¿Quién
manda al Ejército?
Por Patricia Verdugo
El
gobierno nos ha dicho que es de mal gusto hablar del funeral
de Augusto Pinochet mientras esté vivo. Pero me temo que,
cuando muera, será tarde. Y haremos como país- algo que no
podremos explicar ante la historia. Y cuando digo historia,
hablo de nuestros hijos y nietos y todos los que vengan por
delante.
Ya
parece claro que si el deceso ocurre durante el gobierno de
Bachelet, no habrá funeral de estado encabezado por nuestra
Presidenta. Pero todo indica que el Ejército le rendirá
honores militares a quien fuera su comandante en jefe por
veinticinco años. Así lo informó la ministra de Defensa,
ratificando lo antes dicho por el actual jefe del Ejército.
Primera
pregunta: ¿Es el Ejército un organismo privado que puede
decidir por su cuenta y riesgo lo que le venga en gana? La
respuesta: no, se trata de un organismo estatal y, por ende,
pertenece a todos los chilenos. Es uno de los cuatro
organismos de la defensa nacional, cuyos salarios, armas,
pertrechos y costoso entrenamiento son pagados con los
impuestos de todos los chilenos. A ellos les damos por ley- el
monopolio en el uso de las armas justamente porque nos
pertenecen a todos.
Segunda
pregunta: ¿Quién manda al Ejército? Como ocurre en toda
democracia, el poder militar está bajo el mando del poder
civil. Hasta hace muy poco no era así, ya que la negociación
que dio paso a la transición dejó enclaves autoritarios que
impedían al Presidente de la República cambiar a los jefes
del ejército, la armada, la aviación y la policía en caso
de ser necesario. Además, les confería un rol clave en el
Consejo de Seguridad Nacional que coartaba al Jefe de Estado.
El cambio se logró durante la administración del Presidente
Lagos.
Tercera
pregunta: Si el ejército es obediente al poder civil,
expresión de la soberanía popular, ¿quién realmente rendiría
honores a Pinochet al momento de su funeral? Respuesta: todos
los chilenos.
Cuarta
pregunta: ¿Amerita el general Pinochet recibir honores
militares? Respuesta: no, porque él mismo es el mejor ejemplo
de quien transgrede gravemente el honor militar.
Vamos
por puntos.
Rendir
honores al general Pinochet es homenajear a quien indultó a
los asesinos del comandante en jefe, general René Schneider.
Rendir
honores a Pinochet es olvidar que su policía secreta asesinó,
en Buenos Aires, al ex comandante en jefe Carlos Prats, su
antecesor en el cargo. Y con él a su esposa.
Eso
para empezar a hablar.
Sigamos
con lo que dijo el general Joaquín Lagos Osorio durante la
dictadura, evocando las masacres ocurridas en 1973, mientras
era comandante en jefe de la primera división del Ejército:
Fue y es un dolor tan enorme, un dolor indescriptible. Ver
frustrado lo que se ha venerado por toda una vida: el concepto
de mando, el cumplimiento del deber, el respeto a los
subalternos y el respeto a los ciudadanos que nos entregan las
armas para defenderlos y no para matarlos (1).
El
general Pinochet violó todas las leyes nacionales e
internacionales, incluyendo la Convención de Ginebra, para
perseguir a los disidentes a su dictadura. Ordenó asesinatos,
desaparición de prisioneros, torturas. Todo ello está
debidamente acreditado en los informes oficiales de las
comisiones Rettig y Valech. Con aprobación del Congreso y con
cargo a fondos del Estado, se han pagado y se pagan
indemnizaciones a las víctimas y sus familias.
Quinta
pregunta: Si el Estado ha reconocido las graves y sistemáticas
violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la
dictadura de Pinochet, ¿cómo es que el Estado va a rendir
homenaje, a través del Ejército, a quien fue el jefe máximo
de los agentes del Estado que cometieron tales crímenes?
Respuesta: no puede hacerlo.
No
vamos a agregar el fraude al Fisco que investiga la justicia
tras descubrirse la red de cuentas secretas y millonarias del
general Pinochet. Alguien podría decir que mientras no haya
sentencia hay que darle el beneficio de la duda o la presunción
de inocencia.
Pero
tenemos que anotar, finalmente, que rendir honores militares
al general Pinochet constituye un acto deleznable en el marco
de lo que la propia justicia ya ha establecido. Y constituye
un acto que atenta gravemente contra la misma democracia que
nuestros legítimos representantes en La Moneda y el Congreso-
han jurado defender.
Última
pregunta: ¿Qué cree usted que van a pensar los jóvenes
cadetes de la Escuela Militar si participan en honores
militares para el general Pinochet? Respuesta: que todo lo que
hizo quien está en el féretro estuvo bien hecho. Y mañana,
siendo generales, pueden repetir esas acciones.
Si
todos los políticos desde el oficialismo y la oposición- nos
repiten nunca más, si hasta el ex comandante en jefe Emilio
Cheyre pronunció ese nunca más con solemnidad, ¿en qué
quedamos? Muchos ciudadanos creemos que esto pone en jaque
nuestra futura seguridad como nación y tenemos derecho a
sentirnos desconcertados.
(1)
Los Zarpazos del Puma