comisión ha comprobado que en
mayo de 1975 se hizo aparecer en Buenos Aires un cadáver portando identidad chilena con
datos correspondientes a David Silberman, sin embargo por razones desconocidas dicho hecho
no se difundió del modo que se hizo después con los otros casos.
La maniobra de desinformación culminó en julio de 1975, la
publicación por parte de la DINA un dos listas de detenidos desaparecidos chilenos que
sumaban 119 nombres, en sendas publicaciones especialmente creadas o reactivadas para ese
efecto, informando sobre la muerte en el extranjero de todas esas personas. La muerte se
habría producido en rencillas intestinas de la izquierda, en el contexto de violencia
política que se vivía en distintos países de América Latina.
La prensa chilena reprodujo rápidamente la noticia con caracteres
escandalosos y se dio inicio a una campaña de desprestigio de las denuncias de
desapariciones produciendo un efecto de confusión en la opinión pública y de
humillación y aislamiento en los familiares de las víctimas y de los sectores vinculados
a la defensa de los derechos humanos.
La publicación de las listas fue respaldada en Chile con otras
noticias de obscuro e impreciso origen, que daban cuenta de supuestas salidas clandestinas
de militantes del MIR, con rumbo a Argentina, o de la presencia de extremistas chilenos en
ese país.
Las investigaciones posteriores dieron cuenta de que los medios que
publican las listas, la revista argentina "Lea" y el diario brasileño
"Novo O'Dia", eran, en el caso de la primera, un número único de un medio sin
existencia formal ni personas responsables, y en el caso de la segunda, una noticia
publicada en un diario de aparición ocasional, de la ciudad de Curitiba, Brasil.
Pesquisado el origen de la edición del único número de la revista Lea se llegó a una
imprenta vinculada a grupos de ultra derecha del Gobierno argentino de la época.
También se determinó que el recurso a publicaciones de tan curiosas
características se debió a que medios más serios se negaron a publicar la noticia a
pesar de los intentos realizado.
h) CONSIDERACION FINAL
Al exponer los objetivos perseguidos por la DINA y comprobar los
métodos empleados, es imposible, aunque formalmente parezca innecesario, olvidar que esa
larga serie de graves violaciones no es la obra de una entidad abstracta. Dicha
institución y cualquiera otra análoga, fue concebida y puesta en práctica por seres
humanos que debieron planificarla y reunir todos sus elementos indispensables.
Fue necesario que se escogiera el personal humano. Este debía contar
ya con una mentalidad dispuesta o bien que pudiera adaptarse poco a poco a prescindir del
sufrimiento ajeno aún cuando llegara a un grado extremo. El conjunto de este personal
hizo lo que se aquí se narra. Haberlo reclutado o formado para esa tarea también es una
responsabilidad por asumir. Percatarse de que ello fue así forma parte de la verdad que
el país está procurándose.
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El Libro Negro de la Justicia Chilena |