Los
Duvalier,Los Somoza,Ríos Montt,Marcos,Pinochet
LOS
AMIGOS DE EU NO VAN A JUICIO
Frida
Modak
La
ejecución para unos, linchamiento para otros, de Saddam Hussein, ex
presidente de Irak para unos, ex dictador para otros, seguía siendo un
acontecimiento de pronóstico reservado, tanto porque en Irak regían medidas
extremas de seguridad como porque el presidente estadunidense George Bush no
se decidía a anunciar lo que ha bautizado como cambio de estrategia en su
guerra contra esa nación del Medio Oriente.
Mientras
unos y otros se observaban había hechos concretos. En distintos países de
religión musulmana se rezaba por Saddam,
como en Argelia, donde el gobierno ordenó que en todas las mezquitas se
celebraran plegarias por su alma. La “plegaria del ausente” se realizó el
martes en los edificios religiosos llenos de público. Los partidos argelinos
consideran que Sadam fue objeto de un “asesinato político” y el gobierno
estimó que debió recibir el trato de prisionero político.
Libia
decretó tres días de duelo. Hubo actos de homenaje en Jordania, con
presencia de la hija mayor del ex presidente, como le llama la mayoría de los
medios internacionales, en Damasco, la capital Siria, se realizó una
ceremonia funeraria en su memoria y miles de iraquíes llegaron hasta Ouja,
donde fueron enterrados sus restos.
Mientras,
la violencia en Irak ha alcanzado cifras record. De acuerdo a Naciones Unidas
allí muere un promedio de 120 personas al
día, lo que significa 48 mil 800 al año, cuatro veces más que lo que los
gobernantes iraquíes han admitido respecto de 2006. En este cuadro, los
adversarios de Saddam festejan su muerte y en el resto del mundo se condena la
actitud de funcionarios iraquíes que hostilizaron e insultaron al condenado
en las horas previas y en el momento en que era llevado al cadalso.
También
ha surgido un frente de resistencia con la designación de Izzat Ibrahim Al
Duri como presidente de Irak y comandante supremo de las fuerzas armadas. Al
Duri, amigo y brazo derecho de Saddam fue vicepresidente del Consejo del
Comando de la Revolución y por su captura se ofrecen 10 millones de dólares.
Al recibir ese nombramiento dijo ”Juro continuar la jihad sagrada,
acentuarla y prolongarla hasta la liberación total de nuestra patria.”
¿EJECUCIÓN
O LINCHAMIENTO?
Las
interrogantes respecto a Irak son muchas y el cambio de estrategia del que
habla la administración Bush se vislumbra como un aumento del contingente
militar a pretexto de que no se puede salir de allí de repente porque la
situación de agravaría. Tampoco aparece claro por qué se han
cometido,aparentemente, tantos errores respecto a Saddam Hussein, los que no
hacen más que aumentar la beligerancia entre los distintos grupos musulmanes.
El
abogado argentino Alejandro Teitelbaum, representante de la Asociación
Americana de Juristas ante los organismos internacionales de las Naciones
Unidas con sede en Ginebra, dice claramente que lo de Saddam fue linchamiento
y destaca en su análisis que la ya desaparecida Comisión de Derechos Humanos
de la ONU llamó la atención en septiembre pasado sobre la disposición del
tribunal iraquí que establece que las sentencias deben ejecutarse dentro de
30 días, lo que en el caso de la pena de muerte “tendrá por resultado un
irremediable y precipitado fin de los procedimientos”.
Teitelbaum
recuerda que a Saddam se lo juzgó primero por la muerte de 148 personas en
Dujail y al condenarlo a muerte por ese caso, los demás, como el de 5 mil
kurdos que habrían sido ejecutados con gas mostaza, quedaron sin efecto. Para
el analista, eso tiene motivos muy claros. En 1993 debía empezar en Estados
Unidos un proceso por financiamiento ilícito al régimen de Saddam por varios
miles de millones de dólares durante la guerra Irán-Irak.
En
esa oportunidad se llegó a un acuerdo, a través de la procuradora Janet
Reno, con el representante en Atlanta de la Banca Nazionale del Lavoro,
italiana, y sólo hubo una audiencia en la que se fijó el monto de la pena y
se evitó el juicio en el que habrían tenido que comparecer Bush padre, James
Baker, autor del reciente informe sobre Irak, y Henry Kissinger asesor del
banco italiano.
En
el caso de los kurdos, los abogados de Saddam podrían haber llamado a
comparecer a numerosos altos funcionarios e industriales de la guerra
estadunidenses, británicos, franceses, alemanes, rusos, chinos y portugueses
, que le vendieron tecnología armamantística nuclear, biológica, química,
de misiles y convencional, al gobierno iraquí. Todo eso está detallado en el
informe de 12 mil páginas entregado por Irak a la ONU en 1992, que la
delegación estadunidense podó a pretexto de que tenía mejores máquinas
para sacar las voluminosas fotocopias. Sobre estas bases, que hemos resumido,
Teitelbaum califica la ejecución de Saddam como linchamiento, porque había
que evitar el gran juicio
LOS
AMIGOS NO VAN A JUICIO
Ya
hemos hablado antes del doble estándar que aplica Estados Unidos respecto a
quienes no se diferencian en sus actos, pero sí en lo que son para el imperio,
amigos o enemigos. El caso más reciente es el de Pinochet, bajo cuyo régimen
fueron asesinados y desaparecidos miles de chilenos, contra el que se
presentaron 300 demandas, pero nunca fue condenado porque para ponerle término
al régimen dictatorial la oposición a Pinochet tuvo que negociar, no con el
dictador, sino con Estados Unidos, las condiciones del retorno a la democracia.
Lo mismo sucedió en todas las “democratizaciones“ sudamericanas.
En
otras partes el asunto ha sido más burdo. Los estadunidenses han intervenido
permanentemente en Haití, país que en el siglo XIX había logrado un
importante desarrollo económico, en un contexto político de enfrentamientos
violentos. En 1957 con apoyo del país del norte, asumió el gobierno Francois
Duvalier, que se hacía llamar Papá Doc, fue un gobierno dictatorial y
sangriento que dio origen a la dinastía Duvalier, ya que a la muerte del
fundador lo sucedió su hijo al que llamaban Baby Doc, que gobernó de 1971
hasta 1985. Cuarenta mil personas fueron asesinadas en ese lapso. Cuando Baby
Doc ya no pudo controlar el levantamiento popular, Estados Unidos maniobró
para buscarle una salida segura y demoró la acción del ejército hasta que
le encontró refugio en Francia.
En
Nicaragua otra dinastía sangrienta, la de los Somoza, fue impuesta por
Estados Unidos y duró en el poder desde 1933 hasta 1979 año en que los
sandinistas derrocaron a Anastasio Somoza hijo, al que
Estados Unidos le ayudó a encontrar asilo en Paraguay, donde regía
otro dictador, Alfredo Stroessner. Y así podríamos seguir con las historias
de Ferdinando Marcos en Filipinas, Franco en España, Rios Montt en Guatemala,
Castelo Branco en Brasil, Trujillo en Dominicana y etcétera, etcétera,etcétera.