Hasta ahora Pinochet ha logrado evitar ser
prontuariado o fichado, vale decir, tocar el pianito en jerga delictual, y
entintarse los diez dedos, estampar sus huellas dactilares y tomarse fotografías de
frente y perfil.
Un segundo desafuero por la Operación Colombo, esta vez por 29
víctimas, concedió el pleno de la Corte de Apelaciones de Santiago -16 votos a 6- en
contra de Augusto Pinochet. Esta es la más amplia votación entre ministros de esta corte
y la Suprema desfavorable al ex dictador, incluso desde el primer desafuero otorgado en
2000 por los crímenes de la Caravana de la Muerte, donde perdió 13 a 9 en el tribunal de
Apelaciones y 14 a 6 en la Suprema. Este nuevo desafuero deberá ser ahora debatido ante
el pleno del máximo tribunal, donde se espera que sea confirmado. Con la exclamación,
¡Ahora sí que ni Dios salva a Pinochet!, el abogado querellante Eduardo Contreras
graficó la situación producida por el nuevo alzamiento de su inmunidad como ex
Presidente de la República, la que fue solicitada de oficio por el ministro Víctor
Montiglio instructor del proceso por los delitos cometidos en la llamada Operación
Colombo.
Pinochet se encuentra procesado y bajo arresto domiciliario por nueve víctimas
desaparecidas en el marco de este operativo que tuvo lugar en 1975 y que consistió en un
montaje organizado para hacer creer a la población que las denuncias de la desaparición
de prisioneros eran una campaña del marxismo internacional: al menos 119 de
ellos se habían eliminado en Argentina entre sí por vendettas políticas
internas, o habían muertos en enfrentamientos con la policía de ese
país.
La defensa de Pinochet, representada por el abogado y coronel (R) Gustavo Collao,
alegó que el estado de salud del ex jefe militar no le permite enfrentar un juicio y que,
además, no existe en el expediente ningún antecedente que demuestre la
responsabilidad penal del general Pinochet. Además de Eduardo Contreras, por la
parte querellante alegaron los abogados Nelson Caucoto, Juan Subercaseaux y Magdalena
Garcés, esta última por el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior.
Pinochet pasa por su peor momento en tribunales, desde que en 1998 se presentaron las
primeras querellas en su contra y que se activaron en 2000 al regresó de su arresto en
Londres. Además de sumar ya su quinto desafuero (Caravana de la Muerte, Operación
Cóndor, Riggs y dos veces por Colombo), se espera que las cortes le vuelvan a levantar su
inmunidad por los desaparecidos de Villa Grimaldi, y por los delitos de malversación de
caudales públicos y negociación incompatible también en el caso Riggs, que instruye el
ministro Carlos Cerda por el ocultamiento de su fortuna.
Su batalla ganada
Pero hasta ahora Pinochet ha logrado evitar ser prontuariado o fichado. Vale decir
tocar el pianito en jerga delictual y entintarse los diez dedos, estampar sus
huellas dactilares y tomarse las fotografías de frente y perfil, como lo ordena el
decreto Nº64 de 1960 sobre Prontuarios penales y certificados de antecedentes
para delincuentes procesados.
Ello no ocurrió cuando fue encausado por los crímenes de la Caravana de la Muerte, ni
tampoco al ser procesado por la Operación Cóndor. Ahora se espera que la Corte de
Apelaciones confirme los nuevos procesamientos por Operación Colombo y Riggs para que,
una vez más, quede en condiciones de ser prontuariado. Al menos, se supone que el juez
Carlos Cerda no permitirá que el ex dictador eluda esta obligación procesal.