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"Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza hacia la conquista de un mundo mejor".
(Salvador Allende)
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Publicado en CAUSA ML (Marxista-Leninista) No.21, Julio-Agosto 1971, Santiago de Chile
LAS FUERZAS ARMADAS CHILENAS (I)

EL PAPEL DE LOS MILITARES EN EL GOBIERNO UP

-El Gobierno depende de la lealtad de la FF.AA. dice Allende.                                                                      -Los Altos Mandos se hacen cargo de sectores estratégicos de la economía chilena.

Por Róbinson Rojas

NOTA DEL AUTOR: esta crónica sobre las Fuerzas Armadas chilenas tiene 3 partes, la tercera de las cuales es un informe de los yanquis sobre nuestro ejército. El propósito es dejar en claro que, de ningún modo, las FF.AA. burguesas, las chilenas, pueden ser la garantía de una pretendida "via chilena hacia el socialismo". Cuando más, son garantía de un reformismo que consolide el sistema capitalista dependiente que vive Chile.

   Desde la noche del cuatro de septiembre, conocida la victoria electoral de Salvador Allende, ha estado vigente una pregunta: ¿qué harán las Fuerzas Armadas?
   Durante el mes de octubre (incluido el mo- mento del asesinato del general Schneider), y después, desde noviembre, con Allende en el ejercicio de sus funciones presidenciales, ha habido dos tipos de respuestas simplistas a esa pregunta. Respuestas al margen de la lucha de clases y de sus caracteristicas específicas en Chile.
   Una respuesta simplista y subjetiva, ha sido de los sectores oligárquicos y algunos sectores imperialistas, que han dicho: las Fuerzas Armadas, como barrera al "marxismo", nos defenderán y nos ayudarán a dar un golpe de estado.
  Otra respuesta simplista y subjetiva, ha sido de amplios sectores dirigentes de la Unidad Popular (creo que no se debe incluir a Allende entre los que piensan así). Estos han dicho: las Fuerzas Armadas nos apoyarán y nos apoyan, porque son "democráticas" y "profesionales", y "hemos ganado legítimamente las elecciones presidenciales".
  Ninguna de las dos respuestas considera el carácter de clases de las Fuerzas Armadas. La primera, parte de un supuesto falso, cual es que el gobierno de la UP sea marxista; y también parte de un concepto feudal sobre los militares chilenos, considerándolos como simples sirvientes "hasta las últimas consecuencias", de la oligarquía financiera, latifundIsta y capitalista chilena y de los sectores más arcáicos del imperialismo yanquI.
   La segunda respuesta también se apoya en supuestos falsos. Porque es falso que haya "legalidad" por sobre las clases. Una legalidad sirve a la burguesía y otra legalidad sIrve a la amplia mayoría del pueblo. Las Fuerzas Armadas de la burguesía son el apoyo principal de la "democracia formal" y actuarán en su defensa siempre. Son por lo tanto, "profesionales burguesas" y "democráticas burguesas". Si se tratara de implantar en Chile, en este instante, una "legalidad popular", las Fuerzas Armadas actuales tendrían que salirse de la "Constitución y las leyes", para dar un golpe de Estado y recuperar el establecimiento de la democracia formal. Por eso, cuando, como está ocurrIendo en los hechos, las Fuerzas Armadas chilenas están apoyando al gobierno, es porque ellas consideran que ese gobierno no se ha salido ni tIene muchas oportunIdades de salirse de las márgenes del cauce burgués. Que lo que en realidad está haciendo este gobierno es un reformismo decidido (contra algunos sectores oligárquIcos e Imperialistas) para reordenar y consolidar el sIstema, adaptándose también a la nueva estrategia del 1mperialIsmo en AmérIca Latina.
        LOS OLIGARCAS CALCULAN MAL             
Principalmente en el mes de octubre pasado, Chile asistió a una desenfrenada carrera por buscar "el apoyo" de las Fuerzas Armadas. Por un lado, la democracia cristiana trató desde el comienzo transformarse en el "vocero político" de ellas, tratando de obtener garantías formales (constitucionales) de parte de Allende. Por otro lado, sectores latifundistas, oligárquicos financieros y de la Anaconda yanqui, formaban una estructura conspirativa, tratando de atraerse a las FF. AA. con el hueco fantasma del "comunismo" de los vencedores en las elecciones. En tercer lugar, Salvador Allende, personalmente, comenzó a explicar a las FF.AA. los verdaderos alcances del llamado Programa de la Unidad Popular.
    En esta carrera, Allende superó a los demócratacrlstianos como "intermediarios", los dejó fuera de carrera y estableció un diálogo directo con los altos mandos.
    El día 1o. de octubre de 1970, en la respues- ta pública de Allende al emplazamiento DC por las "garantías constitucionales", quedó a la luz la esencia de lo conversado por el presidente electo y las Fuerzas Armadas :
    Punto uno: acuerdo en que las FF. AA. son la "columna vertebral" de este sistema, con estas palabras de Allende:
 "He señalado insistentemente la limpia traidición patriótica, democrática y profesional de nuestras Fuerzas Armadas y he planteado mi propósito de cumplir con la obligación nacional de facilitarles su perfeccionamiento técnico y respetar su función especifica, para hacer cada vez más eficaz su misIón de cautelar la soberania y la integridad territorial del pais".
    Punto dos: acuerdo en que las FF. AA. tienen que integrarse a la dirección de los aspectos claves de la economia nacional, en contra del pensamiento oligárquico clásico de que son organismos de represión sin derecho a voz ni voto. Allende les promete voz y voto. Sus palabras fueron éstas:
     "Creo que un concepto más moderno de la
Seguridad Nacional y de las necesidades de
Chile hace aconsejable la integración y el aporte de las Fuerzas Armadas en algunos aspectos básicos de nuestro desarrollo sin que ello involucre desvirtuar su función profesional ni distraerlas de su papel esencial en defensa de la soberania".
     (Es notable la similitud casi textual de este planteamiento de Allende con el pensamiento político de 1os sectores reformistas del ejército, conocido en esa época, y que ustedes pueden ver en la segunda parte de este artículo).
     Punto tres: acuerdo en que ningún político, excepto Allende, tendría ingerencia en la de- signación de los altos mandos. Allende lo ex- presó asi:
   12
    "Debo expresar: que soy intransigente defensor de las prerrogativas del Jefe del Estado. Afirmo que como Primer Mandatario, ni siquiera la UP tendrá derecho a intervenir en la designación de los Altos Mandos, porque ésta es una atribución privativa del Presidente de la República, y seré celoso cautelador de mis atribuciones constitucionales".
    Mientras Allende expresaba ideas tan "integradas" al pensamiento mayoritario en el seno de las FF. AA. chilenas, los oligarcas se- guían su conspiración. Se aprovechaban, por supuesto, de una realidad: en el seno militar, como reflejo de la lucha de clases, no había un sentimiento único y tranquilo. Había sectores minoritarios, francamente gorilas (y todavía los hay), una gran mayoría indecisa, y un Alto Mando mayoritario en favor de la "línea moderna" de los ejércitos latinoamericanos, donde se mezclan chispazos de nacionalismo restringido (Perú), con apoyo a las reformas "estructurales" para consolidar el régimen occidental. En las palabras de los propios militares, "consolidar la 'democracia formal y la solidaridad del bloque occidental". Este pensamiento tiene mucho que ver con la nueva política global del imperialismo yanqui respecto a las formas de dominación en América Latina, y no resulta extraño el parecido, ya que desde los años 50 las FF. AA. chilenas han dependido en su mayor parte del material yanqui y totalmente del adiestramiento de equipos especiales de los EE. UU. (misiones militares, escuelas en Panamá y EE. UU. y folletos de estudio tanto militar, como económico y social.
    En esos instantes (octubre de 1969) las con- tradicciones y las indecisiones eran fuertes  en el seno de las FF. AA. Los oligarcas y sectores imperialistas contaban con el ex generai Viaux para "formar un frente unido uniformado" contra la UP. Pero, calcularon mal. Por razones que algún dia se conocerán, asesinaron al general Schneider. Esto provocó la unión, como cuerpo, en torno a los militares "reformistas" de todas las Fuerzas Armadas. Hasta la Marina, tradicionalmente gorila, principalmente por su estructura británica, cerró filas en torno a los líderes reformistas del Ejército (Pablo Schaffhauser, Augusto Pinochet y Orlando Urbina). Asi, el día del asesinato de Schneider, Allende, por primera vez desde el 4 de septiembre, pudo estar seguro de que sería el Presidente de Chile.

LA ENTRADA AL GOBIERNO

La presencia de las FF. AA. en el actual gobierno, ya no sólo como "soporte" sino como actores príncipales, no es una casualidad. Tiene un desarrollo histórico bien claro. Es claro que en los marcos de este artículo no se puede analizar extensivamente este desarrollo histórico, pero sí se puede hacer un esquema.
   A fines del siglo XIX, Chile era gobernado por una oligarquía minera-comercial y latifundista, ligada estrechamente al imperialismo inglés. En 1891, cuando el imperialismo inglés quiso apoderarse totalmente del salitre en contra de Balmaceda, la Marina hace de lider pro-inglés y derriba a Balmaceda. Consolidando el dominio de esos sectores de clase oligarcas.
   Pero, a partir de la Primera Guerra Mundial, viene la crisis del salitre. El país, obligado por la realidad económica, cada vez más dependiente del imperialismo, comienza la etapa de industrialización para sustituir algunos productos de importación. Junto con la industrialización, aparecen las grandes masas proletarias que luchan y hacen tambalear a los sectores de clase dominante hasta entonces. Aparece ya la burguesia industrial. Viene el golpe militar de 1924 y los demás hasta 1932.
   ¿Cuál fue allí la posición de las Fuerzas Armadas? Frente a una oligarquía obcecada, que se aferraba a sus privilegios anteriores, que no correspondian ya a la realidad de clases del país, las Fuerzas Armadas se ponen del lado de las "reformas sociales" y la "represión". Es decir, reformar para que nada cambie, pero salvar el buque, y reprimir para Impedir la organización de las clases trabajadoras.
   La burguesía industrial se suma a los sectores dominantes, frente a latifundistas en decadencia, oligarquía minera y comercial, con el apoyo del imperialismo yanqui que comienza a apoderarse de toda la estructura económica del país (minera y comercial) .
  En la época del Frente Popular, en 1938, las Fuerzas Armadas conservan su origen de clase cada vez más mayoritario de burguesía de pequeños y medianos propietarios y pequeña burguesia de profesionales, y no se oponen al reformismo ni a la consolidación del Estado como principal agente industrializador. La oligarquía, por supuesto, sigue conspirando pero no haya eco militar mayoritario. Comienza la declinación definitiva de los latifundistas (que culminará en este año de 1971), crece la burguesia industrial y nace con fuerza la burguesía burocrática a la sombra del desarrollo del Estado. Gobiernan en colusión con sectores oligárquicos financieros y comerciales, y el dominio del imperialismo (facilitado por la Segunda Guerra Mundial) se hace más general y sólido. Al mismo tiempo, comienzan a crecer las contradicciones entre sectores burgueses industriales y los consorcios imperialistas que actúan en Chile.
  El Estado sirve a esas clases dominantes y al imperialismo yanqui.
  En este período, el Estado se siente capaz de reprimir las luchas del proletariado urbano y rural, arrincona a las FF. AA. en un inútil papel de decoración interna, y consolida el Cuerpo de Carabineros como real factor armado de represión contra el pueblo. Las FF.
 AA., como institución, sienten que se desinte- gran, que sólo pueden recuperar su papel real de sostenedoras del Estado burgués si reciben un trato paritario por parte de los políticos civiles, que son ineficientes para controlar el surgimiento de la movilización popular en torno a sus intereses de clase que, por supuesto, son contrapuestos a los de la oligarquía, de la burguesía industrial   dependiente de los yanquis y burguesía burocrática, sirviente del imperialismo yanqui.
   En 1964, con el reformismo de Frei, surge la esperanza de salvar para los sectores dominantes todo el sistema. Transforma su gobierno en el más lacayo de los norteamericanos en nuestra historia. Abre a saco al imperialismo las puertas de la industria chilena, no es capaz de liquidar el sistema de latifundio, y sigue con respecto a las FF. AA. la misma política de desprecio de sus antecesores.
   La crisis se hace violenta en octubre de 1969 con el tacnazo. Bajo el aparente propósito de exigir mejores armas y mejores salarios, las FF. AA. estaban reclamando por la fuerza su verdadero papel en el seno de la burguesia, de co-liderar el proceso de reformas que requería Chile, para seguir siendo un Estado burgués: líquidar el latifundio, acorralar a la oligarquía financiera y parte de la industrial y comercial, y "racionalízar" el dominio imperialista, sacándolo de zonas conflictivas como el cobre, hierro y salitre, y dándole entrada en el sector dinámico de la industria, por medio de sociedades mixtas; todo esto, con una mayor "planificación", por supuesto a cargo del Estado. Un Estado dirigido por un sector de la burguesía.
   Viene la crisis de las elecciones presiden- ciales y, una vez más, las FF. AA. salvan el sistema, aunque esta vez sin recurrir a la re- presión abierta. Las Fuerzas Armadas toman el liderato de la burguesía desconcertada y desorganizada por su incapacidad histórica, en países colonizados, para responder a las presiones de su desarrollo y de sus contradic- ciones con el imperialismo, se enfrentan a los sectores de la oligarquía que hay que herir para asentar el reformismo populista, y apoyan a Allende, plegándose en general, a su programa, por un lado, y sirviendo de trazador de limites bien precisos en su cumplimiento. por otro.
  Para ellos, quedaba resuelta su crisis como institución (siguen habiendo contradicciones internas, por supuesto) , transformándose en el centro de la estabilidad política nacional y quedando en sus manos la tarea de "vigilar" el reformismo y la presencia del imperialismo en Chile, agazapado ahora, pero no por eso menos dominante en su conjunto. Y sin problemas muy serios, ya que el otro factor mundial de dominación, el social-imperialismo ruso, no está en condiciones de disputar
la supremacía a los EE. UU, en América Latina,
sector "yanqui", según el reparto del mundo que esas dos superpotencias han acordado.

LOS PASOS DE ALLENDE

En los siete meses del gobierno actual, ha sido bastante acelerada la intromisión de las Fuerzas Armadas en el dominio económico y social de nuestro paÍs. Altos Mandos en servicio activo han sido nombrados en la Corporación de Fomento, en la Compañía de Aceros del Pacífico, en los minerales de El Salvador y El Teniente, en acuerdos con las universidades para cursos de postgraduados solamente para militares, en materias como ingenieria, sociología, alta tecnología y economía. Además, becas especiales en la Universidad Técnica del Estado a los hijos de militares.
   Por otro lado, y según propia confesión en discursos de Allende, este se reúne con los altos mandos a "tratar el futuro de las instituciones nacionales ". Se ha reunido con ellos por lo menos catorce veces en los siete meses de su gobierno, siempre para casos de gran ascenso en las luchas de las masas.
   Es notorio el caso de la reunión con los generales del miércoles 10 de febrero. Dos dlas más tarde, el viernes 12, el MinIstro del Interior ocupa cadena nacional de radio y televisión para decir dos cosas importantes :
   Una, que "los únicos" encargados del orden interno son "las Fuerzas Armadas y el Cuerpo de Carabineros", con lo cual se señala con claridad una vieja aspiración militar: que carabineros queda en segundo lugar, como parte integrante de un sistema estatal en que sólo ellas, las Fuerzas Armadas, son la "columna vertebral".
    Dos, que se enviará al Congreso un proyecto de ley para declarar ilegales las tomas de predios agrícolas (también de las habitaciones, pero eso no es lo más importante ), pre- cisamente en un momento en que 138 luchas campesinas en todo Chile, con centro en Ma- lleco, Cautín y Valdivia, se hacían más fuer-
 tes, utilizando precisamente su mejor arma
 de lucha: la ocupación de predios.
    Por último, el día 23 de febrero, se reúne el Consejo Superior de Seguridad Nacional para darle al Estado Mayor de la Defensa Nacional
 y al Cuerpo de Carabineros, el control de un supuesto plan de desarrollo económico y social
en las zonas fronterizas... en las provincias de Malleco, Cautín y Valdivia.
    Al fin, en la noche del día 25 de febrero,
para despedirse de Valparaiso, el Presidente Allende no cena con los jefes regionales de los partidos de la UP, sino que con los jefes reg1onales de las tres ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros.
    La pregunta es: ¿adónde lleva esta "integración" de las Fuerzas Armadas al programa de la UP? ¿Sobre todo si esas FF. AA. siguen teniendo estrechas relaciones con el imperialismo yanqui?
y al decir "estrechas relaciones" con el imperialismo yanqui, me refiero no solamente a que el adiestramiento, la tecnología bélica y parte del material bélico de los militares chilenos depende de los Estados Unidos. Me refiero a aIgo más que eso:
  
A que, nuestras Fuerzas Armadas, en el en- frentamiento entre el mundo socialista y el mundo capitalista están de lado del mundo capitalista.
  A que, frente a la dictadura del proletariado y la dictadura de la burguesía, están con la dictadura de la burguesía.
  A que, su carácter reformista y nacionalista, está enmarcado en las fronteras del mundo capitalista. Es decir, en esencia, por muchas reformas que apoyen y por muchas contradicciones que tengan con el imperialismo, su reformismo es burgués y sus relaciones con el imperiallsmo serán de carácter burgués, tal como ocurre hoy, por ejemplo, en el Perú.
   En síntesis, en el actual momento histórico que vive Chile, las Fuerzas Armadas son el ár- bitro (con el fusil en la mano) que impone las reglas del juego del reformismo que encarna la Unidad Popular. Cuando ese árbitro estime que las reglas del juego han sido violadas, actuará de manera que "se respeten".
   Frente a ese árbitro armado burgués, el proletariado no tiene otra alternativa que oponer su propia fuerza armada para poder imponer las reglas del juego proletario. Esa alternativa, por supuesto, no está contempla- da en el reformismo burgués, que trata por todos los medios de frenar la organización del proletariado. Dice Allende con reiteración: "los trabajadores harán la revolución produciendo... y las únicas organizaciones armadas de nuestro país son y serán el Ejército, la Marina, la Aviación y Carabineros".
    En una palabra: el trabajo para los explotados, el fusil para los guardianes de la burguesia y de los intereses globales del imperialismo.
   Esa es la esencia del pacto entre el gobierno civil y las Fuerzas Armadas chilenas, que surgió después del 4 de septiembre de 1970.
    Es a veces dramático como todo esto se expresa en instantes en que la emoción invade las palabras del Presidente Allende. Por ejemplo, el día 14 de abril de este año, en La Moneda, al condecorar a los nuevos generales de las Fuerzas Armadas chilenas, Allende terminó su breve discurso diciendo:
    "Ustedes, que llegan a los Altos Mandos, tienen entonces, como dijera, deberes y dere- chos y responsabilidades, y yo entrego a la responsabilidad de ustedes, a los deberes de ustedes, y a los derechos de ustedes, la con- vicción reiterada del pueblo de Chile que seguirán siendo las instituciones armadas la raíz de nuestra historia de Chile, ennoblecida en la guerra y en la paz, y que seguirán siendo ustedes los que, sabiendo el valor de la fuerza material, tienen conciencia plena del
valor de la fuerza espiritual cuando ello se expresa en el consciente acatamiento a la voluntad ciudadana, expresada en las urnas y escrita en la Constitución de la patria".
Estas palabras resultan un dramático llamado a las FF. AA. burguesas para que lo dejen gobernar "dentro de la Constitución", y lo dejen probar, de paso, que es un "marxista nuevo", capaz de impedir que la lucha del pueblo destroce definitivamente al imperialismo, los oligarcas financieros y monopolistas y todos sus lacayos, destruyendo el Estado burgués, destruyendo su aparato burocrático-militar.     No hay que olvidar que, desde el 14 de enero hasta el 25 de mayo de 1971, han visitado los Altos Mandos del Ejército, la Marina y la Aviación chilenos, un almirante y un contralmirante de la Marina de EE.UU., un general del ejército y un general del aire de los EE.UU., todos miembros escogidos del Estado Mayor del ejército imperialista, y responsables del "comando sur" (América Latina) de ese ejército.
No hay que olvidar que todos los acuerdos de adiestramiento militar chileno en bases norteamericanas o territorio norteamericano siguen funcionando...y seguirán. Y, por último, no hay que olvidar que el aprovisionamiento militar yanqui a la fuerza aérea y a la marina chilenas, por lo menos sigue igual que antes (a fines de mayo EE.UU. cedió un remolcador de alta mar, gemelo de la Yelcho, a la marina chilena).
Esta situación ha ido empujando al Presidente Allende a decir, cada vez con mayor claridad, cuál es el papel de las FF.AA. burguesas en su gobierno.

El 19 de marzo decía: "Lo que yo he dicho es que esas Fuerzas Armadas profesionales, que tienen capacidad técnica, solvencia moral a lo largo de toda nuestra historia, deben desempeñar un rol de importancia en todo proceso de desarrollo económico en Chile. Deben estar vinculadas al proceso del progreso nacional".
El 1o. de mayo, frente a los trabajadores, en

la Plaza Bulnes de Santiago, Allende avanzó un paso más y dijo:
"Y sólo un pueblo disciplinado, organizado y consciente será, junto a la lealtad de las Fuerzas Armadas y Carabineros, la mejor defensa del Gobierno Popular y del futura de la Patria".
Tres semanas después, el concepto de Allende sobre las FF.AA. había sufrido un proceso de afinamiento bastante notable. El día 25 de marzo, ante los corresponsales extranjeros, dijo:
"... las Fuerzas Armadas chilenas son la garantía de este proceso... y lo que nosotros sí necesitamos también es que estas Fuerzas Armadas tengan, dentro de las limitaciones razonables, los elementos técnicos que garanticen su eficiencia...".
Y agregaba: "Y si hay algo que señala la actitud de este gobierno, es precisamente el incorporar más y más, las Fuerzas Armadas al proceso del desarrollo económico, con lo cual le damos una perspectiva mucho más amplia, y al mismo tiempo que las fortalece más. No puede ser extraño a las Fuerzas Armadas lo que se produzca o no se produzca en el cobre, en el hierro o en el salitre... Y yo lo he dicho, ¿por último, qué cosa son las Fuerzas Armadas? Son el pueblo con uniforme...".
El día 28 de mayo, frente a los campesinos en la ciudad de Linares, el Presidente señaló:           "He señalado que es posible este proceso de transformación, porque las Fuerzas Armadas de Chile y Carabineros tienen una conciencia profesional respetuosa de las leyes y la Constitución Política, lo que no ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos y lo que es una excepción de hecho en este continente y aun en otros continentes".
En suma, y en las propias palabras de los sectores dirigentes de la combinación de gobierno, el árbitro de la situación se llama Fuerzas Armadas.
Sería bastante útil, entonces, conocer qué clase de reglas del juego son las que "vigila" este árbitro armado. Y para eso, veamos las partes siguientes de esta crónica.
Creemos que este reportaje servirá para ayudar a destruir la falacia que algunos esgrimen, diciendo que nuestras Fuerzas Armadas son "populares" ya que están formadas por conscripción y, por lo tanto, en su seno se reflejan las clases de la sociedad, y es mayoritario "el pueblo".
Pero ocurre que eso es solamente parte de la verdad. Porque, al igual que en nuestra sociedad, el dominio de clases y la ideología de la clase dominante, también se refleja en el seno del Ejército, Marina y Aviación. De otro modo no podría explicarse que las Fuerzas Armadas fueran el sostén militar del sistema en el cual vivimos. En Chile, como sociedad, también  es mayoritario el pueblo, pero es explotado y reprimido por los imperialistas yanquis, la oligarquía nacional y parte de la burguesía aliada con esos explotadores mayores. En las Fuerzas Armadas, a su vez, con una élite militar mayoritariamente de burguesía media, se refleja esto mismo. Y se reflejan las pugnas, las crisis y las contradicciones en la lucha por todo el poder de esos sectores. Pero, en ningun caso, esas fuerzas armadas podrán ser el brazo armado del pueblo en su lucha por eliminar la explotación total del imperialismo, la oligarquía y parte de la burguesía aliada de esos explotadores.
Las fuerzas armadas del pueblo, al revés de las fuerzas armadas de la burguesía (que es el caso de nuestras fuerzas armadas), son una organización que depende de la vanguardia política del proletariado, sus mandos y combatientes tienen una ideología proletaria, y su organización crece y se consolida a medida que sobrepasa a las fuerzas armadas de la burguesía. Las fuerzas armadas del pueblo no se crean por simple decreto o por los resultados de una elección presidencial. En el caso chileno, las fuerzas armadas de la burguesía están intactas y tienen el carácter y la ideología descritas en este artículo. En suma, en este momento, el proletariado chileno no tiene en sus manos el fusil, y, por eso mismo, no tiene el poder. El fusil está en manos de la burguesía.