Rodeado de más de cien periodistas de todo el mundo, el candidato del Movimiento al
Socialismo, fue a votar a su humilde pueblo en medio de la selva del Chapare. El pueblo
entero se volcó para vitorearlo y aplaudir al hombre que les devolvió la dignidad a los
cocaleros. Los primeros sondeos ya lo daban como ganador.
Por Betzie Jaramillo
BOLIVIA.-Siete de la mañana, Villa 14 de Septiembre, patria chica de los
cocaleros, se prepara para recibir a su vecino más famoso: Evo Morales. La selva tropical
del Chapare boliviano brilla después del aguacero. Palmeras, helechos gigantes, árboles
de plátanos ocultan las plantaciones de coca. El olor a las hojas de coca se mezcla con
el dulzor de las otras frutas de esta jungla exuberante impregnando toda la atmósfera.
Y la atmósfera también huele esperanza. A las afueras de la Villa 14 de Septiembre,
Evo mantiene su casa y su pedazo de cultivo legal de la famosa planta, 40 metros por 40
metros (un cato). Los vecinos saben que el nuevo presidente de Bolivia puede ser uno de
los suyos.
Y todo hace indicar que así será, porque los primeros sondeos realizados tras las
votaciones presidenciales en Bolivia, lo daban como ganador con cerca del 45% de las
preferencias, frente a aproximadamente el 33% obtenido por su principal contendor, Jorge
Tuto Quiroga, representante de Podemos.
Así lo hicieron ver tres encuestas a boca de urna, que coincidían -con pequeñas
diferencias porcentuales- en el triunfo del abanderado del MAS.
Sin embargo, el número de votos obtenidos por Morales son insuficientes para
proclamarlo Presidente, por lo que deberá esperar la resolución del Congreso Nacional,
quien definirá la situación presidencial boliviana.
Pese a lo anterior, los observadores internacionales coinciden en que como la
diferencia obtenida es amplia, se respetará el triunfo del líder indigenista.
Los sondeos a boca de urna colocaron en tercer lugar al empresario cementero, Samuel
Doria Medina, representante de Unidad Nacional (UN) con el 10% de los votos, seguido por
el abanderado del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Michiaki Nagatani, con un
7%.
Su pueblo lo aclama
Evo es el mismo que llegó aquí a vivir en los años 80. No ha cambiado en nada,
dice el subalcalde de Villa 14 de Septiembre Dionisio Paredes. El ha luchado por
defendernos y nosotros lo hemos defendido a él. Como cuando los militares lo agarraron,
lo amarraron a una camioneta y lo arrastraron por el camino y nosotros lo rescatamos. O
cuando quemaron su cato de coca y nosotros se lo volvimos a plantar.
Y es que en este pueblo saben lo que es sufrir y le han plantado cara al ejército y a
la misma DEA para poder seguir siendo cocaleros. ¿Y que otra cosa podemos plantar?
Los cultivos alternativos no dan para darle de comer a la familia. Tenemos bananos, pero
nos pagan medio dólar por 700 plátanos se queja Vitelio Olguín, presidente de la
federación de cocaleros del pueblo.
Silvia Lasarte junto a otras sindicalistas, todas vestidas con su trajes tradicionales
y sus largas trenzas, pelan yuca, pican tomates, cebollas, ají, cocinan arroz y fríen
pescado. Es el desayuno que le ofrecerán a Evo antes de ir a votar. Pescadito para
el futuro Presidente para que sea tan habiloso como los pescaditos del río. Los
más de cien periodistas extranjeros y bolivianos no dan crédito al fervor y la pasión
de este pueblo con su líder. Y un parlante anuncia que Evo va a entrar al pueblo e invita
a todos a ir a recibirlo.
Y se desata la locura. Cientos de mujeres, niños, viejos corren al puente abriéndose
camino entre las cámaras de televisión y reporteros de todas partes. Parece que esta
Villa es hoy el centro del mundo. Y llega el más esperado. Evo baja de un jeep y todos se
abalanzan a abrazarlo y a lanzarle challas para desearle buena suerte y Evo les agradece a
todos por su nombre. Mientras los reporteros mantienen una lucha sin cuartel para captar
toda esta algarabía.
Como una procesión, encabezada por un hombre montado en un gigantesco buey que
enarbola la bandera multicolor de los cocaleros, Evo Morales, los vecinos y los
periodistas avanzan hasta la sede del sindicato donde se ofrecerá el desayuno
multitudinario. En el camino, las mujeres lo abrazan llorando, los hombres tampoco pueden
contener algunas lágrimas y le gritan suerte compañero. Hasta los
periodistas fogueados en mil guerras están a punto de caer bajo el hechizo de Evo
Morales.
El desayuno más parece un banquete. Para todos hay una silla, un vaso, una sopa y el
plato fuerte del pescado con arroz. Evo conversa con todos y finalmente una anciana decide
poner orden y obligar al candidato a sentarse con su gente y disfrutar de la comida. A su
lado se sienta Leónida Zurita, una india del Chapare, candidata a senadora y que impone
respeto a quién la observe. Ella creció con Evo y ella es una de las líderes más
importantes del movimiento de desheredados que está a punto de tomarse el poder
democráticamente en Bolivia.
Votación en la escuela
Ocho y media de la mañana. Hay que ir a votar. Y se organiza otra procesión desde el
comedor improvisado hasta la escuelita donde están las mesas electorales. Los vecinos del
pueblo lo han organizado perfectamente y han preparado un lugar para que los periodistas
puedan ser testigos sin estorbar las colas de mujeres y hombres que van a votar. Evo
cumple con su derecho al voto y la escuela estalla en aplausos. Ahora todos van al Mercado
Campesino de Coca para que el candidato de una rueda de prensa.
Una mesa larga, montañas de coca, Evo Morales rodeado de sindicalistas, campesinos,
alcaldes de la zona, vecinas con guaguas, niños y perros se dispone a contestar las
preguntas que surgen en inglés, en alemán, en francés y en español con todos los
acentos. Porque el fenómeno Evo ha cautivado y fascinado al mundo. Y los diarios,
televisiones y agencias no han dudado en contratar avionetas y jeeps para estar en este
rincón de la selva y ver cómo vota este indio aymara que desafía al mundo con su
discurso.
No estamos aquí para cambiar de gobierno, sino para cambiar el futuro. Y doy
gracias a Dios, a la Pachamama y a todos ustedes porque me han permitido ser el candidato
de los vilipendiados, despreciados, odiados y discriminados. Son sus primeras
palabras. Y entre aplausos vuelve a repetir lo que resuena en toda Bolivia y con ecos más
allá de sus fronteras. Que quiere que los recursos naturales sean nacionalizados y que
beneficien al pueblo. Que la coca es sagrada y nada tiene que ver con el narcotráfico,
que esta revolución no tiene armas y que es democrática, que lo importante es votar
aunque no sea por el MAS, su partido, que hay que vivir en armonía con la madre tierra,
que hay que ser ecológicos.
Y cuando una periodista norteamericana le pregunta por Bush, Evo le dice que le
pediría que retire las tropas de Irak y que desmantele todas las bases que tiene en
América Latina y que lo desafía a que hagan una alianza para luchar contra el
narcotráfico. Cero cocaína, cero narcotráfico, pero la coca no es una planta
dañina y no dejaremos de cultivarla y expandir sus muchos usos y beneficios que tiene que
dar a la humanidad esta planta. Y termina enviando un saludo fraterno a la juventud
estadounidense. porque la juventud no es futuro, la juventud es presente. Y ellos me
comprenden cuando hablo de que hay que cambiar el sistema capitalista por el bien de
todos.
Y para terminar vuelve a decir que si es Presidente respetará la propiedad privada,
que el tema del mar tiene que tener una solución diplomática Tendremos mar para
Bolivia. Y es tan raro que no tengamos relaciones diplomáticas y sí relaciones
comerciales. Pero si gano las elecciones hablaremos más largo del tema. Y manda un
saludo a sus hermanos mapuches. También habla de Fidel mis respetos al pueblo
cubano y de Chávez es un hermano de lucha para reconstruir la patria grande
que soñó Bolívar. Y antes de marcharse a La Paz alcanza a decir. Jamás
soñé, nunca pensé que me pasaría todo esto. Es un milagro, no para mí, sino para el
pueblo.