De Puro Chile - 10 octubre 2006
EL
RUDO DESPERTAR DE LULA
Por Frida
Modak
Parecería
que la mayoría de las empresas encuestadoras se equivocaron al pronosticar que
el actual presidente brasileño sería reelegido en la primera vuelta electoral,
celebrada el domingo pasado. Pero más allá del margen de error hay situaciones
reales que influyeron en los resultados. La corrupción no fue el elemento
decisivo, si bien la torpeza de algunos miembros del Partido de los
Trabajadores, gobernante, la pusieron de relieve a pocos días de los comicios.
Las
razones habría que buscarlas en las expectativas creadas en torno a Luiz Inacio
Lula Da Silva a lo largo de su trayectoria sindical y política. De oficio
tornero mecánico, se formó en las luchas de los trabajadores y en el marco de
las iglesias de base, en la cercania de la teología de la liberación. Frei Betto
es uno de sus referentes y a él le encomendó el programa contra el
hambre. Otros teólogos de la liberación se declaran desilusionados de Lula
presidente, quien se vinculó también a la Revolución cubana.
Todo
esto le dio a Lula la imagen de un revolucionario que de llegar a la presidencia
de su país haría grandes cambios. No se tomaba en cuenta que él en su primera
postulación en 1989, ya había mostrado una moderación que no lo hacía el
candidato de la izquierda, posición en la que si se definía el ya desaparecido
Leonel Brizola. Poco después el Partido de los Trabajadores, hacía un
distanciamiento expreso del marxismo.
A
los grupos de poder económico y político, tanto brasileños como
estadunidenses les interesaba seguir proyectando la imagen del
revolucionario, para tratar de impedirle el acceso al gobierno por temor a que de
alguna manera los pudiera afectar, lo que no ha ocurrido. Lula no se ha salido de
los marcos del modelo neoliberal y es dentro de el que ha obtenido algunos
logros en la disminución de la pobreza, con programas asistenciales similares a
los de los demás países latinoamericanos.
BOFF:FUE
MI ILUSIÓN Y MI DESILUSIÓN
En
una entrevista que concediera hace unos meses atrás, Leonardo Boff,teólogo
franciscano, una de las figuras más destacadas y consecuentes de la teología
de la liberación, señaló:”Fui uno de los más entusiastas cuado se dio la
elección de Lula.Escribí más de diez artículos sobre la revolución brasileña
que sería inaugurada por él.Fue mi ilusión y mi desilusión.Tuve que
confrontarme al ‘realismo’ de la política de lo posible en el cuadro histórico
en que se mueve la sociedad brasileña”.
Recordando
el pasado colonial y la conformación racial de su país,la enorme riqueza de
las élites frente a la gran masa de empobrecidos,los que sólo en el siglo
pasado lograron organizarse en movimientos sociales y sindicales,acompañados
por sectores de la iglesia católica,Boff dice:
“Cambiar
esta realidad histórica tan condicionante exigiría una revolución. Lula, a mi
juicio, no tenía la consciencia
suficientemente clara de su misión histórica. Su preocupación inicial fue la
de salvar al país de un desastre económico inminente en detrimento de las
grandes reformas estructurales que podrían, éstas sí, salvar al país del
desastre. Se desperdició una oportunidad. El pertenece a la parte más izquierda
del sistema imperante, pero no deja de ser un elemento del sistema”.
Estima
que por eso los organismos económicos mundiales y los principales Jefes de
Estado “están tan felices con él”, porque se pospuso la revolución a la
que le temían. Boff reconoce que Lula le ha dado más énfasis a los programas
sociales como la “bolsa de familia” y el apoyo a la agricultura
familiar, entre otros. Pero agrega que mientras
se transfieren diez mil millones de reales(1 dólar=2.2 reales) que
benefician a 11 millones de familias, le otorga ciento cuarenta mil
millones de reales al sistema financiero
Su
juicio es duro: ”Así los operadores de la macroeconomía tranquilizan su mala
conciencia, y al mismo tiempo Lula se muestra fiel a algunas raíces de su
biografía personal”.
LA
SEGUNDA VUELTA ELECTORAL
El
29 de este mes, Lula medirá fuerzas con Geraldo Alckmin, del Partido de la Social
Democracia Brasileña, que es más bien una democracia cristiana. El actual
presidente obtuvo en la primera vuelta el 48.61 por ciento de los votos y su
rival el 41.64 por ciento. En teoría a Lula le sería más fácil ganar, le faltó
apenas un 1.40 por ciento para lograr la mayoría absoluta el 1°de octubre, pero
eso depende de las alianzas políticas que se realicen y de lo que éstas le
parezcan a los 126 millones de electores.
Ya
Alckmin ha logrado el apoyo de un sector del Partido Movimiento Democrático
Brasileño, el primero que se formó al salir de la dictadura, pero otro segmento
de esa colectividad está con Lula. Por otro lado Heloisa Helena, que se marginó
del Partido de los Trabajadores de Lula y postuló por su propia alternativa
socialista, obtuvo alrededor del 6 por ciento de los sufragios y anunció que no
apoyará a ninguno de los participantes en la segunda vuelta electoral.
El
presidente ha dicho que buscará alianzas, pero si no las logra tendrá que
confiar en que los votantes de izquierda lo apoyen, así como muchos lo han
respaldado en estos años para no entregarle el poder a la derecha a la que
pertenece Alckmin aunque su partido se denomine social demócrata. Pero también
cabe preguntarse quién es este hombre que podría convertirse en presidente de
Brasil.
Geraldo
Alckmin no era el candidato de los dirigentes de su partido, lo consideraban soso
y por eso le decían el “petit chu-chu”, que es un vegetal que no tiene
sabor. Pero él no aceptó a ningún otro postulante y la cúpula partidaria tuvo
que ceder. Médico anestesiólogo, vive para la política y empezó su carrera a
los 19 años, como concejal en su ciudad natal en el estado de Sao Paulo. Fue
diputado, vicegobernador de su estado, perdió cuando postuló a la gubernatura
pero accedió a ella cuando murió el gobernador Mario Covas. Se lo ha señalado
como miembro del Opus Dei.
Lula
o Alckmin gobernarán por los próximos cuatro años al quinto país más
desigual del mundo, según lo ha señalado el Indice de Desarrollo Humano del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, y es también el quinto
país más extenso y poblado. Y aunque la pobreza está en su nivel más bajo
gracias a los subsidios a las familias, 14 millones de personas padecen hambre.
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