INTRODUCCIÓN
Al cumplirse tres decenios del triunfo de la Unidad
Popular, es necesario volver a repasar sus realizaciones. Ellas continúan siendo objeto
de controversiales juicios, aunque el tiempo transcurrido, al disipar parcialmente la
polvareda levantada por quienes lo derrocaron, va facilitando la asimilación de la
verdad. Para sus adversarios más moderados fue el fracaso de un gobierno
"populista" que se propuso objetivos imposibles de cumplir. Quienes así piensan
olvidan que no fueron los chilenos en un acto soberano quienes así lo decidieron, sino
que fue un Golpe Militar respaldado por intereses minoritarios lo que tronchó
violentamente su trayectoria. Para sus enemigos más virulentos, Allende fue la
culminación y el causante de los males de décadas de malos gobiernos y su fracaso se
debió a que intentó imponer una "dictadura marxista". Pero, los enemigos de la
Unidad Popular, en cambio, sí apoyaron una verdadera dictadura terrorista que se mantuvo
en el poder durante diez y seis años. Moderados y extremistas acusan a la Unidad Popular
de haber creado un caos económico, pero silencian la contribución a la
desestabilización que hizo la oposición política interna y externa.
A diferencia de esos interesados juicios, en las
páginas que siguen se podrá apreciar que el gobierno de Allende fue el intento
histórico más serio de reformas profundas, de justicia social, independencia nacional y
democratización de la sociedad chilena, realizado hasta ahora. Poderosos capitales
privados nacionales con el apoyo público y acciones encubiertas del gobierno Nixon-
Kissinger, utilizaron todos los medios ilegítimos hasta conseguir su derrocamiento
violento y la instauración de una sangrienta dictadura militar. Para tener un juicio
objetivo de los mil días de Allende es necesario pasar revista a las realizaciones
cumplidas en sus diversos ámbitos: desde la gestión financiera ; las reformas
fundamentales a la estructura productiva, las acciones para extender la democracia, las
medidas para mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías hasta la política
exterior de paz e independencia nacional.
LA GESTIÓN MACROECONÓMICA
Visto desde el cálculo de Producto Interno Bruto,
el período de la Unidad Popular arroja un crecimiento neto de 3,7%, con un primer año
muy bueno, un segundo de estancamiento y uno tercero de caída. (Hay que recordar que el
último trimestre del 73 pertenece a la Dictadura). Las cifras correspondientes son: 7,7%
; -0,1% y -3,6%. (1) Sólo el primero fue un año normal, donde la oposición política no
afectó la vida económica. Eso permitió llevar a cabo un programa económico eficaz que
logró superar la recesión en que se encontraba el país y conseguir un aumento del 7,7%
- una cifra récord, según los registros mundiales. A partir de 1972 factores externos
adversos repercutieron en la disponibilidad de divisas: el bloqueo financiero
norteamericano, la baja del precio del cobre y el aumento del precio de los alimentos en
el mercado mundial. Internamente, influyeron, la caída de la producción agropecuaria por
el sabotaje de los terratenientes, el paro patronal de Octubre del 72 y la
intensificación de la oposición política. Esta última se agudizó en el 73 con nuevas
huelgas políticas - transportistas, comerciantes, un sector de mineros - la negativa del
parlamento a legislar contra los delitos económicos, atentados contra plantas eléctricas
y oleoductos, impunidad judicial para las bandas terroristas, asesinato de personalidades
gubernamentales, acaparamiento y ocultamiento de artículos de consumo, entre otras. Desde
el punto de vista del crecimiento de la economía, un plazo de menos de tres años es
demasiado breve para juzgarlo. El aparato productivo operó dos años virtualmente a su
plena capacidad, sólo limitado por algunos cuellos de botella. Aún la caída del PGB en
el 73 es menor que las ocurridas en 1975-76 y en 1982-83, las cuales llevaron los niveles
de producción por habitante a un retroceso de más de diez años que apenas fueran
recuperados a fines de los ochenta. Estas crisis económicas fueron consecuencia de las
políticas neoliberales, sin intervención de la oposición democrática, puesto que
Pinochet y sus ministros tuvieron el monopolio absoluto del poder y la represión impidió
toda crítica en los medios de comunicación, universidades o en el movimiento laboral.
En el terreno financiero y monetario, la
agudización de la oposición unida derechista-demócrata cristiana condujo a
desequilibrios que desembocaron en una agudización de la inflación, después que en 1971
ésta frenara su ritmo. En la balanza comercial y de pagos se registraron déficit
relativamente moderados, en los que tuvo gran incidencia la baja del precio del cobre
impulsada por Nixon: Déficit de 15 % en las importaciones y reservas de divisas,
equivalentes a tres meses de importaciones. (2) Este resultado no fue peor gracias a la
renegociación de la Deuda Externa que Allende arrancó de sus acreedores, con el apoyo de
los gobiernos europeos y la oposición de Washington. Tanto aquella gestión como la
nacionalización de las grandes compañías mineras, beneficiaron más a la dictadura,
pues en los años siguientes significaron importantes ahorros y mayores ingresos de
divisas para el país. El presupuesto fiscal llegó a tener un déficit considerable, en
parte debido a la negativa de la oposición a financiar los reajustes a las remuneraciones
que ella misma aprobaba. Por otro lado, hubo sectores laborales de oposición y de
gobierno que rompían la necesaria disciplina monetaria con exigencias económicas que
contribuyeron a los desbalances financieros. La cantidad de dinero circulante se
incrementó más allá de lo necesario, debido a la expansión del crédito del Banco
Central y de la banca comercial, con la cual se financiaron los déficit fiscales y la
reducción de capital de trabajo de las empresas intervenidas. Los precios al consumidor,
medidos por el INE, se elevaron 20% en 1971; 77,8% en 1972 y 188,1% entre Enero y
Septiembre de 1973, como lo reconoce el Banco Mundial (3) En tales condiciones surgieron
los fenómenos del mercado negro y las colas. Pero estos fenómenos no reflejaban una
disminución "absoluta" del abastecimiento, sino "relativa" al elevado
circulante existente. Esto ha quedado comprobado por los volúmenes de producción y
consumo que eran muy superiores a los años precedentes. Por otro lado, al decretar el fin
de los controles de precios, el régimen militar llevó la inflación a 1.100 % en
diciembre del 73 y la mantuvo muy alta durante los años siguientes, con el agravante que
descargó todo su peso sobre los asalariados y pensionados. También es necesario
considerar que, posteriormente, varios países latinoamericanos como Argentina, Brasil,
Perú y otros experimentaron fenómenos de hiperinflación similares al chileno, sin que
desembocaran en golpes militares. A pesar de que los desequilibrios financieros fueron
alertados oportunamente por diversos economistas del gobierno, algunos dirigentes de la
Unidad Popular y de la ultraizquierda subestimaron sus consecuencias. Sostenían
erróneamente que los cambios estructurales en el régimen de propiedad, (o sea "la
economía real", más que los índices financieros) bastaban para ganar apoyo popular
incluso aunque sobrepasaran el programa gubernamental. En tales falacias se basaban
consignas como "avanzar sin transar", que contribuían a sembrar la
inestabilidad y el temor entre sectores medios.
LAS REFORMAS ESTRUCTURALES
a) La nacionalización del cobre
La nacionalización de la Gran Minería del Cobre fue el producto de una reforma a la
Constitución Política que estableció la propiedad absoluta del Estado de todos los
yacimientos minerales existentes en el subsuelo; permitió expropiar las grandes
explotaciones mineras hasta entonces en poder de consorcios estadounidenses; y estableció
el derecho de los afectados a una indemnización, sujeta a un descuento por ganancias
excesivas. La enmienda fue aprobada por unanimidad en el Congreso Nacional, pero las
compañías Kenecott y Anaconda se negaron a acatarla y presentaron demandas judiciales
para embargar las exportaciones chilenas. Nixon ordenó la venta de la reserva federal de
cobre con el objeto de hacer bajar el precio del metal y dispuso el veto norteamericano a
créditos de organismos multilaterales a Chile. No obstante, la nacionalización fue un
éxito. Se constituyó la Corporación del Cobre (CODELCO) que ha llegado a ser la
principal empresa productora en el mundo por su volumen de exportaciones y una de las más
eficientes por su productividad y bajos costos, a pesar de que debe soportar un gravamen
único a beneficio exclusivo de las Fuerzas Armadas. El Estado chileno ha recibido durante
28 años desde la nacionalización por concepto de ganancias netas, sumas que le son ahora
imprescindibles como fuente del presupuesto público. Durante los años de la dictadura y
luego en la Concertación se autorizó la entrega de valiosos yacimientos a compañías
transnacionales, las cuales proporcionan escasos o nulos beneficios al Estado, en razón
de leyes tributarias muy permisivas. El 60% de la producción de cobre está en manos de
esas compañías, en base a un estatuto de dudosa legalidad, denominado de
"concesión plena" el cual se encuentra en flagrante violación con el principio
constitucional de que los yacimientos pertenecen al Estado.
b) La Reforma Agraria
La ley de Reforma Agraria fue dictada en el Gobierno de Frei Montalva, con el apoyo activo
de la Unidad Popular. Su propósito fue eliminar el monopolio de la propiedad agraria,
eliminar el latifundio improductivo y permitir el acceso de los campesinos a la propiedad
de la tierra. Se estableció un límite a la propiedad individual, (80 hectáreas de riego
básico) y un método de expropiación con un 10% de pago al contado y el resto en bonos
fiscales a un plazo de 15 años. La ley estableció prioridad para los campesinos pobres y
previó que ellos podían optar a diversas formas de propiedad, individual o colectiva.
Allende aceleró el cumplimiento de la ley llegando a completar en menos de tres años el
65% de todos los predios expropiados. En total, la Reforma Agraria repartió 10 millones
de hectáreas, o sea casi la mitad de las tierras agrícolas, a 50.000 familias
campesinas, beneficiando a unas 250.000 personas. El gobierno popular no sólo les
entregó tierras sino también créditos, semillas, tractores importados en masa,
construyó obras de regadío, frigoríficos y centrales de acopio. Fueron fomentadas la
fruticultura, la agroindustria, las industrias forestales y la avicultura.
La Reforma Agraria como vasto proceso de
reestructuración de la propiedad tenía que generar confrontaciones entre terratenientes
y campesinos lo que afectó lógicamente la producción. No obstante, según el juicio de
los expertos del Banco Mundial "aún en sus momentos más turbulentos, la reforma fue
realizada con admirable poca violencia y destrucción de propiedad " ( World Bank,
Chile an economy in transition, 1980) El informe constata que la nueva agricultura
reformada comenzó a dar sus frutos ya en la temporada 1973-74, cuando la producción
aumentó en once de los catorce cultivos principales. En resumen y a la distancia, si bien
la dictadura volvió a favorecer la explotación y el monopolio capitalista de la tierra y
anuló los beneficios sociales que la Reforma entregó a los campesinos, en todo caso, sin
la Reforma no se habría acabado definitivamente con resabios semifeudales como el
inquilinato propio del sistema latifundista ni se habrían sentado las bases para el auge
posterior y la modernización de la agricultura chilena.
c) Supresión de grupos monopólicos y las tres
áreas de la economía
El Programa de la Unidad Popular contemplaba la creación de tres áreas de la economía:
social, privada y mixta. El Area Social se formaba con las empresas estatales existentes
hasta entonces y la incorporación de un reducido grupo de compañías que ejercían altos
grados de monopolio en el mercado o que tenían importancia estratégica para el
desarrollo del país. De acuerdo con sus facultades legales, un organismo semi autónomo,
la Corporación de Fomento de la Producción estableció un poder comprador de acciones de
los bancos, de tal manera que el Estado pudo ampliar su participación en el sector
financiero, desde el 50% que ya tenía en 1970, hasta el 90% de la propiedad bancaria. Del
mismo modo se procedió con las compañías de seguros y con sociedades anónimas de otras
áreas, negociaciones que se realizaron a plena satisfacción de los propietarios que
vendieron sus acciones. La Derecha se opuso violentamente, pero la Democracia Cristiana
aceptó la disolución del monopolio, rechazó la estatización financiera y propuso en su
reemplazo, la creación de empresas de trabajadores. Por su parte, Allende ejerció las
atribuciones que la ley orgánica del Ministerio de Economía le otorgaba para intervenir
o requisar temporalmente empresas que afectaran el funcionamiento del mercado. En la
industria manufacturera se llegó a un número de 202 empresas "requisadas" o
"intervenidas" por el gobierno, o sea el 3% del total de empresas privadas
existentes, grandes, medianas y pequeñas. En ellas, operaban 116.000 trabajadores, o sea
el 20% del sector. (4) En las telecomunicaciones fue nacionalizada la única compañía
telefónica, propiedad de la International Telephone and Telegraph (ITT), la cual fue
descubierta en acciones ilegales junto a la CIA para derrocar al gobierno. Mediante una
ley aprobada por el Congreso se puso fin al contrato de concesión con la ITT. (Ley 17910)
En general, la socialización de empresas no impidió que el sector privado continuara
siendo ampliamente predominante en la manufactura, agricultura, comercio minorista,
transporte caminero y servicios. En cuanto a las empresas mixtas sólo se constituyeron
como sociedades entre el estado y compañías extranjeras, siendo la industria automotriz
el primer campo de experimentación.
El Proyecto de Ley Prats - Millas trató de
estabilizar la situación del Area Social. Dejaba establecido cuáles de un total de 122
grandes empresas serían estatizadas, mientras otro centenar sería devuelto a sus
propietarios. Pero la mayoría opositora encarpetó el proyecto y apoyó la enmienda
Hamilton - Fuentealba con vista a anular lo obrado por el Ejecutivo e imponerle su
propuesta sin tener las atribuciones constitucionales correspondientes. La Derecha y la DC
plantearon entonces un artificial conflicto de poderes, un supuesto atropello del gobierno
a la legalidad, con lo cual se llamaba ( lo que sí era ilegal) a las FF.AA a derribar al
Gobierno constitucional.
MEJORAMIENTO DE LAS CONDICIONES DE VIDA
Cesantía
Al inicio del gobierno de Allende la cesantía alcanzaba al 9% de la población activa.
Era en parte la consecuencia de la crisis a que había llegado el desarrollo industrial y,
en otra parte, resultado de la campaña de desestabilización económica ordenada por
Nixon y Kissinger para impedir el ascenso de Allende. Sin embargo, la política
reactivadora de la Unidad Popular consiguió superar la dramática desocupación
existente. Antes de cumplirse tres años, el desempleo había descendido considerablemente
hasta llegar al 3%, la tasa más baja desde que se iniciaron las estadísticas y hasta el
final del siglo. Este logro demostró que la cesantía masiva no es un fenómeno
irreductible y superarla depende en primer término de la prioridad que le otorgan los
poderes públicos. El gobierno de Allende impulsó la recuperación económica, realizó
fuertes inversiones, expandió el crédito a la producción, promovió el aumento de las
rentas de algunos sectores postergados, se opuso a los cierres de empresas y no permitió
los despidos masivos. En poco tiempo la producción se reactivó, alcanzó a su máxima
capacidad. muchas industrias tuvieron que contratar más personal y funcionar a tres
turnos, para abastecer la acrecentada demanda del mercado.
Ingresos de los asalariados
Se aplicó una política de reajustes de las remuneraciones con respecto a la inflación,
para garantizar su poder adquisitivo y en algunos casos aumentarlo. Se elevó el salario
mínimo y la asignación familiar. En conjunto aumentaron los ingresos reales de los
asalariados, aunque la aceleración de la inflación redujo ese aumento. Se garantizó la
aplicación estricta de los derechos sindicales y de los asalariados. Se puso en
funcionamiento un mecanismo inédito de negociación colectiva tripartita en varias ramas
de la producción. Las cifras de las Cuentas Nacionales revisadas por el Banco Central
durante la dictadura demuestran que durante 1971 y 1972 se alcanzó el más alto nivel de
participación de los ingresos laborales y el menor de los ingresos empresariales en la
Renta Nacional desde que se iniciaron los cómputos y presumiblemente, tampoco superado
durante los años noventa. El mejoramiento del poder adquisitivo de los trabajadores les
permitió satisfacer necesidades postergadas. Las compras de artefactos para el hogar como
radios, televisores, cocinas, refrigeradores aumentaron considerablemente.
Jubilaciones
Las pensiones fueron beneficiadas con los reajustes generales para protegerlas de la
inflación. Fue acogida una sentida demanda que se sigue reclamando hasta la fecha, cual
es la igualación de los montos de la pensión mínima y del salario mínimo y la
igualación de la pensión de viudez a la del causantes. (Ley 17397) Se creó, por primera
y única vez una Caja de Previsión para suplementeros, pequeños comerciantes e
industriales, pescadores, pequeños mineros, artesanos, artistas y religiosos. (Ley 17392)
Esta ley nunca llegó a operar porque la dictadura la derogó sin que hasta la fecha estos
trabajadores independientes que suman cerca del 20% de la población activa tengan derecho
a jubilar. Los Consejos de Administración de los Institutos Previsionales, fueron
reorganizados, de modo que la mayoría de los miembros de sus Consejos Directivos fuera
elegida directamente por sus afiliados activos y pasivos. (Ley 17676)
Alimentación. El programa de mejoramiento para superar la desnutrición tuvo resultados
efectivos. El consumo de calorías diarias subió a 2.070 en 1971-72 y el de proteínas a
74 por persona, según publicación del Banco Central de 1986, cifras superiores a las que
se habían logrado hasta entonces y que no fueron superadas sino hasta bien entrada la
década de los noventa. (5) Ante los altos costos de importación de la carne de vacuno y
el sabotaje de los terratenientes, se estimuló la producción industrial de aves y cerdos
y se fomentó la distribución y el consumo de pescados y mariscos frescos y refrigerados
al alcance de las poblaciones más pobres. Este último consumo por habitante apenas fue
superado dos decenios más tarde. La dictadura despreció estas medidas y orientó la
extracción de productos del mar hacia la exportación. Allende puso en práctica el
Programa del Medio Litro de Leche Diaria que se entregó gratuitamente en los consultorios
de salud y en las escuelas. A la luz de estos datos inobjetables, resaltan las falsedades
de que con la Unidad Popular el pueblo pasaba hambre y "no había qué comer".
Salud
Por primera vez se estableció el servicio odontológico gratuito en las escuelas, sin que
posteriormente se haya restablecido. Se amplió la atención médica a las zonas
campesinas, mediante la construcción de postas de urgencia y de servicios móviles, entre
estos cabe recordar el popular "tren de la salud". Se estableció la gratuidad
en las policlínicas y salas de urgencia. Las Juntas de Vecinos, los Centros de Madres
tuvieron acceso a participar en la dirección de los servicios públicos de salud para
hacer presente sus prioridades. Muchos consultorios ampliaron su atención diaria hasta
las 21 horas. Hubo campañas masivas de prevención gratuita, como el tratamiento precoz
de enfermedades respiratorias, diarreas de verano, y como la vacunación contra la
poliomielitis que tuvo notable éxito. Para hacer posible los avances en salud, la
asignación presupuestaria aumentó significativamente, tanto en volumen como en relación
al PGB. En dramático contraste este gasto social se redujo brutalmente durante la
dictadura. Aún a fines de la década del noventa no se superaban los índices logrados
durante la UP.
Vivienda
Las estadísticas estudiadas por el Colegio de Arquitectos respecto de la construcción de
viviendas, un tema crucial entonces por el elevado déficit habitacional, revelaron en
1987 que los indicadores promedio anuales durante Allende superaron con creces lo
realizado por los dos gobiernos anteriores y mucho más con respecto a la dictadura. (6)
De hecho la amplitud de éste y otros programas de construcción fue tan intensa que
coparon la capacidad de producción de cemento, maderas y otros materiales de
construcción. Con ayuda soviética se levantó la primera planta de paneles para
viviendas. La Unidad Popular limitó a un máximo de 20% de las remuneraciones, los pagos
de dividendos de la deuda hipotecaria. Se inició la construcción de balnearios y
viviendas vacacionales de bajo costo. La asignación de nuevas viviendas se efectuaba con
participación de los comités sin casa.
Educación, Ciencia y Cultura
Una visionaria campaña de las mujeres de izquierda se hizo efectiva durante el gobierno
de Allende. Se dictó la ley 17.301 que creó la primera red pública y gratuita de
Jardines Infantiles y Salas Cunas. A fines del 73, 80.000 preescolares asistían a ellas,
cifras que cayeron drásticamente en los dos decenios posteriores. Se realizó una
campaña masiva de alfabetización. En la educación básica aumentó fuertemente la
matrícula. En las escuelas públicas se repartieron gratuitamente millones de textos de
estudio y se reforzaron los programas de desayuno y almuerzo escolares. Se estableció por
primera vez un seguro escolar contra accidentes. Incrementos menores de asistencia se
registraron en la enseñanza media y mayores en la educación técnico-profesional y la
nocturna. La matrícula en la educación superior experimentó un aumento espectacular de
más de un 80%. Se estableció un novedoso programa, el convenio CUT-UTE para el ingreso
de trabajadores a la universidad que contemplaba becas, cursos de nivelación y docencia
en los sitios de trabajo. Durante la Unidad Popular se consolidó la reforma universitaria
mediante la cual los rectores y demás autoridades eran elegidas, con participación de
académicos, estudiantes y funcionarios, mientras el gobierno garantizaba su autonomía
administrativa y financiera. Se dio impulso a la formación y a la investigación
científica y se realizó el Primer Congreso Nacional de Científicos. A la vez se inició
un plan masivo de becas de post grado para estudios en el exterior. Con el apoyo del
gobierno se desarrolló un movimiento artístico tanto de excelencia como masivo y
popular. Entre sus expresiones relevantes hay que mencionar la música social y popular
con autores e intérpretes famosos en el mundo como Violeta Parra, Victor Jara, Patricio
Mann, Quilapayún, Inti-Illimani; el original muralismo popular que contó con el
estímulo de Roberto Matta; la publicación en altísimos tirajes a bajos precios de
libros de literatura nacional y universal, a cargo de la Editorial del Estado, Quimantú;
el nuevo cine chileno, impulsado por el establecimiento de la empresa estatal Chile Films
que fomentó la creación nacional y aseguró su distribución comercial en una red de
salas en todo el país. En este período se formaron directores, actores y técnicos como
Miguel Littin, Patricio Guzman, Carlos Ruiz, entre otros cineastas destacados
internacionalmente.
Las transformaciones democráticas
Allende no dio señal alguna de encaminarse hacia una "dictadura marxista" como
decían sus enemigos. Por el contrario, en su teoría y en la práctica fue un demócrata
convencido y consecuente y a la vez un socialista revolucionario. Durante su gobierno los
derechos humanos fueron respetados, las libertades públicas mantenidas. La oposición
funcionó con sus partidos políticos y el control de amplios medios de comunicación,
aunque, en ellos, financiados por la CIA, se promovía el derrocamiento del gobierno. Se
realizaron normalmente las elecciones municipales y las parlamentarias. En estas últimas,
Marzo 1973, la Unidad Popular obtuvo el 43,4 % de apoyo y confirmó ser la primera
mayoría relativa, siendo el único gobierno en la historia chilena que aumentó su apoyo,
tres años después de haber sido elegido. El número de sus parlamentarios aumentó en 9
mientras la oposición unida perdió 8. Un factor decisivo del golpe militar fue el cambio
de la línea reformista de la Democracia Cristiana de los años 1964-70, por una
oposición de frente único con la Derecha que pavimentó el camino al golpe de estado. El
Congreso no sólo boicoteó la administración, sino transgredió abiertamente la
Constitución al desconocer las facultades presidenciales en la gestación de las leyes y
en designación de sus ministros. Después del Golpe, los mismos partidos y parlamentarios
que decían defender la democracia aceptaron mansamente su disolución mientras el Poder
Judicial daba su aval a los militares sediciosos. Quedaba demostrado que el Congreso y la
Corte Suprema eran cómplices de los planes golpistas.
Allende impulsó una política para ampliar la
democracia y los derechos humanos, sociales y económicos. Puso en vigencia la enmienda
que otorgó el derecho a voto a los analfabetos y a los mayores de 18 años. Los derechos
de los trabajadores fueron ampliados. Se dictó un estatuto de participación donde se
reconoció el derecho de participación de los trabajadores en la conducción de las
empresas del área social y de vigilancia por el buen funcionamiento de las empresas del
sector privado. La Central Unica de Trabajadores fue reconocida legalmente, consultada en
todas las políticas importantes de gobierno y varios de sus dirigentes participaron en el
gabinete. La CUT llegó a tener más de 900.000 afiliados, el 30% de toda la fuerza de
trabajo, cifras que aún no eran superadas treinta años más tarde. A su vez, la Central
puso en práctica por primera vez la elección de su directiva por votación directa de
las bases y con la concurrencia de todas sus corrientes ideológicas. Los obreros fueron
un pilar del Gobierno, la mayoría de ellos le entregaron sus sufragios a la Unidad
Popular en todas las elecciones, estaban en la calle para defender al gobierno y daban
todas sus energías para aumentar la producción, ahorrar recursos y proteger las
industrias del sabotaje patronal.
Allende promovió la primera ley que hizo justicia
al pueblo mapuche. El proyecto original fue consultado con las organizaciones indígenas,
pero, en definitiva la ley 17.717 salió desvirtuada por la mayoría opositora del
Congreso. En todo caso, el gobierno popular entregó 70.000 hectáreas a las comunidades
indígenas, en contraste con solo 1.400 hectáreas de los gobiernos anteriores. Además de
los asalariados agrícolas, los campesinos de los asentamientos y cooperativas se
organizaron en masa para involucrarse en los procesos productivos y las políticas
gubernamentales. Los centros de madres, las juntas de vecinos, las federaciones
estudiantiles tuvieron una participación relevante en la vida económica y política del
país. Por primera vez se organizó un masivo movimiento de consumidores, Las Juntas de
Abastecimiento y Precios (JAP) que ejercían el control de los precios y colaboraban en el
reparto de productos esenciales. Los Colegios de Profesionales estuvieron muy activos,
aunque algunos de ellos se opusieron duramente al Gobierno. Se desarrolló en forma
incipiente la participación positiva de organizaciones de comerciantes ambulantes,
artesanos, camioneros, aunque una parte mayoritaria de estas capas medias fueron ganadas
por la oposición. En general, el gobierno de Allende avanzaba hacia una ampliación de la
democracia, hacia una democracia participativa.
Por la independencia nacional y la solidaridad con
los pueblos en lucha
La política internacional del gobierno de la Unidad Popular significó un viraje profundo
en comparación con todos los gobiernos anteriores. Por primera vez, los Estados Unidos
carecían del poder de fijar los rumbos a un gobierno chileno. Tampoco el Fondo Monetario
Internacional pudo dictar recetas al gabinete económico. Por la necesidad de insertarse
en el ámbito internacional, Allende estableció relaciones diplomáticas con Cuba, China,
Vietnam, la República D. Alemana y otros países de la órbita socialista. Amplió por
primera vez los vínculos con naciones africanas, se sumó a las demandas de los países
en desarrollo, ingresó al Movimiento de los No- Alineados, donde fue recibido como uno de
sus más importantes portavoces, como lo demostró la acogida a su discurso en las
Naciones Unidas. En general, contrariamente a lo que auguraban sus enemigos, el gobierno
de Allende tuvo buenas relaciones con Europa Occidental. La Unión Soviética y Europa
Oriental, así como Cuba prestaron asistencia en diversos campos. Los gobiernos de
América Latina, sin excepción trataban a Allende con gran respeto. No hubo conflictos
con los países vecinos y se avanzó en los problemas limítrofes con Argentina. Chile
obtuvo créditos bilaterales de los más diversos gobiernos. El comercio con América
Latina, Asia y Europa se intensificó.
El rol que estaba cumpliendo el gobierno de Allende
en el ámbito internacional se convirtió en una obsesión para los Estados Unidos. Con su
visión anticomunista y antisoviética y por considerar a América Latina como su patio
trasero, no podía tolerar la existencia de un segundo gobierno independiente en el
continente. Kissinger sostenía que Chile era un mal ejemplo y que podía influir en la
formación de otros gobiernos similares. Tampoco la Casa Blanca ocultó su preocupación
por la simpatía que la línea socialista democrática de Allende despertaba en Europa. El
destacado papel que cumplió la Cancillería chilena se demostró en las numerosas
iniciativas emprendidas. Entre ellas, la reforma de la OEA para hacerla más realista,
como escenario bilateral entre Estados Unidos, América Latina y el Caribe; la búsqueda
de la integración y de un frente común latinoamericano en los planos, económico,
financiero, político y cultural; la creación de un nuevo sistema monetario internacional
más justo para con los países en desarrollo; el apoyo al desarme y la paz mundial; la
creación de mecanismos para la protección de los países productores de materias primas;
la cooperación Sur- Sur; el control de las actividades de las empresas transnacionales;
la Convención sobre el Derecho del Mar; el Nuevo Orden Informativo Mundial; Y la
creación de Fondos Mundiales para apoyar la transferencia de la Tecnología a los pueblos
más atrasados.
Epílogo
Es justo tener en cuenta las fallas y carencias que tuvo el gobierno de Allende y sobre
todo los partidos de la UP y la izquierda en general. En primer lugar la falta, de una
línea clara, unitaria y compartida, de defensa de la institucionalidad que, si ya había
facilitado el acceso al gobierno, podía también permitir seguir avanzando en los demás
poderes del estado. Una línea en que la primera prioridad era el sostén de la democracia
y los derechos ciudadanos ante los desbordes, las conspiraciones y el peligro del golpe de
estado. Faltó una comprensión cabal de quién era y dónde estaba el enemigo principal y
donde los adversarios secundarios, la separación entre quienes buscaban el derrocamiento
a toda costa, quienes eran neutralizables y quienes estaban por defender la constitución.
De allí se derivaba la necesidad de una política de alianzas, que aunque hubiera
significado no haber avanzado tanto en los cambios económicos y sociales, hubiera
permitido asegurar el cumplimiento del período presidencial y su eventual prolongación.
Esta estrategia política habría permitido aislar a los militares y civiles golpistas y
hacer pesar de modo más potente y efectivo, una mayoritaria movilización popular contra
el golpe de estado.
Lo anterior tiene su expresión en el campo
económico. Sin dudas, un control de la inflación que hubiera evitado sus desbordes era
posible. Habría significado para los años siguientes una reducción de los beneficios
sociales y económicos de grandes masas, pero no se habrían sacrificado logros como los
principales cambios en la propiedad, la ocupación plena y los derechos sociales. Pero
también, la menor expansión del consumo, habría dejado más espacio para las
inversiones, para ampliar la capacidad productiva, en base a proyectos ya delineados o en
marcha.
Finalmente, los alineamientos de clase que puso en
evidencia el proyecto de la Unidad Popular no serán olvidados. Los grandes objetivos
históricos que se propuso Allende están vigentes porque están pendientes. Ya se sabe
quiénes y cómo se opondrán por todos los medios, a la superación de la pobreza, la
marginalidad y las desigualdades. Puesto que sabemos que éstas no pueden eliminarse, sin
la reducción de la riqueza extrema concentrada en unos pocos, las enseñanzas que nos
dejó el gobierno de Allende son más válidas que nunca. Lo que cabe no es abandonar el
intento, sino realizarlo de nuevo, pero esta vez, mucho mejor.
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