De La Nación - 21 mayo 2007
Jehová, la moda y la dietética
Uno se pregunta: ¿para qué demonios Jehová creó
tanto animal impuro e inmundo? ¿Para fastidiar a los
judíos?
Por Jorge Palacios C.
Hubo un tiempo en que Dios (Jehová) estuvo tiempo
completo y con dedicación exclusiva ocupado del
pueblo judío. El resto de los humanos adoraban
becerros de oro, diversos tótem, pachamamas, budas, y
otros ídolos. ¡Allá ellos con sus gustos perversos!
Jehová se aplicó a dictaminar normas de carpintería
y moda religiosa, así como de dietética a su pueblo
regalón. Respecto al Tabernáculo, ordena a Moisés:
“Harás un arca de madera de setim, que tenga de
longitud dos codos y medio, codo y medio de anchura, y
de altura otro codo y medio. Y la cubrirás por dentro
y por fuera con planchas de oro purísimo, y encima
labrarás una cornisa de oro alrededor”. Al parecer
se llevaba el oro en esos años. Jehová no escatima
en gastos. Como si fuera poco, pide: “Dos querubines
de oro macizo labrados a martillo…”. Luego,
describe al detalle un candelabro a forjar, ¿de qué
creen?, “de oro purísimo”. El Tabernáculo le
lleva, además, “diez cortinas de torzal de lino
fino, de color de jacinto o azul celeste, de púrpura,
y de grana dos veces teñida, con variedad de bordados”,
además, con “...presillas de color jacinto en los
lados y cabos de las cortinas”.
Sigue una minuciosa descripción de los tablones
que deben sustentar el altar, de cómo encajarlos, y
otros detalles de carpintería. Eso sí, las bases de
los tablones, son de plata y no de oro purísimo. No
fatigaré con las especificaciones para construir el
altar de los sacrificios. Total en él sólo se
utiliza madera, cobre y bronce. Pasemos mejor a la
moda sacerdotal.
El traje que debe lucir Aarón será “de oro, y
de jacinto, y de grana dos veces teñida, y de lino
fino”. “Tendrá por arriba dos aberturas sobre los
hombros, que abriéndose para ponerle se reunirán
después”. Especifica luego una variedad de piedras
preciosas que ornarán el traje, así como cadenillas,
anillos, broches, cordones, cinturón y otras minucias.
Los hijos no vestirán tampoco de cualquier modo.
Llevarán “túnicas de lino, y cinturones y mitras”.
Y Jehová se preocupa, incluso, de su ropa interior y
dictamina: “Calzoncillos de lino para que cubran la
desnudez de su carnes desde los lomos hasta las
rodillas”.
Las exigencias dietéticas son también muy
detalladas y rigurosas. Se puede comer “el animal de
pezuña partida, hendida en dos uñas y que rumia.
Pero no comerán el camello que rumia, pero no tiene
dividida la pezuña... El conejo que rumia, pero no
tiene dividida la pezuña, será impuro para ustedes.
Lo mismo la liebre”. El cerdo, por no rumiar, es
condenado tajantemente, por muy partida que tenga la
pezuña. “Ustedes no comerán su carne y tampoco
tocarán su cadáver”.
En materia de carne pues, hay que atenerse a las
vacas. ¡Aún no se habían vuelto locas! Rubro peces,
Jehová dispone sólo “los que tienen aletas y
escamas”, y “tendrán asco a los bichos y animales,
que no tienen aletas ni escamas,… no comerán su
carne y tendrán sus cadáveres por inmundos”. Despídanse,
pues, los fieles de Jehová, de las sopitas marineras,
ostras, erizos, calamares, locos y otras delicias.
La lista de pájaros prohibidos es bastante
razonable. A quién -salvo en gran hambruna- se le
ocurriría comer águilas, buitres, cuervos, lechuzas,
gavilanes o búhos. ¡Por suerte se salvaron las ricas
cazuelas de pavo y gallina! Con respecto a los
insectos, le ordena a Moisés: “Ustedes tendrán por
inmundo a todo insecto alado que anda sobre cuatro
patas”. Con excepciones: … “tratándose de
insectos alados que andan sobre cuatro patas, podrán
comer aquellos que, además de sus cuatro patas tienen
piernas para saltar sobre el suelo”. Y los enumera:
“La langosta en sus diversas especies y toda clase
de solam, de jargol y de jagab...”. ¿Dónde
hallarlos? Por el Diccionario de la Real Academia, al
menos, no se pasean esos bichos.
Y en materia de reptiles, ...“que andan arrastrándose
por el suelo”, prohibidos: “La comadreja, el ratón,
el lagarto…, la musaraña, el camaleón, la
lagartija y el topo”. Cuvier no habría estado muy
conforme con la inclusión de ratones, comadrejas y
topos, entre los reptiles, y de los murciélagos entre
las aves, pero él los clasificó varios milenios
después de la Biblia.
Uno se pregunta: ¿para qué demonios Jehová creó
tanto animal impuro e inmundo? ¿Para fastidiar a los
judíos? ¿Era antisemita?
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