De
Puro Chile - 11 septiembre 2007
Texto originalmente publicado en La Nación ( 11 de septiembre 2007, pp. 2-3) y reproducido aquí con autorización del autor
LIBRO
DE PINOCHET DESTRUYE VERSIÓN DEL GENERAL PALACIOS
ALLENDE
NO SE SUICIDÓ
CON
LA METRALLETA
REGALADA
POR FIDEL CASTRO
El fusil AK-47 regalado por el líder cubano a Salvador
Allende nunca estuvo el 11-S-73 en manos del Presidente. Lo guardaba en El Cañaveral.
Los asaltantes de Palacio fabricaron una placa con la dedicatoria de Fidel
para pegarla a otra metralleta, que sí usó efectivamente el mandatario
socialista en su último combate.
Por
Camilo Taufic
A
ningún director de cine fantástico se le ocurriría juntar en una misma
película, singlando para el mismo lado, al general Augusto Pinochet Ugarte; a
Joan Garcés, el abogado que lo metió a la cárcel en Londres, en 1998; al
amiguísimo de Allende, Víctor Pey, dueño de El Clarín, expropiado por la
Junta Militar, y a dos cineastas de la ex Alemania comunista, que filmaron el
golpe en septiembre de 1973.
Todos
ellos, sin embargo, aportan pruebas y testimonios
que destruyen definitivamente el mito o embuste de que Salvador Allende
Gossens, Presidente constitucional de la República, combatió en defensa de su
investidura y luego se disparó bajo el mentón, utilizando un fusil
ametrallador que le había regalado Fidel Castro, con su dedicatoria. Fue otra
el arma que usó; probablemente muy similar.
Sostener la prueba es duro. Durante 34 años, cualquier chileno
medianamente informado ha visto centenares de veces los videos de TV-13, el
canal de los golpistas en septiembre del 73, y
luego los difundidos por TVN, CNN, y “ene” cantidad de documentales
cinematográficos, fotografías y grabaciones, donde aparece el general Javier
Palacios Ruhmann, a la sazón Jefe de Inteligencia del Ejército, mostrando al
mundo una metralleta AK-47 de metal negro, con su correa portafusil negra, que
tendría una lámina también negra pegada al arma (que no se exhibe), donde se
podría leer: “A Salvador, de su compañero de armas, Fidel Castro”.
Se puede ver todo lo anterior en Internet en el video de Canal 13
titulado “El cuerpo de Allende sin vida es retirado de La Moneda”, en
el siguiente link:
http://teletrece.canal13.cl/html/11chile/bombardeo/128444.html
En
el video, filmado el 11-S-73 al atardecer, frente a Morandé 80 primero, cuando
ya ha partido la ambulancia que lleva los restos del Presidente de la República,
y luego al interior de La Moneda, se aprecia al general Palacios recibir de pie
junto a la muralla, algo que parece un palo de escoba en un primer momento, pero
que luego se transforma en un “fierro”, es decir, un arma. Se la pasa un
ayudante, que ha venido caminando desde la semipenumbra, sin casco, a diferencia
de los restantes soldados, que participaron en el combate y que se alinean junto
al general.
La
escena no es clara y las miradas a la cámara del alto oficial y del recién
llegado revelan molestia y una cierta confusión en ese instante, al ser
enfocados. Segundos después (en el video) el arma –de estructura
completamente metálica y de color negro- es exhibida a los periodistas
preconvocados, en medio del Patio de los Naranjos. El alto oficial afirma que se
trataría del arma suicida utilizada por Salvador Allende.
Se
produce entonces el siguiente diálogo, registrado nítidamente en la grabación
de Canal 13:
—General
Palacios: “Esta
subametralladora aparece regalada por Fidel Castro directamente al Presidente…
Ignoro cuando… Con la que, al parecer, se suicidó…Dice textualmente… Perdón
(aclara la voz)… “A Salvador, de su compañero de armas, Fidel Castro”.
—Pregunta
en off de un periodista:
-¿En qué lugar exacto apareció?
—General
Palacios: “En manos del
Sr. Allende, en los momentos en que entramos a su oficina, cuando ya estaba
muerto”.
MADERA Y
CORREA BLANCA
Aparte de las dudas sobre la forma misma en que murió el Presidente
Allende en La Moneda (¿asesinato o suicidio?), que duraron más de una década
entre la opinión pública, y las que aún subsisten hasta ahora, nadie ha osado
probar —salvo el autor de esta crónica, en La Nación Domingo, 10 sept.
2006— que el AKA utilizado por el
líder de la Unidad Popular en el combate de La Moneda, era distinta a la que le
había regalado en 1971, durante su visita a Chile, el comandante Fidel Castro
Ruz. Incluso, éste todavía sostiene la primitiva versión, por evidentes
razones políticas (ver más adelante).
Pero sucede que la auténtica arma obsequiada por Castro
(según los testimonios recogidos por este autor de boca de los íntimos
de Allende, Víctor Pey y Joan Garcés), estaba montada sobre una estructura y
culata de fina madera, como corresponde a un obsequio entre Jefes de Estado. Tenía
una correa portafusil blanca, y estaba expuesta como un trofeo, permanentemente,
en una pared del living de la mansión que Allende compartía con la Payita en
El Cañaveral. La dedicatoria de Fidel no estaba estampada ni en la culata ni en
la empuñadura —dijeron ambos, en nuestras conversaciones del 2003 y el
2006—, pero sí la habían leído, no recordaban en qué parte del arma.
Sólo
a mediados del 2007 recuperaríamos que la dedicatoria de Fidel Castro estaba
manuscrita con un plumón de punta fina (!) sobre la correa del AK-47. Pero
tanto Víctor Pey como Joan Garcés fueron enfáticos en señalar entonces que
“sólo esa” era la mítica metralleta donada en forma personal a Salvador
Allende, y ninguna otra, y que “esa misma” permaneció como pieza de
exhibición, adosada al muro, durante todo el 11-S-73. Despareció luego del
golpe militar, confiscada por las FFAA, al igual que la “otra”, usada
presumiblemente por el Presidente Allende en La Moneda, en defensa de su mandato,
el 11-S-73. (Los asaltantes eficientes no dejan evidencias).
PINOCHET Y
LOS ALEMANES
Una prueba irredarguible llegó a mis manos en mayo pasado, cuando el
escritor Eduardo Labarca, actualmente funcionario de las Naciones Unidas
destacado en Viena, me remitió un singular hallazgo: la edición militar para
uso interno, del libro “El Día Decisivo: 11 de Septiembre de 1973” de
Augusto Pinochet Ugarte —cito textualmente—, Capitán General, Comandante en
Jefe del Ejército, Presidente de la República, Edición del Estado Mayor del
Ejército, Departamento de Relaciones Internas, Memorial del Ejército de Chile,
Biblioteca del Oficial, Volumen LXVII, 1982.
Y, ¡oh, sorpresa!, a todo lo alto de la página 142 (ver foto) figura el
“Fusil Ruso AK. Del Ex-Pdte. S. Allende G.”, de culata de madera, correa
blanca dispuesta en exhibición, donde con lupa y mucha paciencia se pueden ver
algunos trazos manuscritos: la verdadera dedicatoria de Fidel Castro.
Más aún, la misma foto, que corresponde a una exhibición en la Escuela
Militar posterior al golpe de 1973 de armamento supuestamente confiscado a los
allendistas en Tomas Moro y El Cañaveral, puede encontrarla cualquiera en la
edición comercial del mismo libro, también de 1982, editorial Andrés Bello.
El autor de esta crónica adquirió un ejemplar en una Feria del libro usado de
Valparaíso por dos lucas. ¡Cómo se nos puede haber escapado por tantos años
un desmentido tan abrumador al “cuento” del general Javier Palacios, hecho
polvo por su propio Comandante en Jefe, en años que nos preocupaban otras cosas!
Para
los que aún conserven dudas sobre cuál era la verdadera metralleta obsequiada
por Fidel Castro a Salvador Allende, hay una segunda prueba que pesa una
tonelada. La filmación en los jardines de la Escuela Militar de los cineastas
alemanes de la RDA (que se hicieron pasar por occidentales), Peter Hellmich y
Manfred Berger, del mismo “arsenal” confiscado por los golpistas en El Cañaveral
y Tomás Moro estampado en la foto de Pinochet.
En
su documental “Mas fuerte que el fuego”, que dura 76,17 minutos, editado en
1978 y actualmente exhibido en Internet, se ve exactamente la misma metralleta
“blanca” difundida mundialmente por el Estado Mayor del Ejército de Chile
en el libro citado, pero en movimiento. Exhibida a la prensa internacional por
un soldado en tenida de combate, primero en toda su extensión, con la culata de
madera y la correa alba, y luego un primer plano del portafusil, en que incluso
se puede hasta distinguir (con alguna dificultad) la palabra “Allende” —ignorada
en la plaquita del general Palacios— y la firma (la rúbrica) del propio Fidel
Castro, no su nombre, integrando su dedicatoria manuscrita.
Interesados
pueden obtener gratuitamente una copia del documental alemán, solicitándola
por email a: comunicación@arcoiris.tv
, o ver en directo la versión completa de la película, de 1 hora 16 minutos,
en el siguiente link: http://es.arcoiris.tv/modules.php?name=Unique&id=1159
.
LA VERSIÓN DE FIDEL CASTRO
Quizás las pruebas que
se aportan en este reportaje tarden en ser aceptadas en Cuba, donde el
presidente Fidel
Castro se vanaglorió desde el primer momento, tras el golpe militar en Chile,
de que el AKA-47 utilizado por Salvador Allende en la defensa de La Moneda era
el mismo que él le había regalado. Es lo que repiten millones de personas en
el mundo, hasta el día de hoy, incluso los niños pequeños en Cuba. Castro tenía
sus razones para hacerlo, aunque objetivamente cohonestó la historia urdida
sobre la falsa metralleta puesta en La Moneda por los astutos hombres del
Servicio de Inteligencia Militar golpista. La tesis sobre un supuesto complot al
respecto la formula el periodista chileno residente en Londres, Robinson Rojas,
en su polémico libro ‘Estos mataron a Allende’, que se puede encontrar en
su sitio de Internet www.rrojasdatabank.org
, en inglés y en español.
En
el homenaje póstumo a su amigo Salvador Allende, efectuado en la Plaza de la
Revolución “José Martí” de la capital cubana, el 28 de septiembre de
1973, ante un millón de personas y junto a Tati Allende, la hija mayor del
Presidente chileno, Fidel Castro
aprovechó para “pasar su aviso”, sobre el arma de la discordia. Dijo en su
discurso fúnebre, que escasamente se conoce en Chile: —“Incluso
los fascistas han sacado a relucir el fusil
con que combatió Allende, el fusil automático que nosotros le
obsequiamos, tratando de hacer propaganda burda y ridícula con eso. ¡Pero los
hechos han demostrado que ningún obsequio mejor al presidente Allende que ese fusil automático para defender al Gobierno de la Unidad Popular!
“Fue mucha la razón y la premonición que tuvimos al obsequiarle ese fusil
al Presidente. ¡Nunca un fusil fue
empuñado por manos tan heroicas de un Presidente constitucional y legítimo de
su pueblo! ¡Nunca un fusil defendió
mejor la causa de los humildes, la causa de los trabajadores y los campesinos
chilenos! Y si cada trabajador y cada campesino hubiesen tenido un fusil como ese en sus manos, no habría habido golpe fascista en
Chile”.
Desde
otro plano, nunca se sabrá cuantas metralletas rusas AKA-47 llegaron desde Cuba
al territorio nacional durante los años de la Unidad Popular, pero
evidentemente la dedicada a Salvador Allende por Fidel Castro era la punta de un
iceberg de grandes dimensiones. Todos los miembros del GAP, el grupo de protección
y seguridad del Presidente, para empezar, tenían una cada uno, donadas por el
gobierno de La Habana “para defensa personal”, como lo ha reconocido hace
pocas semanas el líder socialista de la época, Carlos Altamirano, en
entrevista a ‘La Tercera’.
El escritor disidente cubano residente en EEUU, Norberto Fuentes, publica
en su blog que a Chile se trajo numeroso armamento mediante cargamentos “hormiga”,
que viajaban ocultos dentro de la valija diplomática, a partir de 1971, hasta
sumar unos 3.000 (!) fusiles ametralladores AK-47. Esto es puesto en duda por
expertos en transporte, que calculan un peso total superior a las 10 toneladas
para semejante cargamento. Aún así, dentro de ese cuadro, el hecho de que
Allende pudiera a tener dos o más metralletas de origen cubano a su disposición,
parecería no tener mayor importancia. Pero que se haya engañado con una de
ellas a todo el mundo, por más de treinta años, es un hecho que reviste la
mayor gravedad.
Incluso
la revista ‘El Periodista’ publicó el año 2003, el testimonio de un
conscripto del regimiento Tacna, que penetró hasta las mismo Salón
Independencia, donde yacía el Presidente de la República muerto, y recogió
con sus manos una metralleta alemana Rheinmetall —no un AK-47—, que estaba
apoyada en un muro, a poca distancia del cuerpo sin vida del líder de la Unidad
Popular.
Será
el objeto de nuevas investigaciones, después de ésta, determinar hasta qué
punto se realizó un montaje post mortem en relación al arma que terminó con
los días de Salvador Allende Gossens.
DEDICATORIA
Este
reportaje está dedicado al difunto A.P.U., por su invalorable ayuda al autor
para restablecer la verdad histórica en este reportaje.
(Camilo Taufic, 11 de septiembre, 2007)
©
Copyright Camilo
Taufic, 2007
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