LAS
FABULAS DE EDUARDO LABARCA GODDARD
Condiciones
fundamentales para ejercer de periodista y/o
historiador, es no tener alma de mercader, ser veraz,
objetivo y bien documentado, cualidades de las que,
sin duda, carece el autor del libro Biografía
Sentimental de Salvador Allende, publicitado
profusamente en Chile por los mismos medios que siguen
denigrando la memoria y la obra del Presidente Allende
y acogido en los mas importantes órganos de difusión
mundial, que ignoran la calidad de mentiroso
consuetudinario de este mercader de las letras.
El
señor Eduardo Labarca, ex militante comunista, miente
con descaro. Miente cuando se asigna una profesión
que efectivamente no tiene (abogado). Miente cuando se
presenta como habiendo tenido, desde niño, una
supuesta cercanía con Salvador Allende. Miente cuando
indica que fue acompañante habitual del Presidente mártir
en sus viajes al extranjero. Miente cuando se presenta
como ex director del diario El Siglo. Miente, o acoge
como suyas, mentiras de otros acerca de supuestas
amantes del presidente. En esto Labarca
pareciera seguirle los
pasos al desprestigiado historiador Victor Farías,
especialista en denigrar a Allende.
El
padre de Eduardo Labarca,
don Miguel, debe estar revolcándose en su
tumba francesa ante esta nueva truhanería de
su hijo menor. Junto con Augusto el perro Olivares,
Carlos Jorquera, Carmen Lazo, y Víctor Pey, don
Miguel Labarca, por cerca de medio siglo, fue uno de
los pocos amigos cercanos, e íntimos colaboradores,
de Salvador Allende. Lo digo con el aval de mis
diecisiete años como integrante de ese magnífico
equipo. Yo era algo más joven que los recién
nombrados, pero a la edad de 22 años tuve el honor y
el privilegio de ser, por nueve años, secretario
privado del presidente en el Senado de la República y
cercano colaborador suyo hasta el último día de su
vida. Pocas personas actualmente vivas conocieron al
presidente tan profundamente como yo. En su condición
de brioso varón de la época, Allende no fue, por
cierto, un paradigma de santidad, pero tampoco el
Casanova pintado por Eduardo Labarca en su libro de
vodevil, tan falso como sus ficcionales memorias del
general Carlos Prats,
que consiguiera hacer publicar en 1976, bajo el
título de Una Vida por la Legalidad.
Siempre
en la senda de la mentira, Eduardo Labarca Goddard
tuvo la habilidad de engañar a la prestigiosa
editorial Fondo de Cultura Económica, y al también
ex dirigente comunista Marcos Colodro, que gestionó
ingenuamente la edición en México. Pese a que fue
categóricamente desmentido por las propias hijas de
Prats, ese monumento a la mentira sigue siendo un
libro de referencia para quienes intentan escribir la
verdadera historia del Chile entre 1970 y 1973, sin
haberse enterado de que se trata de un escrito de pura
ficción. Pocos recuerdan que el propio diario La
Tercera, que hoy ensalza al creador de tales mentiras,
publicó en su oportunidad una queja de las hijas del
general referentes a las Memorias apócrifas-, en las
que se indicaba textualmente que: Cuando [las
verdaderas memorias de Prats] aparecieron en 1985, [publicadas]
por la editorial Pehuén, en la presentación se
advirtió [que Una vida por la legalidad] era
un "libro apócrifo que alguien escribió
en México y que, cualquiera que haya sido su objetivo,
deriva del compromiso con intereses particulares y no
con la verdad ((La Tercera, 19 de junio de 2005).
Pillado en la mentira, Labarca trató de descargar
veladamente su responsabilidad sobre el recién
fallecido Volodia Teitelboim,
escondiendo mañosamente su nombre, pero
entregando versiones que ineludiblemente conducían a
pensar que habría sido el dirigente comunista quien
le habría encomendado la tarea de falsificar las
memorias de Prats. Tal es así que el historiador
Gonzalo
Vial de su misma índole-
se refirió al hecho en un artículo del 6 de
marzo de 2007, y
vuelto a citar por El Mercurio on Line
el 31 de enero de 2008. Vial señala que "en
confesión espontánea y pública de Eduardo Labarca,
conocido periodista comunista de la época de la UP y
después de Radio Moscú, ha quedado establecido, sin
aclaración posterior ninguna de Teitelboim, que éste
ordenó a Labarca fabricar las memorias apócrifas de
Prats, después publicadas y de difusión mundial".
De acuerdo a la vieja e inmoral, pero eficaz teoría
de Goebbels, prestigiosas entidades como lo son
Tironi y Asociados, recogen la versión en artículo
de La Tercera (Reportajes 24 de julio de 2005), asi
como el diario El Periodista Nº 87, dando por sentada
la veracidad de la mentira de Labarca.
.
Labarca
también miente cuando, posteriormente,
ha manifestado arrepentimiento por esas apócrifas
memorias. Basta echar
mano de la Internet para verificar cómo se ha
ufanado de su gran mentira,
al declarar, cínicamente, que aquella "fue
una operación de propaganda y desinformación bien
montada, con buenos resultados y ciento por ciento
exitosa", según le indicó al periodista Cristóbal
Peña, en entrevista que puede verse en el sitio
http://mqh.blogia.com/2005/062202-falsas-memorias-de-general.php
.-
Ciertamente,
Labarca
consiguió engañar a algunos historiadores poco
avispados, mientras recibió jugosos dividendos por
derechos de autor, profitando así de la gran mentira
que parece caracterizar su vida. Con la habilidad de
su pluma, pudo engañar tambien al propio ex embajador
de los EE.UU. en Chile, Nathaniel Davis,
uno de los mejores conocedores de los secretos del
golpe de Pinochet. El ex embajador, en su libro Los
Dos Ultimos Años de Salvador Allende cita 16 veces
las memorias fraudulentas, sin saber que lo eran. Lo
mismo hicieron otros investigadores, que supieron de
ese falso por las páginas del diario The New York
Times.
Por
cierto, las cosas han cambiado y Labarca
ya no es el abnegado militante Comunista de
otros tiempos, que merecía todo nuestro respeto. Hoy
no es más que un mercachifle al servicio de su propio
bolsillo, y a la caza de una inmerecida y espúrea
fama literaria. Labarca
sigue mintiendo con descaro al declarar
recientemente en Radio Cooperativa que Allende
fue, además, de un gran amante, un gran caballero
porque jamás perdió contacto con sus mujeres y
prueba de ello sería un cuaderno que conservaba, en
el que habría guardado recuerdos de sus conquistas,
tales como flores,
fotografías y mensajes. Es obvio que un caballero y
Allende lo fue íntegramente- no guarda este tipo de souvenirs,
más propios de un conquistador adolescente que de
un hombre equilibrado y maduro, como lo era el
presidente. Si tal cuaderno existe, lo que dudamos
profundamente, Labarca debería hacerlo público, y
demostrarnos así que no se trata de un nuevo producto
de su mediocre imaginación literaria.
Como
evidencia de la poca originalidad de Labarca, es el
hecho de que incluso echa manos de las deleznables
declaraciones postgolpe de Eduardo Frei Montalva al
periódico ABC de España el 10 de octubre de 1973, en
entrevista concedida al periodista Luis Calvo. En esa
oportunidad, Frei, lleno de odio, afirmó que Allende
era un político frívolo. El escribidor
que criticamos les da un nuevo giro, pero es la
misma vieja y manoseada jeringa...
Lo
que expresa mejor la absoluta ignorancia e incomprensión
de la grandeza de Allende es la afirmación reciente
de Labarca de que Allende habria sido un buen
candidato pero un presidente regular, permitiéndose
ignorar la obra monumental de su Gobierno y su
extraordinario aporte al avance social de Chile en los
períodos que ejerció como Ministro de Salubridad,
Diputado y Senador. Esta sola afirmación desmiente su
supuesta cercanía con el
Dr. Allende, la que si yo tuve, reitero, y cuyo
legado conocerá el mundo cuando se publique el libro
ALLENDE: EL HOMBRE Y EL POLITICO, con sub título
Memorias de un Secretario Privado
Mis
padres grabaron indeleblemente en mi mente una sabia
frase en lengua croata: Nemoi nikad lazi. Laz se brzo
uhvatie jer ima kratke noge, que en castellano
significa: nunca mientas; el mentiroso se pilla rápidamente
porque tiene patitas cortas.
¿Alguien
podrá creer lo que sobre Allende ha escrito un
mentiroso empedernido y habitual de patas muy cortas?
Juzgue el lector por sí mismo...