ELECCIONES
EN EL BERENJENAL DE BUSH
Frida
Modak
El
martes los estadunidenses votarán para renovar en su totalidad la Cámara de
Representantes (diputados) y una tercera parte del Senado,
se elegirán 33
senadores de cien.
Pero también se elegirán los gobernadores de 36 estados,
todo lo cual puede repercutir en los comicios presidenciales de 2008,
debido a las atribuciones que tienen 44 de los 50 congresos estatales
para modificar los distritos electorales a fin de aprovechar mejor los votos.
Si
como se estima, los demócratas ganaran la mayoría en las dos cámaras, estaríamos
asistiendo a una derrota de George W.Bush, más que a un cambio político
significativo en el país del norte. Y es que el mandatario está metido en un
berenjenal del cual no puede salirse porque para hacerlo tendría que
reconocer que sus guerras han sido un fracaso como lo demuestra la realidad de
Afganistán y de Irak, amén de que nadie le ha divisado ni la nariz a Osama
Ben Laden, el malo de toda esta trama Made in
USA.
Según
un sondeo de la revista Newsweek, si las elecciones se hubieran realizado hace
una semana el 53 por ciento habría votado por los demócratas y un 39 por
ciento por los republicanos. Pero además, la encuesta indicó que los temas
con que Bush consiguió la reelección ya no tienen el mismo efecto en los
electores. Y esos temas son la seguridad nacional y el combate al terrorismo,
eslóganes a los que el presidente convirtió en la esencia de su
gestión gubernamental cuando a raíz de los sucesos del 11 de septiembre de
2001 se le ocurrió, o le sugirieron, que su elección podía ser algo más que
la continuación del negocio familiar, según palabras del historiador británico
Paul Johnson.
Algunos
señalan que en las elecciones legislativas importan más las cuestiones
locales, pero también las relativas a las fracasadas guerras bushistas han
llegado a serlo. El número de soldados estadunidenses muertos en Irak ya
supera los tres mil, el costo de
esa guerra va por los 300 mil millones de dólares y aunque la Casa Blanca
pretenda que todos los iraquíes son terroristas, no deja de impactar a la
opinión pública de Estados Unidos saber que 650 mil personas han muerto
desde que ese país fue invadido en 2003, según el estudio de la Universidad
John Hopkins Bloomberg.
Distintas
publicaciones y expertos electorales señalan que los demócratas obtendrían
entre 25 y 30 escaños más en la Cámara de Representantes, les bastaría con
15 para recuperar la mayoría que perdieron a manos republicanas. Con 6
senadores más serían también mayoritarios en esa instancia, les dan de 4 a
6 en los sondeos.Y si todo esto se reproduce, como pareciera, en las
gubernaturas y congresos estatales, se facilitaría la redistritación y con
ello cambiarían las condiciones para las presidenciales del 2008, que no son
elecciones directas sino que se eligen electores.
¿TORPEZAS?
Es
imposible que el gobierno estadunidense y el partido republicano no hayan
detectado lo que estaba pasando, lo supieron pero creyeron que la campaña del
miedo seguiría surtiendo efectos. Así, el presidente salió desafiante a
admitir que tenían cárceles secretas para los terroristas. Luego logró
que la mayoría republicana aprobara una ley legalizando la tortura y,
para no ser menos, el vicepresidente Richard Cheney defendió la práctica de
la tortura, diciendo que se trataba de “técnicas” usadas en los
interrogatorios.
Junto
con intentar tomarle el pelo a la opinión pública nacional e internacional
con eso de las “técnicas”, la propaganda electoral republicana y
gubernamental recurrió a mostrar videos de Osama Ben Laden amenazando a
Estados Unidos y de supuestos entrenamientos de terroristas.
La
histeria que domina en las altas esferas estadunidenses alcanzó su climax
cuando agentes de los servicios secretos llegaron al centro escolar McCarthy
en Sacramento, Californa, y sacaron del aula a la adolescente Julia Wilson, de
14 años, para interrogarla porque en un foro de Internet para jóvenes se había
opuesto a la guerra y la política de Bush. En la página había caricaturas y
frases consideradas “amenazadoras”, como“apuñalemos a Bush”, que se le
atribuyeron, la consideraron sospechosa, la interrogaron durante 15 minutos sin
el conocimiento de sus padres, la hicieron llorar, la asustaron y se fueron.
Todo
esto parece haber inducido a los estadunidenses a pensar y a entender que
estaban perdiendo sus libertades y su seguridad, no por los terroristas, sino
por todas las medidas gubernamentales puestas en práctica desde el 11 de
septiembre de 2001. Y aunque con los demócratas no habrá mayor cambio, votar
por ellos sería ponerle un alto a Bush y a los republicanos.
EN
AMÉRICA LATINA
Las
cosas tampoco le está resultando a la administración Bush en América
Latina. En Brasil, después del rudo despertar que tuvo en las elecciones del 1
de octubre, el presidente Lula se bajó del pedestal y trabajó intensamente
para ganar en la segunda vuelta electoral del domingo pasado. Derrotó por amplísimo
margen a Geraldo Alckmin, de la democracia cristiana, corriente ideológica afin
a los republicanos. Y a la administración Bush podría esperarle una derrota más
grande todavía.
Esa
podría producirse hoy en las elecciones presidenciales de Nicaragua,donde los
sondeos dan como favorito al líder sandinista Daniel Ortega, que ocupó la
primera magistratura al triunfo de la Revolución de 1979. Hay que recordar que
el gobierno dirigido por el Frente Sandinista de Liberación Nacional fue
objeto de la más abierta intervención política, económica y armada de
Estados Unidos, primero a través de la administración de Ronald Reagan y
luego la de George Bush padre.
Estados
Unidos organizó,adiestró, apertrechó y mantuvo a los llamados “contra”,
a través de los cuales inició una guerra de hecho contra Nicaragua para
derrocar al sandinismo, que le habia dado al país una institucionalidad democrática
y plural. En 1984 se realizaron elecciones en las que Daniel Ortega fue elegido
presidente, pero Reagan continuó la guerra. Los contras fueron financiados
incluso con narcotráfico cuando el congreso estadunidese negó los fondos
pedidos por la Casa Blanca.
En
ese marco Ortega perdió en los comicios de 1990. Hoy, en una combinación política
inimaginable en los años 90, Ortega encabeza las encuestas y podría ganar en
la primera vuelta si obtiene el 40 por ciento de los votos o el 35 por ciento,
si supera al segundo por un 5 por ciento. Las encuestas le daban 34.4 por
ciento y más de 10 puntos de ventaja. Estados Unidos está interviniendo en
forma abierta para impedir que en la administración de un Bush se reelija al
presidente derrotado por la guerra que culminó otro Bush.