De Puro Chile - 10 julio 2006
América Latina
¿INTEGRACIÓN NEOLIBERAL?
Por Frida Modak
En un año de elecciones presidenciales que aún no terminan,se
perfilan nuevas situaciones en América Latina,que ya están impactando en los
proyectos integracionistas que apenas el año pasado se veían promisorios.Los
presidentes elegidos, reelegidos o electos son considerados progresistas, salvo
el colombiano. En México aún no se dice la última palabra sobre quién lo
gobernará durante los próximos seis años y entre las elecciones pendientes
está la de Brasil, donde se supone que Lula será reelegido.
Sin embargo la tendencia que se advierte no va de acuerdo a lo
que se entiende por progresismo. Las políticas sociales siguen relegadas y los
"éxitos" que algunos gobiernos muestran en el combate a la
pobreza son bastante magros. El énfasis se pone en políticas económicas que
mantienen y agrandan la brecha entre ricos muy ricos y pobres de todos los
tamaños.
Ante el aumento en los precios del petróleo, gas, cobre y otros recursos
naturales que son explotados por empresas transnacionales, se abría la
posibilidad de que los países de la región optaran por manejar soberanamente
sus riquezas y recibir los beneficios que hoy se quedan en otras latitudes, pero
las reacción a la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia demostró
que no es así.
Estamos en presencia de gobiernos llamados o autodenominados
progresistas cuya meta es continuar y acentuar las políticas neoliberales,
firmando más tratados de libre comercio. El regionalismo abierto,
que supone que puede haber instancias de integración pero que además cada
país puede suscribir esos tratados, conspira contra la integración.
PUGNAS POR LA HEGEMONÍA
Los intentos integracionistas en la región han sucumbido, en
buena medida, por las pugnas entre los países y sus gobernantes. Resulta más
importante decidir quien va a hegemonizar la iniciativa que culminarla. Cuando
las dictaduras regían en América del Sur y Centroamérica y México
desarrollaba una política exterior de apoyo al restablecimiento
democrático, Venezuela, entonces presidida por Carlos Andrés Pérez, competía
por el liderato. La creación del Grupo de Contadora y luego el de Apoyo a
Contadora, en el que participaron países que ya habían recuperado la
democracia, puso fin a la pugna y permitió evitar la guerra generalizada en
América Central.
Desde entonces hasta la creación del Mercado Común del Sur,
MERCOSUR, y de la Comunidad Sudamericana de Naciones, no se había producido
una coyuntura que le abriera al subcontinente la posibilidad de llegar a un
acuerdo que permita el aprovechamiento de sus recursos de todo
orden,prescindiendo de la definición política de sus gobiernos. Al parecer
sólo es posible la integración neoliberal, como sucede en la Unión Europea a
la que tantas veces se alude como ejemplo.
Primero se especuló sobre si había rivalidades entre los
presidentes Lula de Brasil y Kirchner de Argentina. Luego surgieron las
críticas, hechas públicas, del canciller brasileño respecto del
presidente venezolano Hugo Chávez y cuando el presidente boliviano Evo Morales
anunció la nacionalización de los hidrocarburos, la reacción de los gobiernos
progresistas fue más que lamentable.
Se limitaron a considerarla una decisión soberana para evitar
pronunciarse porque los recursos naturales y las empresas estratégicas de sus
países están en manos de muchas de las empresas transnacionales objeto de la
nacionalización boliviana.
Excepto Venezuela, ningún otro país ha ofrecido la colaboración que
Bolivia requiere para llevar adelante el proceso nacionalizador, pero se
critica al presidente Chávez por la ayuda que le brinda. Brasil reconoce,
como lo hizo Lula, que Bolivia ha recibido migajas por sus hidrocarburos, pero
se abstiene porque la nacionalización afecta a Petrobras, aunque el Estado
brasileño ya tiene apenas un 37 por ciento de las acciones de esa empresa
y los estadunidenses controlan el 49 por ciento. Argentina, en cambio, aceptó
negociar un nuevo precio del gas y los presidentes Kirchner y Morales han
suscrito importantes acuerdos. El canciller chileno reaccionó negativamente a la
nacionalización boliviana y ha dicho que como América Latina es aún políticamente
"muy inestable" su país debe buscar "anclajes" más allá
de la región, lo que incluye "una relación privilegiada con Estados
Unidos".
Como resultado tenemos que Brasil buscará la autosuficiencia
ahora que el gas boliviano le costará más y que se percibe que su presidente
ha perdido espacio en América del Sur, a la par que se vislumbran más
postulantes al liderato .
ESTADOS UNIDOS COSECHA
Mientras se ocupa de sus negocios en Irak, la administración
Bush se beneficia de las pugnas latinoamericanas, después de haberlas atizado
con su descalificación del presidente venezolano Hugo Chávez, contra quien
orquestó el fracasado golpe de Estado que todos conocen. Una vez que el
imperio convirtió a Chávez en el malo de la película los progresistas
gobiernos latinoamericanos se han dedicado a combatirlo, en gran medida
porque encarna lo que otros dicen ser.
Las cosas han llegado a tal punto , que hace algunas semanas se
conoció un informe de los servicios de inteligencia de las fuerzas
armadas brasileñas que sostiene que "la paz en América del Sur es
incierta" a raíz de conflictos regionales y considera al mandatario
venezolano un "elemento desestabilizador". Estiman que la Amazonia es
la región de conflicto potencial y por lo tanto proponen aumentar el gasto en
armas y reactivar la industria bélica del país. Critican lo que llaman falta de
reacción del gobierno a la nacionalización boliviana, porque podría estimular
a Paraguay a revisar los precios de la energía establecidos en el Tratado de
Itaupú.
Los estadunidenses claman en el congreso de ese país para que
su gobierno frene la influencia que le atribuyen a Chávez en América Latina y
saldrá al mercado un nuevo videojuego en el que el usuario se convierte en un
soldado que tiene como misión derrocar "a un tirano hambriento de
poder que altera el suministro de petróleo de Venezuela, desatando una
invasión que convierte al país en una zona de guerra".
La coalición gobernante en Chile está dividida porque la
democracia cristiana, que aprobó el golpe contra Chávez, se opone a que el
gobierno apoye la postulación de Venezuela al Consejo de Seguridad de la ONU y
el canciller, demócrata cristiano, anda buscando un tercer candidato para no
aparecer respaldando a Guatemala, como desea Estados Unidos.
Alan García trató de sinvergüenza a Chávez y cuando éste le
respondió, el saliente presidente Toledo creó un conflicto de Estado. García
recorre ahora la región andina buscando reflotar a la Comunidad Andina de
Naciones. Así las cosas, la integración y los intereses de América Latina
siguen postergándose y los gobiernos progresistas pueden seguir con sus
políticas neoliberales, al fin que Chávez tiene la culpa.
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