El
Presidente Chávez no sólo habló del diablo y del azufre en Naciones
Unidas, que fue lo único que destacaron los grandes medios como CNN y El
Mercurio. Describió el carácter súper agresivo que asume el imperio,
denunció los crímenes de los bombardeos del llamado "fuego cruzado"
de Israel conra la población civil de El Líbano y reiteró su propuesta
del año anterior: la ONU, tal como está dominada por los países con
derecho a veto sólo sirve para hacer discursos. Debe ser democratizada y
trasladada su sede a otra nación que de garantías. Por ejemplo, a los
acompañantes médicos y de seguridad de Chávez no se les permitió bajar
del avión en Nueva York. Texto completo del discurso:
Intervención
del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, en
la 61ª Asamblea General de Naciones Unidas, Nueva York - Miércoles,
20 de septiembre de 2006:
Presidenta
de la LXI Asamblea General de las Naciones Unidas, Sheika Haya Rashed
Al-Khalifa: En
nombre de la Asamblea General tengo el honor de dar la bienvenida a las
Naciones Unidas a Su Excelencia el señor Hugo Chávez Frías, presidente de
la República Bolivariana de Venezuela, e invitarle a dirigirse a la
Asamblea. [Aplausos].
Presidente
de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez:
Señora
Presidenta, excelencias, jefes de Estado, jefes de Gobierno y altos
representantes de los Gobiernos del mundo: muy buenos días a todos y a
todas. En primer lugar quiero invitarles con mucho respeto a quienes no
hayan podido leer este libro, a que lo leamos; Noam
Chomsky, uno de los más prestigiosos intelectuales de esta América y del
mundo, Chomsky, uno de sus más recientes trabajos: Hegemonía
o supervivencia, hegemonía o supervivencia, La
estrategia imperialista de Estados Unidos. Excelente trabajo para
entender lo que ha pasado en el mundo en el siglo XX, lo que hoy está
pasando, y la más grande amenaza que se cierne sobre nuestro planeta: la
pretensión hegemónica del imperialismo norteamericano pone en riesgo la
supervivencia misma de la especie humana.
Seguimos
alertando sobre ese peligro y haciendo un llamado al propio pueblo de los
Estados Unidos y al mundo para detener esta amenaza que es
como la propia espada de Damocles. Yo pensaba leer algún capítulo, pero,
por respetar el tiempo, más bien lo dejo como una recomendación. Se lee rápido.
Es muy bueno, señora Presidenta. Seguramente usted lo conoce. Está
publicado en inglés, en alemán, en ruso, en árabe, seguramente [Aplausos].
Miren,
yo creo que los primeros ciudadanos que deberían leer este libro son los
ciudadanos hermanos y hermanas de los Estados Unidos, porque la amenaza la
tienen en su propia casa; el diablo está en casa, pues. El diablo, el
propio diablo está en casa. Ayer vino el diablo aquí. [Aplausos].
Ayer
estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar. ¡Huele a azufre todavía esta
mesa donde me ha tocado hablar! Ayer, señoras, señores, desde esta misma
tribuna el señor Presidente de los Estados Unidos, a quien yo llamo “el
diablo”, vino aquí hablando como dueño del mundo, como dueño del mundo.
Un psiquiatra no estaría demás para analizar el discurso de ayer del
Presidente de los Estados Unidos. Como vocero del imperialismo vino a dar
sus recetas para tratar de mantener el actual esquema de dominación, de
explotación y de saqueo a los pueblos
del mundo. Para una película de Alfred Hitchcock estaría buena; incluso yo
propondría un título: “La receta del diablo”.
Es
decir, el imperialismo norteamericano —y aquí lo dice Chomsky con una
claridad meridiana y profunda— está haciendo desesperados esfuerzos por
consolidar su sistema hegemónico de dominación. Nosotros no podemos
permitir que eso ocurra, no podemos permitir que se instale la dictadura
mundial; que se consolide, pues, que se consolide la dictadura mundial.
El
discurso del Presidente-tirano mundial, lleno de cinismo, lleno de hipocresía,
es la hipocresía imperial, el intento de controlar todo. Ellos quieren
imponernos el modelo democrático como lo conciben: la falsa democracia de
las élites. Y además un modelo democrático muy original: ¡impuesto a
bombazos, a bombardeos y a punta de invasiones y de cañonazos! ¡Vaya qué
democracia! Habría que revisar las tesis de Aristóteles, ¿no? Y de los
primeros que hablaron por allá en Grecia, de la democracia, a ver qué
modelo de democracia es ése, el que se impone a punta de marines, de
invasiones, de agresiones y de bombas.
Dice
el Presidente de los Estados Unidos ayer, en esta misma sala, lo siguiente:
“Hacia dondequiera que usted mira, oye a extremistas que le dicen que
puede escapar de la miseria y recuperar su dignidad a través de la
violencia, el terror y el martirio”. ¡Dondequiera que él mira ve a
extremistas! Yo estoy seguro de que te ve a ti, hermano, con ese color, y
cree que eres un extremista. Con este color, Evo Morales —que vino ayer,
el digno presidente de Bolivia— es un extremista. Por todos lados ven
extremistas los imperialistas.
No,
no es que somos extremistas; lo que pasa es que el mundo está despertando y
por todos lados insurgimos los pueblos.
Yo
tengo la impresión, señor dictador imperialista, de que usted va a vivir
el resto de sus días con una pesadilla, porque por dondequiera que vea,
vamos a surgir nosotros, los que insurgimos
contra el imperialismo norteamericano, los que clamamos por la libertad
plena del mundo, por la igualdad de los pueblos, por el respeto a la soberanía
de las naciones.
Sí,
nos llaman extremistas, insurgimos contra el imperio, insurgimos contra el
modelo de dominación.
Luego,
el señor Presidente vino a hablarles, así lo dijo: “Hoy quiero hablarles
directamente a las poblaciones del Oriente Medio, mi país desea la paz...”.
Esto es cierto. Si nosotros nos vamos por las calles del Bronx, si nosotros
nos vamos por las calles de Nueva York, de Washington, de San Diego, de
California, de cualquier ciudad, de San Antonio, de San Francisco y le
preguntamos a la gente en las calles, a los ciudadanos estadounidenses, este
país quiere la paz. La diferencia está en que el Gobierno de este país,
de Estados Unidos, no quiere la paz, quiere imponernos su modelo de
explotación y de saqueo, y su hegemonía a punta de guerras. Ésa es la
pequeña diferencia, quiere la paz, ¿y qué está pasando en Irak?, ¿y qué
ha pasado en el Líbano y en Palestina?, ¿y qué ha pasado en 100 años,
pues, en América Latina y en el mundo? Y ahora las amenazas contra
Venezuela, nuevas amenazas contra Venezuela, nuevas amenazas contra Irán…
Le habló al pueblo del Líbano: “Muchos de ustedes han visto cómo sus
hogares y sus comunidades quedaron atrapadas en el fuego cruzado”. ¡Vaya
qué cinismo!, ¡vaya qué capacidad para mentir descaradamente ante el
mundo! Las bombas en Beirut, lanzadas con precisión milimétrica, ¿son
fuego cruzado? Creo que el Presidente está pensando en las películas del
Oeste, cuando se disparaba desde la cintura y alguien quedaba atravesado en
el fuego cruzado. ¡Fuego imperialista, fuego fascista, fuego asesino y
fuego genocida, el del imperio y el de Israel contra el pueblo inocente de
Palestina y el pueblo del Líbano! ¡Ésa es la verdad!, ahora dicen que
sufren, que “estamos sufriendo porque vemos sus hogares destruidos”.
En
fin, el Presidente de los Estados Unidos vino a hablarles a los pueblos,
vino a decir, además —yo traje, señora Presidenta, unos documentos,
porque estuve esta madrugada viendo algunos discursos y actualizando mis
palabras—, le habló al pueblo de Afganistán, al pueblo del Líbano:
“Al pueblo de Irán le digo…, al pueblo del Líbano le digo…, al
pueblo de Afganistán le digo…”. Bueno, uno se pregunta: así como el
Presidente de los Estados Unidos le dice “le digo…” a esos pueblos, ¿qué
le dirían esos pueblos a él, si esos pueblos pudieran hablar?, ¿qué le
dirían? Yo se los voy a recoger porque conozco a la mayor parte del alma de
esos pueblos, los pueblos del Sur, los pueblos atropellados. Dirían:
“Imperio yanqui go
home”,
ése sería el grito que brotaría por todas partes si los pueblos del mundo
pudieran hablarle a una sola voz al imperio de los Estados Unidos.
Por
eso, señora Presidenta, colegas, amigas y amigos, nosotros el año pasado
vinimos aquí a este mismo salón, como todos los años en los últimos ocho,
y decíamos algo que hoy está confirmado plenamente y yo creo que aquí
casi nadie en
esta sala pudiera pararse a defender: el sistema de Naciones Unidas, nacido
después de la Segunda Guerra Mundial —aceptémoslo con honestidad—,
colapsó, se desplomó, ¡no sirve! Sirve para venir aquí a dar discursos,
a vernos una vez al año, sí, para eso sí sirve; y para hacer documentos
muy largos y hacer buenas reflexiones y oír buenos discursos como el de Evo
ayer, como el de Lula, y muchos discursos, el que estábamos oyendo ahora
mismo, del Presidente de Sri Lanka y el de la Presidenta de Chile. Pero
nos han convertido a esta Asamblea en un órgano meramente deliberativo,
meramente deliberativo sin ningún tipo de poder para impactar de la más mínima
manera la realidad terrible que vive el mundo.
Por
eso nosotros volvemos a proponer, Venezuela vuelve a proponer aquí hoy,
este día 20 de septiembre, que refundemos las Naciones Unidas. Nosotros
hicimos el año pasado, señora Presidenta, cuatro modestas propuestas que
consideramos de necesidad impostergable para que las asumamos los jefes de
Estado, los jefes de Gobierno, nuestros embajadores, nuestros representantes,
y las discutamos.
Primero,
la expansión —ayer lo decía Lula aquí mismo— del Consejo de Seguridad,
tanto en sus categorías permanentes como en las no permanentes, dando
entrada a nuevos países desarrollados y a países subdesarrollados, el
tercer mundo, como nuevos miembros permanentes. Eso en primer lugar.
En
segundo lugar, la aplicación de métodos eficaces de atención y resolución
de los conflictos mundiales, métodos transparentes de debate, de decisiones.
Tercero,
nos parece fundamental la supresión inmediata —y eso es un clamor de
todos— de ese mecanismo antidemocrático del veto, el veto en las
decisiones del Consejo de Seguridad. Vaya un ejemplo reciente: El veto
inmoral del Gobierno de los Estados Unidos permitió libremente a las
fuerzas israelíes destrozar el Líbano, en el rostro, delante de todos
nosotros, evitando una resolución en el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas.
Y
en cuarto lugar, necesario es fortalecer —decimos siempre— el papel, las
atribuciones del secretario general de Naciones Unidas. Ayer nos daba un
discurso el secretario general, prácticamente de despedida, y reconocía
que en estos diez años el mundo lo que ha hecho es complicarse, y que los
graves problemas del mundo, el hambre, la miseria, la violencia, la violación
a los derechos humanos lo que ha hecho es agravarse. Esto es consecuencia
terrible del colapso del sistema de Naciones Unidas y de la pretensión
imperialista norteamericana.
Por
otra parte, señora Presidenta, Venezuela decidió hace varios años dar
esta batalla por dentro de Naciones Unidas, reconociendo Naciones Unidas
como miembros que somos, con nuestra voz, con nuestras modestas reflexiones;
una
voz independiente somos, para representar la dignidad y la búsqueda de la
paz, la reformulación del sistema internacional; para denunciar la
persecución y las agresiones del hegemonismo contra los pueblos del planeta.
Venezuela de esa manera ha presentado su nombre, esta Patria de Bolívar ha
presentado su nombre y se ha postulado para un puesto como miembro no
permanente del Consejo de Seguridad. Vaya usted a saber: el Gobierno de los
Estados Unidos ha iniciado una agresión abierta, una agresión inmoral en
el mundo entero para tratar de impedir que Venezuela sea elegida libremente
para ocupar una silla en el Consejo de Seguridad; le tiene miedo a la verdad,
el imperio tiene miedo a la verdad, a las voces independientes, acusándonos
de extremistas. Ellos son los extremistas.
Yo
quiero agradecer aquí a todos aquellos países que han anunciado su apoyo a
Venezuela, aún cuando la votación es secreta y no es necesario que nadie
lo anuncie. Pero creo que dada la agresión abierta del imperio
norteamericano, eso aceleró el apoyo de muchos países, lo cual fortalece
mucho moralmente a Venezuela, a nuestro pueblo, a nuestro Gobierno. El
Mercosur, por ejemplo, en bloque ha anunciado su apoyo a Venezuela, nuestros
hermanos del Mercosur —Venezuela ahora es miembro pleno del Mercosur con
Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay— y muchos otros países de América
Latina, como Bolivia; el Caricom en pleno anunció su apoyo a Venezuela; la
Liga Árabe en pleno anunció su apoyo a Venezuela. Agradezco muchísimo al
mundo árabe, a nuestros hermanos de Arabia, esa Arabia profunda. A nuestros
hermanos del Caribe, de la Unión Africana : casi toda África
anunció su apoyo a Venezuela. Y países como Rusia, como China y muchos
otros países del planeta. Muchísimas gracias, a nombre de Venezuela, a
nombre de nuestro pueblo y a nombre de la verdad. Porque Venezuela, al
ocupar un puesto en el Consejo de Seguridad va a traer la voz no sólo de
Venezuela, la voz del tercer mundo, la voz de los pueblos del planeta, ahí
estaremos defendiendo la dignidad y la verdad.
Más
allá de todo esto, señora Presidenta, creo que hay razones para que seamos
optimistas, irrenunciablemente optimistas, diría un poeta, porque más allá
de las amenazas, de las bombas, de las guerras, de las agresiones, de la
guerra preventiva, de la destrucción de pueblos enteros, uno puede apreciar
que se está levantando una nueva era, como canta Silvio Rodríguez: “La
era está pariendo un corazón”. Se levantan corrientes alternativas,
pensamientos alternativos, movimientos alternativos, juventudes con
pensamiento distinto; se demostró ya en apenas una década que era
totalmente falsa la tesis del fin de la historia, totalmente falsa la tesis
de la instauración del imperio americano, de la pax
americana, la instauración del modelo capitalista, neoliberal que lo que
genera es miseria y pobreza, es totalmente falsa la tesis, se vino abajo,
ahora hay que definir el futuro del mundo. Hay un amanecer en el planeta y
se ve por todas partes, por América Latina, por Asia, por África, por
Europa, por Oceanía.
Quiero
resaltar esa visión de optimismo para que fortalezcamos nuestra conciencia
y nuestra voluntad de batalla por salvar al mundo y construir un mundo nuevo,
un mundo mejor. Venezuela se suma a esa lucha y por eso somos amenazados.
Ya
Estados Unidos planificó, financió e impulsó un golpe de Estado en
Venezuela y Estados Unidos sigue apoyando movimientos golpistas en Venezuela
y contra Venezuela, sigue apoyando el terrorismo. Ya la presidenta Michelle
Bachelet recordaba hace unos días —perdón, hace unos minutos— el
horrible asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier; yo sólo
agregaría lo siguiente: los culpables están libres y los culpables de
aquel hecho donde murió también una ciudadana estadounidense, son
norteamericanos, de la CIA, terroristas de la CIA. Pero además
hay que recordar en esta sala que dentro de pocos días también se cumplirán
30 años igualmente de aquel hecho terrorista horripilante de la voladura
del avión cubano, donde murieron 73 inocentes, un avión de Cubana de
Aviación, ¿y dónde está
el más grande terrorista de este continente y quien asumió la voladura del
avión cubano, como autor intelectual?
Estuvo
preso en Venezuela unos años, se fugó, allá por complicidad de
funcionarios de la CIA y del Gobierno venezolano de entonces. Está aquí
viviendo en Estados Unidos, protegido por este Gobierno, y fue convicto y
confeso. El Gobierno de los Estados Unidos tiene un doble rasero y protege
el terrorismo. Estas reflexiones, para decir que Venezuela está
comprometida en la lucha contra el terrorismo, contra la violencia, y se une
a todos los pueblos que luchamos por la paz, y por un mundo de iguales.
He
hablado del avión cubano, Luis Posada Carriles se llama el terrorista, está
protegido aquí. Como protegidos están aquí grandes corruptos que se
fugaron de Venezuela; un grupo de terroristas que allá pusieron bombas
contra embajadas de varios países, que allá asesinaron gente durante el
golpe de Estado, secuestraron a este humilde servidor y lo iban a fusilar, sólo
que Dios metió su mano, y un grupo de buenos soldados y un pueblo que se
fue a las calles; y de milagro estoy aquí. Están aquí, protegidos por el
Gobierno de Estados Unidos los líderes de aquel golpe de Estado y de
aquellos actos terroristas. Yo acuso al Gobierno de Estados Unidos de
proteger al terrorismo, y de tener un discurso totalmente cínico.
Hablamos
de Cuba, venimos de La Habana, venimos felices de La Habana,
estuvimos allá varios días; y allí se puede ver el nacimiento de una
nueva era: la Cumbre del G-15, la Cumbre del Movimiento de los No Alineados,
con una resolución histórica: “Documento final” —no se asusten, no
lo voy a leer todo—, pero aquí hay un conjunto de resoluciones tomadas en
discusión abierta y con transparencia por más de 50 jefes de Estado. La
Habana fue capital del Sur durante una semana. Hemos relanzado el Movimiento
de los No Alineados; y si algo puedo pedir aquí a todos ustedes, compañeros
y hermanos y hermanas, es que le pongamos mucha voluntad para fortalecer el
Grupo de los No Alineados, importantísimo para el nacimiento de la nueva
era, para evitar la hegemonía y el imperialismo.
Y
además, ustedes saben que hemos designado a Fidel Castro presidente del
Grupo de No Alineados para los próximos tres años, y estamos seguros de
que el compañero presidente Fidel Castro va a llevar la batuta con mucha
eficiencia. Para los que querían que Fidel se muriera, pues, frustrados
quedaron, y frustrados quedarán; porque Fidel ya está uniformado de nuevo
de verde oliva, y ahora no sólo es el Presidente de Cuba, sino el
Presidente de los No Alineados.
Señora
Presidenta, queridos colegas presidentes, ahí nació un movimiento muy
fuerte: el del Sur. Nosotros somos hombres y mujeres del Sur, nosotros somos
portadores, con estos documentos, con estas ideas, con estas críticas, con
estas reflexiones —que ya cierro mi carpeta y el libro me lo llevo, no
olviden que se los recomiendo mucho, con mucha humildad—, tratamos de
aportar ideas para la salvación de este planeta, para salvarlo de la
amenaza imperialista y para que, ojalá pronto, en este siglo, no muy tarde,
ojalá podamos verlo nosotros y vivirlo mejor nuestros hijos y nuestros
nietos: un mundo de paz, bajo los principios fundamentales de la Organización
de Naciones Unidas, pero relanzada, relanzada y reubicada. Creo que a
Naciones Unidas tenemos que ubicarla en otro país, en alguna ciudad del Sur,
hemos propuesto desde Venezuela. Ustedes saben que mi médico personal se
tuvo que quedar encerrado en el avión, el jefe de mi seguridad se tuvo que
quedar encerrado en el avión: no les permitieron venir a Naciones Unidas.
Otro abuso y atropello, señora Presidenta, que pedimos desde Venezuela
quede registrado como atropello —hasta personal— del diablo.
Huele
a azufre, pero Dios está con nosotros. Un buen abrazo, y que Dios nos
bendiga a todos.
Muy
buenos días.