De Puro Chile - 20 enero 2007
George
Bush.
LO
QUE MAL EMPIEZA MAL ACABA
Por Frida
Modak
Así
lo dice el refranero popular y el presidente de los Estados Unidos se ha empeñado
en darle la razón. Accedió al cargo mediante un fraude electoral público y
notorio, avalado por jueces que le debían su designación al papá del
mandatario. Su relección tampoco fue limpia y poco después de que iniciara su
segundo período de gobierno trascendió que en Ohío, donde se había
cuestionado el resultado electoral, había iregularidades que podría haber
cambiado las cosas. Pero ya John Kerry, como lo hiciera antes Al Gore, había
optado por no hacer un pleito
para no poner en duda la legitimidad de la que se autoproclama ejemplo de
democracia.
Y
así llegó George Bush a su penúltimo informe a la nación, convertido en el
presidente más impopular de las últimas décadas en su país y ampliamente
rechazado a nivel mundial. La mayor repulsa se la ha ganado por la invasión a
Irak y la guerra que libra contra el pueblo iraquí, en la que mueren chiítas,
sunitas o kurdos. Y la repulsa crecería, si a lo que sucede en Afganistán se
le diera la misma publicidad. Allí, donde comenzó Bush su mal llamada guerra
al terrorismo, todos los días matan a civiles a pretexto de que son
talibanes, matanzas en las que colaboran los europeos a través de las tropas
enviadas por la OTAN.
Pero
Bush no tiene salida.Hay que recordar,una vez más, lo que dijera hace poco el
historiador británico Paul Johnson, amigo del
primer ministro Tony Blair y conocido de Bush: el mandatario
estadunidense ganó la presidencia para continuar el “negocio
familiar”, pero no sabía qué hacer en el cargo hasta que se produjeron los
hechos del 11 de septiembre de 2001 que, en palabras de Johnson, le dieron al
presidente su “razón de ser”. Y si se analiza la gestión bushista se verá
que la guerra y los millonarios negocios que se han hecho a costa de la
inexistente reconstrucción de Irak, el armamentismo y la disposición de la
riqueza petrolera iraquí son el eje de la acción y preocupación
gubernamental.
La
insistencia de Bush no sólo en continuar la guerra contra Irak, sino
ampliarla eventualmente a Irán y a Siria,tiene un propósito personal,como
todo lo que ha hecho desde que llegó a la Casa Blanca.Creyó que invadiendo a
Irak y Afganistán se cubriría
de gloria,ganaría la batalla porque encabezaba a la mayor potencia mundial y
lo de menos era que esas guerras estuvieran o no relacionadas con los sucesos
del 11 de septiembre de 2001,sobre los cuales siguen existiendo muchas
dudas.Se trataba,además,del hijo que lograría lo que el padre no había
podido hacer en 1991:apoderarse del petróleo iraquí y empezar a controlar en
otros términos la riqueza petrolera del Medio Oriente.
Los
iraquíes y afganos fueron menospreciados, los estadunidenses y la opinión pública
internacional ignorados y lo siguen siendo.Bush quiere persistir en su
fracasada acción bélica,lanza bravatas, inició el envío de más tropas a
Irak aún antes de que el congreso lo aprobara,le pronostican un gran
aislamiento interno porque su presidencia está acabada,todos están pensando
ya en las elecciones del 2008 y acercarse a él contamina electoralmente.
El
“imperio” está en uno de sus peores momentos, afortunadamente, pero a
Bush lo que le interesa es el juicio de la historia y por eso insiste en sus
políticas a sabiendas de que no triunfará.Por algo ha dicho que le heredará
la “guerra contra el terrorismo” a su sucesor,no quiere irse reconociendo
su derrota.De ahí que entre los muchos análisis que se han hecho de su
conducta sobresale aquel que concluye afirmando “No,George Bush no está
loco,simplemente perdió la guerra”.
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